Mientras
vamos recogiendo la opinión de los sectores más representativos de
la sociedad sobre la violencia que se viene observando en los
últimos años, vamos notando que la tradicional tranquilidad que
disfrutaba este enclave fronterizo ha ido desapareciendo. Algunos
profesionales entre los que destacamos los sicólogos, siquiatras y
sociólogos han analizado la situación desde distintos ángulos sin
encontrar una explicación “lógica” para el aumento de tanta
violencia. Entre las causas más comunes señaladas por los
entrevistados se ha destacado la educación, valores familiares,
solidaridad, formación y fraternidad. Hace algunos años analizando
el tema con el escribano público Edgardo Saint Esteven, nos
señalaba qu era muy posible que “desde el comienzo de la
civilización, el ser humano por diferencias circunstancias se ha
visto expuesto a situaciones de violencia, padeciéndola o
ejerciéndola. Con solo recordar algunos episodios históricos
podemos afirmar que desde los orígenes de la humanidad se vienen
registrando situaciones de extrema violencia contra la mujer, contra
hermanos, contra naciones y contra el propio Jesús. Si venimos a
nuestros días con la fluidez de las comunicaciones, podemos apreciar
actos de violencia en directo, sin importar en que parte del planeta
se vienen registrando. La violencia no se globalizado, sino que
siempre existió, pero ahora con los adelantos tecnológicos tenemos
un bombardeo diario de información acerca de los episodios
violentos que ocurren por el mundo. De esta manera la violencia se
transformó en un protagonista de peso en la historia de la
humanidad. Analizando los motivos que generan esta violencia el
escribano Saint Esteven señaló que “la misma puede desencadenarse
por una infinidad de motivos, pero en su esencia el individuo que
practica una agresión lo hace básicamente por intolerancia,
inconsciencia, necesidad, odio, interés personal, vanidad, envidia,
afán de lucro, brutalidad, falta de amor, orgullo y ansia de
detentar el poder. Como vemos en todas estas situaciones la violencia
va más allá del motivo circunstancial, existe un motivo que subyace
en todos ellos. Así concibo que no solo practicamos violencia contra
una persona agrediéndole algunos de sus valores personales como la
vida, la libertad y la integridad física sino que también
realizamos actos de violencia contra la naturaleza. Lo hacemos por
inconsciencia, afán de lucro o ambición sin percibir que nos
estamos agrediendo a nosotros mismos. En cuanto a la psicosis de la
sociedad en busca de mayor seguridad recurrimos a sistemas de alarma,
seguridad vigilada, perros, rejas, muros, y puertas blindadas sin
darnos cuenta que dichos actos, son el reconocimiento de que la vida
en sociedad tiene carencias a las cuales no nos abocamos a
solucionar. Reconocemos un mayor incremento de la violencia pero no
buscamos las soluciones que ataquen la raíz del problema. Pensamos
modestamente que la sociedad civil, y cada uno de nosotros, debemos
de adquirir conciencia sobre nuestra responsabilidad ante el
problema. Debemos darnos cuenta que la única forma de reducir los
índices de violencia, pasa por ser cada día más tolerantes,
respetando la libe expresión del pensamiento, más allá de que
pensemos distinto. Debemos además sobrevalorar la vida, su dimensión
y su esencia, discutir y plantear nuestras diferencias en un clima de
respeto y de razonable tolerancia”.