Licenciado en Comunicación,escritor,periodista,conductor televisivo con veinticinco años de trayectoria en Bariloche. Jorge Laplume es un argentino radicado en La Paloma y conduce desde hace varios años el programa Derrochando en canal 8 Señal Regional.
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Debería
aprovecharse ese "submundo" de la Av Uruguay (vereda
brasileña) para filmar una persecución enfermiza entre un malo (un
narco o un asesino, o simple ladrón) y un bueno (detective
suspendido por maltrato policial, ponele) por una de esas cuadras,
donde la mezcla de olores y aromas (desde extrañas brochette de
"vaya a saber de qué", hasta inciensos de palo santo)
inundan esos metros de devaluación vecina.
Chocarte con cientos
de ávidos necesitados de comprar lo que sea, vendedores de pelotas
luminosas saltarinas, remeras con inscripciones que nadie interpreta
o bikinis al estilo carioca. También helados artificiales de
máquinas más artificiales que prometen sabores naturales y
artesanales.
En esa persecución
se cruzarán con vendedores uruguayos hablándote en portugués,
brasileños en portuñol y argentinos con su claro enunciado que todo
es un regalo.
Claro, todo eso en
una vereda. En la opuesta, más relajada, aquel poseedor de una
documento argentino, disimula cobrando 150 pesos por prestarla para
que un yorugua compre en el free shop. Este gordo despatarrado en una
silla de playa que grita de no soportar más tanta presión, podría
ser el nexo con alguna mafia de aquella película...y
si...misteriosamente muestra un mazo de documentos como para ofrecer
ese servicio.
Luego de idas y
vueltas, el malo logra deshacerse de un pendrive con la info que el
bueno busca: lo mezcla entre cientos que ya venden musica robada en
mp3....uno a uno el bueno obliga a un vendedor desconcertado a
probarlos...y toda esas canciones que jamás supo que existían se
suman al sonido histérico que hay en el aire.
Asi es Chuy un 2 de
enero, con precios que mienten pero existen: 3 pan lactal grandes
Bimbo, más barato que uno solo en Los Molles.
Pero lo que más
sorprende es la "necesidad" de comprar...algo, lo que sea,
lo que pinte como indispensable aunque termine en el último cajón
de la cómoda un par de días después. Día (calor agobiante) y
ocasión (gente en cuero o remeras que muestran lo antes oculto)
especial para aquella prenda de lencería que solés no animarte por
precio y verguenza, y que después de un estreno, quede en el fondo
de la caja de "no me la pongo más pero tampoco la voy a tirar"
Falta la adrenalina
final. Aduana.
¿Me parará?
¿Deberé abrir la "cajuela"? ¿Habrá perros que detecten
mi lata de aceite de oliva extra virgen? ¿Cero kilos es también
cero litros?
Al auto de adelante
le abrieron hasta el bolso. Sonamos. Me quedo sin el negoción del
pan lactal a menos de un tercio.
Especulo con una
sonrisa. Capaz que ve Derrochando y me hace un comentario sobre
Aníbal Pereyra o de la pelota amarilla que suelo tener.
El auto de adelante
lo agotó. Hace mucho calor y necesita descanso. Hace un claro gesto
de "siga siga" no viendo ninguna infracción, y sigo
derecho al gol.
Larga corrida: 140
kilómetros después el sandwich tiene otro sabor, ¿del triunfo? No,
de haber sido un vivo bárbaro.....(el pan Bimbo está re barato,
loco! )