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viernes, 13 de diciembre de 2013
Mujica defendió la explotación minera en Uruguay y criticó a detractores
Entrevistado por Ricardo Scagliola, Mujica dijo que la megaminería es una oportunidad para el país.
Radio El Espectador cumple 90 años de historia
Aniversario
La historia de El Espectador comenzó en abril de 1922,
cuando la filial uruguaya de la compañía General Electric puso en el
aire, con un pequeño transmisor de 10 vatios de potencia, las primeras
emisiones de prueba.
La radio había irrumpido en el mundo apenas
17 meses antes, con la estación norteamericana KDKA, y todavía habría
que esperar unos días para que la BBC de Londres estuviera en el aire.General Electric no pretendía, en realidad, instalarse como operador radiofónico, sino impulsar la creación de un nuevo mercado. Pocos meses antes había introducido a Uruguay los primeros receptores a galena, que se agotaron pocas horas después de ser puestos a la venta.
El ahora histórico transmisor -que se conserva en la sede de la gremial de broadcasters uruguayos, Andebu- sirvió para emitir los primeros espacios musicales, transmisiones en directo desde teatros e incluso la primera transmisión de un partido de fútbol en Uruguay y posiblemente en el mundo, el 1º de octubre de 1922.
Ese día, Claudio Sapelli -un destacado empleado de General Electric- se instaló en la azotea del desaparecido diario Del Plata y relató, en base a los reportes cablegráficos que recibía, todo un partido entre Uruguay y Brasil que se disputaba en Río de Janeiro por el V Campeonato Sudamericano.
En 1923 las transmisiones de prueba se convirtieron en regulares y radio General Electric asumió el nombre de Radio Sud América General Electric (e identificada por la sigla CWOS), basando su programación en la información deportiva y la música.
La fecha oficial de inauguración asumida por la radio, y registrada en Andebu, es el 14 de diciembre de 1923. La inexistencia de registros oficiales hizo imposible determinar con exactitud el momento en que nuestra emisora comenzó a emitir regularmente, razón por la cual hubo que adoptar arbitrariamente una fecha en la cual no hubiera ninguna duda sobre la vigencia de la radio.
La potencia de salida, a esa altura, era de 1.000 vatios.
En ese momento la emisora se había instalado en lo que era el Colegio Americano de Señoritas (hoy Instituto Crandon, en las calles 8 de Octubre y Garibaldi). La antena estaba en la azotea del edificio y el estudio en una pieza en el subsuelo, en el mismo piso donde dormían las internas del colegio.
La actual denominación se asume formalmente el 15 de mayo de 1931, cuando General Electic se desvinculó definitivamente de la emisora.
El Espectador era, antes de ser el nombre de la emisora, el de su principal programa periodístico (radio Diario El Espectador, donde confluían la información y la sátira política), y rinde homenaje a una de las obras fundamentales del pensador español José Ortega y Gasset.
Ya en ese entonces, cuando hacer radio tenía un fuerte componente de experimentación e improvisación, el perfil periodístico estaba claramente delineado en nuestra radio.
En 1931 El Espectador da otro paso que marcará un camino en la radiofonía mundial: firma el primer contrato de la historia entre un medio de comunicación oral y una agencia internacional de noticias.
La situación resultó tan extraña para la propia agencia de noticias UPI que sometió el tema a un estudio particular antes de acceder a prestar el servicio. Hasta entonces, las agencias sólo prestaban servicios a los medios escritos y las radios se nutrían de lo publicado en la prensa.
Así, se obtuvo por primera vez el acceso directo a la información internacional.
Los teletipos estaban en la sede de la agencia de donde, dos o tres veces al día, un mensajero en bicicleta recogía los cables.
Pero ese espíritu innovador no se detenía ¿Por qué no llevar las terminales al mismo estudio de la radio y disponer así de la información al instante? Hasta entonces, a nadie se le había ocurrido y hubo que vencer muchas resistencias de UPI para lograr concretar el proyecto.
Con la complicidad del gerente general local y sin el conocimiento de la casa matriz, el experimento se llevó a cabo.
Nuevamente, El Espectador abría un camino que después se convertiría en una rutina en todo el mundo.
1940 - 1970: la consolidación
La Segunda Guerra Mundial agudizó la necesidad de recibir información y El Espectador terminó de consolidar su perfil periodístico.
El Reporter Esso, con la voz de Héctor Amengual, se convirtió en un ícono de la primicia informativa.
Simultáneamente, el apoyo de Uruguay a los aliados llevó a institucionalizar espacios editoriales: Opina El Espectador pasa a ser otro emblema de la radio uruguaya, difundiendo los ideales democráticos dominantes en el país.
También en esta década se consolida como género ineludible para el gran público el radioteatro. Actores y actrices de primer nivel integraron los elencos de El Espectador.
Empresarialmente, se convierte en una sociedad anónima que opera con el nombre de Difusoras del Uruguay S.A., integrando a una segunda emisora -Radio Sport- al proyecto.
Las dos décadas siguientes son consideradas como la época de oro de la radiofonía uruguaya, ya que florecieron con éxito una gran diversidad de formatos y contenidos.
Avanzando en la línea periodística, El Espectador crea el primer Servicio Informativo tal como se le concibe hoy. El periodista Hugo Milton Infantino, que luego sería figura central en ambas márgenes del Río de la Plata, fue en estas instancias pieza clave para esta consolidación.
De cualquier manera, en el recuerdo colectivo son las fonoplateas los productos dominantes. Era la radio en vivo y las entradas se agotaban siempre al menos dos semanas antes de la transmisión.
Las fonoplateas abarcaron programas cómicos, de entretenimiento y musicales.
En los primeros participaron libretistas y artistas de la calidad de Julio Suárez ("Peloduro"), Carlos Maggi, Manuel Flores Mora, Paco Amaral, Boby Pimentel, Julio César Castro y Roberto Barry. Programas como "La gaceta sideral", "Los risatómicos", "Humoradas", "La patrulla chiflada" o "El comisario de Cerro Mocho" perduran aún hoy en el recuerdo popular.
Los programas de entretenimiento precedieron a los que luego popularizaría la televisión. Preguntas y respuestas, sorteos y premios se alternaban en la programación de El Espectador con gran aceptación del público.
Los musicales en vivo tuvieron en la dirección de Walter Alfaro una usina generadora de algunos de los eventos más memorables de la época. Nat King Cole, Marlene Dietrich, Dizzy Gillespie y Paul Anka desfilaron ante los micrófonos de El Espectador en exclusiva para todo el país.
1970 - 1980: la caída
Dos hechos golpean con fuerza a la radio uruguaya en la década del '70: el auge de la televisión y el golpe de Estado.
La radio pierde lugar a favor de su nuevo competidor y la información comienza a ser un terreno muy peligroso.
El Espectador sufre la situación general y la pérdida de Héctor Amengual en su dirección, lo que la priva del tipo de liderazgo que entonces se precisaba.
La crisis deriva en un deterioro general de la radio y pérdida de posicionamiento, situación de la que no se saldrá sino hasta la década del '90, cuando se produce un nuevo cambio en la titularidad de la empresa, ingresando la actual directiva.
Luis de María -destacado empresario hotelero de Punta del Este y hombre vinculado a las comunicaciones- encara la dura misión de recuperar un lugar de privilegio en el dial uruguayo.
El nuevo despegue
Con De María inicialmente y el escribano Javier Massa (hijo político de De María) continuando su tarea, El Espectador retoma el camino del crecimiento y el lugar que históricamente le pertenecía.
Con convicción y perseverancia, los conductores del nuevo proyecto de El Espectador, centraron su misión y se basaron en los valores que la habían conducido a ese sitio.
El producto recupera su lugar central en el proyecto, la independencia periodística vuelve a ser "una religión" y se procesa una adaptación a las nuevas tecnologías y conceptos que propiciaron el boom de la radio hablada sobre todo en Estados Unidos y España.
La innovación, así, vuelve a ser un valor esencial, tal como exigían los tiempos y como reclamaba la propia historia de El Espectador.
Además de la adecuación tecnológica, El Espectador volvió a marcar el camino que, lentamente, resultó luego inexorable para todos los medios de comunicación: tener una presencia fuerte en Internet.
El 7 de noviembre de 1995 – un día antes incluso de que Uruguay tuviera acceso a Internet a través de los servicios de ANTEL- “espectador.com” se convierte en la primera radio uruguaya en Internet.
Desde entonces, el crecimiento de E.com ha sido exponencial, volcando cada vez más contenidos, hasta convertirse en uno de los tres medios de comunicación en Internet más importantes del país.
La madurez
El 14 de diciembre de 1998 El Espectador festejó sus 75 años de existencia.
Este hito fue celebrado durante todo el año, con la organización de una serie de conferencias inéditas en el país.
El ciclo apuntó a generar reflexión sobre los principales temas de discusión en el mundo, apoyado en cuatro expositores de proyección planetaria.
Con la presencia de los principales líderes políticos -incluyendo al propio presidente de la República, Julio María Sanguinetti-, empresariales y sindicales del país, el expresidente de Polonia, Lech Walesa, abrió el ciclo de conferencias el 5 de agosto de 1998.
"Socialismo, liberalismo y globalización. ¿Qué rol deberá tener el Estado en la sociedad del próximo milenio?" fue el tema sobre el cual expuso Walesa.
El 4 de setiembre siguiente se realizó la segunda conferencia, esta vez con la mira puesta en la clonación y con uno de los protagonistas del tema, Keith Campbell, uno de los creadores de la oveja Dolly.
Jeremy Rifkin, reconocido pensador norteamericano, fue el tercer invitado de El Espectador. El 2 de octubre obligó a la sociedad uruguaya a pensar sobre el fenómeno mundial del desempleo y cómo enfrentarlo.
El ciclo culminó con otro referente del pensamiento mundial contemporáneo, el politólogo italiano Giovani Sartori.
El 28 de octubre, Sartori disparó el debate sobre la televisión a partir de sus reflexiones incluidas en su última obra, "La sociedad teledirigida".
El Espectador marcaba, así, que había recuperado su sitial de privilegio en la sociedad uruguaya, que ya no volvería a abandonar.
Reafirmando nuestro compromiso
Finalmente, siendo el 2013 el año en que la primera radio de Uruguay cumple 90 años, la dimensión del mensaje de una obra de Mario Vargas Llosa nos convenció que debía ser el eje de la campaña de nuestro aniversario.
Hace poco más de un año, la lectura de "La civilización del espectáculo", último ensayo del escritor peruano, despertó el entusiasmo del equipo de periodistas de El Espectador, así como también de la dirección de la empresa y su cuerpo gerencial.
Y es que la aguda mirada del autor sobre los tiempos que vivimos y el papel de los medios de comunicación fue lo que hizo reflexionar a los integrantes de El Espectador sobre su trabajo diario y el futuro del periodismo en general.
Se le escribió una carta personal a Vargas Llosa, contándole de su identificación con los conceptos vertidos en el libro y solicitándole su autorización para poder volcarlos en una comunicación masiva.
Pocas semanas más tarde recibimos una afectuosa carta de Vargas Llosa en la que agradecía a El Espectador haber elegido su obra y autorizaba a reproducirla sin límites.
Así nació la campaña, que contó con los siguientes mensajes:
"¿Qué quiere decir civilización del espectáculo?
La de un mundo donde el primer lugar de la tabla de valores vigentes lo ocupa el entretenimiento, y donde divertirse, escapar del aburrimiento, es la pasión universal. Este ideal de vida es perfectamente legítimo, sin duda. Sólo un puritano fanático podría reprochar a los miembros de una sociedad que quieran dar solaz, esparcimiento, humor y diversión a unas vidas encuadradas por lo general en rutinas deprimentes y a veces embrutecedoras. Pero convertir esa natural propensión a pasarlo bien en un valor supremo tiene consecuencias a veces inesperadas: la banalización de la cultura, la generalización de la frivolidad, y, en el campo específico de la información, la proliferación del periodismo irresponsable".
"Convertir la información en un instrumento de diversión es abrir poco a poco las puertas de la legitimidad y conferir respetabilidad a lo que, antes, se refugiaba en un periodismo marginal y casi clandestino: el escándalo, la infidencia, el chisme, la violación de la privacidad. Al mismo tiempo que actúan así, en respuesta a una exigencia de su público, los órganos de prensa, sin quererlo y sin saberlo, contribuyen mejor que nadie a consolidar esa civilización Light que ha dado a la frivolidad la supremacía que antes tuvieron las ideas y las realizaciones artísticas".
"¿De qué manera ha influido el periodismo en la civilización del espectáculo y ésta en aquel?
La
frontera que tradicionalmente separaba al periodismo serio del
escandaloso y amarillo ha ido perdiendo nitidez, llenándose de agujeros
hasta en muchos casos evaporarse, al extremo de que a veces resulta
difícil en nuestros días establecer aquella diferencia en los distintos
medios de información".
Mario Vargas Llosa
Canciller italiana dice que Uruguay hizo “muy bien” en legalizar marihuana
EL MUNDO MIRA A URUGUAY
La República
Foto: livesicilia.it
La
ministra de Relaciones Exteriores de Italia, Emma Bonino, fiel a los
principios del Partido Radical, en el que milita desde hace décadas,
aseguró que Uruguay hizo "muy bien" en legalizar la marihuana.
“Muy
bien. No es una legalización total pero ya eso está muy bien”, comentó
la ministra al margen de una recepción oficial en Roma con una decena de
cancilleres y representantes de América Latina al ser interrogada sobre
la histórica aprobación esta semana en Uruguay de la legalización de la
marihuana, informa AFP.Los radicales italianos promovieron un referéndum para la despenalización de la tenencia, consumo y cultivo de cannabis y consideran que la prohibición inyecta millones de euros en el mercado negro y conduce a un gasto en represión intolerable por las arcas públicas.
Eduardo Bottinelli: "El Frente Amplio es favorito en Montevideo y la Cocertación corre el riesgo de desinflarse".
¿DE QUIÉN ES ESTA BOCA? / ENTREVISTA
MONTEVIDEO (Uypress / Daniel Feldman) - Hace un tiempo que vemos su rostro en diferentes ámbitos. Es que la renovación ha llegado a las consultoras y encuestadoras. Eduardo Bottinelli está al frente de FACTUM, tiene 33 años, es magister en Sociología, casado y con dos hijas, de tres años y ocho meses.
Conversamos largamente,
entre otras cosas, sobre la realidad política nacional, la interna de
los partidos, la percepción de la gente sobre quién será el próximo
presidente y las posibilidades del Partido de la Concertación en
Montevideo. Incluso, sobre el final, se animó a discrepar, bastante
fuertemente, con el análisis sobre el tema que hace Luis Eduardo
González.
En las últimas encuestas que
se han difundido, la percepción de la mayoría de los entrevistados, en
forma independiente de a quién votarán, es que quien va a ganar las
próximas elecciones es el Frente Amplio. ¿Eso es así? ¿Tiene vuelta?
¿Cómo lo ves?
Efectivamente esa es la percepción, y es
algo masivo: el 77% cree que el próximo presidente va a ser Tabaré
Vázquez. Es muy fuerte el dato del escenario que se forma. Eso tiene
elementos positivos, pero también es un riesgo. Por un lado se trata de
un escenario planteado en términos de que la gente piensa el país a
partir de un gobierno del Frente Amplio (FA). Pero también se puede
correr el riesgo de, al pensar que es tan sencillo que gane el FA,
algunos dudosos no lo voten y busquen otras alternativas. La
contundencia que tiene la población en decir que el próximo presidente
será Tabaré Vázquez es mucho más fuerte que lo que uno puede analizar
desde otra perspectiva: los resultados de las encuestas o los propios
resultados de las elecciones anteriores o la que ganó Vázquez en primera
vuelta no demuestran una obviedad de que va a ganar.
Eso tal vez le pueda hacer peligrar la mayoría parlamentaria, que aparece como algo fundamental para que el FA gobierne.
Yo diría que hay cierto riesgo de que la
pierda; digamos que está ahí. Ya la obtuvo con el 48,2% de los votos.
Pero no hay circunstancias reales para pensar que el FA baje mucho de
ese porcentaje. En todo caso, si el FA bajara de ese porcentaje, los que
ganarían sería el Partido Independiente o la Unidad Popular. Estos dos
son más cercanos al FA que a los partidos tradicionales. Si bien el
Partido Independiente tiene algunos matices muy importantes hacia
adentro, se autodefine como un partido de centroizquierda. Por tanto, se
podría creer que, incluso sin mayoría parlamentaria, al FA no le sería
tan complicado obtener las mayorías por acuerdos políticos. Pero parece
difícil que pierda la mayoría parlamentaria. Tendría que tener una
pérdida de votos, cuando su posicionamiento, al menos en término de
candidatura, es mejor que el que tuvo en 2009.
Entonces ¿qué es lo que se disputa en la elección? ¿Posicionamientos y hegemonías internas?
Bueno, en realidad se está peleando
todo. En dos puntos porcentuales se tienen tres resultados posibles:
gana o no gana el FA en primera vuelta; hay segunda vuelta con mayoría
parlamentaria del FA o hay segunda vuelta sin mayoría parlamentaria del
FA. Eso se define en un 2%. Es muy chico el margen de corrimiento de
votos que pueden hacer cambiar completamente el resultado cualitativo de
la elección. También hay muchísimos otros resultados: internos dentro
de cada partido, e incluso la fuerza que cada grupo pueda tener dentro
del partido va a depender del resultado de las elecciones. No es lo
mismo liderar el Partido Nacional con un gobierno del FA ganado en
primera vuelta que si el FA no tiene mayorías parlamentarias. O sea que
incluso el resultado nacional puede hacer variar las condiciones en que
se den los resultados internos.
¿Percibís descontento fuerte hacia Tabaré Vázquez en votantes frenteamplistas, o, si lo hay, es acotado?
Es acotado. Hay grupos, que no son la
mayoría del FA ni mucho menos, fundamentalmente vinculados a lo que
históricamente ha sido el FA, de la vieja tradición frenteamplista, que
están enojados con algunas actitudes de Tabaré Vázquez. Creo que fue
acumulando elementos de descontento. Si bien era el referente al que
había que seguir o con el que se podía ganar, también fue generando un
montón de desgastes con la estructura. Para empezar, fue quien promovió
el Encuentro Progresista (EP). No hay a quien le haya dolido más el
Encuentro Progresista que al viejo frenteamplista. Se bajaron las
banderas del FA para subir las del EP. No funcionó, o por lo menos no
llegó a lo que se esperaba, y se volvió a levantar la bandera del FA.
Esas cosas, que a veces no aparecen tan fuertemente, son cuestiones que
quedan guardadas. Y claramente el tema de la despenalización del aborto,
para ciertos sectores, es como la gota que desborda el vaso. Esa
decisión de vetar fue en contra del propio programa del FA. Además, a
algunos frenteamplistas no les cierran ciertas cuestiones de la propia
personalidad de Tabaré Vázquez. Después hay otros discursos, que tienen
que ver con el recambio generacional, la alternancia de género y una
mayor participación de las mujeres, lo que se ha visto opacado por la
reaparición de Vázquez.
Eso ¿beneficia las chances
de Constanza Moreira, o hay un sector de frenteamplistas para los cuales
no sirven ni Tabaré ni Constanza?
Digamos que gran parte de los
descontentos con Tabaré Vázquez están dentro de esos grupos que apoyan a
Constanza Moreira. Uno tendería a pensar que una gran parte del
descontento lo va a recoger Moreira. También hay frenteamplistas que
están descontentos con Vázquez, Mujica, Astori. Es un descontento con el
FA en su conjunto. Ese descontento no surge por una acción sino porque
se fueron acumulando problemas. Hoy, por ejemplo, que el descontento
con las elecciones municipales había quedado en el olvido -faltó
autocrítica en el FA- la gente comienza a recordarlo. ¿Por qué? Porque
está enojada por otras cosas.
Sin embargo, no da la sensación de que la oposición esté recogiendo ese descontento.
No. Pasó en las municipales de
Montevideo. En ellas, que son distintas a las del Interior y hay un
comportamiento similar a lo que pasa en las elecciones nacionales (junto
a Canelones y parte de Maldonado), no hubo un trasvase de bloques. Los
blancos y colorados se pueden mover entre sí, pero no recogen adhesiones
de frenteamplistas. Estos pueden estar muy enojados con el FA, pero no
votan a blancos o colorados. Hay casos, sí, pero en los grandes números,
esa barrera entre partidos tradicionales por un lado, y FA por otro, no
se traspasa fácilmente. El voto no es el resultado de lo que se pensó
en ese día o en esa campaña electoral, sino de un conjunto de ideologías
y creencias, de visiones de futuro; está teñido por todo eso. Por
ejemplo, en la despenalización del aborto y el matrimonio igualitario,
el FA mayoritariamente tuvo una posición y los partidos tradicionales
militaron activamente contra ella. En esas posturas están resumidos
otros elementos que responden a todo un bagaje. Uno no está a favor o en
contra de la despenalización del aborto porque sí. Tiene su posición
porque ella responde a una concepción de la vida. Lo mismo respecto al
matrimonio igualitario: tiene que ver con las libertades individuales,
con las creencias que se tienen en la sociedad; no es algo coyuntural,
sino muy de fondo.
Si analizamos el mapa
político, se puede decir que tenemos un país prácticamente dividido en
mitades. Más allá de que blancos y colorados puedan seguir manteniendo
su identidad, ¿podríamos hablar de un país de centroderecha y uno de
centroizquierda?
Sí; existió un bipartidismo a inicios
del siglo XX, con un Partido Colorado mayoritario y que a mediados del
siglo se empareja; pasamos por un tripartidismo perfecto en la elección
de 1994 -en 1989 ya había algunos atisbos de ello- y ya en 1999 se cruza
esa línea, con el FA subiendo y con prácticamente el 40% de electorado.
Eso ya implicaba un sector muy importante, enfrentado a otro que era
mayoritario. En 2004 el país queda dividido en mitades. Sin duda hoy
estamos en ese proceso. Tampoco -se podría decir que por suerte- no es
una cuestión polarizada como se puede ver en otros países, como en
Chile. No es algo de ese estilo. Pero claramente existe un
centroizquierda y un centroderecha.
Dentro de la oposición,
donde realmente hay competencia es en el Partido Nacional; en el Partido
Colorado parecería que está todo el pescado vendido.
Sí, sí, sí. Creo que es un problema para
el Partido Colorado. El no tener un ala fuerte que se contraponga a
Bordaberry lo tironea hacia abajo, o por lo menos no lo deja crecer. El
Partido Nacional tiene una interna disputada e interesante; desde que
existe el actual sistema las ha tenido.
Es temprano para aventurar
cifras, pero hasta ahora Larrañaga viene con una cierta ventaja sobre
Lacalle Pou, pero ¿considerás que este último puede revertir la
tendencia y ganar la interna o lo suyo es meramente testimonial?
No, testimonial no es porque está
representando un ala importante dentro del Partido Nacional. Es difícil
decir quién puede ganar. Las elecciones internas son las más complicadas
de vaticinar porque tienen el tema del voto voluntario. Recién a partir
de comienzos del año que viene comenzaremos a testear más concretamente
las intenciones de ir a votar, y entre quienes van a votar, cuáles son
sus preferencias. Hoy lo que tenemos es más un "estado de opinión", de
una intención de voto hipotética en caso de elecciones obligatorias. Lo
que la gente expresa es a qué partido votaría y a cuál candidato y no si
concurrirá a votar. En el caso del Partido Nacional, en las elecciones
internas precedentes votó alrededor del 70% de quienes lo hicieron en
las nacionales; es el partido con mayor participación. En el electorado
global rondamos el 50%. Son públicos distintos, y ahí empiezan a operar
otros elementos.
¿Como cuáles?
Elementos que tienen que ver con las
estructuras partidarias, con la capacidad de organización y
convencimiento. Ese es un elemento importante. Lo hemos conversado con
algunos candidatos: el tema no es seguir tratando de convencer gente en
sus ideas, sino convencer a aquellos que comparten tus ideas a que vayan
a votar. Por ejemplo, en el caso de Hierro contra Batlle, parecía muy
claro que el problema de Hierro era la convocatoria y no logró romper el
esquema. Los escenarios sobre quién ganaba la interna variaban según
cuánta gente fuera a votar. Son muchos los elementos que se conjugan. Lo
que sí está claro es que Larrañaga tiene un electorado muy consolidado.
Hace dos años que no cae. Fue el que sostuvo al Partido Nacional cuando
tuvo su peor caída, sobre fines de 2010. Claro, ahora se suma Lacalle
Pou, que encarna la renovación, que viene con cierto viento en la
camiseta, en el sentido de que es nuevo, y además parte desde abajo. Es
bastante simple de entender que, Lacalle Pou, partiendo de abajo, pueda
crecer, y Larrañaga, estando arriba, tenga menos chance para hacerlo. Lo
que sí vemos hoy es que, con su crecimiento, Lacalle Pou hace crecer al
Partido Nacional.
A expensas del Partido Colorado.
Exactamente. A partir del Partido
Colorado y de indecisos; con perfil de partido tradicional. Está
generando ese efecto. El asunto es ver si para las elecciones internas
eso se sigue sosteniendo, con gente que no está tan vinculada al Partido
Nacional.
Recién mencionabas a Lacalle
Pou como sinónimo de renovación. Es tal vez la única figura
relativamente nueva, ya que, Larrañaga y Bordaberry, aunque sean
"jóvenes", no son nuevos. Constanza Moreira podría ser otra figura
nueva.
Constanza Moreira parece una renovación,
pero con un perfil distinto y en un escenario distinto, sin
posibilidades reales de competencia. Más que la renovación para el
futuro aparece como algo distinto para la situación actual. De acuerdo a
cómo le vaya se verá si es para el futuro. Lo de Lacalle Pou es
claramente un posicionamiento de renovación hoy, pero también pensando
en el futuro. No hay otra figura con esas características, y suceden
fenómenos que se puede decir "extraños" pero comprensibles.
¿Por ejemplo?
Larrañaga y Bordaberry tienen casi la
misma edad, pero el dirigente nacionalista es percibido como más viejo,
porque está hace más años. El socialista Daniel Martínez tiene la misma
edad que ellos, pero aparece como si fuera mucho más joven que los dos.
Eso se da por una cuestión del momento de entrada a la cancha.
Probablemente a Lacalle Pou, cuando ronde los 50 años, se lo vea como
una cara repetida. Además de que, para los parámetros de la política
uruguaya, es joven, aparece con un discurso bastante renovador en
algunas cosas, lo que permite posicionarlo en ese rol del candidato
fresco.
Muchas veces se critica eso
de que los políticos uruguayos son mayores. Pero, el votante uruguayo
¿quiere votar gente más joven o es conservador?
En términos generales, es más
conservador. Pero, hay grupos que están cansados. Hay reclamos varios,
desde distintos lugares, de renovación de los elencos. Lacalle Pou tiene
una ventaja - desventaja; no es nuevo, no es alguien que salió de la
nada. Tiene una tradición familiar, que viene desde su bisabuelo,
ejerciendo la política nacional. Desde la perspectiva de la experiencia o
la capacidad de entendimiento de ciertos temas está respaldado por eso,
que también le puede jugar en contra. Como cara presidenciable, rompe
con algunos esquemas de los últimos años. Si observamos a Batlle,
Vázquez, Mujica, la posibilidad de Vázquez nuevamente, es toda gente
septuagenaria.
Casi octogenarios.
Y aparece uno que tiene poco más de la
mitad de la edad. Rompe con un esquema que estaba provocando cierto
cansancio en una parte de la población.
¿Se votan programas, o se votan candidatos y emociones?
Los programas no los lee nadie.
Ni quienes los redactan.
Y, no lo escribe uno solo, así que a lo
sumo leerán la parte que cada uno escribió. Obviamente que, internamente
se discuten algunas cuestiones. Lo que el programa refleja es lo que
hablábamos antes: que en realidad no se vota ni a la persona en sí, ni
al programa. El programa es una parte de lo que la gente quiere y el
candidato refleja otra parte de ese deseo de la gente. No puede haber un
candidato que se oponga al programa; sí puede tener matices sobre cómo
llevarlo adelante. Y el programa no puede dar la espalda a su
electorado, porque en definitiva terminaría siendo derrotado. Entonces,
en realidad lo que se vota es una visión de país, que está contenida en
parte en un programa; a veces más puntillosamente, otras en forma más
vaga. Pero, más o menos lo que se quiere de un gobierno, está
contemplado en el programa y la candidatura.
Al principio de la
conversación mencionabas la posibilidad de que el Partido Independiente o
la Unidad Popular pudieran beneficiarse de ciertos corrimientos de
votos del FA. El Partido Independiente (PI) ha tratado, desde su
conformación, de convertirse en una bisagra de gobernabilidad, con poco
éxito. ¿Tiene chance, o el sistema uruguayo no visualiza esa
posibilidad?
Yo diría que, como está planteado el
escenario, no resulta propicio para un cuarto partido fuerte. Pero
además, el PI ha cometido errores.
¿Cuáles?
En cuanto al acercamiento al público
objetivo. Vamos de nuevo a la despenalización del aborto. Un partido de
centroizquierda, socialdemócrata, no puede tener una postura tan
socialcristiana, que lo aleja del electorado frenteamplista. El
electorado frenteamplista enojado es el más tradicional y no va a
volcarse al PI cuando las posturas son tan distintas a las del FA. Lo
mejor que le podría pasar al PI es que el FA no tuviera mayoría
parlamentaria, como forma de conseguir un lugar de relevancia.
¿Y la Unidad Popular, los sectores "radicales"?
Aparece cercana al 1%. Si concentrara
todos sus votos en Montevideo, podría llegar a un diputado. Pero no
aparece como una alternativa demasiado racional para el frenteamplista
desencantado. Despierta muchas dudas.
¿Hay conformidad de la población con el gobierno del FA?
La evaluación que la gente hace del gobierno del FA está casi que totalmente teñida por haberlo votado o no haberlo hecho.
No hay cruzamientos horizontales.
No. En materia de seguridad pública,
para la casi unanimidad de blancos y colorados está todo mal. Para los
frenteamplistas no está bien, pero tiende a haber un apoyo, aunque es
una de las cuestiones más críticas. La evaluación de la gestión está
permeada por eso. Entre los frenteamplistas hay cierto descontento con
la gestión. Sobre todo lo que existe es una especie de desilusión: se
esperaba más. No se sabe exactamente en qué, pero se esperaban otras
cosas. Y es más crítica la visión que hay sobre el gobierno de Mujica
que sobre la de Vázquez, que más allá de ciertas formas, era el primer
gobierno de izquierda y se le perdonaron algunas cosas. Ya al segundo
gobierno no se le perdonan tanto, más allá de problemas de comunicación o
desprolijidades que ha habido. En resumen, la evaluación, entre los
frenteamplistas, es relativamente positiva; de los votantes de partidos
tradicionales, un porcentaje muy menor evalúa positivamente la gestión
del FA. Está esa cuestión de la divisoria de los dos bloques que no
permite realizar una mirada objetiva. Para un lado y para el otro,
porque los frenteamplistas evalúan positivamente cosas que son
claramente negativas, o evalúan negativamente cosas de los partidos
tradicionales que no necesariamente son tales.
¿Cuáles serían los puntos fuertes y los débiles del gobierno?
Los débiles claramente pasan por
seguridad pública en primer lugar y educación en el segundo. Esos son
los principales. Después aparecen algunas desprolijidades (el caso de
PLUNA es una de ellas), problemas de comunicación y anuncios que nunca
se concretaron. Uno de los puntos fuertes, de las cosas más positivas
del gobierno de Mujica, tiene que ver con haber puesto sobre la mesa
algunos temas. Más que concretarlos, haberlos puesto en discusión. El
problema es que eso, que podría ser una virtud, terminó convirtiéndose
en una discusión eterna. Aparecen cosas que son evaluadas positivamente,
pero todos los procesos son demasiado largos.
En ese país de mitades, ¿es
posible establecer políticas de Estado, que conciten apoyos mayoritarios
y se mantengan en el tiempo?
Es muy difícil. Creo que en eso tiene
una responsabilidad central la dirigencia política, de todos los
partidos. Acuerdos que se firman y no se cumplen, o no se cumplen por
negociaciones por detrás que tienen que ver más con la defensa de cargos
y no de ideas, hacen muy difícil poder construir cuestiones de fondo.
Tenemos un escenario muy positivo para hacerlo; en algunos temas hay
coincidencias importantes y vivimos en un país donde dirigentes del
Gobierno y la oposición pueden sentarse a conversar en la misma mesa.
Pero hay cuestiones que, como ha mencionado varias veces Mujica, no son
de alta política sino de la más chiquita, que trancan acuerdos grandes.
En estos dos períodos de
gobierno del FA hubo un crecimiento muy importante del movimiento
sindical. ¿Qué percepción sobre los sindicatos hay en la población?
Ahí también la cosa está permeada, en
este caso por ser o no afiliado a un sindicato. Ese es uno de los
elementos. También, obviamente, está permeado por la condición laboral:
si uno es jefe o no lo es. Además, es completamente distinto si uno es
funcionario público o privado. Los que tienen mejor imagen de los
sindicatos son los funcionarios públicos. Después los empleados
privados, y cuanto más alejado de ser un empleado asalariado se está,
peor es la imagen del movimiento sindical. En términos generales, en
materia de imagen y confianza de la población hacia ellos, no están
fuertes. Tampoco caen en un descrédito total, pero hay algunas medidas
tomadas por parte del movimiento sindical que han mellado su imagen.
Blancos y colorados
constituyeron el Partido de la Concertación. Todavía falta, pero ¿creés
que tengan chance de disputarle la intendencia de Montevideo al F, o la
capital, no necesariamente con una "heladera", sigue siendo un reducto
de la izquierda?
El tema es cómo, por un lado, llega el
FA a esas elecciones, y por el otro lado, cómo llega el Partido de la
Concertación, incluido en el camino el resultado de las elecciones
nacionales. Esto último es fundamental. Por el lado del FA, parece
lógico que comparezca con candidaturas múltiples; es más, creo que si no
concurre con más de una candidatura, corre algún riesgo. Si va con
candidatos fuertes, con buena imagen, que efectivamente puedan atraer a
los propios frenteamplistas, no hay razón aparente por la cual el FA
baje demasiado de lo que votó con Ana Olivera, con el nivel de voto en
blanco más alto de la historia y con frenteamplistas desencantados
fuertemente con el proceso interno. Ese, que es uno de los puntos más
críticos del FA a nivel municipal, no parece que se vaya a repetir.
Entonces, aparece como una elección donde el FA arranca como favorito y
no una elección competitiva. Ahí hay dos escenarios. Si se forma una
elección competitiva, puede haber una pelea entre el FA y el Partido de
la Concertación. Si se da el efecto contrario, que no se presenta una
elección competitiva, sino que la población ve claramente que ganará el
FA, el riesgo para la Concertación es desinflarse y que la elección se
transforme en una interna del FA, donde votantes que puedan ser
proclives a blancos y colorados, prefieran discernir dentro del FA quién
va a ser el intendente. Eso sucede sistemáticamente en varios
Departamentos del Interior. Cuando el Partido Nacional va a aplastar al
resto, se transforma en una elección interna y se desinflan el Partido
Colorado y el FA. Ese es el riesgo que corre la Concertación: que el
efecto logrado sea el inverso al buscado. Creo que, realmente, como
estrategia de alianzas, el peor lugar para hacerlo es Montevideo; es el
escenario menos proclive para una concertación.
Ahí te distanciás de lo que
ha venido planteando Luis E. González, de CIFRA, que incluso,
recientemente, en un seminario que organizó la Fundación Konrad
Adenauer, planteaba un escenario diferente.
Sí; el problema de ese escenario es que
tiene un 30% que no opina. Ese no es un escenario real. Hay que ver cómo
se hacen y presentan las cosas. Una encuesta, de respuesta espontánea, a
un año y medio de las elecciones y con 30% de "no opina", plantea
muchas más incertidumbres que certezas. Hay muchas más certezas en los
comportamientos electorales históricos que en una encuesta de ese tipo.
Científicos analizaron la vida de James Bond: es un "borracho impotente"
Médicos británicos analizaron la vida del agente de seguridad a lo largo de sus novelas, y determinaron que su vida "glamorosa" es "totalmente incompatible" con el alcohol
Un estudio realizado por científicos británicos estableció que el famoso personaje de ficción James Bond es un "borracho impotente", la vida que lleva de glamour, fiestas y romances es "totalmente incompatible" con el consumo de alcohol.
El estudio, publicado por la revista British Medical Journal, y que recoge BBC, determinó que, a lolargo de las 14 novelas del agente de seguridad británico, pasaron 88 días, donde el agente tomó 1.150 vasos de alcohol. Esto excluye las 36 jornadas que el agente estuvo preso o internado en algún hospital.
"Es una persona muy glamorosa, conquista a todas las mujeres y eso es totalmente incompatible con el estilo de vida de un alcohólico, que lo es", indicó a la BBC el asesor de cuidados intensivos pediátricos del hospital universitario de Nottingham, Patrick Davies.
Una de las frases más conocidas del personaje "Vodka Martini, agitado, no revuelto", demuestra su apego a las bebidas. Pero esto lo pudo haber llevado a la impotencia, e, incluso, a morir, según la conclusión de los expertos.
Bond bebió un promedio de una botella y media de vino por día. También ingerió, aproximadamente, cinco medidas de martini con vodka diarios, lo que implica el cuádruple de lo que los médicos recomiendan tomar a los hombres.
"No querrías que esta persona desactivara una bomba nuclear", aseguró Davies.
El personaje creado por Ian Fleming, por lo tanto, no debería ser capaz de desactivar una bomba, expresan los médicos. "Si bien tomamos en consideración las presiones sociales para consumir alcohol cuando se trabaja con terroristas internacionales y jugadores de apuestas altas, recomendaríamos que Bond sea referido a más evaluaciones de su ingesta de alcohol", establece el estudio.
Su momento de mayor alcoholismo lo vivó en "Desde Rusia con amor", en la que el agente tomó en un día 50 medidas.
El agente británico comenzó su relación con la bebida en la novela Casino Royale, de 1953. En Goldfinger ( de 1959), Bond reencamina su vida, pero en "Solo se vive dos veces", de 1964, vuelve a caer en el alcohol, al consumir 132 medidas a la semana.
Para los autores del estudio, su dependencia puede deberse a la muerte de su esposa, que sucedió en "Al servicio secreto de su majestad".
Para los científicos, este estudio tiene un mensaje con respecto a la ingesta de bebida, ya que, según indicaron, mueren 2 millones y medio de personas al año por consumo excesivo de alcohol.
"El nivel de funcionamiento que se muestra en los libros es incompatibles con la funcionalidad física, mental y sexual de alguien que toma tanto alcohol", concluyen los autores.
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