El Observador
La tan manida solidaridad entre compañeros se cae a pedazos y el caso Pluna se convierte en un sálvese quien pueda
Fernando Calloia y Juan Carlos López Mena
Por más convencida que una persona
esté de suicidarse y se arroje de un sexto piso, cuando llega al suelo
pone las manos. Eso se llama instinto de supervivencia y es una de las
características inherentes a la condición humana.
Si algunos dirigentes del Frente Amplio hubiesen leído menos sobre el
hombre nuevo y la sociedad del pan y las rosas y un poco más sobre
estas cuestiones que hacen a los hombres sin importar lo que piensan,
quizás no estarían dando el espectáculo lamentable que siguen dando en
torno al caso Pluna.
No son muchos, pero los efectos son grandes en un momento en que
comienza la campaña electoral. Por un lado hay algunos que intentan
defender la patética farsa que montaron para hacernos creer que había
existido una subasta sobre los aviones, que fue un engaño.
Algunos intentan restarle responsabilidad a los exjerarcas de
Economía y del Banco República diciendo que nunca hubo otras ofertas
además de la de Cosmo y que no había más que elegir por esa. El
argumento, chabacano, tiene dos pequeñas fallas: 1) si fuera así,
precisamente esa idea fortalece en los magistrados la idea de que se la
dieron a Cosmo porque no había otro a quién dársela y 2) el propio
Calloia fue el encargado de afirmar en su momento que había otras
ofertas en curso.
O sea, que si los defensores de si había o no más de una oferta, deberán debatirlo con Calloia.
En estas horas se conoció la información de que en el juicio, Calloia
dijo ante los magistrados que si el entonces ministro Fernando Lorenzo
no lo hubiera llamado él no habría dado el aval. O sea, fue una decisión
política, para nada técnica. ¿Se callarán ahora quienes apelan a
cualquier argumento para tapar la mayor patinada política de los últimos
años en asuntos públicos?
Pero además ¿dónde queda aquí la solidaridad personal con el
compañero? ¿Los que marcharon hacia la casa de Lorenzo marcharán hacia
la de Calloia en repudio?
Pero incluso aquella renuncia de Lorenzo que fue tomada como una
actitud elogiable en lo personal y en lo colectivo porque dejaba limpio
el camino al gobierno, tuvo luego un segundo capítulo que fue la jugada
jurídica de tratar de declarar inconstitucional el delito por el que se
lo quería procesar. Y con eso se postergó el fallo. O sea, se lo iba a
hacer reflotar en medio de la campaña. Si los procesan no será solo
pasar dos veces por el mal trago, sino que será hacerle pasar uno a
Mujica y el otro a Tabaré Vázquez en medio de la campaña.
Y luego fue Calloia que pidió separar las causas de los jerarcas
públicos de la de los directivos privados de Pluna, o sea, más
postergación.
¿Qué estará pensando Vázquez ahora? ¿Por qué le tiran con este
brulote que si bien comenzó a gestarse con la concesión a Leadgate fue
cerrado desastrosamente en esta administración? ¿Por qué los compañeros
no se la hacen fácil y liquidan de una vez este asunto en vez de
hacérselo reventar, otra vez, en medio de la campaña?
El candidato puede estar muy molesto o menos molesto si comprende que
todos los esloganes se caen a pedazos ante la condición humana, y que
luego de la la caída inevitable, sobre el final, todos ponen las manos.