Escribe Juan José Pereyra Twitter@juano500
Las "gruesas" expresiones del ministro de Defensa Nacional, Eleuterio Fernández Huidobro que acusó a la ONG Serpaj, defensora de los DDHH de estar financiada por "poderes imperiales" causó al principio un profundo silencio en la izquierda, el que poco a poco se fue rompiendo en los medios y las redes sociales.
Fue el presidente José Mujica quien calificó los dichos de su ministro como "gruesos" y agregó que a él no le preocupa,"sé como piensa",dijo.
Las críticas públicas surgieron en primer lugar de la senadora Constanza Moreira quien, al analizar otras afirmaciones del jerarca y dirigente político aseguró que "su comportamiento no honra el compromiso del Frente Amplio con la causa de los DDHH".
Hubo luego un declaración del Partido Socialista, del dirigente comunista Juan Castillo, uno de los vicepresidentes del Frente Amplio, del PVP,la Vertiente Artiguista y otros sectores. También el Pit CNT expresó su "absoluto rechazo" a lo expresado por Fernández Huidobro, el propio Serpaj,el Instituto de Derechos Humanos,Ielsur ,Amnistía Internacional y otros organismos nacionales e internacionales.
Se informó que la presidenta del Frente Amplio, Mónica Xavier y Castillo se reunirían, en nombre de la Mesa Política Nacional del Frente Amplio con el electo presidente Tabaré Vázquez y con el presidente Mujica para expresar el "malestar y preocupación" de la fuerza política con las manifestaciones del ministro.
Se anunció que Vázquez se reuniría con el jerarca cuestionado para hablar del tema.
Cuando muchos empezaron a especular que el ministro tenía "las horas contadas" en el gobierno, el diputado por Canelones ,Nicolás Pereyra, dirigente de la Cap-L, sector que lidera Fernández Huidobro publicó un documento que circula en las redes sociales em el que defiende al secretario de Estado y "pasa a la ofensiva", señalando duros cuestionamientos a los sectores.dirigentes y asociaciones no gubernamentales que , dijo, "injuriaron" a EFH. En el documento ,que se reproduce a continuación, parecen quedar claras al menos dos posiciones que fracturan a la izquierda uruguaya en relación al no resuelto tema de la destrucción de los derechos humanos de miles de ciudadanos durante la dictadura.
Otros militantes, que no pertenecen al sector de Fernández Huidobro,han señalado que para asumir el gobierno, la mayoría de la fuerza política "miró para otro lado" y "abandonó " a familiares de los desaparecidos, analizando el congreso previo al triunfo electoral de 2005.
Entre esos análisis, que han sido publicados en este blog, se afirma que hay "un linchamiento" contra Fernández Huidobro y que "quienes hoy se desgarran las vestiduras", poco y nada hicieron "cuando había que hacer", como apoyar el plebiscito que fracasó en 2009 que dejaría sin efecto la llamada ley de caducidad. También se critica con dureza la posición de "los principales dirigentes del Frente Amplio,Mujica presidente, y Astori vicepresidente, que concurrieron al parlamento "a presionar a los diputados" para que no votaran aquella ley". La ley no obtuvo mayoría porque el diputado Victor Semproni dijo que estaba dispuesto "a inmolarse para apoyar a Pepe".
En este marco que empieza a enrarecerse, desnudando diferencias de concepción y de estrategia muy importantes, surge esta carta del diputado Nicolás Pereyra que se publica textualmente;
Desagravio.
El pasado martes 2 de diciembre, apenas 48 horas
después de la gran victoria popular en segunda vuelta, y mientras la
derecha vernácula trataba de explicarse aún las causas de la misma, el
electo Presidente de la República, Dr. Tabaré Vázquez, anunciaba el
equipo que lo acompañaría en su Gabinete Ministerial a partir del 1°. de
marzo de 2015.
Esa misma noche recrudecía una renovada campaña
injuriante contra la gestión política y la figura del compañero Ministro
de Defensa Nacional (actual y futuro), Eleuterio Fernández Huidobro.
Esta
campaña, que tiene ya muchos años, cobró particular estado público y
virulencia durante el presente quinquenio en oportunidad de los debates
en torno a los proyectos que el Frente impulsó para dejar sin efecto la
Ley de Impunidad, y con su posterior nombramiento al frente del MDN. En
dichos debates, el compañero Huidobro en particular y desde la CAP-L en
general, sostuvimos una postura crítica.
Sostuvimos durante aquel
largo y delicado debate dos grandes líneas argumentales. Por un lado,
que dichos proyectos adolecían de un conjunto importante de problemas de
carácter jurídico que los convertían en inaplicables y, que por lo
tanto, el medio elegido por nuestra fuerza política no era el idóneo
para lograr el fin perseguido.
Esto implicaría, a nuestro juicio, una nueva y dura frustración a las esperanzas de nuestro pueblo en esta tan delicada materia.
No
era un invento nuestro. Toda la cátedra, que desfiló por las Comisiones
Asesoras de ambas ramas parlamentarias, alertó sobre la
inconstitucionalidad manifiesta de aquellos proyectos. Lamentablemente,
la historia posterior a dichas leyes me exime de mayores comentarios.
Por
otra parte, manifestamos nuestro rechazo frontal a modificar por vía
legislativa un asunto en el que el pueblo, en ejercicio de su soberanía,
se había expresado claramente en dos oportunidades. Mucho menos
podíamos modificar esa expresión popular, en el acierto o en el error,
los legisladores que fuimos electos en el mismo acto en que el pueblo
resolvió en otro sentido. Decíamos que,necesariamente, debíamos convocar
nuevamente al pueblo a expresarse en torno al tema si queríamos avanzar
en dicho asunto. Así lo propusimos... dispuestos a recorrer los caminos
necesarios para su convocatoria junto al conjunto de las fuerzas
frenteamplistas y sectores sociales que entendieran trascendente avanzar
en ese sentido. Las mayorías no siempre tienen la razón, pero lo que sí
deben tener siempre, es la última palabra.
Luego,con el
nombramiento del Ñato al frente del Ministerio de Defensa, se sucedieron
una serie de denuncias o más bien declaraciones públicas de diferentes
actores sociales, operadores judiciales, etc. (todos ellos muy
respetables), que apuntaban a poner de manifiesto una suerte de
encubrimiento hacia los militares protagonistas del Terrorismo de Estado
por parte del Ministro.
Recordamos así las acusaciones respecto
de la negativa al ingreso, primero, y a poder tomar fotografías,
después, en el Centro de Detención Clandestino 300 Carlos,ubicado en el
Servicio de Material y Armamento del Ejército; o una serie dedenuncias
sobre falta de respuestas de parte del Ministerio ante requerimientosde
información por parte de la Justicia en causas de Derechos Humanos.
Debo
decir que me consta fehacientemente que todos y cada uno de los
requerimientos de la Justicia Penal en materia de causas referidas a la
violación de los Derechos Humanos durante el período del Terrorismo de
Estado en nuestro país, tienen el más rápido diligenciamiento en el
Ministerio de Defensa Nacional sin pasar por ningún tipo de filtro
político. Como debe ser.
Y así le consta, al menos, al Partido
Socialista del Uruguay, al Partido Comunista del Uruguay, al Movimiento
de Participación Popular por intermedio de compañeros que forman parte
del equipo de conducción política de dicho Ministerio; y por tanto, así
le consta al conjunto del Frente Amplio ¿Serán todos cómplices de una
política de encubrimiento?
A tal punto esto es así que hacia
mediados de 2012 el Senador de la República Luis Rosadilla, ex Ministro
de Defensa, y ante los planteos reiterados de la negativa por parte de
dicha Cartera a colaborar con información en estas causas, envió un
Pedido de Informe para conocer los tiempos de respuesta ante dichos
requerimientos, lo satisfactorio de las respuestas del Ministerio y en
casos insatisfactorios las causas de tales circunstancias.
La
respuesta fue clara en el sentido de que los tiempos eran adecuados al
tipo de requerimientos (por cuanto muchas veces implica la
reconstrucción de ciertas trayectorias en la interna de las diferentes
fuerzas y que ello conlleva un tiempo importante de trabajo por referir a
un conjunto de archivos que deben procesarse adecuadamente), que la
información estaba siendo aportada y que los casos en que las respuestas
no eran satisfactorias era a causa de falta de información en el propio
Ministerio.
Parece de perogrullo, pero no está de más reafirmar
que, evidentemente, los militares implicados en el Terrorismo de Estado
desaparecieron no sólo a nuestros compañeros sino también toda la
evidencia que pudieron acerca de sus terribles actos.
La campaña
que hoy recrudece, luego de expresada la renovada confianza del
compañero Tabaré Vázquez, apunta a alejar de la conducción del MDN a un
tipo polémico y polemista, irónico, controvertido, arrogante,
autoritario,histriónico, que puede resultar agresivo en sus
declaraciones, temible adversario con la pluma y la palabra para propios
y extraños... pero no, deninguna forma a un encubridor de violadores de
los derechos humanos más elementales de nuestro pueblo.
No
esverdad que el Ñato obstaculice los caminos de la justicia en las
causas referidas a la violación de los Derechos Humanos durante el
período del Terrorismo de Estado. Esto es una injuria inaceptable. Y si
no fuera así,merece la denuncia correspondiente ante la Justicia, que
por otra parte debe demostrarse. Afirmar tal extremo además, implica
decir que los compañeros Tabaré Vázquez y Pepe Mujica también participan
de esa suerte de encubrimiento y una larga lista de compañeros
frenteamplistas junto a ellos. Implica decir que el Gobierno
frenteamplista sostiene una política en dicho sentido.
Yo no
acepto que se me acuse de encubridor ni a mí, ni al Ñato, ni a Pepe, ni a
Tabaré, ni a esa larguísima lista de compañeros frenteamplistas. Y no
acepto que se acuse a mi Gobierno de estar apenas cosméticamente
comprometido con la plena vigencia de los derechos humanos en mi país.
No.
Las declaraciones públicas del Ñato pueden resultar de un
histrionismo tal que afecten ciertas sensibilidades. Es cierto; y no lo
justifico.
Pero no intentemos poner en cuestión la política de
derechos humanos del Gobierno o su política de defensa a través de un
debate sobre un cruce de declaraciones o sobre lo cuidadoso que hay que
ser (comparto) para referirse a tan delicado asunto.
Si los rumbos
de esas políticas se pretenden cuestionar, hay que hacerlo claramente,
llamando las cosas por su nombre, invitando al Gobierno y a la sociedad
toda a debatir tales extremos y poniendo alternativas sobre la mesa.
Esta
política de Derechos Humanos ha sido la que permitió avanzar lo que se
ha podido en materia de Verdad y Justicia. Es curioso ver como quienes
llevan adelante estos planteos cuestionadores de la política que sigue
el Gobierno, no se preguntan por qué, a pesar del pacto de silencio de
los militares represores, los compañeros desaparecidos recuperados han
aparecido por fuera de los patrones de búsqueda previamente
establecidos; ni de dónde ha surgido la información que permitió
recuperarlos. Porque seguro no cayó del cielo...
Con esto quiero
decir que el mayor agravio que he sentido a lo largo esta lamentable
controversia fue el propinado hacia el conjunto de mi Gobierno en la
afirmación de que el mismo obstaculiza el acceso a información sobre
violaciones a los Derechos Humanos.
También hemos visto
cuestionamientos al rumbo de la política de defensa llevada adelante por
nuestros Gobiernos y por el Ministro.
Dicha política tiene un
rumbo claro enmarcado en el Programa del Frente Amplio y viene
desarrollándose en línea con el mismo. Así, primero votamos la Ley Marco
de Defensa producto de un amplio debate nacional del que participó todo
el que tuvo interés. Luego se instaló el CODENA con un claro mando
civil sobre el componente militar en materia de planificación de las
estrategias de Defensa Nacional, que elaboró una serie de Documentos que
fijan la estrategia de Defensa con un hincapié importante en la defensa
de nuestros recursos naturales, de ciertas infraestructuras vitales, en
el combate a la contaminación, a los ataques cibernéticos y que coloca
al capital financiero internacional como una amenaza en el marco de
dicha estrategia. De este Documento deberá desprenderse en el futuro
período de Gobierno el componente militar de la Defensa Nacional y el
debate sobre un eventual redimensionamiento de las Fuerzas.
Llama
poderosamente la atención como todavía hay quienes cuestionan la
existencia de una política de Defensa Nacional con rumbo claro.
Quiero
manifestar que no me parece irrelevante el origen de la financiación de
organizaciones que, no dudo, han luchado y luchan cotidianamente por la
plena vigencia de los Derechos Humanos en nuestro país.
Pero lo
que me parece más fundamental es que el conjunto de la izquierda y la
sociedad organizada propiciemos un debate serio y alejado de todo tipo
de preconceptos acerca de las diferentes doctrinas en boga en el mundo
sobre el derecho Internacional de los Derechos humanos y las
consecuencias que ellas tienen en términos de afectación de nuestra
soberanía. Y cómo dichas doctrinas hoy permean las más diferentes
instituciones y organizaciones. Hoy Latinoamérica discute estos temas
tan alejados de la agenda de la izquierda uruguaya.
Y no es un
simple debate en el aire. Aceptar, como parecemos hoy aceptar en el
ancho campo de la izquierda social y política, el predominio del derecho
internacional sobre nuestro derecho interno en esta materia tiene, a mi
juicio, consecuencias insospechadas a simple vista. Entre ellas, una
resignación en términos de soberanía para definir cuáles derechos deben
ser priorizados sobre otros, pero fundamentalmente estamos aceptando por
la vía de los hechos la legitimidad de un centro de poder que definirá
cuestiones al respecto, en el que los uruguayos no tenemos voz.
Está
claro que nuestro derecho interno surge de las opciones políticas que
los uruguayos hacemos en términos de representación política y que
respecto de nuestro orden constitucional la soberanía radica en el
cuerpo electoral todo; sin embargo, el derecho internacional es
elaborado en ignotos lugares bajo la influencia de los más diversos
intereses que no necesariamente (más bien todo lo contrario) son los de
nuestro pueblo.
Tal vez sea momento de bajar el tono de las
declaraciones públicas y reforzar los argumentos, desde todas partes,
admitiendo que tenemos debates muy importantes para la izquierda por
delante y que si logramos encontrar los espacios para un debate serio y
profundo sobre ellos quizás no estemos tan lejos como parece.
A
este debate el compañero Ñato viene invitando, claro que fiel a su
estilo, desde hace tiempo... y me permito arriesgar que no ha sido
comprendido.
Estas líneas no pretenden ser una defensa
del compañero Fernández Huidobro, entre otras cosas porque él no la
necesita y seguramente tampoco la desea, pero sí un desagravio ante
tantos dichos injuriantes, a mi juicio, recibidos en estos últimos días.
Nicolás Pereira
Representante Nacional por Canelones