El alcalde demócrata promete que trabajará para los más desfavorecidos, rezagados en las pasadas tres legislaturas
El País de Madrid
Bill de Blasio hace el juramento como alcalde de Nueva York frente a Bill Clinton. / reuters
Volvemos a caminar como una ciudad unida, solidaria y justa. Ese fue
el mensaje que Bill de Blasio lanzó al imponerse en las elecciones a la
alcaldía de Nueva York,
y esa es la guía con la que asume la gestión de la mayor ciudad de EE
UU tras dos décadas de administración republicana. El demócrata prestó
primero juramento en una ceremonia privada en su residencia en Park
Slope (Brooklyn), al minuto de comenzar 2014. Doce horas después
presentó su visión a los 8,4 millones de ciudadanos neoyorquinos.
La ceremonia de inauguración la presidió el expresidente Bill Clinton, que sostuvo la Biblia sobre la que el nuevo alcalde posó su mano izquierda. Una Biblia que perteneció al expresidente Franklin Delano Roosevelt. Comenzaba así una nueva era en Nueva York, que no tenía alcalde demócrata desde David Dinkins en 1993. La primera familia acudió en metro al acto celebrado en la escalinata del ayuntamiento, en el que también estuvo presente Hillary Clinton -Bill de Blasio dirigió su campaña a senadora.
La elección es solo el primer paso. Los alcaldes van y vienen, y sus mandatos se enfrentan a eventos que ponen a prueba su capacidad de liderazgo más allá de las promesas que se lanzan en campaña. Michael Bloomberg gobernó Nueva York entre los años 2002 y 2013. Asumió el mando cuando la ciudad tenía completamente abiertas las heridas provocadas por el 11-S. Su misión fue mantener a la ciudad del rascacielos como la mejor metrópoli del mundo, en el momento oscuro de su historia. Doce años después, el magnate dice que invirtió para sus nietos.
De Blasio, de 52 años de edad, ya ha dicho públicamente que comparte algunas de las prioridades de Bloomberg y se declaró abierto a trabajar con él en el futuro. Pero el ahora 109 alcalde de Nueva York fue también muy crítico con algunas de las políticas de su predecesor en materia social y de seguridad. En su discurso de inauguración prometió que trabajará para los más desfavorecidos, los que quedaron rezagados en las pasadas tres legislaturas. También habló de más oportunidades para la minorías.
La crisis de la desigualdad, reiteró el nuevo alcalde, es algo que solo se puede combatir con la implicación y el compromiso de todos los neoyorquinos; “como una ciudad”. “Este impulso progresista es el que ha escrito la historia de Nueva York y el que está en nuestros genes”, recordó en su intervención, “fueron los neoyorquinos los que retaron a las élites”. Ahora promete dar continuidad a esa tradición sin esperar, pidiendo a los vecinos más ricos, los que están en lo más alto, que “contribuyan un poco más”.
Bill de Blasio dejó claro que el alza de impuestos a los más pudientes no debe entenderse como un castigo al éxito. “Es para que haya más historias de éxito”, explicó. El dinero que recaude lo destinará a financiar la educación desde la guardería, “para romper el ciclo de la pobreza desde el inicio”. “Tenemos que invertir en los futuros inventores, empresarios y científicos de nuestra ciudad para que sea más fuerte”, añadió. “Una ciudad que lucha por la justicia y la desigualdad refuerza a sus ciudadanos”, enfatizó.
Como recordó Bill Clinton, el trabajo de alcalde de Nueva York “es más viejo que la república”. El expresidente destacó la pasión de Bill de Blasio. “Representa el futuro de nuestra ciudad y de nuestro país”, dijo, “con respeto de la serie, son la Familia Moderna real”. Pero pese a que reconoció que Bloomberg le deja una ciudad en mejores condiciones de las que se encontró, también repitió que “no puede avanzar si no vamos todos juntos”. “Necesitamos compartir todos el futuro”, dijo antes de proceder al juramento.
Bill de Blasio, pese a su extensa trayectoria pública y política, era un total desconocido para la mayoría de los neoyorquinos fuera del distrito de Brooklyn. Sin embargo, gracias a su mensaje progresista en una ciudad económicamente dividida, logró un apoyo récord entre el electorado. El cantante y activista social Harry Belafonte destacó en este sentido durante la ceremonia el coraje moral del nuevo alcalde para hacer de guardián de Nueva York. “Podemos ser el ADN del futuro de EE UU”, concluyó.
Scott Stringer, que asume el cargo del supervisor de las cuentas de la ciudad, cree que es posible llevar adelante la “agenda progresista” que defiende Bill de Blasio a la vez que se garantizan unas cuentas públicas sanas. “Podemos y debemos hacer las dos”, remachó, advirtiendo que al final la fortaleza de Nueva York depende “del niño más vulnerable”. “Todo lo que esperamos lograr no es fácil”, señaló Stringer, pero si indicó que hay que hacerlo para que la ciudad siga siendo un símbolo de las aspiraciones.
La ceremonia de inauguración la presidió el expresidente Bill Clinton, que sostuvo la Biblia sobre la que el nuevo alcalde posó su mano izquierda. Una Biblia que perteneció al expresidente Franklin Delano Roosevelt. Comenzaba así una nueva era en Nueva York, que no tenía alcalde demócrata desde David Dinkins en 1993. La primera familia acudió en metro al acto celebrado en la escalinata del ayuntamiento, en el que también estuvo presente Hillary Clinton -Bill de Blasio dirigió su campaña a senadora.
La elección es solo el primer paso. Los alcaldes van y vienen, y sus mandatos se enfrentan a eventos que ponen a prueba su capacidad de liderazgo más allá de las promesas que se lanzan en campaña. Michael Bloomberg gobernó Nueva York entre los años 2002 y 2013. Asumió el mando cuando la ciudad tenía completamente abiertas las heridas provocadas por el 11-S. Su misión fue mantener a la ciudad del rascacielos como la mejor metrópoli del mundo, en el momento oscuro de su historia. Doce años después, el magnate dice que invirtió para sus nietos.
De Blasio, de 52 años de edad, ya ha dicho públicamente que comparte algunas de las prioridades de Bloomberg y se declaró abierto a trabajar con él en el futuro. Pero el ahora 109 alcalde de Nueva York fue también muy crítico con algunas de las políticas de su predecesor en materia social y de seguridad. En su discurso de inauguración prometió que trabajará para los más desfavorecidos, los que quedaron rezagados en las pasadas tres legislaturas. También habló de más oportunidades para la minorías.
La crisis de la desigualdad, reiteró el nuevo alcalde, es algo que solo se puede combatir con la implicación y el compromiso de todos los neoyorquinos; “como una ciudad”. “Este impulso progresista es el que ha escrito la historia de Nueva York y el que está en nuestros genes”, recordó en su intervención, “fueron los neoyorquinos los que retaron a las élites”. Ahora promete dar continuidad a esa tradición sin esperar, pidiendo a los vecinos más ricos, los que están en lo más alto, que “contribuyan un poco más”.
Bill de Blasio dejó claro que el alza de impuestos a los más pudientes no debe entenderse como un castigo al éxito. “Es para que haya más historias de éxito”, explicó. El dinero que recaude lo destinará a financiar la educación desde la guardería, “para romper el ciclo de la pobreza desde el inicio”. “Tenemos que invertir en los futuros inventores, empresarios y científicos de nuestra ciudad para que sea más fuerte”, añadió. “Una ciudad que lucha por la justicia y la desigualdad refuerza a sus ciudadanos”, enfatizó.
Como recordó Bill Clinton, el trabajo de alcalde de Nueva York “es más viejo que la república”. El expresidente destacó la pasión de Bill de Blasio. “Representa el futuro de nuestra ciudad y de nuestro país”, dijo, “con respeto de la serie, son la Familia Moderna real”. Pero pese a que reconoció que Bloomberg le deja una ciudad en mejores condiciones de las que se encontró, también repitió que “no puede avanzar si no vamos todos juntos”. “Necesitamos compartir todos el futuro”, dijo antes de proceder al juramento.
Bill de Blasio, pese a su extensa trayectoria pública y política, era un total desconocido para la mayoría de los neoyorquinos fuera del distrito de Brooklyn. Sin embargo, gracias a su mensaje progresista en una ciudad económicamente dividida, logró un apoyo récord entre el electorado. El cantante y activista social Harry Belafonte destacó en este sentido durante la ceremonia el coraje moral del nuevo alcalde para hacer de guardián de Nueva York. “Podemos ser el ADN del futuro de EE UU”, concluyó.
Scott Stringer, que asume el cargo del supervisor de las cuentas de la ciudad, cree que es posible llevar adelante la “agenda progresista” que defiende Bill de Blasio a la vez que se garantizan unas cuentas públicas sanas. “Podemos y debemos hacer las dos”, remachó, advirtiendo que al final la fortaleza de Nueva York depende “del niño más vulnerable”. “Todo lo que esperamos lograr no es fácil”, señaló Stringer, pero si indicó que hay que hacerlo para que la ciudad siga siendo un símbolo de las aspiraciones.