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jueves, 16 de octubre de 2014

A M A D E C A S A: EL TRABAJO INVISIBLE. Por Julio Dornel.

                                                Escritor y periodista Julio Dornel




Para no comprometer opiniones hemos centrado el comentario en las “amas de casa”, recogiendo la opinión de la “señora de…” , cuando todavía no habían llegado las ansias de liberación. La subordinación que sufrió la mujer durante más de un siglo fue un fenómeno real que la mantuvo oprimida realizando todas las tareas del hogar. De esta manera la mujer estaba destinada al trabajo invisible y sin horario que debía realizar durante las 24 horas. Sin embargo y como todo tiene sus límites un día se dio cuenta de que debía manifestar su descontento y comenzó una lucha sin fin por su liberación. Todo se limitaba a los hijos y la casa hasta que se encontró con un libro de avanzada denominado el SEGUNDO SEXO de la escritora Simone de Beauvoir, donde se encontró de golpe con el verdadero sentido de su propia vida. Comprendió en ese momento que su lucha por la liberación iba más allá de las meras enmiendas legislativas, apuntando a que la mujer controle su propia vida, con los mismos derechos que el hombre. Sobre el tema repasamos algunos ejemplares del diario EL FANAL que dirigía el periodista Bernardo Pilatti y nos encontramos con algunos reportajes realizados a mujeres de la frontera, donde manifestaban ser solamente amas de casa, como si el hecho de ser miembro de la profesión más numerosa del mundo, no fuera realmente importante. Entre muchos argumentos debemos tener en cuenta que las amas de casa en su gran mayoría permanecen en sus domicilios dedicadas permanentemente a sus hijos con responsabilidades que resulta muy difícil enumerar y sin tiempo para su atención personal. Sus actividades diarias pasaban por lavar, planchar, cocinar, atender a los niños, coser y sobre todo encargarse de las compras con las limitaciones impuestas por el presupuesto. Por supuesto que los tiempos han cambiado y las épocas coloniales han ido desapareciendo, aunque todavía existen prejuicios heredados. La tradición señala que antiguamente no se permitía a la mujer abandonar el hogar en busca de nuevos horizontes, y tenía que aprender labores propios del hogar donde se destacaba la profesión de modista con diploma, aunque fuera por correspondencia. Para Silvia Arimón (Farmacia) entrevistada por El Fanal, manifestó que existe “discriminación en toda la sociedad, pero lo más lamentable es que en algunas oportunidades es la propia mujer que lo permite. La palabra “machista” no nos gusta, consideramos que el hombre y la mujer son diferentes, tanto en lo biológico como en lo sicológico y por lo tanto desempeñamos roles diferentes en la vida”. Por su parte Delia de Armas (comerciante) señaló que “la discriminación existe en todos lados, aunque depende de la problemática de vida de cada mujer. Venimos a la vida, ya bastante difícil, para compartir y dar la mano para seguir adelante en busca de lo que llamamos destino o casualidad, afrontando juntos (hombre y mujer) todas las dificultades”.