Escritor y periodista Julio Dornel
Existe en términos generales y salvo raras excepciones un panorama
sombrío generado por el descreimiento que suele mortificarnos por el
solo hecho de pensar que “somos menos” y que todo nos resulta imposible
de realizar. Y es ahí en esas oportunidades que no encontramos nada
positivo y terminamos recriminando a quienes triunfan en sus
actividades, aflorando un rencor
solapado ante el éxito ajeno. Surgen las pequeñas cosas que conducen al
desgano, al egoísmo y a la envidia. Como será que nos sobresaltamos
cuando nos cae algún elogio o recibimos algún reconocimiento por parte
de la sociedad. Tenemos la virtud de trasformar todo en una competencia,
como si la propia vida fuera un campeonato. Poco importa preservar los
valores culturales, la tradición y la sabiduría. Solo importa
prepararnos para competir y ganar bajo el nuevo slogan de “Competir es
bueno, ganar es mejor.” Estamos en el circo romano con ropas modernas y
debemos participar de la mejor manera, tomando partido sin preocuparnos
mayormente por venerar a los grandes de nuestra historia o detenernos
en las cosas pequeñas. Somos contra o a favor. Amigo o enemigo, Nacional
o Peñarol, derecha – izquierda, y blanco o negro en una posición
encontrada que figura en las mejores tradiciones de nuestro país. El
escritor Marciano Duran ha sintetizado en extenso poema la identidad del
pueblo uruguayo agregándole la cuota de humor que siempre complementa
sus crónicas:
“es que somos nosotros, se nos ven las hilachas
“es que somos nosotros, los que el lunes que viene
“arrancamos la dieta o tiramos él pucho.
“Los de bajo perfil, los que como bandera levantamos los mates.
“Los de siesta estival, de veredas baldeadas.
“Somos nosotros los orientales.
“Somos el dulce de leche, los chivitos, los chaná
“los churrascos, chinchulines, somos bagayos del Chuy
“choripán, postre chajá.
“ Los que una vez por todas dejemos de esperar la ONDA.
“Seremos los uruguayos o no seremos nada.
“Es que vengo de aquel tiempo bueno
“en que laica era la escuela y laika era la perra.
“cuando ya no quedaban más tranvías
“y la ONDA se estiraba entre los trenes.
“Es que vengo de aquel tiempo mío
“en que se iba desde el sur discepolín,
“y el maracanazo era una gran mochila
“que doblaba nuestra espalda para siempre.
“Acá llegamos casi sin danos cuenta,
“dejamos de fumar a escondidas de nuestros viejos
“y empezamos a fumar a escondidas de nuestros niños.
“Limpiamos ríos y contaminamos arroyos.
“Y nos fuimos transformando en gente punto com,
“y las ovejas nacieron en frasquitos,
“y el ozono empezó a jodernos feo,
“y el Sida nos hizo tan fieles como precavidos
“y los primus se volvieron microondas
“y las madres de mayo siguieron preguntando,
“y window fue mucho más que una ventana
“y el Enzo se vistió de embajador
“y los chorizos se hicieron hamburguesas.....”
Cuanta razón en los versos de Durán para mostrarnos una realidad que
olvidamos o no queremos ver porque los uruguayos somos así… POR SUERTE.
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viernes, 3 de enero de 2014
La oscura comedia de Pluna por Samuel Blixen
Brecha digital
- Última actualización en 03 Enero 2014
Bien está lo que bien acaba: hace exactamente siete años, el 4 de enero de 2007, la oscura comedia de Shakespeare, con su trama errática y confusa, parecía haber inspirado al entonces ministro de Economía, Danilo Astori, para impulsar la privatización de Pluna.
Como se sabe, la aventura no acabó bien, pese a los pronósticos del ministro. Aquel 4 de enero Astori anunciaba la privatización en estos términos: “Quiero decirles que el Ministerio de Economía ha venido trabajando permanentemente en este proceso, y quiero destacar cuatro características sobre las que me parece conviene poner énfasis. En primer lugar la profesionalidad con la que se ha manejado el desarrollo del proceso. El hecho de hacerlo profesionalmente es muy importante, porque asegura la búsqueda y el hallazgo de un buen resultado, a la luz del objetivo que estamos percibiendo. Cuando estas cosas no se hacen de esta manera, generalmente terminan mal, terminan con problemas que surgen, a veces con previsión, a veces imprevistamente, y frustran una experiencia de este tipo. En este caso está sucediendo todo lo contrario: profesionales de primera línea están participando en el desarrollo de esta búsqueda y seguramente este es un proceso que va a culminar con buenos resultados para el país”.
Las palabras del ministro hacían inequívocas referencias a la anterior privatización de Pluna, impulsada por el presidente Luis Alberto Lacalle, aparentemente sin profesionalidad. Como se sabe, en este caso la profesionalidad no aseguró el éxito, de modo que su anuncio como algo inevitable refleja cierta soberbia. El desenlace, siete años después, cuestiona en principio aquella profesionalidad, aunque es más exacto decir que el fracaso ocurrió pese a la profesionalidad de los técnicos que intervinieron. El recurso de las comparaciones es relativo y en todo caso los fracasos se explican, siempre, y antes que nada, por causas internas.
Esos elementos son los que, desde el principio, permanecieron ocultos, inconfesos, y son, precisamente, aquellos que hubieran aconsejado un triunfalismo más prudente. De hecho están presentes en las palabras de Astori al anunciar por primera vez la operación de privatización y sus bondades: “Y finalmente el volumen de la inversión, un volumen importantísimo para, no sólo la compañía Pluna, de modo de asegurar la solidez de sus operaciones en su futuro, sino también para la propia economía uruguaya en su conjunto; una inversión de 177 millones de dólares en dos años, tenga el destino que tenga, es para Uruguay una inversión muy importante; en este caso una garantía de la fortaleza con la que operará la compañía en el futuro”. Preguntado sobre la forma en que se concretaría la inversión, Astori explicó: “Hay una suscripción de capital inmediata de 15 millones, luego otros 10 aportados mediante líneas de créditos ya comprometidas, y el resto –o sea 152 millones– es un financiamiento que está fuera de balance para permitir la incorporación de las 20 aeronaves de las que hablábamos hoy”.
Lo que el ministro no quiso explicar fue que ese “financiamiento fuera de balance” por 152 millones de dólares no era una inversión directa –como había informado el ministro de Transporte Víctor Rossi–, no era una capitalización, no era un aporte para la “fortaleza” de Pluna “y de la economía en su conjunto”, sino una garantía soberana del Estado uruguayo para que los nuevos propietarios pudieran negociar la compra de los aviones. El ministro Astori omitió deliberadamente mencionar esa garantía que –hoy se sabe– fue la piedra angular de la negociación desde el comienzo, porque de haberlo hecho el negocio hubiera sido automáticamente cuestionado, no sólo por la oposición política sino por los eventuales interesados para quienes la gestión de Pluna hubiera sido muy atractiva con la garantía del Estado sustituyendo el grueso de la inversión.
La ficción de aquella inversión por 177 millones de dólares se mantenía el 12 de febrero de 2007 cuando, con la presencia del presidente Tabaré Vázquez, Astori firmó el acuerdo de “due diligence” que concretaría la operación. En la ocasión hizo malabarismos de cifras: el gobierno aportaba el 7 por ciento del capital de la nueva empresa pero se alzaba con el 25 por ciento de las acciones. ¿Cuánto valía aquella garantía por el 100 por ciento de la compra de aviones, que se seguía manteniendo oculta? Astori habló de las salvaguardas y los poderes de la comisión fiscal que otorgaban un control excepcional. Pues bien, las 20 aeronaves –que, según Astori, “van a lograr una transformación total de Pluna, no sólo jerarquizándola como línea fundamental en la región, sino además propulsándola como línea fundamental para constituir puerta de entrada y de salida de pasajeros originados y destinados en Europa y en Estados Unidos”– fueron apenas siete, y por ellas el Estado debió asumir una deuda de 137 millones de dólares con el Scotiabank, es decir, con el principal accionista del cuarto banco en importancia en Uruguay, el Nuevo Banco Comercial. La jerarquización, en los hechos, comenzó por la eliminación de los vuelos a España; y los controles terminaron, como se sabe, en el vaciamiento que condujo al procesamiento con prisión de los principales ejecutivos de Leadgate.
Alguien podría escribir una comedia sobre la historia –la historieta– iniciada en 2007: “Termina mal todo lo que comienza mal”. Una historieta que tiene tres principales responsables: el ministro Astori, que ensayó una especie muy particular de profesionalismo; el ministro Rossi, que puso la cara sin cortar ni pinchar; y el presidente Vázquez, que otorgó expresamente el respaldo político. Resulta sugestivo que la versión de las palabras de Astori del 4 de enero de 2007 en la página web de la Presidencia contenga algunas diferencias significativas con el audio reproducido hace algunos días en los programas periodísticos de radio Sarandí. En la versión oral Astori aparece mucho más enfático en anunciar el éxito del proceso como derivación inevitable de lo bien que se había iniciado; pero también hacía referencias expresas al respaldo que la iniciativa tenía del propio presidente Vázquez. La transcripción escrita omite esas referencias; y, por otro lado, el archivo de audio de esa jornada no está, como sí lo está el archivo de las palabras de Astori del 12 de febrero.
Siete años después, el ahora vicepresidente Astori ensaya una explicación de lo ocurrido: “Las opciones eran: dejar caer por completo a Pluna; que el Estado se hiciera cargo (no nos pareció correcto, porque ya se había gastado mucho dinero); y la tercera, buscar un socio”. Aun ahora, con los resultados a la vista y las resoluciones penales, Astori mantiene una mirada inocente sobre Leadgate y Matías Campiani: “Pusimos todo el empeño en buscar un socio que pudiera llegar a un resultado positivo; la experiencia fracasó. Analizamos todas las posibilidades, Leadgate fue la única que puso 2 millones para comprar el pliego y la única que puso 15 millones de dólares” de capitalización.
Explica de una manera muy peculiar el desastroso desenlace: “La caída a mi juicio fue por tres razones: el desequilibrio entre las (pocas) frecuencias y la flota; la relación entre capital propio y financiamiento, la firma se endeudó exageradamente; el precio del combustible, que era el más alto de toda la región, mucho más alto que el de sus competidores”.
Y elude empeñosamente comprometer su responsabilidad. ¿Se siente responsable?, le preguntan. “Después de haber visto los resultados, la verdad es que la experiencia terminó en fracaso. Fue una experiencia que se hizo con la mayor buena fe por parte de todos, con la mejor intención de parte de todos, y que salió mal.”
“Salió mal” es una pobre explicación para el costo de la aventura (una pérdida de cerca de 300 millones de dólares). Es insuficiente para todos los puntos que continúan oscuros: el otorgamiento de la garantía; la elección de Leadgate a partir de la opinión de un broker; la compra de aviones canadienses (que no son usados en la región); el descarte de un negocio con Brasil, más barato y bajo el paraguas de la integración regional; el endeudamiento con un banco que decidió instalarse en plaza; la incomprensible incapacidad de los representantes estatales para enfrentar y oponerse a los negocios y negociados que terminaron en quiebra y vaciamiento.
La buena fe y la mejor intención rechazan insinuaciones de corrupción, y seguramente es correcto, aceptable. Pero no diluyen las responsabilidades políticas de decisiones que no han sido justificadas y que no se explican por ingenuidad o ineptitud.
En tren de aterrizaje El astorismo en clave pos Pluna
Brecha
- Última actualización en 03 Enero 2014
- Escrito por: Ricardo Scagliola
El astorismo en clave pos Pluna En el Frente Liber Seregni hay consenso en que el “affaire Pluna” impactará negativamente durante la próxima campaña electoral, aunque existen matices en las lecturas políticas de la crisis. En este sentido, luce novedoso el análisis de uno de los principales líderes del sector, Óscar de los Santos, para quien “formas más eficientes y ágiles de control” en las asociaciones con privados podrían ser parte de un debate sobre una eventual reforma constitucional. Por otro lado, el caso podría tener su repercusión en la confección de las listas de ese grupo de cara a octubre.
La llegada del año electoral magnifica todo. Nadie debería ofenderse demasiado: los aciertos o tropiezos del gobierno se ponen bajo la lupa, máxime cuando el oficialismo prima en la intención de voto. Los distintos partidos de la oposición convergen mínimamente, todos apuestan a la misma baraja: llegar a la segunda vuelta. Hasta ahora parecen encaminarse a las elecciones internas con la aspiración compartida de impedir que el Frente Amplio alcance la mayoría absoluta exigida por la Constitución. Lo que no debería ofender a nadie pero sí sorprender a muchos son los errores que se autoinflige el gobierno, involuntario aportante al clima de euforia de quienes lo corren desde atrás. José Mujica fue el dueño de la agenda pública durante años. Pero desde el momento en que Vázquez confirmó su candidatura, el debate cotidiano se nutre de issues que lo debilitan, surgidos de su propio riñón. El caso Pluna y el pedido de procesamiento a Fernando Lorenzo y Fernando Calloia fueron el principal aporte al acervo discursivo opositor en estos días.
Aunque la crisis de Pluna salpica a todo el gobierno, en este contexto resalta aun más el papel del Frente Liber Seregni (fls), sector al que pertenece Lorenzo y –hasta donde se conoce– es afín el presidente del brou. La acérrima defensa del ex ministro de Economía, que incluyó una caravana hasta el balneario Araminda con la participación de los principales referentes del sector justo cuando el astorismo se encuentra en el ojo de la opinión pública, es una jugada audaz. La intención, entre líneas, parecería ser victimizar a Lorenzo. Políticamente la movida tiene su lógica. Pero la jugada es arriesgada, máxime por el momento en que ocurre. Mucho se ha dicho sobre el acto, orquestado por el director de Casinos, Javier Cha, el mismo que tiempo ha planificó un “brindis de desagravio” en el Hipódromo de Maroñas para el titular de Economía, desactivado a último momento por el propio Lorenzo. Por lo bajo, la movida de Cha es criticada en la interna del fls. “Fue absolutamente innecesario”, ilustra un alto dirigente del sector. Por lo alto, prima la “confianza” en que a la hora de optar, la gente pondrá en el platillo más pesado de su balanza los adelantos alcanzados, la solidez de la situación económica y los logros en materia social. Son buenas credenciales en medio de una temporada calurosa en lo político y en lo específicamente meteorológico. Si con eso alcanza para ganar una elección o impacta más la coyuntura, ya es otro cantar.
ERRORES Y DELITOS. El ex ministro de Economía hizo su aporte al escenario actual. Puesto en un brete difícil de justificar, Lorenzo no lució muy eficiente para explicar su papel en el affaire Pluna. Su autocrítica por haberse salteado el régimen general de concursos como salida a la crisis de la aerolínea de bandera llegó, para colmo, tarde. Sus alegaciones, vertidas en el juzgado y en el semanario Búsqueda de la semana pasada, pueden llegar a tener fuerza ante el juez pero parecen endebles en el ágora política. En la justicia rige la presunción de inocencia, pero las valoraciones políticas suelen ser menos meticulosas. Y la escena pos clausura de Pluna es pródiga en resbalones: desde el precipitado cierre de la aerolínea hasta la reciente declaración de inconstitucionalidad, pasando por un escandaloso remate fallido de los aviones. En general las presunciones tienden a invertirse, lo que determina el desprestigio que en su momento tuvo Juan Carlos Bengoa o, salvando las distancias, el desgaste que ahora aqueja a Lorenzo. Expresar que se cometió un error pero no un delito no absuelve políticamente a un ministro. No delinquir está por debajo del piso de conducta que le es exigible. Los “errores” son la unidad de medida de la utilidad de los ministros. Queda expuesta a debate cuál es la magnitud del asumido por Lorenzo.
El ex ministro denuncia que tiene adversarios de fuste que quieren hacerle morder el polvo para perjudicar al gobierno. Y sugiere, sobre su exposición pública en torno a este tema: “No recuerdo otro episodio de la historia empresarial del país que haya sido objeto de más exposición”. Ambas hipótesis son verosímiles pero no alivian su responsabilidad. La data suele ser operada por personas interesadas, pero el incordio fue autogenerado. Puesto en situación, el astorismo se ve frente a una encrucijada en la que se cruzan dos caminos de cornisa. Sostener la defensa del ex ministro contra viento y marea, o dar vuelta la página. En el astorismo confían en la actuación del ex ministro y en sus explicaciones, pero en el mujiquismo no existe tal consenso con su escaso aporte en las sucesivas interpelaciones. Las explicaciones, evalúan en la Torre Ejecutiva, no fueron eficaces pero –insisten– no hubo mala fe. Para la oposición, en cambio, el episodio es como una bendición que llueve del cielo sobre el desierto.
IMPACTOS MÁS, IMPACTOS MENOS. Palabras más, palabras menos, todos los dirigentes del fls consultados por Brecha coinciden en que el caso Pluna impactará negativamente en el año electoral. “Todos estimamos que algún impacto puede llegar a haber. Sería inimaginable que nada pasara, porque se ha transformado en ‘el’ hecho político de fin de año”, explicó el diputado de Asamblea Uruguay (au) Carlos Varela. Para el legislador, ahora se trata de evaluar “si en el largo plazo va a tener un impacto negativo o no”. En concreto: si forma parte de las preocupaciones de la gente. La tendencia, sin embargo, es a relativizar ese punto. Según su compañera de Cámara Daniela Paysée (au), “a nadie se le escapa que el tema Pluna va a estar presente durante la campaña”, pero –asegura la diputada– “no nos morimos los uruguayos porque cierre la aerolínea”. El cierre de la línea de bandera, sostiene Paysée, es comparable al de amdet (la empresa pública de transporte que tenía los troleybuses en Montevideo) o la Onda: “Nadie dejó de viajar y la conectividad está prácticamente solucionada”. “El mundo de los negocios es el mundo de los riesgos”, puntualizó. A juicio de la legisladora “el Estado uruguayo no tiene que seguir asumiendo riesgos en la aviación”.
La óptica de uno de los principales dirigentes de la Alianza Progresista, otro de los sectores que componen el fls, presenta algunos matices. Para el intendente de Maldonado, Óscar de los Santos, “es necesario construir un relato de los hechos que se vienen desencadenando en los últimos 25 años” en torno a Pluna. Esa narración, dice, “ha sido prácticamente inexistente”. La asociación con privados, sostiene, “es necesaria en aquellas áreas donde el Estado no tiene capacidad de gestión”, pero debe ser acompañada por controles más eficaces. “Hay que encontrar formas más eficientes y ágiles de control, y creo que eso puede ser parte de un debate sobre una eventual reforma constitucional. Me pregunto cómo hacen los accionistas de una trasnacional para controlar el buen uso de sus recursos. Acá no se trata de inventar la pólvora, sino de definir qué tipo de mecanismo de control”, explicó De los Santos a Brecha. Para el intendente fernandino, de prosperar la búsqueda de reservas de gas y petróleo emprendida por ancap, este debate se volverá inevitable: “Una de las batallas que dimos fue la de ancap en 2003 mediante el referéndum, pero no hay dudas de que si encontramos gas y petróleo no va a quedar otra alternativa que asociarse, porque el Estado solo no lo va a poder hacer”.
Las secuelas del affaire Pluna tampoco parecen haber disparado una renovación de cuadros en el fls. Esa situación es admitida, incluso, por los líderes del sector. “La renovación lleva tiempo y actitudes. Y yo no creo que se venga la renovación. El liderazgo de Astori no está en tela de juicio, por su formación y por su capacidad”, opina De los Santos. Algunos cuadros jóvenes piden cancha, pero todo indica que difícilmente puedan ocupar los primeros lugares. Contemplado como una posible pieza renovadora en el Nuevo Espacio (ne), el director de Rentas, Pablo Ferreri, prefiere poner la mira en los desafíos colectivos antes que en “los apetitos personales”. “Lo que despertó en el fls todo esto (en relación con los avatares suscitados tras el cierre de la aerolínea) es la necesidad de reanudar esfuerzos y trabajar más unidos que nunca, con mucha cohesión interna. En los momentos difíciles es cuando se saca a relucir la entereza. En eso vamos a estar, combatiendo el proyecto de país de la derecha que tanto mal le ha hecho a los uruguayos”, sostuvo en diálogo con Brecha. La reciente elección del director del inju, Matías Rodríguez, como secretario general del Partido Demócrata Cristiano –uno de los sectores de la ap– lo pone en carrera como “candidateable” por Montevideo. El nombre de Juan Andrés Roballo, inspector general de Trabajo y diputado durante la anterior legislatura, también suena entre los aliancistas. El cuadro de situación, sin embargo, es poco alentador: son demasiados los nenes para pocos trompos.
ARMADOS Y DESARMADOS. De cara al cronograma electoral que se avecina, la crisis de Pluna podría incidir sobre el armado de las listas, evalúan varios dirigentes del fls consultados por Brecha. En ese sentido, el mayor afectado por los coletazos del cierre de la aerolínea podría ser el ministro de Transporte, Enrique Pintado, cuyo nombre actualmente no es tenido en cuenta para los primeros cinco lugares de la plancha común al Senado que compartirán Asamblea Uruguay, la Alianza Progresista y el Nuevo Espacio. Para esas poltronas, que el fls espera revalidar en octubre, se manejan los nombres de Danilo Astori (primero indiscutido), Rafael Michelini, Óscar de los Santos, Liliam Kechichián y Daniela Paysée, aunque el sector aún no ha tomado una decisión. Cualquier definición deberá, además, contemplar el plus de la cuota de género, que obliga a que uno de cada tres lugares sea ocupado por una mujer, tanto en la lista de titulares como en la de suplentes. Este detalle disparó en los últimos meses todo tipo de rumores sobre quién ocuparía el “tercer lugar”, descontando que los dos primeros puestos serán para sendos hombres, un reflejo de la raigambre machista que –justo es reconocerlo– no es patrimonio exclusivo del fls.
Lo conversado hasta ahora, explicaron fuentes del astorismo, es que cada sector marque sus votos de cara a las internas de junio –donde el ne comparecerá junto a la ap en una misma lista– para luego sí proceder al armado de la plancha a la Cámara alta. En la antesala de la brega electoral, los caciques del astorismo trajinan el Interior sondeando a la militancia sobre la posibilidad de emplear este mecanismo. Mientras tanto, exploran acuerdos, buscan información, curten reuniones reducidas. Para el Interior, la idea esbozada en sucesivos encuentros de la “mesa chica” del fls es que los tres sectores –au, ne y ap– comparezcan en octubre en una lista única, aunque con algunas excepciones: Montevideo, Canelones y Maldonado, los tres departamentos con mayor peso. Otra historia será la lista a diputados, donde cada sector deberá resolver sus candidatos. Antes de conocerse el pedido de procesamiento de Lorenzo, en el ne había un “acuerdo tácito” de que el primer lugar lo debía ocupar el ex ministro de Economía, informaron fuentes de ese sector. Esa línea ahora no parece tan nítida.
Hasta octubre se sucederán meses de vértigo, suponen todos. Desde el vazquismo advierten que los “errores” tras el cierre de la aerolínea pueden complicar el partido; desde las tiendas astoristas la tendencia es a bajarles perfil. Con ese cuadro a su alrededor, Tabaré Vázquez comenzará este mes su campaña. Habrá muchos actos pero poca exposición mediática, adelantan sus allegados. ¿Cuánto impactará la crónica de estos días, cuánto la memoria de 2002, cuánto la debilidad de la oposición, cuánto el deterioro del gobierno? La única lectura certera será la del hecho consumado. Se verá cuando voten los uruguayos, ese día en el que todos los ciudadanos tienen la misma cuota de poder.
El nuevo traje de la reina Revista NOTICIAS.
La tapa de la edición anterior generó polémicas y acusaciones desproporcionadas. Preocupa más la metáfora que la realidad.
Está
tapada. De la portada anterior a esta página no ha cambiado nada. Ni
los problemas eléctricos, ni los inflacionarios, ni la inquietante
ausencia presidencial. [ Ver fotogalería ]
Por
Edi Zunino
El danés Hans Christian Andersen escribió el cuento de hadas “El traje nuevo del emperador” (también conocido como “El rey desnudo“)
hace ya 177 años con el propósito para nada oculto de demostrar,
metáfora en mano, que “no tiene por qué ser verdad lo que todo el mundo
piensa que es verdad”. Tanta razón tenía Hans, que ni siquiera habría
sido su verdadero autor: la suya no sería más que una versión
actualizada (y en su idioma) de viejos relatos moralizantes españoles
que allá por el año 1.400 ya eran viejos y que el Infante Don Juan
Manuel y Miguel de Cervantes utilizaron de base para otros cuentos de
sus respectivas autorías. En síntesis: la idea (insisto y remarco el
concepto “idea”, en cuanto abstracción, símbolo, representación virtual)
de gobernantes que andan “desnudos” por más que los relatos oficiales y
los chupamedias que los recitan aseguren lo contrario, es muy pero muy
antigua. La desnudez, desde ese punto de vista, es apenas un recurso
irónico para decir que las cosas no están siendo tal cual las pregona el
poder.La última tapa de NOTICIAS apeló al remanido “el rey está desnudo”, adaptándolo a las circunstancias argentinas (incluido el género de quien ejerce la Presidencia) para gritar una serie de evidencias preocupantes: las redes eléctricas no funcionan con la “normalidad” que señaló el Gobierno en medio de los desesperantes apagones; la inflación se come los salarios, pese a que se la da por controlada; el nombramiento del general Milani resquebraja a un kirchnerismo progre verbalmente sólido… Y todo en medio de la inquietante ausencia en escena de Cristina, la “reina”, que o no está tan repuesta de sus problemas físicos como nos dicen que está o directamente nos están tomando a todos para el churrete. De uno u otro modo, la metáfora del “está desnuda” vendría al caso. Nada sería lo que se pretende que parezca ser. Nada.
El Consejo Nacional de las Mujeres (organismo de la Jefatura de Gabinete) y dos legisladores oficialistas (Héctor Recalde y Mara Brawer), cuestionaron la portada por su presunta incitación a la “violencia de género”. Y hasta Elisa Carrió la consideró “gravemente ofensiva” vía Twitter, pasando por alto que ella misma verdaderamente ofendió a la Presidenta hace poquito, tratándola de “ida” y de “chapa”.
A mi manera de ver, dichas críticas adolecen de la misma sustancia. Antes que nada: esa de la foto no es la Presidenta, muchachos/as. Es una ilustración abstracta realizada en base al cuerpo de otra persona en un “desnudo artístico”, como se llama al género fotográfico que toma al cuerpo humano (femenino o masculino) con delicadeza y respeto. Puede no gustar, desde luego. Pero quienes suelen cuestionar al periodismo por su superficialidad, se quedaron en la superficie sin mencionar siquiera el asunto de fondo: que las cosas no están tan bajo control como pretenden hacerlo suponer Capitanich y De Vido. Y que CFK no está. No aparece. Se borró.
Tampoco es Cristina la que ilustra esta página, tapada hasta las orejas. El problema es que, en el acto editorial de cambiar el foco por su contrario, los problemas siguen siendo los mismos. Con la luz. Con la carestía. Con Milani. Y encima Echegaray a los bifes…
Si nos altera más la metáfora que la realidad, estamos fritos. A eso iba.
El autor es JEFE DE REDACCIÓN de revista NOTICIAS.
La tapa de la edición anterior de NOTICIAS:
Raúl Castro alerta contra "subversión" en Cuba
Advierte contra la disidencia "político-ideológica" que pretende "desmantelar el sistema socialista"
El País de Madrid
En la conmemoración del 55º aniversario de la revolución cubana, como en los naufragios, las mujeres y los niños fueron primero. Claralbis Soler Infante, pionerita de 9 años, recordó al Fidel Castro
presente en las historias de sus abuelos, luchador contra la opresión y
la miseria, y ausente en los festejos celebrados ayer 1 de enero en
Santiago de Cuba.
La estudiante de medicina de 20 años Aylen Cumbá Chávez prometió de
seguidas respaldar a la dirección histórica del Partido Comunista en la
política de cambios económicos y sociales emprendida por el Gobierno de
Cuba durante el último quinquenio para enfrentar los apuros financieros y
las demandas sociales, y llamó a los jóvenes a no dejarse confundir
“por la invasión de información y el consumismo”.
Luego, en el podio dispuesto bajo el balcón donde Fidel Castro proclamó el triunfo de la revolución hace más de medio siglo, tomó la palabra Raúl Castro, presidente y viejo comandante de la Sierra Maestra, para alertar sobre las nuevas amenazas que, según él, se ciernen sobre la continuidad del castrismo: la ruptura ideológica entre la antigua dirigencia y las nuevas generaciones de cubanos, y la paulatina restauración del capitalismo en la isla.
Vestido con su uniforme de general, Raúl conjuró en su discurso el mayor peligro que él advierte en esta nueva etapa de desmontaje del sistema de controles sociales y económicos que ha emprendido su administración, empujado por la crisis económica y el crecimiento paulatino de la protesta social; a saber: los intentos del “imperialismo estadounidense” de introducir sutilmente en la isla “plataformas de pensamiento neoliberal” con el fin de desmantelar la revolución socialista desde dentro. “Se afanan engañosamente en vender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social. (…) Con ello pretenden inducir la ruptura entre la dirección histórica de la revolución y las nuevas generaciones y promover incertidumbre y pesimismo de cara al futuro”, ha dicho el menor de los hermanos Castro.
Al menos nominalmente, Raúl Castro ha procurado equilibrar el peso de los años entre los cuadros dirigentes de Cuba, como repuesta política a la creciente demanda interna de renovación. Su círculo más cercano en el Gobierno está formado por los antiguos combatientes del Segundo Frente, la columna guerrillera que comandó hasta 1959, durante la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. Pero desde febrero de 2013, la cara visible del “socialismo próspero y sustentable”, la fórmula con la cual pretende renovar el funcionamiento del Estado, es el primer vicepresidente Miguel Díaz Canel: un ingeniero electrónico de 53 años, bien formado en el dogma marxista y eventual heredero del poder, desde que Raúl Castro anunció su decisión de no presentarse en 2018 a una nueva reelección. A esas nuevas generaciones, que tardía y paulatinamente han asumido tareas de dirección, el presidente cubano les ha pedido no caer “bajo el influjo de los cantos de sirena del enemigo” y a mantener la unidad del Partido Comunista como “único heredero legítimo del legado y la autoridad del comandante en jefe de la revolución cubana, el compañero Fidel Castro Ruz”.
El castrismo, que controla el poder con mano férrea desde 1959, se enfrenta en esta fase a una oposición interna mejor articulada, que ha dejado en segundo plano el mensaje partidista para concentrarse en la organización de la protesta social, en la denuncia de lo que no funciona. Buena parte de esta joven disidencia se ha formado en las mismas aulas, en la misma Unión de Jóvenes Comunistas, donde la revolución pretendía formar “al hombre nuevo” y la vieja dirigencia los ha segregado por la rebeldía crítica implícita en sus preguntas: por qué los cubanos —hasta enero de 2013— no podían viajar, por qué en la isla no hay libre acceso a Internet, por qué no se elige al presidente a través de elecciones directas y universales, por qué en Cuba no hay prensa libre. La lista de blogueros, periodistas, artistas, intelectuales y activistas sociales que han asumido este papel es cada vez más larga, e incluye los nombres de Antonio González-Rodiles, Guillermo Fariñas, Eliécer Ávila, Yoani Sánchez, José Daniel Ferrer, Ángel Santiesteban-Prats, entre otros.
Aunque Estados Unidos sigue siendo el gran enemigo en los discursos de Raúl Castro, la amenaza del “imperio invasor” ha perdido la fuerza retórica de antaño, en la misma medida en que ha ganado popularidad en Washington la idea de levantar las leyes del embargo comercial y financiero adoptadas en la década de los sesenta contra La Habana. La mayoría del exilio cubano-estadounidense ha descartado por completo las salidas de fuerza y pide ahora nuevas condiciones que le permitan participar como inversores de una eventual apertura económica en la isla. Para ellos, el apretón de manos entre el presidente Barack Obama y Raúl Castro durante el homenaje fúnebre a Nelson Mandela, el pasado 11 de diciembre en Johannesburgo, no es razón de alarma sino un signo de los nuevos tiempos que, más temprano que tarde, terminarán de llegar.
Luego, en el podio dispuesto bajo el balcón donde Fidel Castro proclamó el triunfo de la revolución hace más de medio siglo, tomó la palabra Raúl Castro, presidente y viejo comandante de la Sierra Maestra, para alertar sobre las nuevas amenazas que, según él, se ciernen sobre la continuidad del castrismo: la ruptura ideológica entre la antigua dirigencia y las nuevas generaciones de cubanos, y la paulatina restauración del capitalismo en la isla.
Vestido con su uniforme de general, Raúl conjuró en su discurso el mayor peligro que él advierte en esta nueva etapa de desmontaje del sistema de controles sociales y económicos que ha emprendido su administración, empujado por la crisis económica y el crecimiento paulatino de la protesta social; a saber: los intentos del “imperialismo estadounidense” de introducir sutilmente en la isla “plataformas de pensamiento neoliberal” con el fin de desmantelar la revolución socialista desde dentro. “Se afanan engañosamente en vender a los más jóvenes las supuestas ventajas de prescindir de ideologías y conciencia social. (…) Con ello pretenden inducir la ruptura entre la dirección histórica de la revolución y las nuevas generaciones y promover incertidumbre y pesimismo de cara al futuro”, ha dicho el menor de los hermanos Castro.
Al menos nominalmente, Raúl Castro ha procurado equilibrar el peso de los años entre los cuadros dirigentes de Cuba, como repuesta política a la creciente demanda interna de renovación. Su círculo más cercano en el Gobierno está formado por los antiguos combatientes del Segundo Frente, la columna guerrillera que comandó hasta 1959, durante la lucha contra la dictadura de Fulgencio Batista. Pero desde febrero de 2013, la cara visible del “socialismo próspero y sustentable”, la fórmula con la cual pretende renovar el funcionamiento del Estado, es el primer vicepresidente Miguel Díaz Canel: un ingeniero electrónico de 53 años, bien formado en el dogma marxista y eventual heredero del poder, desde que Raúl Castro anunció su decisión de no presentarse en 2018 a una nueva reelección. A esas nuevas generaciones, que tardía y paulatinamente han asumido tareas de dirección, el presidente cubano les ha pedido no caer “bajo el influjo de los cantos de sirena del enemigo” y a mantener la unidad del Partido Comunista como “único heredero legítimo del legado y la autoridad del comandante en jefe de la revolución cubana, el compañero Fidel Castro Ruz”.
El castrismo, que controla el poder con mano férrea desde 1959, se enfrenta en esta fase a una oposición interna mejor articulada, que ha dejado en segundo plano el mensaje partidista para concentrarse en la organización de la protesta social, en la denuncia de lo que no funciona. Buena parte de esta joven disidencia se ha formado en las mismas aulas, en la misma Unión de Jóvenes Comunistas, donde la revolución pretendía formar “al hombre nuevo” y la vieja dirigencia los ha segregado por la rebeldía crítica implícita en sus preguntas: por qué los cubanos —hasta enero de 2013— no podían viajar, por qué en la isla no hay libre acceso a Internet, por qué no se elige al presidente a través de elecciones directas y universales, por qué en Cuba no hay prensa libre. La lista de blogueros, periodistas, artistas, intelectuales y activistas sociales que han asumido este papel es cada vez más larga, e incluye los nombres de Antonio González-Rodiles, Guillermo Fariñas, Eliécer Ávila, Yoani Sánchez, José Daniel Ferrer, Ángel Santiesteban-Prats, entre otros.
Aunque Estados Unidos sigue siendo el gran enemigo en los discursos de Raúl Castro, la amenaza del “imperio invasor” ha perdido la fuerza retórica de antaño, en la misma medida en que ha ganado popularidad en Washington la idea de levantar las leyes del embargo comercial y financiero adoptadas en la década de los sesenta contra La Habana. La mayoría del exilio cubano-estadounidense ha descartado por completo las salidas de fuerza y pide ahora nuevas condiciones que le permitan participar como inversores de una eventual apertura económica en la isla. Para ellos, el apretón de manos entre el presidente Barack Obama y Raúl Castro durante el homenaje fúnebre a Nelson Mandela, el pasado 11 de diciembre en Johannesburgo, no es razón de alarma sino un signo de los nuevos tiempos que, más temprano que tarde, terminarán de llegar.
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