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sábado, 23 de mayo de 2015
UNA PÁGINA SUELTA. EL POETA CHARRÚA RONDAN MARTINEZ. Por Julio Dornel.
Escritor y periodista Julio Dornel
Hurgando en viejos documentos nos encontramos con valioso material, procedente de Salto donde el Director de Cultura de la Intendencia, Leonardo Garet, analiza en profundidad la obra del poeta José María Rondan Martínez.
Bajo el título de POETA CHARRÚA, Garet comienza señalando que “el libro titulado Genealogía es el más antiguo que tenemos, al no disponer de Cien Manzanas y Patria Chica. Genealogía está fechada en Salto 1969-70 dividido en tres secciones; la primera se llama INDIO AMARGO, la segunda AMOR INDIO y la tercera GENEALOGÍA. Indio Amargo es él y se proyecta hacia toda la raza suya, la cercana que es su familia, y la lejana su raza charrúa, porque Rondan es según Jesús Perdomo, la persona que acá se sintió absolutamente orgullosa de ser charrúa. Yo digo que por los poemas que tiene este libro tendría que ser reconocido y estudiado como el POETA CHARRÚA, porque él no escribe desde fuera, no es el poeta culto Zorrilla de San Martín que inventa el indio de ojos celestes, es el hombre que está escribiendo desde el fondo de su raza, entonces es el poeta charrúa. En la primera sección de Indio Amargo se dirige a sus familiares, la abuela, el abuelo y tiene una particularidad increíble, no conocemos a alguien que le dedique tantos poemas a los tíos, a las tías, cosa curiosa que genera una relación que uno no está acostumbrado a sentir. Garet destacó además una característica poco común entre los escritores, que identifica a Rondan. Por lo general quien escribe sobre alguien desaparecido, encuentra heroísmo post mortem por todos lados, cosa que no hace Rondan, sino que presenta la vida simplemente como lo que fue sin una pizca de idealización. La segunda sección del libro es AMOR INDIO, donde Rondan que no tiene poemas amatorios, al menos no se han conservado, tiene sin embargo en esta sección poemas apasionados por una india, que sin embargo no se refiera a una india en particular, sino a la raza india. Deja muy claro que esa india adorada a la cual se abraza y besa realmente como una mujer, es la raza y esa es su manera de entregarse totalmente. Por lo tanto debemos diferenciar dos aspectos de la obra de Rondan que en algunos momentos sigue carriles totalmente separados. “Una cosa es la evolución de la obra de Rondan que estoy tratando de seguir empeñosamente que es Genealogía- Latitud Chuy, un libro inédito que me llego por Jesús Perdomo, que se llama NOSOTROS, ARTIGAS COMPAÑERO y HB 7 BIS que corren por otro lado. Por ejemplo, murió Julio Sosa y escribió una oda a Julio Sosa, murió Zitarrosa y escribió Carta a Zitarrosa, es decir escribe como respuesta a los sucesos inmediatos, por lo que sus canciones no pueden ser estudiadas así, sino que merecen ser agrupadas y estudiadas detenidamente. Corresponde señalar que Leonardo Garet es el autor de varios reconocimientos a los escritores salteños, donde podemos destacar un documental sobre vida y obra de Rondan Martínez.
SEMBLANZA por Oscar Bruno Cedrés PEDRO CABALLERO, ciclista de los de antes.
Escritor y periodista Oscar Bruno Cedrés
Nacido en la
ciudad de Aiguá, Maldonado, Pedro Caballero, 13 hermanos, a los
siete años su familia se vino hacia Rocha, zona de la Pista Casa
Blanca, y ahí concurrió a la Escuela No. 11, con Doña Maruja de
Seguessa como maestra y luego la “Negrita” Brum de Muñoz,
pasando posteriormente a la Escuela No. 44 Felicia Banat.
Funcionario
policial, trabajó en ASTRA en La Paloma, también tuvo un importante
puesto de venta de gas en la zona de playa, su deporte lo fue el
ciclismo.
Con gran lucidez
Pedro recuerda carreras, ciclistas, dirigentes, periodistas,
mecánicos, en fin todo lo que estuviera vinculado al ciclismo de
Rocha de la décadas del cincuenta y sesenta, de la que fue gran
protagonista junto a grandes del pedal rochense como su hermano
Carlos, Edison Nuñez, los hermanos Próspero y Javier Barrios, los
hermanos Fernández conocidos popularmente por los “Veloz”.
Defendió los
malliots de Peñarol, la roja del Renovación y la amarilla de la
Federación Ciclista de Rocha, en competencias locales,
interdepartamentales, Vueltas y Mil Millas Orientales.
Se acercó al
ciclismo llevado aquellas tradicionales domingueras que se corrían
en nuestra ciudad, también las tradicionales como la Doble Chuy,
tiempos de Rotela, de los hermanos Motta, Vigorito Martínez entre
otros.
De las Doble Chuy
recuerda la que ganara Claudio Pereyra de Maldonado la etapa a Rocha
y además ganador de la competencia, siendo él segundo en esa etapa,
teniendo a su hermano Carlos como ganador de la etapa a San Luis y
Javier Barrios la etapa a Chuy.
En otra Doble
Chuy Caballero ganó la misma, teniendo como compañeros a los
hermanos Mayo y Lucio Motta y a Javier Barrios, que colaboraron con
su triunfo, siendo en la misma los treinta y tresinos Pedro Larteguy
y Felicísimo Prais sus rivales.
De su
participación en las tradicionales competencias del pedal uruguayo
las Mil Millas Orientales del 58 es una de las que más recuerda.
Fueron auspiciados por la recordada INCONSA, la fábrica de
baldositas que estaba ubicada frente a la Estación de AFE de nuestra
ciudad.
En la misma
trabajaban Lorenzo y Tito Picardo, y también estaba el recordado
Luciano Fontana, el italiano, quien fuera luego un exitoso empresario
turístico.
A la misma
Fontana fue en un jeep Land Rover, llevando baldositas de la INCONSA
pegadas en cajitas de fósforos, las que obsequiaba a los aficionados
presentes en cada llegada de etapa, que tiempos, que originalidad la
del “Tano”.
Competencia que
contó con la participación de importantes competidores extranjeros
como el brasilero Claudio Rosa integrante del famoso equipo de la
Calaoi de San Pablo quien fuera a la postre el ganador de la misma,
también estaba el italiano Guseppi.
En la etapa
Treinta y Tres- Rocha, Pedro desde la bajada de bandera en pagos
olimareños se largó hacia adelante en procura de la victoria en sus
pagos rochenses, fue solo y primero hasta cerca de la ciudad
rochense, cuando se le pusieran cerca el poderoso equipo del Olimpia
integrado por Rodolfo Piotto, Sergio Frausín y Francisco “Pancho”
Bence, donde también estaba el fraybentino Juan José Timón otro de
los grandes del pedal uruguayo.
Pedro Caballero
hizo su pasaje por la entrada de Ruta 15 en la zona del Barrio La
Cuchilla aclamado por todos sus vecinos que lo aplaudían ubicados a
ambos lados de la ruta, finalmente no pudo vencer a tan poderoso
rival y culminó en el tercer lugar, que para nuestros pedalistas ya
era una hazaña.
Corrió tres
Vueltas Ciclistas del Uruguay, las que trasmitía Radio Sport con la
voz inconfundible del recordado Gallego Héctor Regueiro y dos Mil
Millas Orientales, la competencia de Carnaval, que trasmitía CX 24
Radio La Voz del Aire.
Acompañó veinte
Vueltas a distintos corredores e instituciones de nuestra ciudad,
destacándose las dos que lo hizo junto a su gran amigo el “Canario”
Próspero Barrrios.
De su amistad con
el “Canario” recuerda la anécdota de cuando una tarde lo invita
Próspero para ir hasta Piriapolis a visitar a Atilio Francois, que
tenía un restaurante en dicho balneario. Lo hacen en compañía de
otro destacado pedalista, Rotela, siendo muy bien recibidos por el
gran pedalista compatriota, quien los invita a almorzar, y luego muy
campantes vuelven hacia nuestra ciudad pedaleando por la vieja ruta
nueve, aquella tipo bombé y cercada de árboles en casi todo su
trayecto.
Participó de una
insólita competencia, por su largo recorrido, defendiendo los
colores de la Federación, fue sobre 244 kilómetros, con largada y
llegada en la ciudad de Treinta y Tres, yendo por ruta 8 hasta Minas,
por esta hasta Aiguá, luego hacia Lascano, y de ahí por Averías y
Varela a la capital del Olimar. La ganó Javier Barrios, Pedro arribó
tercero, pero el delegado de Rocha el recordado comerciante Alcides
Féola protestó por el gran recorrido, lo hizo en forma muy airada y
fuerte, ya que habían salido apenas apareció el sol y llegaron
pasadas las catorce horas, lo que se diría “una cosa de locos”
con aquellas rutas de balastro mal cuidadas y en las bicicletas que
andaban los competidores.
Fue dirigente de
la Federación Ciclista, recordando la que integró como Presidente
siendo sus compañeros neutrales Amílcar Díaz y Antonio Molina y
también fue técnico de los planteles rochenses en torneos de la
zona este.
Recuerda Pedro
con nostalgia aquellos tiempos, los de Edison Nuñez, de Pedro
Saroba, del “Canario “ Nuñez, de los hermanos Próspero y Javier
Barrios que junto a Silvita fueran para él los mejores corredores
que dio Rocha, los tubos importados de Italia marca Clemen que eran
de dos colores y los Tireli, no pinchaban nunca, los zapatos para
correr reforzados por Carlos Cadimar el zapatero de la calle
República Española, la Casa de Bicicletas y Repuestos de Burnia y
García de la esquina de Sarandí y Florencio Sánchez, el apoyo que
recibía de el constructor Alberto Olivera un hincha suyo de primera,
como a Don Victorio Forapagliero y Francisco Bruno, grandes
empresarios de entonces.
También tiene un
especial recuerdo para el periodista Silvio Ricardo Cardoso, y sus
emotivos relatos y semblanzas, para la medallita que ganara en una
competencia que es una “Gillette” obsequio de la Farmacia
Uruguay del “Peluquilla” Rodríguez.
Hoy sigue las
competencias tanto nacionales como las extranjeras, está al día con
las mismas y le llama mucho la atención que al final de una
competencia como la Vuelta o Rutas, el promedio sea de 40, 42
kilómetros, igual al de antes, con muchos mejores rutas, mucho
mejores bicicletas, mucha más tecnología, que lleva incluso a que
larguen en grandes pelotones y arriben también en grandes pelotones.
Pedro Caballero,
un señor en el pedal y en la vida, un grande en tiempos de grandes
en nuestro ciclismo.
A él nuestra
semblanza del hoy como recuerdo y reconocimiento a su trayectoria.
Mayo/2015
Quién es Milvana Salomone, la médica desaparecida desde el domingo
La familia contactó al vidente Marcelo Acquistapace para obtener información sobre el paradero de la ginecóloga.
Subrayado
Milvana Salomone Rodríguez tiene 48 años, es médica ginecóloga y obstetra. Hasta su desaparición trabajó en la mutualista Cosem, MP, Seguro Americano y Ateneo Médico.
Allí atendía a decenas de pacientes, y muchos la reconocen como una gran profesional y persona, que incluso asesoraba en temas de fertilidad a parejas sin cobrarles nada.
Amigos la describen como una mujer de marcada personalidad, afable, familiera, solidaria y carente de enemigos.
Está casada con Germán Álvarez y es madre de un adolescente de 13 años. Su domicilio es en la zona de Parque Batlle de Montevideo, aunque nació en Florida, donde viven sus padres.
Su hermano, Pablo Salomone, es un reconocido empresario y el padre de la médica fue fundador de una mutualista en Florida.
A más de 72 horas de su desaparición, familiares y amigos siguen con la esperanza de encontrarla con vida.
VIDENTE. A pesar de los esfuerzos de la Justicia y la Policía, la desaparición de Salomone sigue siendo un misterio.
Impulsados por la incertidumbre, la familia de la médica solicitó los servicios del vidente Marcelo Acquistapace, informó El Observador. Se trata de un mentalista que ayudó a la Policía en varios casos difíciles.
Familiares de la doctora le llevaron al vidente el martes una prenda de la mujer. Mediante el contacto con la misma, Acquistapace dio su impresión de lo ocurrido.
La predicción se mantiene en reserva por pedido de la familia y es usada por la Policía.
A su vez, la Justicia Penal sigue todas las líneas de investigación posibles para dar con el paradero de la ginecóloga, que ya lleva 72 horas desaparecida.
El miércoles la jueza Dolores Sánchez indagó por varias horas al esposo, al hijo, al hermano y a una amiga de la ginecóloga desaparecida con el objetivo es recabar la mayor cantidad de información sobre las últimas comunicaciones que tuvo la médica con su familia.
La Policía considera que la filtración de datos a la prensa puede entorpecer el trabajo de los detectives de la Unidad de Análisis de Hechos Complejos y la División Información Táctica.
jueves, 21 de mayo de 2015
Desaparecidos: qué se busca en los legajos de la Justicia Militar
Actualizado: 21 de Mayo de 2015 | Por: Redacción 180
Así lo dijo a No toquen nada Faniana Larrobla, integrante del equipo de investigación de la Universidad de la República que trabajó en convenio con Presidencia en la investigación de las prácticas de terrorismo de Estado durante la dictadura.
“Los legajos son muy importantes y a veces no se accede a ellos o presentan dificultades. No tenemos conocimiento de que hayan sido destruidos porque tienen que estar para la jubilación y ese tipo de cosas. No conozco mucha la dinámica pero en los archivos administrativos hay mucho dato. Ahí hay un nudo evidentemente, por algo es una cosa de la que se habla todo el tiempo y hay dificultad. No hemos tenido dificultad con el Ministerio del Interior, por ejemplo”, afirmó a diferencia del Ministerio de Defensa.
La investigadora Fabiana Larrobla es parte del equipo de investigación de historiadores y antropólogos que en 2007 publicó el Libro Blanco que compila y sistematiza información sobre detenidos desaparecidos durante la dictadura.
La última actualización del trabajo fue publicada en 2011 donde se establece que hubo 175 casos entre personas desaparecidas en Uruguay y uruguayos desaparecidos en la región. De ellos hasta ese momento sólo 22 habían sido encontrados o identificados.
En los últimos años esos datos cambiaron. Hoy el equipo de investigación considera que los desaparecidos en dictadura fueron 192 (17 casos más). De ellos, 24 fueron encontrados o identificados (dos casos más).
La investigadora explicó por qué en los últimos años cambió el número de desaparecidos porque se incluyeron nuevas datos surgidos en Argentina y se corrigió algunos criterios de la Comisión para la Paz. Así se incorporaron nuevas denuncias recogidas en Argentina y el caso de Adriana Gatti cuyo cuerpo estuvo desaparecido seis años y finalmente apareció.
“Ese caso se había considerado entre los asesinados políticos y nosotros creemos que la desaparición forzada, más allá de que los cuerpos sean encontrados, no puede perderse como fenómeno”, explicó.
Galería de imágenes: Basta de impunidad. Vigésima Marcha del silencio.
De esos 192 casos que hoy se consideran detenidos desaparecidos en Uruguay y de uruguayos en otros países de la región, la mayoría desaparecieron en Argentina. La historiadora Larrobla explicó que ese dato tiene lógica por los diseños represivos diferenciales que existieron en Uruguay y Argentina.
“(En Argentina) la apuesta represiva que se diseñó para llevar adelante los operativos fue el fenómeno de la desaparición forzada. No ocurría eso en Uruguay ni en otros países. En Uruguay, la tortura y la prisión política prolongada fueron la característica de la represión. También hubo asesinatos políticos. En Argentina hay desaparecidos a partir del año 1974 pero en los años 76, 77, 78 es cuando se da el mayor número de casos y está vinculado a operaciones contra organizaciones políticas uruguayas”, dijo Larrobla. “La gran mayoría de las desapariciones están vinculadas a operativos conjuntos de las fuerzas uruguayas y las argentinas contra esas organizaciones”, agregó.
Este dato (más de la mitad de los uruguayos desaparecidos durante la dictadura fueron secuestrados o detenidos en Argentina) le da cierta lógica al hecho de que la mayoría de los 24 identificados hasta hoy sean casos de ese origen.
“Cuatro hallazgos en Uruguay y después identificación por ADN en algunos casos y en otros por huellas dactilares. Una cantidad considerable de detenidos desaparecidos eran dejados en la vía pública, la policía técnica de Argentina los encontraba, tomaba huellas dactilares y los enterraba como NN. Pasado el tiempo, los NN van a un osario común pero queda el registro de las huellas dactilares. Cuando comienza a funcionar la Comisión para la Paz se comienza a dar el tránsito de huellas dactilares y es cuando se empiezan a identificar”, explicó.
La primera investigación impulsada por Presidencia de la República en convenio con la Universidad, que fue publicada en 2007, tiene cinco tomos y reúne información de diversas fuentes. Allí figuran desde testimonios de testigos de las circunstancias en que personas fueron asesinadas o desaparecidas, pasando por documentos judiciales, documentos de archivos oficiales y no oficiales. La última actualización publicada de esa investigación es del año 2011.
Este martes Presidencia informó que realizará un nuevo convenio con la Universidad de la República y en el decreto que formalizó la creación del Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia se anuncia que se hará especial hincapié en el acceso a archivos que todavía no se pudieron incorporar a la investigación.
Es probable que los legajos de los militares se puedan considerar dentro de esos archivos con información valiosa.
Según explicó Larrobla en su conversación con No toquen nada ese tipo de documentos, así como los expedientes de la Justicia Militar, suelen aportar datos importantes ya que, en esos casos se señala con nombre y apellido a los responsables en distintos momentos de distintas reparticiones y operaciones, más allá que no refieran al caso de desaparición sino a otro tema de la misma época.
En los expedientes de la Justicia Militar, “se dan los nombres, las unidades, se habla incluso de OCOA (Organismo Coordinador de Operaciones Antisubversivas) y los nombres de quienes integraban ese órgano. Eso a veces no sucede en los documentos, frente al juez militar sí aparecen”, explicó.
Los desaparecidos
De los 192 casos de desaparecidos en Uruguay y de uruguayos en la región la mayoría se concentran entre 1976 y 1978. Los primeros desaparecidos fueron Abel Ayala y Héctor Castagneto a manos del Escuadrón de la Muerte en 1971, antes del comienzo de la dictadura. Pero también hubo desaparecidos en la recta final del proceso. Larrobla contó cuáles fueron los últimos casos registrados de personas desaparecidas, ya entrada la década del 80.
Miguel Ángel Mato Fagián desapareció el 21 de enero de 1982 en un operativo represivo contra el Partido Comunista iniciado en setiembre de 1981. Omar Paitta y Félix Ortiz también fueron detenidos en 1981. También está el caso de Urano Miranda Feleintor, que fue detenido a fines de 1981 pero no se ha podido precisar la fecha exacta de su desaparición.
De los casos que hasta hoy se consideran como desaparecidos, 149 son hombres y 43 mujeres. La mayoría tenía entre 20 y 30 años en el momento de su desaparición, otros tantos rondaban los 40 años. Muy pocos casos tenian la edad del maestro Julio Castro que desapareció a los 68 años.
Las fotos de los desaparecidos encabezando la marca de los 20 de Mayo desde hace 20 años, se convirtieron en la imagen emblemática de las víctimas de la dictadura.
Según Larrobla, existió en Uruguay en la década del 90 una construcción simbólica en torno a la figura de los desaparecidos que condensa la imagen de las víctimas pero también tiene por detrás a otros miles de víctimas directas de la represión de la dictadura que no tienen tanta visibilidad.
“El fenómeno de la desaparición forzada es tan terrible que casi no hay palabras para definirlo. El impacto es brutal sobre la sociedad y la familia y es aquello que casi no se puede describir. Me parece que se apela a eso porque además había niños. Estaba muy en boga la teoría de los dos demonios y los reclamos parecían ser censurados porque desde la otra parte no había nada de qué quejarse. Es una teoría que todavía continúa, a veces”, dijo.
Dentro de las víctimas directas de la dictadura están las decenas de asesinados políticos, pero también miles de procesados por la justicia militar y muchos miles más de personas que estuvieron detenidas por períodos más breves de tiempo sin ser juzgadas.
Un detalle importante es que, al igual que sucede con los desaparecidos, no se puede hablar de datos definitivos en el caso de los asesinados políticos.
“No había sistematización de los datos y hay algunos en los que no hemos podido tener todavía documentación que nos permita saber en qué circunstancias ocurrió la muerte. En principio entre 1973 y 1985 hubo 124. Y entre 1968 y 1973 hubo 85. Después, en cuanto a la prisión prolongada, hay aproximadamente 5.000 procesados por la Justicia Militar y sabemos por documentación oficial de la OCOA en algún momento hubo cerca de 25.000 personas que fueron en algún momento de su vida detenidas y luego liberadas sin pasar por la Justicia Militar. Esto quiere decir que pudo pasar un mes, dos meses, tres días, en los cuarteles, donde se aplicaba la misma lógica: detención, tortura, aislamiento”, afirmó.
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