Cebollati 1956. Las Reinas de Primavera Yolanda y Ruth Barrios con los vecinos, Oscar Vidal, Manuel Sahaban, Juan Gómez, Gustavo Weis, Arturo Barrios, Daniel Ferreira y Emeterio Sorozabal.
Sobre
la margen derecha del río, en tierras que pertenecían a Lucas
Techera se fueron levantando los primeros ranchos de la pequeña
aldea. Fueron sus propietarios entre otros; Salustino Cristaldo,
Remigio Odella, Clotilde Mansilla, José Olivera, Joaquín Correa,
Juan Méndez, Francisco Larrosa,
Julio Segovia, Felipe
Ferreira, Pascual Rodas, Ítalo Rodriguez y Juan Tapia.
No
se imaginaba el poeta Rondan Martínez, que el paso de los años
marcarían el final de los taiperos que en la década del 50 le
dieron el material necesario para escribir uno de los temas más
conocidos del repertorio de Alfredo Zitarrosa. La pequeña aldea que
recogiera del guaraní el “río de las cebollas”, nos muestra con
orgullo el esfuerzo de sus hijos para transformar los métodos
arcaicos del taipero por la tecnología que lentamente los fue
desplazando de las arroceras. Las primeras plantaciones fueron
dividiendo
las estancias cimarronas, y en un gesto “casi amistoso” llegaron
hasta la planta urbana del centro poblado. Para redactar estos
borradores sobre los primeros adelantados del arroz, debemos volver
una vez más al testimonio de los primeros vecinos. En reportaje
realizado a don Arturo Barrios en el año 1958, para el semanario
AMANECER, nos señalaba que entre los primeros plantadores de arroz
en la década del 30 se encontraba un francés de apellido Laulhe
que lo hacía en las proximidades de la Laguna Merin. Si bien estas
experiencias no dieron los resultados esperados, debido
fundamentalmente a las intensas lluvias que azotaban la zona durante
la cosecha, nuevos productores se fueron afincando en la zona con
suerte variada aprovechando las aguas del Cebollatí y de la Laguna
Merín. Otro de los adelantados fue el brasileño Juan Hemrich
procedente de Río Grande del Sur, siendo el primero en utilizar
botes, y balsas improvisadas para transportar el arroz hasta el
departamento de Treinta y Tres. En 1950 comienzan a llegar los
argentinos Hugo Stunz y los hermanos Murdoch. Pasan los años y las
nuevas generaciones van agregando otros nombres a la industria
arrocera; Jaime Serralta, Anibal Saglia, Hispano Gómez, Alido
Moreno, Melton Lewuis, Washington Laulhe y Juan Gómez Días. Para
finalizar estas evocaciones les ofrecemos un poema del maestro
Alexander Cardoso, dedicado a uno de los personajes más
representativos y queridos de Cebollatí: “T O T Ó”.
Gurì
viejo
Rompe la llanura un trueno seco
llega la función al viejo pueblo
amplifica el aire su discurso
publicita al viento un nuevo evento.
Parte del paisaje su garganta
llena de colores el recreo
trae algarabía con su paso
como un gran flautista "·Gurí viejo".
Viene el "Totó" como luz sonora
dulce melodía y río eterno
baile de centellas y alegría
contra la rutina del taipero.
Hoy nos encontramos en el circo!
y no falte al cine que lo espero!
Hoy actúa el más grande "Moreira"!
Hoy protagonista el Gurí Viejo.
Se pinta la cara en el teatro
se sube el telón para lo incierto
figura estelar en cada esquina
ruge el corazón a grito abierto.
Llega un eco eterno con el viento
retumba el anuncio desde el cielo
de noches de estreno interminables
y se llena el pueblo de recuerdos.
Rompe la llanura un trueno seco
llega la función al viejo pueblo
amplifica el aire su discurso
publicita al viento un nuevo evento.
Parte del paisaje su garganta
llena de colores el recreo
trae algarabía con su paso
como un gran flautista "·Gurí viejo".
Viene el "Totó" como luz sonora
dulce melodía y río eterno
baile de centellas y alegría
contra la rutina del taipero.
Hoy nos encontramos en el circo!
y no falte al cine que lo espero!
Hoy actúa el más grande "Moreira"!
Hoy protagonista el Gurí Viejo.
Se pinta la cara en el teatro
se sube el telón para lo incierto
figura estelar en cada esquina
ruge el corazón a grito abierto.
Llega un eco eterno con el viento
retumba el anuncio desde el cielo
de noches de estreno interminables
y se llena el pueblo de recuerdos.
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Letra: maestro
Alexander Cardoso