Escritor y periodista Julio Dornel
Los habitantes de los municipios fronterizos (Chuy-Chui) ven con preocupación el aumento de los problemas ambientales que de distintas maneras vienen aumentando la contaminación del agua, la tierra y el aire del norte rochense. El siguiente informe, es el resultado de diversas entrevistas con los integrantes de Eco-Chuy, profesores, maestros de los centros educativos y vecinos de la ciudad que preocupados por la situación puntualizan algunas causas y reclaman una rápida solución.
Señalan en primer término que con el aumento de la población mundial y los cambios en los sistemas de vida se generan desperdicios y desechos en un volumen tal, que se ha convertido en un grave y serio problema a enfrentar.
En promedio, cada persona produce un kilogramo de desechos domiciliarios diarios, sin considerar los generados por fábricas, empresas, escuelas, etc. Muchos de ellos contaminan corrientes de agua, el suelo, el aire, trayendo problemas sanitarios, desequilibrios de ecosistemas, entre otros.
Como forma de minimizar este gran problema se ha venido implementando el reciclaje, definido como “el sometimiento de materiales usados o desperdicios a un proceso de transformación o aprovechamiento para que puedan ser nuevamente utilizados”.
Algunos datos interesantes merecen recordarse: el vidrio demora 4000 años en biodegradarse, se puede reciclar en un 100 % y con esto se logra ahorrar un 26 % de energía que si se produjera partiendo de materias primas. Las pilas y baterías demoran más de 1000 años en biodegradarse; contienen metales pesados que contaminan el suelo y el agua, provocando un alto impacto y se pueden llegar a reciclar en un 90 %. En cuanto al papel y al cartón, el 90 % de la pasta es de madera, al reciclarlos se gastarían menos árboles, agua y energía. Las latas de aluminio demoran 5 años en biodegradarse, reciclándolas se gastaría el 5 % de la energía que se utiliza para extraerlo del ambiente. Los plásticos, según su composición y exposición, demoran entre 100 y 1000 años en degradarse y se pueden reciclar en un gran porcentaje.
Otro capítulo de suma importancia en la actualidad es el del reciclaje seguro de los residuos electrónicos. Nuestro país es el segundo en Sudamérica con mayor generación de esta chatarra. El primero es Chile. Producimos, en promedio, 9,5 kilogramos de desechos por habitante cada año y con ellos va el plomo y otros metales a contaminar el ambiente. No hay una legislación nacional para la recolección y el reciclaje de los residuos electrónicos. En 2014, el mundo acumuló 41,8 millones de toneladas de ellos; una fila de ómnibus desde Estados Unidos hasta Japón, yendo por el Océano Atlántico. Según la investigación, ascenderá a 50 millones de toneladas para 2018. La chatarra producida por la tecnología de la información representa el 7 % de los residuos a nivel mundial. Según el ingeniero Juan Grompone, una computadora dura unos 4 años. Al país ingresan unas 200 mil y hay millones de celulares, cargadores, cables, etc. En poco tiempo, cualquier ciudadano acumula alguno de estos residuos, aún sin ser un fanático de la tecnología. Lo más “barato” y menos responsable es tirar los dispositivos al tacho de la basura. La otra opción, si no se quiere poner en riesgo la salud y el medio ambiente, es reutilizar el equipo. Pero… ¿cómo? El Programa “ANTEl integra” recibe computadoras para arreglar y luego donar, pero la recepción se hace solo en algunos lugares. Algunas empresas privadas reciclan pero no tienen una subvención estatal y no reciben máquinas de particulares sino que tienen contratos con empresas. Solo el 17 % de la chatarra electrónica del mundo termina siendo reciclada. Se estima que las toneladas de metales desperdiciados equivalen a 52 millones de dólares.
Otro aspecto importante a considerar es la Arquitectura Ecológica o sea el arte de proyectar y construir buscando la protección del ambiente. Para ello, la arquitectura sustentable apunta a utilizar toda la tecnología a favor de un diseño más eficiente y por ende a favor de la humanidad y su hábitat. Algunos conceptos importantes a la hora de construir de una manera amigable con el ambiente son:
Las certificaciones que exigen que se cuide la salud de los trabajadores y de quienes habitarán la obra, por ejemplo disminuyendo el impacto del polvo.
Aprovechamiento de los recursos disponibles del lugar.
Evitar emitir gases de efecto invernadero.
Correcto y eficiente manejo de los residuos de una obra.
Eficiencia energética con buen aislamiento en paredes, pisos, techos, aberturas; iluminación natural, paneles solares, etc.
Uso de materiales certificados o de menor costo ambiental.
Prever la optimización del uso del agua, utilizando alternativas para ahorrarla o consumirla eficientemente.
Utilización de la vegetación como filtro de contaminantes, como protección térmica, etc.
Es comprensible que muchos piensen que cualquier esfuerzo por colaborar con el cuidado del ambiente está destinado a ser una gota en el mar, pero hay señales de que esto se está modificando. Hay que tener presente que como consumidores somos capaces de influir en las empresas: Las marcas invierten mucho en seguir nuestros hábitos de consumo y si éstos varían, ellas cambiarán. Consumir con conciencia es la gran llave para alcanzar la sustentabilidad en lo social, lo económico y lo ambiental.
Las políticas públicas y la educación permanente son fundamentales para progresar en estos aspectos. Se debe legislar y principalmente hacer cumplir y poner en práctica acciones que logren:
Minimizar la producción de basura.
Reutilizar todo lo posible.
Recuperar materiales mediante reciclaje.
Incinerar el resto.
Solo depositar en vertederos aquellos residuos sólidos urbanos que no sean combustibles o susceptibles de compostaje.
Control de vertederos para que no sean fuente de enfermedades, despilfarro, degradación del paisaje, contaminación de suelos y de aguas superficiales y subterráneas.
En el reciclado, se estimulan diferentes procesos como la clasificación, el empleo, ahorro de energía, conservación de recursos. Es importante reiterar la necesidad de ser consumidores responsables. La idea va mucho más allá de la no contaminación o el reciclado: tiene que ver con la Ética en los negocios, el comercio justo, los Derechos Humanos, el respeto a las minorías, la educación, la capacitación, la justicia, la normativa ambiental, la equidad Intergeneracional, la ecoeficiencia, la economía ambiental, la exención de impuestos a las buenas prácticas.
En la actualidad estamos inmersos en un sistema que manipula, modifica y explota el ambiente en la medida de que más ganancias le produzca. Se basa en estos conceptos básicos: superproducción, explotación, competencia y consumismo. De este modo, se fabrican miles de productos con materiales sumamente contaminantes, se incita a la sociedad a consumirlos compulsivamente y además, la mayoría de esos productos tiene una vida relativamente corta, lo que induce a un posterior desechado y la necesidad de volver a adquirir uno nuevo, en un círculo vicioso. Así, existe una superexplotación de los recursos naturales al extraer continuamente materias primas y problemas de contaminación al producir residuos en exceso. Se crea una sociedad con un modelo que se basa en la codicia y el materialismo con un daño profundo hacia el medio ambiente. Podemos citar muchísimos ejemplos: los monocultivos de soja y eucalipto, utilización de agroquímicos en exceso para incrementar la productividad de las cosechas, extracción masiva de minerales o hidrocarburos, polución atmosférica con su efecto invernadero, utilización de la energía atómica con el problema de la basura nuclear que hasta ahora nadie consigue resolver, etc. etc.
Pero si vemos los efectos negativos de este sistema sobre nuestras vidas, ¿por qué entonces sigue vigente? Porque es un sistema fuerte que ha perdurado desde hace mucho tiempo, porque las posibilidades de optar por otras alternativas nos dejarían excluidos. Quienes argumentan a favor de este sistema sostienen que la economía de los países ha crecido, que la calidad de vida de las personas aumentó, que se logró una existencia más tranquila, placentera y con más comodidades. Se dice también que los países desarrollados cuidan el ambiente y la gente se preocupa por ello mucho más que en los países subdesarrollados. Lo que no dicen es que la pobreza generada en estos últimos ha sido creada por las naciones poderosas que realizan sus proyectos nada sustentables en los países poco desarrollados. Actualmente, sabemos que el mundo tiene con mayor frecuencia diversas crisis de distinta índole: económica, social, ambiental, energética, alimentaria, etc. Ellas están relacionadas entre sí y tienen que ver con el mal manejo que le venimos dando al ambiente y a nuestra negativa de revertir esto. El planeta está dando señales de que, si no tomamos las medidas necesarias, este modelo se agotará. Pero no todo es tan negativo como parece. De hecho, expertos en asuntos financieros, grandes empresarios, algunos gobernantes, organizaciones no gubernamentales y profesionales del tema proponen impulsar planes en donde se les dé lugar a la utilización de las energías limpias y renovables como la solar y la eólica.
Existen distintos grados de optimismo con respecto a los resultados obtenidos en el cuidado del ambiente a distintos niveles (local, nacional e internacional). Pero se coincide en que la responsabilidad es compartida entre las familias, las instituciones y los gobiernos. La educación impartida en los centros de enseñanza debe ser respaldada en el entorno familiar.
La problemática ambiental se relaciona más de lo que se cree con nuestra mentalidad y accionar diario. De cada uno de nosotros depende la subsistencia de esta civilización. Precisamos de un sistema que construya una sociedad más humana, justa, igualitaria, democrática y capaz de establecer una relación armoniosa de los seres humanos entre sí y con el medio ambiente. Como dijo Gandhi: “Si quieres cambiar el mundo, cámbiate a ti mismo”. Debemos mejorarnos a nosotros mismos, para construir un mundo mejor.