Fernández Huidobro considera que algunos "compañeros de izquierda"
asumen actitudes "fascistas" al momento de criticar a militares.
Sólo falta la firma del presidente José Mujica para que se haga
vigente, mediante un decreto, el documento de política de Defensa
Nacional. El titular del Ministerio de Defensa Nacional (MDN), Eleuterio
Fernández Huidobro, conversó con la diaria sobre las amenazas y
vulnerabilidades para Uruguay que el texto menciona. Informó que la
Junta Nacional de Drogas está relevando predios militares para
determinar cuáles son adecuados para plantar marihuana, y que en el caso
de no encontrarlos, se utilizarán campos del Estado con guardia
perimetral militar. En la misma línea que el comandante en jefe del
Ejército, Juan Villagrán, dijo que el MDN no tiene “más información por
el momento” respecto de los desaparecidos, y cuestionó el “racismo” de
“algunos compañeros de izquierda” contra los militares.
-¿Cuándo se aprueba el documento que establece la política de defensa?
-Se
terminó hace un mes. Faltaba convocar al Codena (Consejo de Defensa
Nacional) para darle formalmente aprobación; eso se hizo el viernes, y
ahora se necesita que Presidencia de la República emita un decreto por
el que se oficializa la política de defensa nacional. Ese documento va a
ser publicado y formará parte del libro blanco de la defensa nacional,
que es un convenio que hay con Naciones Unidas por el que todos los
países, para generar confianza, se han comprometido a publicar su
política de defensa. El mundo tiene hoy una cantidad de amenazas que
antes no existían, y por lo tanto existen nuevos riesgos y
vulnerabilidades para Uruguay. Si fuéramos prolijos, de este documento
tendrían que emanar directivas estratégicas generales desde Presidencia
para una gran cantidad de ministerios.
-¿Qué amenazas se plantean?
-Como
amenaza que no existía antes, el cambio climático. Uruguay presenta
vulnerabilidades, y ya lo estamos viendo. La gente salió en Turismo y
llovió de una manera desacostumbrada, y eso desbordó repentinamente
arroyos que antes no se desbordaban a esa velocidad, y quedó cantidad de
gente entrampada. Después, reapareció la piratería. Yo me leí todas las
novelas de Sandokán, y pensé que eso era de un tiempo pasado que nunca
más iba a volver. Pero ayer leí que una flota de guerra de Irán se vino
al Atlántico para combatir la piratería en el golfo de Guinea, es
imponente. Ahora a los barcos mercantes los atrapan en algunas zonas y
se llevan secuestrados a los tripulantes y a las cargas. A nuestras
costas esto todavía no ha llegado, pero el Río de la Plata es un lugar
tentador para eso, porque es como una avenida Giannatassio del mundo: la
salida del estuario y la entrada a una cantidad de ríos que se internan
profundamente. Otra amenaza es el gran crimen organizado: no sólo el
narcotráfico, sino también el tráfico de armas y la trata de personas.
También la proliferación de armas nucleares en un mundo multipolar,
donde se han desprendido los viejos controles que había en la época de
la Guerra Fría. Antes, un bando controlaba todo y el otro bando hacía lo
mismo, y eso hacía que hubiera cierta regulación, terrible, pero
regulación al fin, de armamento de mucha letalidad.
-¿Se menciona la posibilidad de que en Uruguay se descubra petróleo, y las amenazas que eso generaría?
-Por
supuesto. Ésa es otra novedad: nosotros podemos tener recursos que son
muy escasos y muy buscados en el planeta. También se plantea la
problemática del Atlántico Sur; los países de la Unasur [Unión de
Naciones Suramericanas] lo hemos declarado libre de armas nucleares y
zona de paz, pero otros países del norte no lo han hecho.
-De las políticas que debería adoptar el Estado para disminuir las vulnerabilidades, ¿cuál se plantea como más urgente?
-Se
incluye dentro de las amenazas y como principal recurso estratégico la
niñez. Es uno de los riesgos más grandes en el estado en que estamos, en
el que la niñez se está reproduciendo en los sectores más pobres.
Uruguay tiene una bajísima tasa de reproducción; si se continúa con esa
tasa, los uruguayos desaparecen de la faz de la tierra. Y además, la
pobreza en Uruguay es mujer y es niña. Esto es gravísimo.
-¿Cómo
se tomaron las Fuerzas Armadas (FFAA) el trabajo conjunto con civiles,
que empezó con el debate para elaborar la ley marco de defensa?
-Esto
es ir al fondo de la cuestión. Las FFAA eran un coto prohibido de un
partido político, el Partido Colorado. Y esos polvos trajeron luego
cantidad de lodos. Ese debate abrió las puertas para que el tema defensa
fuera ventilado con participación del que quiso concurrir. Los
militares se lo tomaron de lo más bien, porque es obvio que esto era lo
que necesitaba Uruguay, y nunca se había hecho. Esto es así en todos los
países del mundo, en ninguno la defensa es un tema exclusivo de los
militares. El Estado Mayor de la Defensa [Esmade], que también se creó
por esa ley, es toda una novedad, y pasarán 15 años para que ese cambio
sea comprendido en las FFAA, porque genera resistencias. Las FFAA se
dividieron históricamente en Armada, Fuerza Aérea y Ejército, tres
chacras entre las que hay pica. Y el Esmade es el que tiene que imponer
la doctrina del empleo conjunto de las FFAA, y eso implica romper
chacras y por lo tanto disolver los hábitos de tipos que están
acostumbrados ancestralmente a otra cosa. Cuesta; hay una resistencia
feroz.
-¿Cómo se aplica este nuevo esquema a la defensa del recurso agua potable?
-El
Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente
[MVOTMA] es un ministerio mamarrachesco, lo crearon los blancos para
darle un lugar a [Juan] Chiruchi, y ahí metieron cualquier cosa. Y al
pobre [Francisco] Pancho Beltrame [actual ministro del MVOTMA], que con
Vivienda le alcanzaría y sobraría, por el volumen que tiene ese problema
en Uruguay, le encajan la Dinama [Dirección Nacional de Medio Ambiente]
y la Dinagua [Dirección Nacional de Aguas]. La Dinagua termina siendo
una sucursalita del MVOTMA. En realidad tendría que ser un Ministerio de
Medio Ambiente el que capataceara eso, que incluye la custodia del
agua. Nosotros tenemos contaminado todo el río Negro, todo el río Santa
Lucía, y no sabemos si los demás no están contaminados porque nadie se
preocupó de controlar la calidad del agua. Las FFAA pueden patrullar los
ríos, las lagunas, las zonas limítrofes. A mí me lo han dicho los
propios militares: “Nosotros dejamos de controlar la frontera terrestre
en la época de la dictadura porque el enemigo estaba en Montevideo y
Brasil era aliado”. Durante añares se dejó de patrullar. Con el
comandante [Pedro] Aguerre [ex jefe del Ejército] empezamos a patrullar:
compramos vehículos, compramos radares para ver de día, de noche y
lejísimos. Pusimos la Fuerza Aérea a colaborar con el Ejército, a hacer
una cosa conjunta. Ahora estamos tratando de que la Armada meta barcos
adecuados en la laguna Merín, que estaba abandonada por completo. Ahora
estoy por hacer un convenio con la Facultad de Ciencias para hacer lo
mismo que hacen los de la Antártida: las FFAA dan la logística, llevan a
los estudiantes y los científicos allá, y los científicos les tienen
que avisar a los milicos: “Hay que cuidar estas cosas”. Nosotros no
sabemos ni qué bienes hay para defender en la frontera, ni qué
contaminación hay.
-¿Conversó el MDN con las FFAA sobre la posibilidad de plantar marihuana en predios militares?
-Sí.
La Junta Nacional de Drogas, que el MDN integra, está buscando en
Uruguay predios militares adecuados para ese cultivo, porque se va a
trabajar con invernáculos. Se piensa en terrenos militares porque es muy
sencillo: si nosotros hacemos la guardia perimetral, ésa es zona
militar, quiere decir que el milico ahí puede tirar; si tira afuera, va
preso. Si se agarra un campo militar y en el medio del campo se utilizan
unas pocas hectáreas para producir marihuana -que no la van a producir
los militares-, todo eso es zona militar. Y entonces facilita la
vigilancia perimetral. Uruguay tiene que cuidar que desde las fábricas
de marihuana no vaya nada para los países hermanos, que no la han
legalizado.
-¿La producción se haría solamente en campos militares?
-No.
Se está buscando campos adecuados, y si no los hay, se recurrirá a
otros campos del Estado. Aunque también ahí capaz que se le encarga la
guardia perimetral a las FFAA. Pero en esos casos, cuando se ponga el
alambrado, habría que delimitar la zona militar, porque, si no, el
militar no está habilitado a disparar contra civiles.
-¿Cómo ve la candidatura de Lucía Topolansky a la vicepresidencia?
-Es prematuro seguir tirando nombres, conviene dejar esto para después del 1º de junio.
-En
octubre se plebiscita la baja de la edad de imputabilidad. Según las
encuestas, una amplia mayoría de la población manifiesta estar de
acuerdo. ¿El Frente Amplio (FA) está perdiendo la batalla cultural
respecto de las políticas de seguridad?
-Puede ser, pero la
campaña de los medios de prensa de la derecha ha sido feroz a lo largo
de años. Eso termina generando un clima. La seguridad, de acuerdo a los
documentos militares de cualquier país del mundo, siempre es una
sensación. Esto está demostrado. No hay nada que te garantice tu
seguridad, si te ponés exquisito. Pero la sensación se debe a cosas
concretas. Ahora, si la prensa de derecha machaca y machaca con ese
tema, con una intención política... Pero existen problemas, porque hay
novedades, como la pérdida de códigos elementales.
-El
ministro del Interior, Eduardo Bonomi, habla a menudo de la pérdida de
códigos. Se pasó de una imagen idealizada, al estilo Chueco Maciel, a la
imagen actual del delincuente encarnizado y sin valores. ¿Cambió tanto
la sociedad, o cambió la izquierda?
-No, porque yo conviví con
delincuentes que envejecieron como envejecí yo, y me los encuentro por
ahí todavía. Algunos están en Europa, emigraron porque acá no se podía
ni robar; han robado en Europa lo habido y por haber. Vienen acá y dicen
que es espantoso esto, y que estos bandidos no tienen códigos. Te lo
dicen los delincuentes. Es la sociedad sin valores. Es el “hacé la
tuya”, “tratá de ser un winner”, tener buenas pilchas, buenos autos.
-En los 60 había mucha producción intelectual en la izquierda. ¿Cuál es la situación hoy?
-Hay
poca y nada. Pero no le voy a reprochar nada a una izquierda que pasó
por la dictadura, que salió lamiéndose las heridas y estuvo dando una
batalla tras otra, sin descanso. Ganando las intendencias, después los
gobiernos. No hubo un minuto para decir: “Bueno, pará, vamos a sentarnos
a hablar de ideología, de elaboraciones teóricas”. Todo el mundo se
transformó en un militante de la batalla para junio, para octubre, para
noviembre, y dale que va, y no parás nunca. Eso para los que militamos. Y
los panza, los que no militan con varias excusas teóricas para no
militar, no elaboran nada. No se les cae una idea, lo cual hace que uno
se pregunte a qué se dedican. Y es a lo que ya te dije: a pasarla bomba.
-Hay un sector de la izquierda que lo critica a usted por estar demasiado cerca de los militares.
-Y
yo los veo medio racistas. Han quedado petrificados en la historia. A
mí me gusta que haya gente que no esté de acuerdo conmigo, toda mi vida
fue así. No soy demagogo, no busco aplausos fáciles. No soy garronero.
Hago lo que me parece correcto. Yo no estigmatizo a ningún sector social
de mi país. Hay compañeros de izquierda que han incurrido directamente
en el racismo, en algo fascista: si es militar es mierda, a priori. No
importa ni qué edad tiene, ni si estuvo, si no estuvo, o qué está
haciendo ahora, qué piensa. Eso yo no lo comparto para con nadie, y no
lo compartí nunca. Estoy contento de que muchos estén enojados, porque
no comparto el fondo de su ideología, que es profundamente dogmática e
irracional. El FA tiene que crecer. Apenas hemos llegado a ser la mitad
en votos. Hay una mitad de la población que no es del FA, y en cualquier
momento vuelven a gobernarnos blancos y colorados. No sé de dónde
pensarán crecer esos compañeros.
-El comandante en jefe del Ejército dijo que no había más información sobre los desaparecidos.
-Nosotros
no tenemos más información por el momento. Toda la que vamos recibiendo
la enviamos a donde corresponde asiduamente, eso está establecido como
una norma. Pero no se lo comunicamos a la prensa. Todos los
desaparecidos encontrados fueron por datos militares. Ahora, nadie me va
a decir públicamente un dato si sabe que los organismos de Derechos
Humanos le van a hacer un juicio penal. Quién va a venir, es una
estupidez total. Los tengo que recibir en un boliche, garantizarles que
no le voy a decir a nadie ni aunque me maten. Es muy difícil. Tienen
miedo. Hay gente que debe tener cantidad de información, pero no la
quiere dar. Y a lo mejor se muere y no la da.
Coletazos
El
ministro aseguró que Uruguay “va a sentir las consecuencias” del
conflicto en Ucrania. “La aventura del capitalismo financiero mundial es
terrible, y puede ocasionar problemas sobre Uruguay. Es muy probable
que afecte los precios de los combustibles, del petróleo, del gas, y lo
vamos a sentir acá”, afirmó.
La hermosa y los burócratas
Fernández
Huidobro se refirió al malestar que existe en un sector de la izquierda
floridense por el regreso de Jacqueline Dárdano (CAP-L) al FA, luego de
haber sido directora de Desarrollo Social de la actual Intendencia de
Florida, encabezada por el nacionalista Carlos Enciso. “A Jacqueline yo
la recluté hace tiempazo. Unos burócratas de izquierda la echaron para
poder ocupar ellos el lugar que ella debía ocupar, y le hicieron perder
la Intendencia de Florida al FA. Hasta hoy tendrían que estar pidiendo
perdón arrodillados frente al local del FA, pegándose con un látigo”,
consideró el ministro. Sostuvo que los responsables del alejamiento de
Dárdano son “tres o cuatro” ediles, “que hicieron eso porque ella les
estaba amenazando su silloncito”. “Si se quiere discutir esto vamos a
discutirlo bien a fondo, no por arribita del pantalón. Encima era mujer,
y hermosa, y usaba minifalda, lo cual era el colmo. Una cosa
insoportable, incluso para otras mujeres del FA. Y hablaba lenguaje
plebeyo. Qué hipocresía hay acá”, criticó.