Estas elecciones serán una gran 
batalla entre dos concepciones políticas y democráticas: por un lado los
 que creen (no solo nosotros en la izquierda) que aún con visiones 
parciales e interesadas hay que informar, hablar de la realidad y está 
la otra concepción, la que conociera que hay que concentrar todo en el 
mensaje, para simplificar: todo en el marketing.
Este choque de concepciones se manifestó
 integralmente en las internas, incluso dentro del Partido Nacional. A 
Jorge Larrañaga le ganaron con ese mecanismo, aplicado en especial en 
Montevideo y el área metropolitana. Y vaya si a Luis Lacalle le dio 
resultado.
En general la derecha utiliza ese método
 para presentar un candidato de afuera del sistema, generalmente un 
empresario exitoso y dinámico con un razonamiento simple y efectista: lo
 mismo que logró en sus empresas lo puede lograr en el manejo del país. 
En Uruguay eso es imposible, por la propia estructura política nacional,
 su proceso electoral y la propia densidad política de la sociedad. Así 
que eligieron a Lacalle Pou. En Chile utilizaron a Sebastián Piñera. Al 
finalizar su mandato la derecha obtuvo el peor resultado de su historia.
 Todo un balance.
El punto de partida en Uruguay es su 
juventud, como gran novedad y a partir de eso es instalar la renovación.
 Para que ese discurso funcione hay que ocultar prolijamente el pasado 
debajo de toneladas de palabras, videos, slogans, jingle y eventualmente
 discursos de autoayuda.
"Por la positiva" es el resumen de esa 
estrategia. Lo insólito es que el candidato de la oposición pudo elegir 
esa consignar porque el país funciona, avanza, obtiene resultados, como 
dijo Danilo Astori en una reciente columna. En ninguna elección anterior
 nadie de la oposición o incluso oficialista hubiera podido utilizar esa
 consigna. Por la positiva, es el reconocimiento más claro de que lo 
POSITIVO, es la situación general del país. Es la mayor operación de 
encubrimiento marketinero electoral que yo haya visto.
Incluso con un giro realmente insólito, 
el último video elaborado por la campaña de Lacalle se apropia de todo 
lo que hicieron los gobiernos frenteamplistas, mientras algunos 
compañeros siguen casi por la misma senda del malhumor. Cuando se 
despierten del gobierno en disputa, será tarde.
No hablar del pasado, no hablar de 
economía y hacer gestos. La designación de la contadora Azucena 
Arbeleche, ex directora de la unidad de deuda del Ministerio de Economía
 y Finanzas es una de esas movidas-gesto, simbólicas. Si se la analiza 
en profundidad, el tema asume otras características.
Nadie duda que es una excelente 
profesional especializada en el manejo de deuda del estado y que 
demuestra que los dos gobiernos del FA que crearon por primera vez una 
Oficina profesional de ese tipo tenían una actitud de apertura y de 
utilización de todas las capacidades nacionales, al servicio de una 
política económica y social y de un Proyecto Nacional. Es una 
designación que quiere reforzar la idea de que la conducción económica 
es una cuestión "técnica" y que en el fondo todos estamos de acuerdo en 
el manejo "macro económico"
Primero, nunca entendieron ni van a 
entender que por encima de la macro economía, está el macro país, su 
sociedad, su estrategia, la relación con la producción y el trabajo. Es 
la confirmación de una visión supuestamente técnica, pero profundamente 
política y conservadora. Es la economía desde la óptica de la deuda. 
Pero no de la deuda social, de la deuda productiva, de la deuda, 
laboral, de la deuda educativa y de la inversión pública. Es la estrecha
 visión desde las finanzas.
Una buena funcionaria, sin ningún peso ni experiencia política. Es toda una definición.
La economía, su estrategia y su relación
 con el Proyecto Nacional, lo hizo el gobierno. Es más se pudo aplicar 
una política de manejo de deuda que dio muy buenos resultados, porque el
 macro país funcionó, creció el PBI, creció el consumo porque la gente 
tuvo más plata y hubo más gente que se incorporó al consumo y al empleo 
(300.000 personas más).
Es la mejor síntesis de una visión de la
 política económica y sus prioridades en un hipotético gobierno blanco y
 colorado. La macro economía por encima e imponiéndose al macro país.
Los gestos de Lacalle, que algunos 
consideran un error, son parte de la estrategia se lo joven contra el 
pasado. No hay pasado, no hay responsabilidades, hay "Ahora". Y ese es 
el mensaje fundamental que transmitirán durante todos los próximos días.
 El marketing por encima de la política, es más, el marketing  contra la
 política.
Si alguno en la izquierda considera que 
nosotros tenemos que chocar en el mismo terreno, está muy equivocado, 
tenemos que chocar en el terreno de la realidad, no de la ficción y la 
imagen. Eso no quiere decir que tengamos que hacer una campaña de mala 
calidad. Al contrario, la realidad permite a hacer cosas mucho más 
profundas, serias y convincentes. Bien hechas.
Lacalle Jr. Dijo que se vendió la 
motosierra y compró fertilizante. Podría haber dicho abono...En realidad
 comienza a aparecer la motosierra rejuvenecida, refulgente. Es una 
motosierra camuflada de fertilizante, pero tiene hoja de sierra rotativa
 y corta lo mismo o peor, aso si acompañada de una buena musiquita y de 
rostros sonrientes porque no saben la que se viene. Y se viene.
Es la motosierra tratando de cortar todo
 el tema de los derechos humanos, como ya lo hicieron antes. Hay que 
olvidar, en eso el herrerismo tiene una historia llena de 
contradicciones para olvidar.
La política económica y social actual se
 cortará por lo más importante, por lo social y por lo laboral. Porque 
el costo laboral hay que cortarlo de raíz en el proyecto "Positivo", 
como hay que cortar las ceibalitas hasta dentro de diez años, o las 
transferencias para políticas sociales, como buscarán el sistema de 
debilitar las empresas públicas y hacerlas lo más raquíticas posibles.
Ajustar la economía desde esa visión 
obliga nuevamente a transformar el empleo, las leyes sociales y por lo 
tanto salarios y jubilaciones en el factor de ajuste. Ellos, los 
filósofos del liberalismo proponen reducir el déficit fiscal y reducir 
impuestos. Y eso no solo es imposible, es falso, esa es edulcorada la 
receta que nos llevó al desastre.
El gobierno de Jorge Batlle en el 2004, 
creció el PBI en el 7% por el rebote contra el piso de la crisis y sin 
embargo, ese mismo año 50 mil uruguayos cayeron en la indigencia y por 
lo tanto en la pobreza y alcanzamos el 39.6% de pobreza, 4 de cada 10 
uruguayos eran pobres y entre los menores de 18 años la pobreza alcanzó 
el horror de 6 de cada 10 uruguayitos en la pobreza y la indigencia.
Lo que ustedes no verán en la publicidad
 de Lacalle, es hablar de igualdad, de derechos, de justicia social, de 
políticas sociales.
Las campañas electorales a veces 
convocan a la simplificación y a veces hasta la truculencia, pero lo más
 peligroso es que se transformen en grandes mentiras disfrazadas desde 
la política con envases engañosos y falsos. Ese es el mayor peligro de 
estas elecciones.
Lacalle es la vieja tradición 
conservadora, hasta por su propia experiencia personal, educativa y 
política empaquetada con un buen envase por la publicidad y la 
adaptación de todo, del discurso, de las propuestas, de los gestos a ese
 envase.
Entre otras cosas también van a ocultar 
el pasado de su propio partido. No hay más herrerismo y wilsonismo, todo
 es "ahora". Es el relato de un país nacido de un repollo, sin sociedad,
 sin historia, sin pasado y sin responsabilidades. Un relato falso de un
 país que no existe y que el 1 de marzo obligatoriamente volverá a la 
realidad. De nosotros depende que la realidad no sean cinco años de 
motosierra en nuestras vidas, en nuestros derechos, en la sensibilidad 
hacia los más débiles y que no vuelva a sobrevolar sobre el Uruguay la 
oscura nube de la desconfianza y de la duda, la peor de todas: si el 
país es viable.
Aún las verdades de a puño, necesitan defensores, promotores, luchadores.
PD. La idea de la motosierra no es 
original, me surgió escuchando a dos vecinas de La Teja. Me comentaron 
que ellas tenían preocupación por un eventual gobierno de Lacalle por la
 motosierra, una en su plan social de vivienda y la otra en el aumento 
constante de su jubilación durante los gobiernos progresistas.