Hinde Pomeraniec
PARA LA NACION
Durante una entrevista para Playboy, en 2013 el director italiano Bernardo Bertolucci reconoció que la célebre escena de la manteca de Ultimo tango en París (1972) fue un perverso abuso sexual. Lo veo, lo escucho decir cómo planificaron en secreto con Marlon Brando la escena entre él y María Schneider, que entonces tenía 19 años, porque Bertolucci quería gritos reales y no quería "que María actuara su rabia y su humillación, sino que las sintiera" y no puedo concebirlo. Menos aún puedo escucharlo decir que, aunque se siente culpable, no se arrepiente porque para hacer películas "a veces hay que ser completamente frío" y algún bla bla bla acerca del arte. Busco y encuentro declaraciones de Schneider del año 2007 que confirman que la escena no estaba en el guión original. Que la sodomización y el recurso de la manteca la hicieron sentir humillada y que se sintió violada por Brando, aunque según ella no hubo penetración y a esta altura no sé si es lo más relevante. Era casi una nena, era su primera película. Murió en 2011 de cáncer, luego de una vida atravesada por las drogas, internaciones psiquiátricas y al menos un intento de suicidio. Bertolucci dice en aquella misma entrevista que por haberla engañado así, ella los odió toda la vida. Yo empiezo a odiarlos hoy.
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Nadie escuchó gritar a María Schneider - 28.11.2016 - LA NACION