Colectivamente, asumimos la época de las
fiestas como un período festivo de alegría y reencuentro. Sin embargo,
"cada persona es un mundo" y, en lo particular pueden vivenciarse de
distintas formas y provocar diversas reacciones.
El
mes de diciembre está relacionado con celebraciones que están
instaladas en nuestra cultura y vida social. La Navidad está más
asociada a los orígenes y a las añoranzas, a la expectativa del
reencuentro con familiares y amigos. El Año Nuevo se lo vincula a la
renovación de ilusiones y fantasías para el año que se inicia. De, de
una u otra forma nadie queda ajeno a esta situación durante este período
de balance.
La manera en que cada persona transita estas
fiestas forma parte de las tramas vinculares en las que está inmersa y
que nunca son un elemento aislado, sino que expresan la articulación de
los sucesivos ámbitos familiares y sociales. La Salud Mental es
inescindible de la Salud general. Es un proceso evolutivo y dinámico de
la vida que está relacionado con el desarrollo neurobiológico, los
vínculos familiares, la inclusión social, la calidad de vida, el grado
de realización personal y la modalidad de relación entre las
potencialidades del individuo y las demandas sociales.
No
olvidemos que los aspectos familiares y culturales que cada familia
sustenta son factores importantes en el proceso de subjetivación, es
decir la forma en que se organiza el deseo y la fantasía. Tiene
incidencia en los sentidos en que se organiza la cotidianeidad de la
vida y las formas de vínculo entre los individuos. Así también influye
en la percepción de las necesidades y la búsqueda de su satisfacción.
De lo general a lo particular
Por
lo tanto, las fiestas serán vivenciadas de manera diferente por cada
familia y por cada uno de sus integrantes. Pueden surgir reacciones
diferentes, las consultas más frecuentes se realizan por alteraciones
somáticas, fatiga, tristeza, ansiedad y trastornos del sueño. Hay que
tener en cuenta que, durante este período, el clima predominante que se
genera parece imponer la necesidad de estar siempre pum para arriba y de
"velocidad zapping", con lo cual estos cuadros son muy frecuentes. Como
profesionales de la Salud tenemos que evaluar minuciosamente cada una
de estas consultas y cuidarnos de no convertir en patología los
avatares, los afectos y las emociones que la cercanía de las fiestas
promueven. En los trastornos que una persona padece influye su ambiente y
las circunstancias que lo rodean. Por lo tanto, intervenir sobre estas
circunstancias y poder hablar sobre ellas le quita el carácter de que
"solo a nosotros nos pasa" y humaniza la situación.
Consultas frecuentes
El
denominador común de muchas de las consultas está relacionado con
situaciones de exceso o de carencia. Se corresponde con una modalidad
predominante anclada en la lógica del consumo. Una faceta de exceso
imposible de satisfacer que favorece modalidades adictivas y conductas
de acción contrapuestas al pensamiento y la palabra. Una faceta de
carencias expresada en ausencias y recuerdos melancolizados. Es común enfrentar el dilema de con quién pasar las fiestas y los
conflictos que acarrea. Se actualizan patologías de desamparo y
desvalimiento, sobre todo cuando el trauma fue provocado en el seno
familiar. En muchas de estas situaciones la familia no puede ser
continente, más si ha sido parte, y entonces se trata de ayudar a
encontrar una respuesta que sirva de soporte y que contribuya a generar
una red vincular reparadora. *Presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), Director de Psiquiatría y Salud Mental de INEBA