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sábado, 25 de marzo de 2017

CAMA PRESIDENCIAL EN “SANTA TERESA” Por Julio Dornel.



Julio Dornel, escritor, periodista

La Fortaleza de Santa Teresa, uno de los mayores monumentos de nuestro patrimonio histórico, fue el escenario elegido por las autoridades uruguayas, para que el Presidente brasileño Emilio Garrastazú Médice, descansara por algunas horas antes del encuentro con el mandatario uruguayo Jorge Pacheco Areco, celebrado en esta ciudad en mayo del año 1970. La expectativa que despertó en aquella oportunidad el encuentro presidencial, motivó una gran movilización en el norte rochense, con la presencia de los principales medios de la prensa norteña. Se vivían momentos muy difíciles en ambos países lo que generó diversos comentarios de la prensa internacional sobre el verdadero alcance del encuentro presidencial. El mismo se realizó el 11 de mayo de 1970 y según trascendidos periodísticos, los presidentes Pacheco y Garrastazú habrían acordado “entre otras cosas”, que Brasil invadiera nuestro país en caso de que la izquierda ganara las elecciones el año siguiente. Cabe señalar que también en esa oportunidad fue inaugurada la Rodovia SILVA PAIS, BR 471, con un acto oficial sobre la línea divisoria. En la nota gráfica se puede observar la cama con medidas especiales, instalada en la habitación destinada al breve descanso del presidente norteño durante su permanencia en la histórica fortaleza. No recordamos como ingresamos a la “suit” presidencial, para obtener la nota gráfica, que acompañó la crónica publicada en LA MAÑANA y EL DIARIO.

lunes, 29 de agosto de 2016

SANTA TERESA. CABALLO DE TROYA AMENAZA LA FORTALEZA. Por Julio Dornel.




De acuerdo a recientes informaciones periodísticas, un plan director a estudio de varios ministerios, podría modificar el tradicional modelo que rige tradicionalmente en la administración del Parque Nacional de Santa Teresa. Estas informaciones señalan que miles de hectáreas y millones de árboles  y animales que integran el histórico parque sufrirán un cambo radical en su administración. Esta situación ha generado una gran movilización popular, siendo rechazada por un sector importante de la población, clubes de servicio y organizaciones no gubernamentales. Para conocer detalles de este proyecto recogimos la opinión  de Ruben Pereira integrante en su momento de varias comisiones que han trabajado por la preservación del Parque Nacional de Santa Teresa.
“Hace más o menos un año, el Mintur, aparentemente a iniciativa del subsecretario Benjamín Liberoff, le encomienda a la Facultad de Arquitectura que diseñe un plan para desarrollar un parque modelo en Santa Teresa. Hasta donde sabemos, el Ministerio de Defensa no intervino en el correspondiente contrato, en el que Turismo le suministra los costos a la Facultad, en algún lugar aparecen unas 400.000 UI, en otro aparece como que todo sumó U$ 200.000.
En Santa Teresa se recibe la orden de que se apoye la labor de los funcionarios de FArq y de Turismo, que irían a hacer un estudio, etc., lo que es cumplido a rajatabla.
El mes pasado sale la noticia de que se había realizado la presentación de los lineamientos generales del plan para Santa Teresa.
Enterados, conseguimos dicho plan, que consta de unas seiscientas y pico de páginas, y también el video de la presentación, de una hora y cincuenta y cinco minutos, en el que lo explican diversos arquitectos participantes, y lo cierra el citado Liberoff.
Sin entrar a discutir lo que nos pega en los dientes de dicho plan, como que se le da veladamente palo a Arredondo por no haber pertenecido a la “Academia” y por haber hecho cosas que eran válidas en el contexto temporal de la primera parte del siglo XX, pero que ahora no lo son, el citado trabajo nos deja más dudas que certezas, considerando los tres hechos que paso a detallar:
1. Hace unos cuantos años, alguien dijo: mira qué lindo pedazo de sierra con monte indígena que hay en el Parque de San Miguel (donde estaba el ganado criollo tan laboriosamente procurado por todo el país por Don Horacio), y a continuación se traspasó dicha extensión a Probides, con los resultados que hoy podemos ver.
2. Hace otros cuantos años, alguien dijo: mira qué lindo pedazo de isla en el bañado, con carpinchos y ñandúes, que se llama Potrerillo de Santa Teresa, y a continuación se traspasó el Potrerillo del Ministerio de Defensa a Probides, con el resultado que hoy podemos ver: se terminaron los carpinchos y ñandúes, la pradera se transformó en un chircal de dos metros de altura, y no hay forma de visitarlo. Con la frutilla en la torta de que demolieron las bastante bien conservadas ruinas del cuartelillo de Dragones del Rey que se usaba para cuidar las caballadas del Fuerte para construir el Centro de Interpretación, teniendo disponibles 800 Hás para hacerlo sin eliminar un monumento histórico!
3. Hace unos cuantos años menos, alguien dijo: mirá qué lindo campo con monte nativo, monte introducido, dunas, playas y puntas de piedra, y, adiviná: se lo apropió el Sistema Nacional de Áreas Protegidas para hacer el Área protegida Cerro Verde, y, al querer aplicar la misma técnica que en los dos casos anteriores, se encontró con un puñado de vecinos en La Coronilla que se están oponiendo ferozmente a que se repitan los resultados anteriores.
Ahora nos huele que dentro de este Caballo de Troya se esconde la intención de sacar la gestión del Parque de Santa Teresa de manos del Servicio de Parques del Ejército, y modificar el status actual cambiándolo por otro que tenga resultados nefastos. Nuestra información reservada es muy fragmentaria, pero en ella aparece la insinuación de que alguna cadena hotelera internacional estaría coqueteando con el Mintur, mirá vos.
Un grupo de vecinos y simpatizantes del Parque, nos estamos moviendo para levantar firmas para presentárselas al Presidente en ocasión del Consejo de Ministros que se realizará en La Coronilla el 27 de Setiembre, con el pedido de que la gestión del Parque la siga realizando el SEPAE.
La respuesta es unánime: informamos a la gente, y todos firman.
Hemos hecho alguna aparición en radio y TV locales y de Rocha y Castillos.
Sabemos cuánto valor tienen nuestros Parques, sabemos que su realización fue la hazaña de un hombre de características excepcionales, que comenzó su obra con un magro presupuesto, y el préstamo de doce soldados del Batallón de Rocha, al que se fueron agregando con el tiempo otros hombres a los que instruyó en las habilidades necesarias, y en el sentido de una misión trascendente a cumplir. Entusiasmó a hombres de gobierno de otro tiempo, que tenían sus miras puestas en un futuro aún lejano para el que querían preservar nuestro pasado, sin la mezquindad del poder en provecho propio, o la aplicación del triste dicho: a mí, que no me dean, que me pongan donde haiga”.
Costeó de su peculio dos viajes a Europa, y varios por Sur América, a efectos de recabar informaciones en los Archivos de la colonia, y adquirió muchas piezas de mobiliario y uso que donó para ser expuestas en las dependencias correspondientes de las Fortalezas.
Y la organización que continúa, sino su obra inigualable, por lo menos su mantenimiento, y la posibilidad siempre abierta de su disfrute por toda la población y visitantes de otros países, es justo la adecuada: la que tiene disponibilidad las 24 horas de todos los días, la que no se va hasta que cada tarea quede finalizada, la que no hace paros ni huelgas, la fuerza armada de la Nación, a través del SEPAE. Es así que los servicios del Parque están a disposición todo el año, y que, durante lo más denso de la afluencia de público en la temporada veraniega, en la que se reúnen más de diez mil acampantes y casi otro tanto de visitantes por el día, fijate bien, solo cien soldados se encargan de la seguridad, la caminería, la sanidad, el suministro de agua, energía, leña y vituallas, servicios higiénicos y el control de todo ello. Cien efectivos para administrar una ciudad de más de diez mil habitantes.
Cómo se le ocurre a técnicos de gabinete, no ya realizadores como Arredondo, que pueden mejorar eso? Más, teniendo en cuenta que el estado solo paga esos cien sueldos, pero para el resto, hay que manejarse con los recursos del camping, que no son tan voluminosos y es necesario administrar con extremo cuidado para que sean suficientes para que no desmerezca el resultado final.
Los titulares de los diarios en los últimos años, están repletos de ejemplos de des administración por parte del estado uruguayo, será que estos genios suponen que si el Parque fuera administrado por cualquiera de las Instituciones que aparecen en esos titulares, no se transformaría en un pozo sin fondo de servicios caros y malos a un precio disparatado? O un monopolio otorgado de forma nebulosa que sirva a unos pocos que tengan buenos recursos? Te parece que Hilton, o Conrad, o cualquiera de esas excelentes organizaciones, pondrán a disposición de la población de modestos recursos, lo que hoy hay? Lo dudo” – dijo finalmente Ruben Pereira.



martes, 9 de agosto de 2016

HORACIO ARREDONDO. “ESTE LIBRO ES PARA TI”. Por Julio Dornel.




Nada podrá compararse con los atractivos naturales que integran el complejo de la histórica Fortaleza de Santa Teresa.
Entre las playas atlánticas y los jardines, un parque cargado de historia que se ha convertido en un notable centro de interés turístico. Resulta imposible realizar una descripción ordenada de todas las bellezas que integran el patrimonio del parque.
Este baluarte fue durante muchos años una vigorosa concepción militar de la dominación ibérica. Ubicada en la zona lacustre del noroeste sobre el atlántico, fue recuperada por el gobierno uruguayo cuando el abandono y el olvido parecían definitivos. Convertida en museo nacional, se embelleció en forma paralela el área circundante con un hermoso parque, lo que le confiere a la región los atractivos excepcionales de una naturaleza primitiva. Se han complementado en forma armoniosa, las bellezas naturales y las maravillas creadas por el hombre en eltranscurso de las primeras décadas del siglo pasado. Los puntos de mayor interés para los turistas están situados en la Fortaleza, el Parque, la Pajarera, el Chorro, la Administración, el invernáculo y el sombráculo. Es posible que los turistas que visitan anualmente el parque de Santa Teresa, o los viajeros que se desplazan por la ruta 9 hacia la frontera, no conozcan los detalles que llevaron a Don Horacio Arredondo a forjar este complejo turístico en torno a una fortaleza desolada. Por este motivo comenzamos la nota transcribiendo un comentario del libro NUESTROS PARQUES en oportunidad de ser don Horacio el presidente de la Comisión Honoraria Administradora: “El origen de la idea de hacer un parque en torno a la colonial fortaleza de Santa Teresa, fue tan natural como sencillo.
Cuando al correr del año 1917 llegué al lugar en automóvil después de tres días de viaje desde Montevideo, circulando por caminos imposibles, recuerdo aún ahora que el ferrocarril sólo llegaba a la Sierra, junto a La Barra del Solís Grande y la carretera al poblado de Mosquitos, hoy Francisco Soca, en jurisdicción de Canelones. De la Angostura hasta el mas precario poblado de Gervasio – hoy Coronilla- los campos estaban sin alambrado en su mayoría y a esa situación de campo abierto lo justificaba la aridez de la zona, plena de arena depositada por siglos, por los vientos procedentes del océano sobre un subsuelo más ingrato aún de arcilla impermeable al agua. Y es así que se me presentó a la vista, en medio de este panorama desolado, la pétrea silueta de la construcción militar, con sus muros de sillería en perfecto estado, salvo detalles sin importancia mayor, con las construcciones interiores en partes destruidas o desaparecidas, con sus dos entradas sin portones, su plaza de armas plena de arbustos nativos, a cuyo amparo y el de los merlones y espaldones de sus cinco baluartes, el ganado por las noches, espontánea y prudentemente, se recogía poniéndose al precario resguardo de los vientos y de las lluvias, que hoy como antes azotaban la región de vez en cuándo. Este cuadro sombrío impresionaba y hablaba de manera elocuente del abandono de los hombres hacia esa reliquia histórica y arqueológica y más desoladora impresión se recibía al constatar que la vasta extensión de arena voladora que sin solución de continuidad se extendía al noreste, este y sur, llegaba hasta los muros.” De esta manera finaliza el propio Arredondo su comentario periodístico: “Y a la vista de este espectáculo desolador, es que se me ocurrió la triple idea de escribir su historia, de reconstruirla y de efectuar la consolidación de los médanos, fijándolos con plantaciones forestales apropiadas. Y lo logré, al principio solo con mi ahincada propensión a las realizaciones cuanto más difíciles más firmemente sostenidas y luego con la colaboración de tres compatriotas eminentes- Baltasar Brun, Alejandro Gallinal y Alfredo Baldomir- que me apoyaron sin limitaciones de clase alguna, contrastando con la actitud de otros, desde luego en jerarquía moral y de las otras totalmente inferiores. Y es así que comparto con ellos la inmensa satisfacción de haber entregado a la patria una obra integralmente realizada.”
Arredondo: "Este Libro es para ti"
En el transcurso de los siglos suelen aparecer hombres singulares que por distintas razones, embellecen con obras y realizaciones distintos lugares de la tierra. La preocupación y la dedicación de don Horacio Arredondo por la creación de esta obra que integran los parques nacionales de Santa Teresa y San Miguel y la restauración de los fuertes, merece un sitio destacado en la historia del Uruguay. Al margen de la obra mencionada y a la cual dedicó la mayor parte de su vida, enalteció al país con sus virtudes cívicas y su cultura superior. El empeño y la visión de este hombre excepcional hicieron posible esta realidad que realza permanentemente el nivel turístico de este departamento.
Ha sido Miguel Martínez en su prologo de SANTA TERESA DE ROCHA quien ha definido mejor la personalidad del forjador de esta obra maravillosa, como una ofrenda de gratitud a cambio de tanto beneficio recibido: “Tú y esta tierra huraña de santa Teresa están definitivamente consustanciados.
No es posible mirar estos paisajes sin que lo más acendrado de tu alma se traduzca en las piedras del Fuerte, en los bañados y en las dunas que lo circundan.
Hace 20 años que cruzaste por primera vez la Angostura, en una jornada penosa desde San Carlos a la Fortaleza. Fue tu primer viaje y fue también tu primera angustia. Las depredaciones habían dejado su huella brutal en la severa reliquia histórica, olvidada por los hombres civilizados. Del grave portal de entrada solo quedaban los fuertes goznes herrumbrosos; los sólidos bastiones y los sillares labrados que se abrían en anchas y profundas grietas por donde se estiraban los fuertes brazos de los árboles silvestres. Dentro del Fuerte, entre la espina de la cruz se recogía de noche el ganado chúcaro y la dunas en continuado avance envolvente, subían ya por los flancos del cerro en cuya mayor elevación se asienta el gran pentágono de piedra. Era una cosa perdida y olvidada esta Fortaleza, cuando tendiste el arco de tu voluntad sobre sus muros para arrebatarla de la mutilación. Sin embargo no limitaste tu esfuerzo a la restauración de la Fortaleza. Sentiste otra inquietud. Quisiste que sobre esta tierra áspera, encerrada entre el mar y los bañados se levantase también cerca de la monumental obra de piedra, el verde fresco de las plantaciones. Y levantaste más de un millón de árboles. Nadie podrá medir con exactitud tu esfuerzo en los diseños preliminares de este inmenso parque en formación. Nadie logrará abarcar la síntesis de tus grandes entusiasmos y también de tus grandes dolores en el ajuste de esta obra exclusivamente tuya, cuya imponente belleza definitiva no alcanzarán a ver tus pupilas, porque la vida humana corre más a prisa que este lento crecer del vegetal sobre arenas ya fertilizadas y fijas.”
Hace 70 años: La muerte del Cedro
En uno de los capítulos del libro Miguel Martínez relata magistralmente una caminata realizada con Horacio Arredondo el 10 de Julio del año 1935: “Habíamos salido temprano de la Fortaleza, para recorrer aquél barrancal por cuyas piedras corren las aguas entre los débiles troncos de los aromos plantados por ti. Andábamos a pié y aspirábamos la fragancia penetrante de la flor de las acacias. Tú examinabas el conjunto de árboles, te inclinabas sobre un tallo, sobre otro; parecía que te obstinabas en penetrar en la secreta vida de las raíces y me revelabas en forma bien perceptible, cómo esa masa arbórea incipiente daría con el correr de los años, realce y vida al barranco y como aquél techo de tierra baldío entre la arboleda, se convertiría formado ya el monte, en un arco de luz al mar cercano y al cielo distante. Pero de pronto, mientras avanzabas despacio, enmudeciste y detuviste el paso frente al despojo de un cedro muerto. Miré el pequeño árbol muerto y luego volví los ojos hacia ti. Apenas musitaste… y no me dijeron nada. Fue más bien un balbuceo. Y permaneciste allí junto a las ramas color de sepia de aquel cedro muerto, con el dolor concentrado y silencioso de una despedida definitiva. Estos árboles son tu posesión y tu cárcel. Tu vida está concentrada en estas limitaciones verdes. Nunca más podrás salir de sus lindes, porque los demás horizontes del mundo no tienen sentido cabal para ti. Yo se que quisieras abrigar la certidumbre anticipada de reposar para siempre, llegada la hora, junto a estos árboles queridos. ¡Y que bien reposarías Horacio Arredondo al pié de una acacia florida.”