Expertos evalúan acciones contra ANCAP en Naciones Unidas
Cuando ya se habían acallado los ecos del varamiento y
posterior funeral del cachalote de playa Carrasco, una ballena franca
llegó muerta el jueves pasado a la costa de Rocha sin provocar ninguna
atención pública. Esa aparición fue entendida por los expertos como una
“señal” que reafirma la hipótesis de la causa de muerte de las ballenas
debido al daño auditivo provocado por las exploraciones sísmicas de la
búsqueda de hidrocarburos.
Esta vez fue el turno de una ballena franca, de seis metros de largo,
de aproximadamente 2 años −es decir, un ejemplar joven− que llegó a la
zona de Cerro Verde, al final del parque de Santa Teresa. Ahí mismo le
dieron sepultura el guardaparques y miembros del Ejército Nacional.
Lo llamativo es que su cuerpo estaba bastante descompuesto, mucho más
que el estado del cachalote en el momento de su avistamiento y sin
ninguna laceración. “Casualmente, (la muerte) es de la misma época”,
señaló Rodrigo García, coordinador de la Organización de Conservación de
Cetáceos (OCC) y consultor de la Universidad de Oregón (Estados
Unidos).
No obstante, a ninguno de estos animales se les pudo practicar un
examen en busca de derrames en los órganos internos para comprobar un
daño auditivo.
El caso del cachalote, al que se le suma ahora la ballena franca,
despertó preocupación de la directora de la organización internacional
Ocean Care, órgano consultivo de Naciones Unidas para la protección de
los mamíferos marinos, que pidió información a la Organización de
Conservación de Cetáceos.
Ambas organizaciones esperan que ANCAP brinde información, solicitada
hace más de dos meses, acerca de la metodología empleada en las
exploraciones sísmicas. “Hasta ahora hemos sido bastante permisivos pero
evaluamos una denuncia internacional”, dijo García a El Observador.
Esto implicaría la intervención de Ocean Care. Esa posibilidad ya fue
advertida a expertos en medio ambiente de la cancillería uruguaya.
Si esto ocurre, Uruguay no enfrentará ninguna sanción de Naciones
Unidas, pero sí tendrá implicancias a nivel diplomático y dañará la
imagen que se ganó el país como “santuario de ballenas y delfines” a
través de la Ley Nº 19.128 de 2013, por la que se prohibió la
persecución, caza, apropiación o sometimiento de cualquier cetáceo en el
mar nacional.
Disparos sónicos
Las exploraciones sísmicas se
realizan mediante fuentes de aire comprimido que emiten sonidos de 200
decibeles para obtener datos sobre la geología del suelo.
Desde ANCAP se informó a El Observador que las maniobras se realizan a
más de 100 kilómetros de la costa y los controles se extienden a una
zona de seguridad que va de 500 a 700 metros de donde se encuentra el
buque, lo que asegura que los daños por el sonido de los impactos no
dañen a los mamíferos.
Pero, según explicó García, “un cachalote percibe una bomba brasilera
a cinco kilómetros, le molesta y lo puede dejar sordo”. Además, el
sonido viaja más rápido en el agua que en el aire.
Desde la Dirección Nacional de Recursos Acuáticos (Dinara) no se
descartó esta causa, máxime que desde ANCAP se reconoció que los
cachalotes u otros cetáceos nadan cerca del área. Las exploraciones
sísmicas en las costas del país tuvieron su punto inicial en octubre del
2012 cuando se firmó un contrato con cuatro empresas.
En cada uno de los barcos que realizan esos estudios tiene que haber
dos biólogos que se encarguen de controlar la presencia de mamíferos
cerca de donde se realizan las detonaciones.
Una fuente de ANCAP dijo a El Observador que se les exigen controles
durante el día y durante la noche mediante radares. Además, estos
biólogos estudian la conducta de los mamíferos para controlar posibles
daños.
La interrogante de García es si se cumple ese protocolo. “No tenemos
garantía de que estén haciendo un buen trabajo, porque no tenemos
documentos. No nos han mostrado nada”, expresó. A su juicio, los
observadores deberían ser independientes,y no contratados por las
empresas petroleras.
En setiembre de 2012 un panel independiente de expertos concluyó que
el varamiento masivo de un centenar de delfines cabeza de melón ocurrido
en 2008 en Madagascar fue causado principalmente por el sistema de
ecosonda de una nave contratada por Exxon Mobil Exploration and
Production Limited.
Y más cerca, en Ecuador, el gobierno decidió detener durante cuatro
meses las exploraciones sísmicas en el golfo de Guayaquil en agosto de
2013 debido a la mortandad creciente de peces registrada durante los
últimos años.