Buscar este blog

lunes, 21 de abril de 2014

"La verdadera historia" del Liberaij


Una historia que se convirtió en leyenda, en novela y en película y ahora, en libro periodístico. El libro "Liberaij" relata aquella historia policial de locura y muerte que ocurrió en 1965. Su autor, Leonardo Haberkorn, estuvo en No toquen nada.

Publicado el: 20 de abril de 2014 a las 10:03
Por: Redacción 180
 

Joel Rosenberg: Hablemos de este libro. Hablaba recién de Claudia Dorda, que tenía siete años. No era la única de las que pudiste contactar que tenía siete años. Del otro lado, por decirlo de alguna manera, de la historia, Mónica Otero también tenía siete años cuando su padre el agente Francisco Eliseo Otero fue muerto por los asaltantes de San Fernando. Este es el primero que matan, cuando asaltan el blindado. Mónica no entiende por qué a alguien le interesaba esta historia ocurrida hace casi cincuenta años. Te traslado la pregunta de Mónica -cuando te la hizo-, ¿por qué te interesó tanto esta historia a vos?
Leonardo Haberkorn: Sí, Mónica Otero me hacía esa pregunta. Sospechaba que mi llamada tenía algo extraño que no podía creer. Lo que yo le explicaba a ella era que en Uruguay esta historia seguía siendo leyenda, que entendía que en San Fernando puede estar olvidada pero en Montevideo no. Eso por un lado. Acá, “los porteños del Liberaij” tienen el influjo de la canción de Jaime Roos y por lo que hicieron, también, lo que pasó sigue vigente. Después, había un factor personal. A mí me seguía interesando la historia. Ya desde que salió la novela de Piglia me había quedado como con la sangre en el ojo de haber visto que una historia tan importante para los montevideanos la había escrito un porteño. No en tono despectivo sino porque me había pasado por delante de los ojos y no la había sabido ver antes que Piglia. Y, todavía, que la había hecho en clave de novela y de ficción que, para mí, que soy un obsesivo de los datos era como una doble mojada de oreja. Esto era una historia de Montevideo y había que contarla con los hechos reales.
JR: Pero ya empezaste a investigarla hace mucho tiempo porque hay una nota en la Revista Tres que es el inicio de esto.
LH: Exacto. Es inmediatamente después de la novela. Mi primera reacción fue decir: “vamos a investigar lo que pasó en Montevideo” e hice un reportaje para la Revista Tres en 1997 o 1998. Para nota de revista estaba bastante bien, de largo también y, dentro de lo que es un reportaje de revista, investigué bastante. Pero ahora tenía la ambición de hacerlo completo, digamos.
JR: ¿Y ya te saltaron algunas diferencias grandes ahí con la novela, cuando empezaste a investigar en 1998?
LH: En aquella primera vez saltaban sí. Pasa que Piglia reproduce los diálogos que habrían tenido los porteños en el apartamento y, luego, en un epílogo, tiene que explicar cómo lo consiguió. Él dice que la policía uruguaya había puesto micrófonos en el apartamento. En realidad, no habían puesto nada. Fue el colmo de la desorganización, de la improvisación. No sólo no había micrófonos: no había nada, ni siquiera un plan.
JR: Yo miraba la novela en estos días y él nunca oculta que es una novela, una ficción, no trata de mentir en eso. Las novelas basadas en hechos reales siempre dejan la duda de cuánto es basado en un hecho real
LH: Yo cuidé mucho que, justamente, no parezca un libro contra “Plata quemada”, porque no lo es. Él hizo una novela, hizo su obra y está perfecto. Yo quise hacer otra cosa. No es contrapuesto a lo que hizo él.
JR: Después, vino la película basada en la novela. El acceso -es obvio- a los libros es mucho más restringido, a veces, que al cine. La película, además, se difundió en todos los formatos y plataformas y tenía actores muy taquilleros. Acá se potenció aquello de la historia de una pareja homosexual que, vos decís en el libro, “lleva, incluso, a que haya guías que inviten a los homosexuales a visitar el Edificio Liberaij” porque, supuestamente, esta es la historia de un raid delictivo que incluyó una pareja homosexual. Pero no hay datos de eso.
LH: No, no hay datos de eso. Y la pareja homosexual, según la novela y la película, es entre Dorda y Brignone. En la familia Dorda, que fue a la que más acceso tuve yo, no hay ninguna pista de que Roberto Dorda haya sido homosexual sino, más bien, todo lo contrario, digamos: un tipo con éxito con las mujeres, que siempre tuvo su novia, que se casó, tuvo su hija. No hay nada. Eso sí es inventado.
JR: Es parte de lo que potenció la novela
LH: Exacto. En realidad, las cuatro biografías que ponen en la novela y se usan en la película -Dorda, Brignone, Mereles y Malito- son inventadas, es la imaginación de Piglia. Luego, la película, por ejemplo, dice que Malito era hijo de un cirujano y la realidad es que el padre era un feriante que se levantaba todos los días a las cinco de la mañana para abrir el puesto de las frutas y verduras. No puede haber algo más distinto. Pero es así, es la ficción versus la realidad.
JR: La historia policial es tremenda: el robo en San Fernando y la huida en Argentina tiene ribetes para cualquier película yanqui tipo thriller. Es impresionante. Pero vos -yo lo llamo correr un riesgo, no sé vos- intercalas la historia con algo mucho más periodístico que es la búsqueda de los testimonios. Lo hacés arriesgando en cierto momento perder lo que lleva al thriller que es a la ansiedad de uno a seguir leyendo. ¿En qué momento decidiste hacer eso?
LH: Mi idea original era contar la historia verdadera de estos asaltantes. Eso incluía el asalto en San Fernando, la huida al Uruguay, el tiempo que pasan en Uruguay, -que pasan como un mes, un detalle al que algunas personas no le prestan atención- y luego el tiroteo en el Liberaij. Ese era mi plan original. El tiroteo del Liberaij es un epílogo espectacular para un libro porque es una escena dantesca, es algo increíble, súper cinematográfico, por decirlo de alguna manera. Así que ya tenía un inicio muy fuerte con el asalto en San Fernando y un final muy bueno con el tiroteo en el Liberaij. Ese era mi libro cuando empecé. En el medio me encontré con Claudia Dorda, una de las hijas de los pistoleros y, en principio, yo quería que ella me contara quién era su padre, si sabía algo de los otros, que me diera datos biográficos de su familia. Pero ella, además de contarme todo eso, me contó su historia, que era muy fuerte, muy increíble y muy marcada por la vida de su padre y por la muerte que tuvo. Eso era más reciente en el tiempo que el tiroteo en el Liberaij. Entonces, si yo hacía el libro cronológico como había pensado al principio, después del Liberaij venía toda una parte de esta señora que a mí me resultaba interesante pero que, narrativamente, perdía un poco el final del libro. Así que tuve que buscarle una manera y la que se me ocurrió fue intercalar las historias.
JR: Hay testimonios que conseguiste allá en 1997/1998 y de otras notas que has hecho. Está este de Dorda que es de ahora. De las personas que contactaste, ¿cuál de los testimonios fue el que te impactó más por algo? Ya sea por el olvido que tienen del caso o por la sorpresa. ¿Es Claudia?
LH: Ella por un lado pero, también, el hermano de Mereles -que aparece mínimamente en el libro-. A él llegué después de una investigación casi detectivesca pero logré hablar con él por teléfono. Después de toda la investigación que yo había hecho yo sabía que ese era su número telefónico. No podía errarle. Él había sido acusado por la policía de cómplice del asalto, igual que su esposa. Estuvieron presos un tiempo. Después, creo que los largaron porque no tenían pruebas. Sus nombres salieron en los diarios argentinos. Y el nombre de la señora era muy especial, un apellido poco común. Logré localizar su teléfono en una guía vieja argentina y seguía viviendo en el mismo lugar. Lo llamo por teléfono a uno de los hermanos de Mereles. Me atendió un veterano amablemente y cuando le dije: “lo estoy llamando porque usted es el hermano de Carlos Mereles”, hubo un silencio prolongado al otro lado de la línea y, finalmente, dijo: “no, yo no soy esa persona” y cortó. Fue muy fuerte sentir el miedo de que el pasado volvía cincuenta años después. Le mandé una carta por correo -cosa que nunca había hecho como periodista, intentar contactar una fuente de esa manera- diciéndole: “mire, yo sé que es usted, -por esto y por lo otro-. No quiero molestarlo más. Lo único que quiero es que me cuente cómo era su hermano. Lo voy a volver a llamar dentro de quince días”. Cuando llamé nuevamente el tipo seguía igual. Poco menos que me imploraba que no llamara más. Dijo que esa historia la tenía enterrada, que le estaba haciendo mal a su salud. Fue muy fuerte. Me puso entre el límite de hasta dónde podemos molestar los periodistas, es decir, cuál es el límite que tenemos para, en función de conseguir nuestras historias, hasta que punto podemos molestar a otra gente.
JR: Hubo una situación -que no sé si llamarla límite- que vi en un video de la presentación del libro que está en tu blog. Está Claudia Dorda, una de las hijas de los pistoleros, junto a vos y está Jorge Traverso. Pero fue gente que era testigo o familiares de víctimas de los asaltantes. Es una presentación bastante inusual. Comienza bastante normal pero, en el final, cuando piden para intervenir los testigos cambia todo. Al final, también, aparece una señora que, no sé si le increpa pero, por lo menos, le dice a Claudia Dorda: “tu padre mató a mi padre”.
LH: Sí, fue muy fuerte. Demuestra que la historia está viva en Montevideo y en Uruguay. Mucha gente fue a la presentación sin estar invitada especialmente pero era gente que sentía que era parte de la historia o porque eran vecinos del edificio o del barrio y estuvo también la hija de un policía muerto en el Liberaij. Todos pidieron para hablar. Fue muy especial porque estaba fuera de programa. Y, efectivamente, la hija del policía muerto le dijo eso a Claudia Dorda. Está el audio de la presentación en mi blog -esa parte se escucha medio mal pero se escucha-. Después, ellas se quedaron hablando.
JR: Vos te quedaste helado, me imagino.
LH: Sí, obviamente. Se quedaron hablando. Había una tensión evidente. Yo sé algunas de las cosas que se dijeron pero, me parece, que es una conversación privada. Los hijos nunca son responsables de lo que hicieron los padres. Claudia Dorda no reivindica las muertes de su padre
JR: Reivindica el amor por su padre
LH: Exacto. Es una historia muy increíble. Sus recuerdos de Roberto Dorda como padre en la relación personal con ella son muy buenos. Creo que el haber averiguado las verdaderas historias, en parte, derriba muchos de los preconceptos que tenemos del mundo del delito y los delincuentes. De los cuatro, dos venían de familias muy acomodadas. Otro, no venía de una familia acomodada pero eran laburantes. Sólo uno tenía una familia de las que vos decís “de acá puede salir un delincuente”. A su vez, en su vida personal, no podemos decir que fue un buen padre porque un tipo que anda matando gente no da un buen ejemplo a sus hijos. Pero en el trato personal con su familia era encantador.
JR: Contás que en Argentina está contado de forma más descarnada cómo fue el final de esas 16 horas en Liberaij. Cuando Merelles que era el que estaba vivo sale en una camilla y el jefe de policía de Montevideo lo golpea y muestra su puño con sangre.
LH: Sí, el final es brutal. Yo creo que a un guionista de una película no se le ocurre que pase eso. En Uruguay se contó esto, la prensa uruguaya lo relató, podemos pensar que como era el jefe de policía de Montevideo la prensa uruguaya le bajó un poco los decibeles, aunque lo contó, el público se enteró. Pero la prensa argentina lo narró con más detalles como esta crónica. A su vez hay fotos, hay una foto en un diario argentino de Merelles en la camilla y alguien que no creo que sea Ventura, pero hubo otra gente que le pegó, que le está por dar, hay un zapato que viene en primer plano y se va a estrellar contra la cabeza de Merelles y esa foto es impresionantemente brutal.
JR: Ese es el final de tanta locura, la policía se debe haber visto desbordada por todos lados. En un momento dice la razón también otro diario, para entender un poco. “Llegó un momento al amanecer que no podíamos dar crédito a lo que sucedía”, dice uno de los policía de la Republicana. “Habíamos disparado miles de balas, arrojado ochenta bombas, muchas de las cuales entraron en la guarida de los dirigentes argentinos y estos nos seguían contestando con burlas y el fuego de sus armas”. Esa es la parte de la historia que no se puede dar crédito. Vos algo explicás de un lugar donde ellos de ubican en el apartamento para resistir donde no serían alcanzados por los disparos.
LH: Sí, no era alcanzados por las balas, pero sí por los gases, si por las bombas lacrimógenas, diarreicas que supuestamente son gases que dan diarrea, les tiraron cócteles molotov, les prendieron fuego. Es dudoso quién prendió el fuego, si ellos quemaban los muebles para que los gases salieran más rápido, pero la policía les tiró fuego. Primero con lanzallamas que no anduvieron muy bien y después con molotov. En un departamento que estaba con gente adentro, es increíble. Les tiraron de todo y los tipos no aflojaban y eso es parte del misterio.
JR: Va a quedar ese misterio.
LH: Va a quedar y es parte de la leyenda. Yo le explicaba a esta hija del policía argentino de por qué en Uruguay eso se sigue recordando. Porque estos tipos que eran tan malos tipos, que andaban matando gente, tenían como diez muertes arriba, no eran buena gente, a su vez exhibieron un coraje fuera de lo común en esas 16 horas porque todo lo que les hicieron, los tipos no tranzaron y no se rindieron, más allá de que tengamos que decir que eran criminales, también mostró un coraje que marcó la historia.
JR: Había una historia con un agente argentino también, ¿no? Y la idea de ellos que era matar o morir, preguntaban todo el tiempo dónde estaban los argentinos, querían darse por decirlo de alguna manera con los policías argentinos.
LH: Exacto. Eso es algo que yo había visto cuando hice la primera investigación y no le di importancia; y ahora cuando hice todo, fui a Buenos Aires recogí todos los diarios y hablé con gente allá también entendí la historia. La policía de la provincia de Buenos Aires no tomaba prisioneros, mataba directamente. Yo tenía como un objetivo que era, quiénes eran, de dónde venían, cuáles eran sus verdaderas historias y también por qué se hicieron matar y no se entregaron. Por qué esos tipos prefirieron morir y no entregarse, ir presos o tratar de escaparse. Lo que hace la mayoría de los delincuentes, obvio. Y bueno creo que encontré algunas claves para entenderlo en el accionar de la policía de Buenos Aires que no tomaba prisioneros. Los tipos estaban jugados y por eso preguntan todo el tiempo por el portero eléctrico si están los policías argentinos, que suban ellos, que vengan. Tenían un enfrentamiento muy persona. Y, ¿cuál era la verdad? La policía uruguaya les decía que no, que no había, pero la verdad era que sí estaban. Habían venido y en la vereda estaban sus enemigos porteños, habían venido especialmente. Sobre todo el sub comisario Verdún, que es como un antagonista que apareció en esta historia que fue el que los persiguió allá y acá. Personaje siniestro que después vuelve a aparecer en la dictadura argentina, con una faceta muy siniestra, un tipo que fue siniestro esa época persiguiéndolos a ellos, tiene en su historial una cantidad de gente muerta, secuestraba gente, extorsionaba, tenía muchas causas judiciales que como era policía zafaba. Pero luego aparece en la dictadura, un tipo que estuvo en los centros clandestinos de reclusión.
JR: Bien. Allá de los cuatro, aparecen dos muertos y contábamos recién al que golpea el jefe de policía de Montevideo que todavía no estaba muerto cuando salió, increíblemente, y no se sabe si lo ejecutaron tampoco.
LH: Los otros estabas acribillados a balazos, tenían 16, 17 balazos. Les habían dado con unas ráfagas de ametralladoras finalmente cuando logran darse cuenta en qué lugar del apartamento estaban que era el único que no podían balearlos, pero este tenía solo un balazo en la cabeza. Y bueno, da para pensar. Hubo un juez, Púrpura, que investigó todo lo que pasó, pero justo tocó un juez que pocos años después el MLN, según el libro de Walter Pernas, fue el propio Mujica el que comandó esa acción, que le allanó la casa y lo tuvo secuestrado por un tiempo porque era un juez acusado de muy corrupto, de contrabandista, de reclutar gente para el escuadrón de la muerte. Este juez Púrpura no encontró irregularidades en la desaparición de todas las armas y quizás la plata, y a su vez también en la muerte de Merelles, en estas agresiones que recibió.
JR: Y la plata quemada, ¿no? porque ese es el título de novela y de la película, pero había algunos billetes quemados. De ahí a que hayan quemado todos los billetes no se sabe. Y hay otras cosas que no se saben que se pueden saber. Fede dice: “Mi abuela fue la que los vio cambiando la matrícula del auto en la Aguada, llamó a la policía y empezó la persecución, es la mujer del panadero”.
LH: Yo busqué a esa señora y no la pude encontrar.
JR: Acá es cuando ellos después de un mes de fiesta y joda cometen un asesinato y ahí se les termina todo.
LH: Exacto. Por alguna razón que no queda del todo claro, justamente Verdún habla de eso en una entrevista que le hace diario Clarín. Él dice que eran delincuentes casi perfectos. Porque eran tipos que llevaban una vida familiar muy ordenada, que no eran el arquetipo, pero dice tenían un defecto y se vio cuando en Uruguay con toda la plata que tenían empezaron a hacer algunos asaltos menores por chirolas. ¿Para qué los hacían?, se pregunta él. Y hay dos respuestas posibles. Una es que en ese mes que estuvieron acá se hubieran gastado toda la plata, porque iban a los casinos, mujeres, fiestas todas las noches, esa es una posibilidad. La otra es que no pudieran con su condición de asaltantes y que después de un mes necesitaran volver a asaltar. La cuestión es que preparando uno de esos asaltos, frente a la panadería donde estaba la señora esta, frente a Canal 12, van un par de policías uruguayos porque la señora esta llamó para decir que había algo raro y ahí matan a un policía uruguayo. Y ahí se terminó la vista gorda de la policía uruguaya. Ya no se pudo hacer.
JR: “Aún no leí tu libro, recuerdo el tiroteo que comenzó cerca de Canal 12, el día previo al Liberaij, yo era alumno del liceo de la calle Martín García”, dice un mensaje. Y aparece mucha gente conocida y famosa que se acercó.
LH: Es así. Esa noche lograron dormir en un lado, después del tiroteo en Canal 12; que es donde aparece este señor Omar Blassi y logran dormir en la calle San Salvador. A la otra noche de ahí se van al Liberaij y ahí empieza todo, fue inmediato. Después que matan al policía rápidamente viene el desenlace de la historia.
JR: Te dejé para el final esto de Blassi que ahora lo mencionabas, porque a los días del lanzamiento del libro aparece esta historia donde según el fallo del Poder Judicial, Omar Blassi asesina a su hijo. Era un personaje ya, tenía un robo al propio banco donde trabajaba. Se lo acusa de darles aguantadero, se lo acusa de entregarlos también. Habían pasado 48 años cuando lo entrevistaste en Maldonado.
LH: Sí, dos veces. Me costó mucho localizarlo. Ahora parece que en Maldonado todo el mundo lo conocía, pero yo transpiré para localizarlo. También busqué a otra gente que aparece en la prensa de la época como encubriendo a los argentinos. No logré localizarlos porque que eran delincuentes, ladrones, no están en la guía obviamente, han pasado muchos años. Pero tuve suerte con Blassi. Él me recibió en Maldonado y me hizo la historia de su vida que ahora la conocemos todos, que había asaltado un banco cuando era joven, que después había sido contrabandista. Se quitaba importancia, dice los tuve en mi casa, pero no durmieron en mi casa sino que fue otro el que les consiguió alojamiento. Pero los describió, contó una escena muy fuerte que es como en agradecimiento, le empiezan a tapizar de billetes la cuna de su hijo. Yo hablé con él dos veces, conmigo fue una persona amable, le agradecí su testimonio y pocos días después de la salida del libro aparece este caso en el cual es el principal sospechoso de haber matado a su propio hijo, es muy fuerte. Aparte si es que fue así, si es que discutieron mi primera reacción fue pensar no habrán discutido por algo del libro, pero bueno toda la información que ha salido parecería indicar que no.

domingo, 20 de abril de 2014

¡Oh yeah! Paul McCartney la rompió otra vez

Crónica

espectador.com

Fue una noche histórica. Lo fue porque Paul McCartney regresó a Uruguay y lo hizo apenas dos años después de la primera vez. Lo fue porque, lamentablemente, no volverá más y lo fue, sobre todo, porque dejó en evidencia al público uruguayo. Sí, el público fue el gran culpable.
Tuvo la culpa de que regresará, de que pensara en volver a un país tan insignificante en esto de organizar grandes eventos internacionales, pero muy educado, apasionado y entusiasmado. Eso se notó en el show que dio el sábado 19 de abril en el estadio Centenario.
Fue un concierto intenso, inolvidable en el que el McCartney realizó un completo recorrido por la discografía grabada junto a los Beatles, Wings y como solista. Clásicos como "Blackbird", "Let it be" y "Get back", fascinaron a fans de todas las generaciones.
Montevideo town
Sábado de Turismo. Casi nadie en la capital. Una ciudad vacía. Pero, ¿dónde estaba la gente? En el Centenario. El concierto fue un éxito de público teniendo en cuenta la fecha en que se realizó y lo que significa para los uruguayos la Semana Santa: vacaciones.
Una hora antes del show, comenzó a sonar la música a cargo del DJ Chris Holmes que, a través de una mezcla curiosísima, logró juntar y remixar a diferentes artistas cantando sus canciones más famosas.
Mientras, por las pantallas gigantes pasaban una detrás de otra imágenes de su vida. En las tribunas, la gente hacia la ola futbolera. Hasta que las luces se apagaron y lo único que quedó a la vista fue el mítico bajo Höfner reflejado en las pantallas.
Parece mentira, pero en ese momento terminaron nada más que dos años de espera. Paul era nuestro de nuevo. A lo largo de las casi tres horas de concierto, McCartney, que empezó ataviado con un saco negro, vaqueros y zapatos del mismo color y terminó con la camisa blanca remangada, fue dando paso a casi cuarenta temas, que en su mayoría fueron éxitos de los Beatles, de su etapa con los Wings y de su carrera en solitario.
"Bienvenidos uruguayos"
Los primeros acordes de la noche fueron para "Eight days a week". El clásico de los Beatles automáticamente puso a bailar al estadio. Curioso fue ver por las pantallas a jóvenes quinceañeras saltar y gritar igual que aquellas locas muchedumbres de los años de la Beatlemanía.
Tras "Save us", canción incluída en su nuevo disco "NEW" saludó al público con un "Hola Montevideo. Bienvenidos uruguayos. Estoy muy contento de verlos otra vez", y entonó entonces la popular "All my loving", con la que puso otra vez a bailar a todo el estadio.
"Let me roll it" y "Foxy lady" significaron el primer gran desafío vocal de la noche. Lo salvó con creces y mostró su capacidad para crear espectáculo acompañado por una banda perfectamente acoplada que toca casi de memoria.
El mejor ejemplo de eso fue "Paperback writer". Sonó más moderna que muchos hits rockeros de hoy. Cuanto le deben a los Beatles los grupos actuales.
Sentado ya al piano, se despachó con "My Valentine", tema que le escribió a su nueva esposa, Nancy Shevel, que lo acompaña en esta gira; "1985" de los Wings, el clásico "The long and winding road" y la magnífica "Maybe I'm amazed", escrita y dedicada a su fallecida esposa Linda por haberlo ayudado a superar la separación de los Beatles. "You help me sing my song, You right me when I’m wrong…", cantó McCartney y el estadio enmudeció.
Luego dejó el piano y guitarra acústica en mano se mandó con dos clásicos de los Beatles: "I’ve just seen a face" y "We can work it out". En todo momento se lo notó distendido, alegre y muy conversador entre canción y canción. Fue una constante toda la noche los pedidos al público para que cantaran con él al ritmo de "¡oh yeah!".
No faltó el recuerdo a Luis Suárez, "no pudo estar aquí esta noche. El está en Liverpool y yo en Uruguay", dijo con cierta ironía.
Pocos momentos quedan grabados en la memoria para siempre y "And I love her" logró, sin dudas, que muchas historias de amor revivieran en el recuerdo de los asistentes. Su voz sonó igual que cuando la grabó ¡hace 50 años!
Viejos son los trapos
Medio siglo. Para muchos un concierto de McCartney le puede resultar nostálgico, melancólico, viejo… nada de eso. Con la música de artistas como él éstas palabras son insignificantes porque sus melodías (y la de los Beatles, claro) son eternas. Esa es el término correcto.
La sorpresa de la noche vino con "Blackbird" y el homenaje a John Lennon, "Here today", ambas cantadas desde una plataforma que se elevó tres metros sobre el público. Paul también dedicó una canción a George Harrison, "Something", la cual entonó con un ukelele.
El músico guardó para el final del concierto algunos de los mayores éxitos de los "Fab Four" como "Ob-la-di, Ob-la-da", "Back in the U.S.S.R.", "Let it be" y "Live and let die", esta última cantada en medio de un estallido de fuegos artificiales y pirotecnia.
Especial destaque para "Band on the run", ese cuento fantástico sobre una banda que es encarcelada y luego logra huir, que con los años se ha transformado, sino en la mejor, en una de las sobresalientes canciones del McCartney solista. Y lo mejor de todo, cada día se supera en su interpretación.
Otros dos temas de los Beatles fueron las estrellas de la noche, "Yesterday" y "Hey Jude", quizás el primer gran himno de estadios. Son de esas escasas canciones tarareadas por todos sin importar las edades. Pocos cantantes, y menos anglos, pueden jactarse de lograr eso por estas tierras… ni siquiera los Stones.
Band on the run
Mención aparte para el afortunado uruguayo que gritó, gritó y gritó pidiéndo el clásico Beatle "One after 909" hasta que Paul se lo dedicó. Tiene de testigo a más de 40 mil personas de que eso es cierto.
Como viene siendo costumbre desde hace años, Brian Ray, Rusty Anderson, a las guitarras; Wix Wickens, en los teclados, y el carismático Abe Laboriel Jr, en la batería, fueron los "autorizados" de recuperar los sonidos de los Beatles y hacerlos llegar de una forma renovada al público uruguayo.
Paul cantó, bailoteó, tocó su bajo Höfner, sus guitarras eléctricas y acústicas, un ukelele, el piano durante casi tres horas en las cuales ¡no bebió agua!, y sobre todo, logró establecer una comunicación total con la gente. Se fue y volvió dos veces.
Ambos bises fueron un repaso beatlemaniaco que terminó, de manera lógica, con "Golden slumbers", "Carry that weight" y "The end"…. "and in the end, the love you take is equal to the love you make". Y al final, el amor que te llevas es equivalente al amor que das.
Puede que atesore muchos récords en su larga y exitosa carrera, tanto con canciones ("Yesterday", por ejemplo, es la más versionada de la historia) como con conciertos (Maracaná, el de más audiencia), pero seguramente a partir de hoy en su memoria quedará las dos noches que llenó el Centenario de Montevideo y se ganó el cariño eterno de un pequeño país llamado Uruguay. Él y nosotros sabemos que no vendrá más, pero cuando nos recuerde… esbozará una sonrisa cómplice. Y ese récord es nuestro.
J.A.F.

Los partidos pequeños


Cinco nuevas colectividades políticas competirán en el presente ciclo electoral: hay de izquierda, ecologistas y uno liderado por un empresario con ideas populistas



Cinco escudos nacionales, banderas patrias con flecos dorados y una pared cubierta con la imagen del prócer José Artigas en la puerta de la Ciudadela. Así se decora la sede del partido Unión Para el Cambio, más conocido como Partido Uruguayo. En el hall de entrada se ve una bandera del Partido Nacional y una bandera del Partido Colorado unidas con un estandarte del Partido Uruguayo en el medio.
Marcelo Fuentes es su candidato a la Presidencia. Tiene 53 años. Es empresario del rubro financiero-inmobiliario y tiene un estudio jurídico notarial contable. Es admirador de Domingo Perón y le “cae bien” Pedro Bordaberry, el candidato favorito en la interna colorada. Para él, Jorge Batlle fue un buen político y Pablo Mieres –candidato del Partido Independiente– “no existe”. Piensa que las figuras actuales buscan atornillarse a su sillón y ganar abultados sueldos. Según dijo a El Observador, todos los políticos “roban” y son “mentirosos”.
Fuentes no tiene antecedentes en la política y afirma: “Odié siempre la política. Yo no quiero ser político, quiero ser gobernante”.
La Corte Electoral habilitó para el actual ciclo electoral a cinco nuevos partidos políticos. Además del que conduce Fuentes, participarán Unidad Popular, Partido de los Trabajadores, Partido Ecologista Radical Intransigente y el Partido Unidos por Nuestras Riquezas Naturales.
Otros cinco intentaron cumplir con las exigencias de la corporación electoral, pero murieron en la orilla, como el Partido Pirata del Uruguay y el Partido Verde del Uruguay.
Adriana Raga, directora de la consultora Cifra, estima que ninguna de estas nuevas colectividades políticas va a alcanzar el piso de 1% de los votos en la elección nacional.
El líder de Unión Para el Cambio asegura que no es de derecha, ni de izquierda, ni del centro “inoperante”. Se etiqueta como “partido de tercera posición”, con inspiración en el peronismo. El Partido Uruguayo se identifica con la zamba Disculpe, una canción elogiada por la dictadura uruguaya de los años de 1970. De todos modos, Fuentes enfatiza: “¡En este partido no hay fachos! Incluso comités de base del Frente Amplio se han borrado completos y vienen acá”. No nombró ninguno en concreto.
Al analizar el programa de esta nueva colectividad aparecen propuestas claramente de izquierda, como la creación de un frigorífico nacional, y otras de ultraderecha, como aplicar una especie de cadena perpetua. Todas las ideas tienen un perfil populista muy marcado.
Gonzalo Abella, candidato a presidente por Unidad Popular, cree que la Unión Para el Cambio es “nazi”. “Esa gente tendría que estar presa (…). Pido cárcel para ellos”, dijo a El Observador. “Todos los partidos pequeños y los que votan anulado somos hermanos de intemperie (…), todos menos el partido nazi”, agregó. Unidad Popular agrupa diversos sectores que antes pertenecían al Frente Amplio y algunos nuevos, entre ellos, Asamblea Popular, Partido Humanista y algunos grupos bolcheviques y trotskistas. Abella quiere restaurar las viejas banderas de la izquierda. Admira a Fidel Castro y a Hugo Chávez. “Nos oponemos al Frente que se arrodilla frente a las multinacionales al igual que la derecha (…). Defendemos las ideas. Hoy los partidos mayoritarios, y también el Partido Independiente, no son partidos de ideas”.
Tanto Abella como Fuentes tienen esperanza de ganar una banca en el Parlamento.
El Partido Pirata del Uruguay ni siquiera buscó las firmas para ser reconocido por la Corte Electoral. “Para hacer un partido necesitas gente con tiempo y dinero”, aseguró Gustavo Azambuja a El Observador, uno de los impulsores del partido. “Queremos que los intermediarios y las editoriales no se adueñen de las obras (…). Más libertad para los creadores y para quienes reciben las obras”, dijo Azambuja. No tienen programa de gobierno ni ideología. “Las propuestas surgen después de que lleguemos al Parlamento”. Azambuja está convencido de que, cuando se presenten, van a obtener una banca.
El Partido Verde del Uruguay tampoco alcanzó las firmas exigidas por la Corte. Claudio Diz coordinó el surgimiento del partido a través de las redes sociales. Tienen un programa de gobierno y critican a los partidos que se basan en una sola consigna. Quieren “seguir la lucha”, dijo a El Observador. Diz es diseñador gráfico y afirma que no se podría dedicar full time al partido.
En la radio
El Partido Uruguayo presentó 4.600 firmas en la Corte Electoral, pero no se pudieron anotar con el nombre que querían. Tuvieron que recoger las firmas de nuevo. Llegaron a 2.600 bajo el lema Unión Para el Cambio. Fuentes se queja porque la Corte está manejada por los tres partidos grandes. “Les preocupa que entre un nuevo partido, y más que nosotros vamos contra la corrupción”. Según Fuentes, en caso de llegar al gobierno, llevará a la Justicia a los políticos de otros partidos.
Santiago Bernaola es el nuevo vocero del Partido Uruguayo. El expolicía y experiodista conduce el programa La otra opinión, un espacio contratado por el partido en Radio Carve. Allí hablan los principales referentes de la colectividad y la audiencia llama para expresar sus opiniones.
La mayoría de los oyentes se repiten día tras día y repudian al gobierno: “¿Por qué no se cae un avión con todos los integrantes del gobierno adentro, así hay una buena masacre como la de Malasia?”, preguntó un oyente en uno de los programas, semanas atrás. Susana Salvat tiene 59 años y se queja de la falta de valores, y culpa al gobierno. Pero confía, al menos, en el nuevo partido: “Mi política es muy color de rosa, pero voy a creer. ¡Tenemos que ser dueños de nosotros mismos!”.
Los más partidarios se despiden con la frase “¡Viva la patria!”. Cuando habla de blancos y colorados, Bernaola les dice: “Nuestros partidos”.
Fuentes dedica casi todo su tiempo a Unión Para el Cambio. A veces visita su empresa. Sus hijos le reclaman más tiempo con ellos, pero lo apoyan.
La campaña lo cansa, pero está entusiasmado. Tiene certeza que va a obtener más de 2% de los votos. Apoyará a los nacionalistas Jorge Larrañaga o a Luis Lacalle Pou en un balotaje con Tabaré Vázquez. Para 2019, tiene fe en que será presidente.

Konstanza con K . Astoristas comparan a la precandidata frentista con CFK




El 26 de marzo, minutos después de que Constanza Moreira se bajara del escenario en la plaza 1º de Mayo, durante el acto del Frente Amplio, llegó el tuit de Claudio Visillac, edil de Montevideo y secretario general de la Juventud de Asamblea Uruguay: “Konstanza”.
Inmediatamente, el segundo: “Kualquier Koincidencia Kon la realidad es pura Kasualidad”. En los días siguientes, otros dirigentes del astorismo también bromearon sobre el parecido entre Moreira y la presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner.
A pesar de que no había escuchado rumores al respecto, Moreira recogió el guante. “No es nada deshonroso que me comparen con Cristina Fernández, que es una excelente oradora; así que no me cae nada mal la comparación”, dijo a El Observador la precandidata a la Presidencia por el Frente Amplio.
Moreira presume que, quizás, les haya parecido similar el modo de hablar suyo al de Fernández de Kirchner. “Puede ser que tenga que ver con la forma de hablar. Lo más probable es que hay tan poca presencia de mujeres que hagan grandes oratorias en Uruguay, que a cualquier uruguayo se le ocurra parecido el modo rioplatense de hablar de las damas al modo rioplatense de hablar de la dama del otro lado. Así que es probable que las mujeres de uno y otro lado del Río de la Plata tendamos a hacer discursos con formas de hablar parecidas”, conjeturó.
“Como no se ven muchas mujeres en política, dicen: ‘Mirá, es parecida a Cristina Fernández’. Tiene que ver con eso”, dijo Moreira, quien propone que el próximo gabinete ministerial esté compuesto por igual cantidad de hombres que de mujeres, medida que busca combatir la falta de participación femenina en la política nacional.
Uruguay es el país peor ubicado de América del Sur en cuanto al porcentaje de mujeres en puestos ministeriales, según datos del Mapa 2014 de las Mujeres en Política, un ranking elaborado por la Unión Interparlamentaria (UIP) y ONU Mujeres, y que se presentó en marzo en Montevideo. ONU informó entonces que el 14% de las personas que ocupan cargos en los ministerios uruguayos son mujeres, cifra que se sitúa por debajo del promedio mundial del 17% y que ubica a Uruguay en el puesto 60 entre 97 países.
Puntos en común
Las similitudes entre la presidenta argentina y la precandidata del Frente Amplio –quien pasó Semana Santa en Buenos Aires, donde habló con diversos medios de prensa y se reunió con uruguayos residentes– no se limita a la forma de hablar. Moreira reconoció que simpatiza con dos políticas concretas desarrolladas por Fernández de Kirchner: la ley de medios y las políticas en derechos humanos.
“La discusión y el debate público que se ha instalado en Argentina con relación a los grandes medios de comunicación y con relación a los derechos humanos me parece que son dos debates muy importantes, que han tocado temas que son de cardinal importancia para el desarrollo de las democracias de América Latina. Creo que ellos han tenido la virtud de instalar los debates con gran fuerza, con muchas oposiciones, pero me parece que han dado un paso adelante en abrir esos dos grandes debates sobre los poderes fácticos que operan en democracia”, dijo Moreira.
En los Acentos Programáticos al programa del Frente Amplio hacia un tercer período de gobierno, Moreira dedica un capítulo al “derecho a la información y la democratización del sistema de medios”, en el que propone la aprobación del proyecto de ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que ya cuenta con la aprobación de Diputados, pero aún no fue votado en el Senado.
Otro aspecto en común entre Moreira y Fernández de Kirchner es la promoción de los jóvenes para cargos de poder. La mandataria argentina impulsó en su gobierno a integrantes de La Cámpora, el movimiento de jóvenes kirchneristas que lidera su hijo, Máximo, y de donde proviene el actual ministro de Economía, Axel Kicillof. Por su parte, Moreira propone que la mitad del gabinete ministerial esté integrado por menores de 40 años.
De todas maneras, aunque reconoce algunas coincidencias en sus propuestas, Moreira se diferencia de la figura de la presidenta argentina. “Hay una distancia muy grande, enorme, entre la forma de hacer política en Argentina y en Uruguay. Son sistemas políticos muy dispares”, advierte la politóloga.
Mujeres referentes
Consultado por El Observador, el semiólogo Washington Silveira consideró que “desde lo comunicacional, el estilo del discurso de Cristina apela más a lo afectivo y a la conmoción de los interlocutores, mientras que Constanza remite más a lo ideológico, a cierta intetectualización del quehacer discursivo”.
A pesar de esta diferencia, reconoce un punto en común. “Lo que se parece es el efecto que pueden llegar a causar en sus interlocutores: Constanza, aún sin saberlo o proponérselo, podría estarse convirtiendo en un ícono referencial, espejo de lo que representa Cristina para la Argentina. Pero no por estilos similares de conducta discursiva o política, sino más bien porque tiene un perfil de cierta agresividad ideológica que la lleva a verse como una posibilidad real de poder femenino, desafiante y diferenciador”, agregó.

ESPACIO PARA LA NOSTALGIA. Por JULIO DORNEL SABINO Y MARINERO.

                                                    Escritor y periodista Julio Dornel
                                                                            Marinero

                                                                        Sabino

La nota evocativa de esta semana estará dedicada a los funcionarios policiales del siglo pasado, cuya vocación de servicio los llevó un día a integrar el escalafón de la comisaría de esta frontera, conscientes de los riesgos que esto significaba. Para ello, y entre muchos funcionarios lo hacemos con Sabino González y Marinero Pereyra con quien tuvimos el gusto de trabajar y aquilatar diariamente su hombría de bien y su sentido de responsabilidad en tiempos muy difíciles para la policía fronteriza. Es posible que les faltara el estudio y la preparación que tienen en la actualidad los funcionarios policiales, pero estaban consustanciados con el deber impuesto por las circunstancias, cuando se presentaba la oportunidad de proteger a la sociedad. Agentes del orden con poca preparación y menos derechos en el momento de deslindar responsabilidades, pero actuando siempre con sentido común ante los hechos delictivos que ponían en peligro la convivencia de la sociedad. Para el reconocimiento de aquellos funcionarios que tanto hicieron por los vecinos de esta frontera, dedicamos este espacio a los funcionarios Sabino González y Marinero Pereyra, que pese a las carencias de aquellos años estuvieron siempre al servicio de los vecinos.