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jueves, 1 de enero de 2015

¿Feliz año? Por el Dr. Horacio Vommaro

Año nuevo: ¿Y si no todo es "pum para arriba"?


Colectivamente, asumimos la época de las fiestas como un período festivo de alegría y reencuentro. Sin embargo, "cada persona es un mundo" y, en lo particular pueden vivenciarse de distintas formas y provocar diversas reacciones.


El mes de diciembre está relacionado con celebraciones que están instaladas en nuestra cultura y vida social. La Navidad está más asociada a los orígenes y a las añoranzas, a la expectativa del reencuentro con familiares y amigos. El Año Nuevo se lo vincula a la renovación de ilusiones y fantasías para el año que se inicia. De, de una u otra forma nadie queda ajeno a esta situación durante este período de balance.

La manera en que cada persona transita estas fiestas forma parte de las tramas vinculares en las que está inmersa y que nunca son un elemento aislado, sino que expresan la articulación de los sucesivos ámbitos familiares y sociales. La Salud Mental es inescindible de la Salud general. Es un proceso evolutivo y dinámico de la vida que está relacionado con el desarrollo neurobiológico, los vínculos familiares, la inclusión social, la calidad de vida, el grado de realización personal y la modalidad de relación entre las potencialidades del individuo y las demandas sociales.

No olvidemos que los aspectos familiares y culturales que cada familia sustenta son factores importantes en el proceso de subjetivación, es decir la forma en que se organiza el deseo y la fantasía. Tiene incidencia en los sentidos en que se organiza la cotidianeidad de la vida y las formas de vínculo entre los individuos. Así también influye en la percepción de las necesidades y la búsqueda de su satisfacción.

De lo general a lo particular

Por lo tanto, las fiestas serán vivenciadas de manera diferente por cada familia y por cada uno de sus integrantes. Pueden surgir reacciones diferentes, las consultas más frecuentes se realizan por alteraciones somáticas, fatiga, tristeza, ansiedad y trastornos del sueño. Hay que tener en cuenta que, durante este período, el clima predominante que se genera parece imponer la necesidad de estar siempre pum para arriba y de "velocidad zapping", con lo cual estos cuadros son muy frecuentes. Como profesionales de la Salud tenemos que evaluar minuciosamente cada una de estas consultas y cuidarnos de no convertir en patología los avatares, los afectos y las emociones que la cercanía de las fiestas promueven. En los trastornos que una persona padece influye su ambiente y las circunstancias que lo rodean. Por lo tanto, intervenir sobre estas circunstancias y poder hablar sobre ellas le quita el carácter de que "solo a nosotros nos pasa" y humaniza la situación.

Consultas frecuentes

El denominador común de muchas de las consultas está relacionado con situaciones de exceso o de carencia. Se corresponde con una modalidad predominante anclada en la lógica del consumo. Una faceta de exceso imposible de satisfacer que favorece modalidades adictivas y conductas de acción contrapuestas al pensamiento y la palabra. Una faceta de carencias expresada en ausencias y recuerdos melancolizados.

Es común enfrentar el dilema de con quién pasar las fiestas y los conflictos que acarrea. Se actualizan patologías de desamparo y desvalimiento, sobre todo cuando el trauma fue provocado en el seno familiar. En muchas de estas situaciones la familia no puede ser continente, más si ha sido parte, y entonces se trata de ayudar a encontrar una respuesta que sirva de soporte y que contribuya a generar una red vincular reparadora.
*Presidente de la Asociación de Psiquiatras Argentinos (APSA), Director de Psiquiatría y Salud Mental de INEBA