Cada vez más profesionales
la utilizan y la recetan como complemento. Y se tratan desde pacientes
con enfermedades neurológicas hasta casos de Mal de Parkinson y cáncer.
Concentrarse en
el presente, sin “colgarse”en los momentos del pasado, ni preocuparse
por el futuro. En ese estado de meditación, la mente se aquieta, y la
práctica constante tiene múltiples beneficios para la salud: reduce el
estrés, la ansiedad y la soledad. Baja la presión arterial, y el deseo
de fumar tabaco. Permite controlar el dolor crónico. Contribuye a
controlar la ansiedad y la depresión en pacientes con cáncer. A partir
de las evidencias de esos beneficios en estudios científicos, ahora los
médicos están recetando también la práctica diaria de meditación. No es
una cuestión “alternativa” sino un complemento a los tratamientos
convencionales.
Uno de los pioneros fue Alberto Lóizaga, médico
clínico y psicoanalista, que ya usaba la meditación trascendental cuando
estaba en el Hospital de Clínicas de la UBA, y más adelante fundó el
Centro Actitudes que sanan. “Se habla primero con el paciente, y se usa
la meditación para que se dé cuenta que los pensamientos que tiene puede
perjudicarlo tanto en su salud física como psíquica. A veces hay cargas
del pasado, no resueltas, porque no se perdonaron heridas o se tienen
expectativas demasiados ansiosas sobre el futuro. Con la meditación, se
consigue disolver esas cargas, y concentrarse en la presencia continua”,
explicó Lóizaga a Clarín. El médico dará pronto una charla gratuita (en
Fundación Columbia, Borges 2020, Capital, el 14 de agosto a las 19
horas).
Otra forma de meditación es “mindfulness” o atención plena,
una meditación desarrollada por el biólogo Jon Kabat-Zinn en los Estados
Unidos, que es la más despojada de la religiosidad que acompañaba a las
prácticas en Oriente. “Se amplió el número de profesionales de la
medicina y la psicología que aplican mindfulness”, contó Martín Reynoso,
coordinador del mindfulness en Ineco, que recibe a pacientes derivados
de psiquiatras y neurólogos. Al hacer una práctica diaria, se consigue
una mayor aceptación del sufrimiento humano como parte de nuestra
existencia, se desarrolla una atención ecuánime, sin reaccionar, y se le
da más importancia al presente”, agregó Reynoso.
También en el
Instituto Alexander Fleming ofrecen meditación para los pacientes con
cáncer en el Instituto Fleming. “La meditación se aprende como
herramienta en la psicoterapia individual o en talleres grupales que
organizamos. A los pacientes con cáncer, -junto con ejercicios de
visualización y relajación- les aporta volver a tener la sensación de
tener la vida bajo control. Generalmente el paciente con cáncer siente
que todo se descontrola al recibir el diagnóstico. Además, se les enseña
la práctica a los familiares de los pacientes para que puedan sentirse
mejor frente al hecho de sentir que cargan también con la enfermedad”,
contó Nancy Ferro, jefa de pisco-oncología del Insituto.
En tanto, en
el servicio de medicina del estrés, del Hospital Municipal de San
Isidro, ofrecen la meditación con el monitoreo de las funciones
cerebrales. “Llegan pacientes con problemas del corazón,
gastrointestinales, cáncer, alergias, entre otros, y trabajamos sobre el
manejo del estrés. Se los atiende individualmente, pero también
participan de talleres en las que aprenden técnicas de relajación
psicofísica y meditación”, dijo Daniel López Rosetti, médico cardiólogo a
cargo del servicio del hospital público. “Observamos muchos beneficios:
la meditación reduce el nivel de estrés, ansiedad, depresión, hay una
mejora clínica en las distintas patologías que traen a los pacientes a
las consultas”, añadió.
La meditación en un buen recurso frente al
sufrimiento por las enfermedades, especialmente las crónicas. “Cuando
tienen una crisis de pánico o de angustia, les enseño la práctica de
meditación que le permite concentrarse en la respiración”, contó
Estefanía Lafogiannis, médica psiquiatra de ADINEU. “A partir de la
meditación, los pacientes pueden buscar las causa de las crisis y
conectarse consigo mismo. Después, pueden usar la práctica en cualquier
momento fuera del consultorio en que no la estén pasando bien”.