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jueves, 24 de marzo de 2016
Los Excesos Marzo 2016 De pensamiento De palabra De actos Luis E. Pini
Cuando nos enfrentamos a las acciones de otros, nuestro pensamiento reacciona con la instrumentación que hemos adquirido consciente o inconscientemente a lo largo de la vida.
Sin considerar el bagaje emocional y el bagaje genético, donde la información ha sido gravada convenientemente, instrumentándonos evolutivamente hacia una mayor consciencia y una mayor evolución individual.
En nuestra vida consciente, tenemos instrumentos afectivos que nos proporcionan un estado de bienestar o de incomodidad, en función de aquella mayor evolución individual.
Descubrir nuestra razón de vida y acordar en nuestro interior, una vez descubierta, es el camino que nos queda por recorrer en la concreción de nuestra función y al hacerlo logramos la felicidad.
Esto en estados de reflexión que nos debemos brindar a nosotros mismos, cada “un tiempo”, que estará marcado por la necesidad interior de hacerlo y “ver” cuan cerca de ese camino instrumental, hemos estado y cómo, cuándo y dónde, hemos estado dormidos, distraídos o avasallados por las circunstancias externas, sin consciencia de nosotros mismos y sin el poder que nos pertenece como entidades creadoras.
Es evidente por otra parte la interdependencia como seres humanos, de otros seres humanos, lo que parecería no sabemos o queremos reconocer.
Los motivos de este no reconocimiento, están en la falta de reflexión, individualizadora e identitaria, como ser único y a la vez ser uno en todo, al menos en lo que al mundo sutil se refiere, al mundo de la energía en la que tenemos la vida o la “experiencia de vida”.
La distorsión de nuestra individualidad se lleva a cabo por la educación, por el ejemplo de otros que nos rodean y “enseñan” hasta lo que no quieren enseñarnos. De ahí la responsabilidad personal de querer o no, hacerlo consciente en nuestro sistema Sico-biológico.
Por otra parte la distorsión, generada por un entorno egoísta, por interés o dominio, de poder, de acumulación indebida, por medios cada vez más sofisticados y engañosos, nos ponen en una situación de violencia y distracción permanente, que nos hace que seamos espontáneamente reaccionarios.
Esta reacción, supone a su vez una confrontación con un número de circunstancias y personas, que cumplen un rol tan inconsciente de que lo ejercen, como nosotros ignoramos los verdaderos responsables de la situación.
Convirtiéndonos entonces en investigadores, aviesos, alertas y sistematizadores de nuestras experiencias y las posibles causas, es de primordial importancia.
Los tiempos parecen apremiar soluciones, así que cuanto más pronto nos pongamos en camino, mayores probabilidades de sobrevivir tendremos. Sí sobrevivir.
La distorsión es energética, la distorsión es del sistema y los responsables de su manejo, aún sabiendo que tenemos el poder de inclinar la balanza desde nuestra exclusiva individualidad, conscientes de pertenecer a un grupo social, en un país determinado, en un continente particular, en un mundo llamado tierra, que pertenece a un sistema solar, entre muchos sistemas solares, de una galaxia, La Vía Láctea, entre muchos miles de galaxias y cúmulos de galaxias, también por no se sabe cuánto.
El saber y estudiar, el preguntar y conversar estas cosas, debería ser materia cotidiana en todos los hogares y en muchos ámbitos educativos, sin miedos a paradigmas de perfección y/o responsabilidad, aunque obviamente se deba procurar demostrar y sistematizar, simplemente la advertencia “esto está en estudio”, o “tomémonos la libertad de abrir el espectro de otras posibilidades” y ver desde dónde y a dónde queremos o podríamos llegar con ello.
Luego vendrán las instrumentaciones, más concretas y necesarias, conocer la historia, la filosofía, la matemática, (sabiendo que nuestra capacidad perceptiva y de análisis intelectual, tanto nuestra como la de los que estudian y transmiten es limitada y el sistema procura que siga siendo limitada, para poder dormirnos, hipnotizarnos, condicionarnos para que realicemos sus aspiraciones, no las nuestras, que nos hemos ganado con creces a lo largo de la historia evolutiva, como humanos) y otras materias imprescindible para una sana comprensión de las ideas y las relaciones, de las cosas y de nosotros mismos.
Conocer la ciencia en general y en particular introducirnos en la filosofía, la espiritualidad de la que somos parte, aún sin saberlo o ser conscientes de ello, en el arte que nos instrumenta (o debería y más su ejercicio) en esas miles de formas de generar instrumentos perceptivos diversos y amplios cada vez.
Entender los mecanismos de dominación políticos, económicos, culturales, informativos y formativos, para un mundo que (hoy) no es, ni siquiera para el 1% de los humanos. Es de primordial importancia para un salto, que estamos intentando dar en cada milenio y como parte de un ser vivo que también evoluciona y nos alberga.
Paralelamente a todo ello siempre atentos a nuestro sistema biológico, a nuestra salud mental, nuestro equilibrio psico-físico, a nuestra felicidad y evolución más elevada, que es la fuente de nuestra energía de vida, cuanto menos egoísta, más salud y fortaleza.
¡¡Basta de guerras, prepotencia, explotación y daño a un otro diferente, sea individuo o pueblos, diferente!!
No lo somos tanto como para que no podamos reconocernos como tales.
Salimos todos de una ingeniería genética, que hoy nos pertenece y debemos asumirla como tal y únicamente nuestra, con la consciencia de ser, en un mundo o universo mucho mayor.
Me queda por comprender el par de opuestos, generadores de movimiento, de vida y más y también de confrontación y por tanto de muerte o pérdida y cambio.
TENGO LA SENSACIÓN QUE NO QUEDA CLARO EL OBJETIVO DE ESTAS REFLEXIONES, PIDO DISCULPAS POR ELLO. Sin embargo los invito a pensar en sus vidas y cuanto coincide o discrepa con estas ideas, a lo mejor nos ayudamos en avanzar hacia nuestra mejor felicidad.
¿Qué gana y qué pierde el gobierno ubicando a los medios como un enemigo?, por Emiliano Tuala
ladiaria
Canción con todos
Columna de opinión.
En las últimas semanas el Frente Amplio, el presidente Tabaré Vázquez y el gobierno abrieron un nuevo frente de batalla: los medios de comunicación.
Producto del escándalo por la inexistente licenciatura del vicepresidente de la República, Raúl Sendic, el frenteamplismo apeló, como respuesta casi automática, al enfrentamiento con los medios, sin distinguir a unos de otros, grandes de pequeños, privados de públicos y empresarios de periodistas. Las reacciones no se hicieron esperar, y algunos temen que el conflicto continúe y se agudice, y se dé un escenario de polarización.
La polarización gobierno-medios ha sido ensayada en Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia y, en parte, en Brasil. Los resultados fueron dispares y complejos, y aún hoy se siguen librando muchas batallas en tal sentido. Pero algo semejante a una conclusión ya se puede obtener, y es que, como mínimo, el progresismo gobernante no parece haber salido victorioso de estas cruzadas.
Ubicar a ciertos medios como un partido opositor surgió como una consecuencia natural del accionar reaccionario de los diarios, las radios y los canales más concentrados. A su vez, los gobiernos posneoliberales encontraron dos ventajas considerables en este nuevo enfrentamiento: anular a la oposición político-partidaria y deslegitimar cualquier crítica. Pero, como veremos, esta estrategia implicó riesgos significativos.
Al inicio del conflicto Estado-medios, las oposiciones políticas permanecieron desvirtuadas, e incluso anuladas. Pero, con el discurrir de los años, partidos y medios opositores comenzaron a articularse con inteligencia, y los líderes de la oposición se volvieron una alternativa de poder real, atractiva para amplios sectores de la sociedad.
Por otra parte, esta lucha implicó que los gobiernos, desnudando el carácter opositor de los grandes medios, apostaran directamente a invalidar la comunicación no oficial. Esto es, demostrando casos puntuales en los que ciertos medios habían mentido y manipulado información, se pretendió deslegitimar cualquier crítica, acusándola de ser parte de una operación de prensa. De este modo, se constituyó un escenario en el cual -según el Estado- los medios oficialistas decían la verdad y el resto siempre mentía, operaba e intentaba desestabilizar.
Pero los resultados no fueron los esperados, porque contando con medios más poderosos y ya instalados como referencia en el imaginario colectivo, con un uso infinitamente más sofisticado y menos burdo de la comunicación, y denunciando (muchas veces con razón; otras, mintiendo descaradamente) los errores y las omisiones del Estado, las oposiciones políticas y mediáticas lograron anular, o al menos debilitar, la ya pobre comunicación oficial.
Argentina es un ejemplo bien claro de ello: la leyenda kirchnerista “Clarín miente”, usada para deslegitimar cualquier denuncia que saliese del grupo mediático más temible del país, tuvo su respuesta en una especie de “El gobierno miente”, que consiguió invalidar buena parte del relato de los logros de la era K. Un juego de suma cero en el que, a la larga, los oficialismos terminan perdiendo.
Pero volvamos a Uruguay y seamos realistas. La cultura política uruguaya, el buen relacionamiento que aún sostiene el oficialismo con importantes medios privados y la tendencia de los gobiernos frenteamplistas a evitar enfrentamientos reales con poderes establecidos hacen pensar que la polarización Estado-medios (al nivel de otros países de la región) aquí no tendrá lugar. No obstante, el actual contexto se presta para advertir que, si lo que se pretende es enfrentar a los medios de comunicación más poderosos, hay fórmulas que no han funcionado.
La apertura de medios privados torpemente oficialistas y sostenidos por la pauta estatal, medios públicos convertidos en usinas de una propaganda alevosa (sólo consumible para simpatizantes), la sobreexposición de figuras de gobierno en programas amigos, el exceso de cadenas nacionales, la acusación de conspiración y desestabilización mediática ante cualquier crítica… Nada de esto ha dado los resultados esperados.
Desde luego, los monopolios y los oligopolios mediáticos siguen siendo un problema para la democracia, una amenaza real que, articulada con la Justicia y los partidos opositores, puede derrocar gobiernos o, al menos, debilitar las instituciones. También hay que reconocer las intenciones de gobernantes, académicos y referentes mediáticos que, en las últimas décadas, han librado numerosas batallas en favor de la pluralidad de voces y la democratización del espacio radioeléctrico. Pero con las intenciones, e incluso con los hechos, no alcanzó.
No sin antes aclarar que considero ridícula la idea de una década perdida a nivel nacional y regional, parece evidente que algunas decisiones económicas y políticas, así como las estrategias comunicacionales que intentaron sostenerlas, deben ser revisadas.
La comunicación de los gobiernos progresistas latinoamericanos falló. Y, si bien esta no es la explicación única de sus derrotas o debilidades actuales, es una de sus razones.
Iniciando su segundo gobierno (el tercero del Frente Amplio), Vázquez tiene la posibilidad de evitar dos tentaciones. Por un lado, el conflicto con los medios como un facilismo intelectual y político, una forma de negar toda crítica asociándola a una conspiración, para terminar recostándose en la mera propaganda oficial, ineficaz. Por otro, que las recientes críticas al cuarto poder queden reducidas a una anécdota, un pataleo coyuntural sin debates serios o acciones de fondo, y continuar así perpetuando el injusto esquema comunicacional con que cuenta nuestro país.
Sin grandes referencias teóricas o prácticas, la izquierda del siglo XXI debe ensayar nuevos modelos políticos y económicos, así como también debe pensar nuevas formas de comunicación. Y no es poca cosa partir de la base de que ni una monolítica propaganda oficial ni las leyes del mercado nos conducirán a una comunicación nueva para una nueva sociedad. Un sistema de medios alternativo no debe suplantar una verdad por otra, un pool de empresarios por otro, sino que debe promover el pensamiento crítico y la pluralidad de voces en un esquema en el que la concentración (privada o pública) no tenga lugar. En tal sentido, el presidente Vázquez puede comenzar por aplicar la ley de medios.
Emiliano Tuala
Canción con todos
Columna de opinión.
En las últimas semanas el Frente Amplio, el presidente Tabaré Vázquez y el gobierno abrieron un nuevo frente de batalla: los medios de comunicación.
Producto del escándalo por la inexistente licenciatura del vicepresidente de la República, Raúl Sendic, el frenteamplismo apeló, como respuesta casi automática, al enfrentamiento con los medios, sin distinguir a unos de otros, grandes de pequeños, privados de públicos y empresarios de periodistas. Las reacciones no se hicieron esperar, y algunos temen que el conflicto continúe y se agudice, y se dé un escenario de polarización.
La polarización gobierno-medios ha sido ensayada en Argentina, Venezuela, Ecuador, Bolivia y, en parte, en Brasil. Los resultados fueron dispares y complejos, y aún hoy se siguen librando muchas batallas en tal sentido. Pero algo semejante a una conclusión ya se puede obtener, y es que, como mínimo, el progresismo gobernante no parece haber salido victorioso de estas cruzadas.
Ubicar a ciertos medios como un partido opositor surgió como una consecuencia natural del accionar reaccionario de los diarios, las radios y los canales más concentrados. A su vez, los gobiernos posneoliberales encontraron dos ventajas considerables en este nuevo enfrentamiento: anular a la oposición político-partidaria y deslegitimar cualquier crítica. Pero, como veremos, esta estrategia implicó riesgos significativos.
Al inicio del conflicto Estado-medios, las oposiciones políticas permanecieron desvirtuadas, e incluso anuladas. Pero, con el discurrir de los años, partidos y medios opositores comenzaron a articularse con inteligencia, y los líderes de la oposición se volvieron una alternativa de poder real, atractiva para amplios sectores de la sociedad.
Por otra parte, esta lucha implicó que los gobiernos, desnudando el carácter opositor de los grandes medios, apostaran directamente a invalidar la comunicación no oficial. Esto es, demostrando casos puntuales en los que ciertos medios habían mentido y manipulado información, se pretendió deslegitimar cualquier crítica, acusándola de ser parte de una operación de prensa. De este modo, se constituyó un escenario en el cual -según el Estado- los medios oficialistas decían la verdad y el resto siempre mentía, operaba e intentaba desestabilizar.
Pero los resultados no fueron los esperados, porque contando con medios más poderosos y ya instalados como referencia en el imaginario colectivo, con un uso infinitamente más sofisticado y menos burdo de la comunicación, y denunciando (muchas veces con razón; otras, mintiendo descaradamente) los errores y las omisiones del Estado, las oposiciones políticas y mediáticas lograron anular, o al menos debilitar, la ya pobre comunicación oficial.
Argentina es un ejemplo bien claro de ello: la leyenda kirchnerista “Clarín miente”, usada para deslegitimar cualquier denuncia que saliese del grupo mediático más temible del país, tuvo su respuesta en una especie de “El gobierno miente”, que consiguió invalidar buena parte del relato de los logros de la era K. Un juego de suma cero en el que, a la larga, los oficialismos terminan perdiendo.
Pero volvamos a Uruguay y seamos realistas. La cultura política uruguaya, el buen relacionamiento que aún sostiene el oficialismo con importantes medios privados y la tendencia de los gobiernos frenteamplistas a evitar enfrentamientos reales con poderes establecidos hacen pensar que la polarización Estado-medios (al nivel de otros países de la región) aquí no tendrá lugar. No obstante, el actual contexto se presta para advertir que, si lo que se pretende es enfrentar a los medios de comunicación más poderosos, hay fórmulas que no han funcionado.
La apertura de medios privados torpemente oficialistas y sostenidos por la pauta estatal, medios públicos convertidos en usinas de una propaganda alevosa (sólo consumible para simpatizantes), la sobreexposición de figuras de gobierno en programas amigos, el exceso de cadenas nacionales, la acusación de conspiración y desestabilización mediática ante cualquier crítica… Nada de esto ha dado los resultados esperados.
Desde luego, los monopolios y los oligopolios mediáticos siguen siendo un problema para la democracia, una amenaza real que, articulada con la Justicia y los partidos opositores, puede derrocar gobiernos o, al menos, debilitar las instituciones. También hay que reconocer las intenciones de gobernantes, académicos y referentes mediáticos que, en las últimas décadas, han librado numerosas batallas en favor de la pluralidad de voces y la democratización del espacio radioeléctrico. Pero con las intenciones, e incluso con los hechos, no alcanzó.
No sin antes aclarar que considero ridícula la idea de una década perdida a nivel nacional y regional, parece evidente que algunas decisiones económicas y políticas, así como las estrategias comunicacionales que intentaron sostenerlas, deben ser revisadas.
La comunicación de los gobiernos progresistas latinoamericanos falló. Y, si bien esta no es la explicación única de sus derrotas o debilidades actuales, es una de sus razones.
Iniciando su segundo gobierno (el tercero del Frente Amplio), Vázquez tiene la posibilidad de evitar dos tentaciones. Por un lado, el conflicto con los medios como un facilismo intelectual y político, una forma de negar toda crítica asociándola a una conspiración, para terminar recostándose en la mera propaganda oficial, ineficaz. Por otro, que las recientes críticas al cuarto poder queden reducidas a una anécdota, un pataleo coyuntural sin debates serios o acciones de fondo, y continuar así perpetuando el injusto esquema comunicacional con que cuenta nuestro país.
Sin grandes referencias teóricas o prácticas, la izquierda del siglo XXI debe ensayar nuevos modelos políticos y económicos, así como también debe pensar nuevas formas de comunicación. Y no es poca cosa partir de la base de que ni una monolítica propaganda oficial ni las leyes del mercado nos conducirán a una comunicación nueva para una nueva sociedad. Un sistema de medios alternativo no debe suplantar una verdad por otra, un pool de empresarios por otro, sino que debe promover el pensamiento crítico y la pluralidad de voces en un esquema en el que la concentración (privada o pública) no tenga lugar. En tal sentido, el presidente Vázquez puede comenzar por aplicar la ley de medios.
Emiliano Tuala
Los analfabetos de hoy. Brutal monólogo de Jesús Quintero Video
Monólogo en el que Jesús Quintero razona que, habiendo como siempre hubo ignorantes, nunca se había hecho gala de ello hasta ahora. "Son la nueva clase dominante que es a su vez la dominada", dice.
¿Revolución o Evolución? Escribe Gabriel Giribaldi.
Ensayo filosófico por @Gabriel Giribaldi.
El mundo se encuentra en un momento bisagra, de no regreso, a la extinción ... al menos como lo conocemos hoy .....
El desafó que enfrenta el ser humano, es conciliar con la naturaleza, administrando los recursos de forma solidaria, responsable y comprometida con el bienestar planetario.
¿Cómo podemos llegar a este estado? ¿Cuál sería el proceso, por el cual, la consecuencia sería la prosperidad planetaria, convivencia pacifica y armoniosa, donde el objetivo personal, sea el bien común?
Yo creo que la búsqueda de la mejor versión de uno mismo, sociable y sensible al entorno, genera paz interior, armonía y bienestar .... es al menos uno de los primeros pasos (hay más).
Entonces los Evolucionarios. Somos actores de los cambios para el mejor nuevo mundo, que estamos construyendo, para no extinguirnos. Buscando la mejor versión de nosotros mismos, contribuimos en este sentido, generando una onda sinérgica expansiva en nuestro entorno, de entendimiento, a partir de las dinámicas sociales. Contribuyendo a la paz mundial, desde la estabilidad emocional de un ser social.
Definiciones de Wikipedia
Una revolución (del latín revolutio, "una vuelta") es un cambio social fundamental en la estructura de poder o la organización que toma lugar en un periodo relativamente corto o largo dependiendo la estructura de la misma. Aristóteles describía dos tipos de revoluciones políticas:
1. Cambio completo desde una constitución a otra.
2. Modificación desde una constitución existente.
El evolucionismo social es el término que define el cambio de una sociedad a otra más compleja. Está basado en teorías antropológicas de desarrollo social que se acreditan a sociedades con términos de estado primitivo que gradualmente se tornan más civilizadas con el pasar del tiempo.
La revolución es un proceso rápido, puntual, radical, cambia de un momento a otro.
La evolución es un proceso más lento, lleva mucho trabajo y energías, es parte del crecimiento personal individual, si queremos sociedades mejores, necesitamos mejores individuos en ella.
Es doloroso! Enfrentar nuestros fantasmas, batallar con ellos. Aceptar nuestras limitaciones, mirándonos desnudos al espejo, re- entenderlas positivamente ... duele!
¿Quién? Mil veces escuchamos decir o nosotros mismos hemos pensado en que tenemos que cambiar, pero ... ¿Qué? La respuesta es sencilla: obtener las herramientas, aprehender las habilidades y un plan de acción para ponerlas en práctica ¿Para qué? Para superarnos como personas, en la búsqueda de la mejor versión de nosotros mismos ¿Cuándo? Ayer! Estás perdiendo el tiempo si no empezaste YA! ¿Cómo? Trabajando en nuestras carencias y fortaleciendo nuestras habilidades.
En conclusión la Evolución se plantea como uno de los caminos a la Paz mundial y Armonía interior.
Vivir y Amar!!!
Me declaro Evolucionario!!!!
Arriba la Evolución!!!!
miércoles, 23 de marzo de 2016
Mi familia y Obama Silvio Rodríguez en su blog Segunda Cita
En estos días han
llovido estampas, interpretaciones y hasta augurios sobre la visita
que empezará hoy el presidente de los Estados Unidos a Cuba. Entre
ellas estuvo el mensaje de Pánfilo y sus amigos que, por cierto,
puse en Segunda cita, dedicándoselo a los que deseaban desentrañar
el carácter cubano. Pues resulta que ayer me dijeron que el Sr.
Obama había respondido varias preguntas del célebre humorista.
Aclaro que no creo que los asesores presidenciales lean nuestro blog,
pero es obvio que están bien informados.
Se ha dicho mucho
que el cubano es un pueblo hospitalario y generoso. Esto es porque la
mayoría somos más dados a confraternizar que a lo contrario. Yo
creo que es algo genético, que nuestra historia nos fue inoculando
desde su exterminio inicial, y luego con sus migraciones forzadas y/o
voluntarias, con sus luchas privadas y colectivas por la
supervivencia, y con esa sustancia moral que solemos llamar soberanía
y que es, ni más ni menos, tener en cada momento el mayor libre
albedrío que nuestras capacidades nos permitan, sin dejar de pujar
siempre por más.
Algunas reflexiones
de especialistas se basan en interrogantes sobre las calidades de las
conversaciones entre dos gobiernos que han sido arquetipo de
enfrentamiento durante la segunda mitad del siglo XX y lo que va de
este. A pesar de posturas opuestas, se suele coincidir en que el
futuro será según lo hablado. Yo, por supuesto, comparto la
curiosidad por ciertos detalles, aunque supongo los matices. Pero si
de algo estoy seguro es de que una cosa es lo que se dice, incluso lo
que se cree honestamente, y otra es lo que resulta. Sobran ejemplos
en la historia, lo mismo en el sentido de la seriedad que en el del
desparpajo. Por eso tiendo a decantarme por lo que me ha movido
siempre, por lo que sueño para mi país, que es dignidad, aún con
las variantes que presuntamente incorporarán la dialéctica y los
astros o, dicho de otra forma, las causas y los azares.
He notado que se
suele olvidar que este litigio terrible empezó porque nuestros
vecinos no soportaron que decidiéramos qué hacer en nuestra propia
casa. Estaban acostumbrados a que aquí se hiciera lo que ellos
querían. Y haciendo bien patente su disconformidad, no sólo nos
negaron el habla sino que nos hicieron la guerra.
Aquella causa nos
apartó violentamente de lo que hubiera sido nuestra vida de pueblo
aguerrido pero pacífico, mitad trabajador, mitad tarambana. Aquella
causa nos obligó a tomarlo todo con más drama que choteo, nos
mostró y nos acercó como nunca a las razones de la hormiga. Aunque
debajo seguía bullendo aquella cosa juguetona nuestra que a
principios de los 80 llevó a un amigo a confesar lo mucho que le
gustaba nuestro “socialismo con pachanga”.
Quién sabe si ha
llegado el momento de intentar empatarnos con lo que no nos dejaron
ser, con lo que fuéramos de haber tenido un vecino más respetuoso y
amable. Y digo quién sabe porque obviamente no todo el futuro
depende de nosotros y porque, además, por más que fuera deseable ya
no somos los mismos.
En momentos así
–sólo en momentos así– es concebible el deseo de prolongar la
existencia, digamos otro medio siglo, a ver qué pasa. Pero como esto
no es posible, pregunté a mi familia –a todos, sobre todo a los
que no vivieron las causas originarias del conflicto– qué le
dirían o qué les inspiraba el ilustre visitante de hoy. Y por eso
concluyo este momentáneo soliloquio con lo dicho por los que me
respondieron, en el orden estricto que me fueron llegando y con sus
propias palabras.
Para no irme a la
cola, me tomo la licencia de empezar con mis propias palabras para
recibir a Barak Obama, las que termino con dos frases que siempre
decía mi padre, Dagoberto Rodríguez:
Bienvenidos Ud. y su
familia a Cuba, Sr. Presidente.
Nunca es tarde si la
dicha es buena.
A mi que me quiten
lo bailao.
Mi hijo Silvio Liam
Buenos días papa,
sobre lo q me preguntas yo realmente no opino mucho sobre eso por q
no creo en las buenas intenciones ni de Obama ni de ninguno d estos
señores, pero si su interés en Cuba fuera ayudar al pueblo le diría
q pasara por los barrios más calientes d Oriente como por ejemplo
algunas partes de Alcides Pino en Holguín y viera las condiciones en
que viven las personas y también q preguntara por los salarios en
Cuba, q escuche todo lo que quiere decirle la gente incluyendo la
oposición, q fuera a una marcha de las damas de blanco a ver si ese
día no le caen a golpes delante d el, pero sobre todo le diría que
no creyera en un gobierno q coje a los niños pa hacer actos de
repudio afuera d las casas de opositores y otras barbaridades que son
demasiadas, pero realmente papa yo no creo ni siquiera q Obama tenga
q ver con las deciciones políticas y el futuro de las relaciones
entre Cuba y usa, dentro d poco ya no será presidente y quién sabe
quién venga detrás y lo que tiene en mente, para mí esto es una
pantalla para algo, quizás me equivoco como t digo yo ni opinó
sobre esto, un beso grande
Mi esposa Niurka:
Tengo sentimientos
encontrados respecto a la visita de Obama.
Por una parte deseo
que las cosas mejoren porque deseo que la vida sea mejor para la
mayoría de los Cubanos y que en Cuba la mayoría viva mejor, y si la
visita trae consigo mejoras para la gente, pues bienvenida sea.
Pero entonces
aterrizo y no lo creo, entonces prefiero que ya pasen estos tres días
de visita de Obama y que vengan los Rollings.
Mi nieto Diego:
Yo le diría a Obama
que tengo muchas ganas de ver a mi papá y por lo tanto que me
otorgue un visado que me permita ir a verlo cada vez que yo pueda. Y
que nos quite el bloqueo porque yo soy nadador y si Cuba pudiera
tener un mayor intercambio comercial con el resto del mundo,
tuviéramos, los deportistas cubanos, mejor acceso a implementos
deportivos y otros materiales que ayudarían a que estuvieran en
mejor estado las instalaciones deportivas.
Mi hija Violeta:
Si yo tuviera la
oportunidad de hablar con el presidente Obama le contaría que he
sido víctima de la incomunicación entre Cuba y Estados Unidos. Que
he padecido en carne propia la hostilidad de los gobiernos de su país
contra Cuba. La separación de mi mamá cuando se fue por el Mariel
en el año 80 me ha marcado para toda la vida y, aunque esta fuera su
decisión, considero que en gran medida ha sido responsable ambos
gobiernos de las tantas familias separadas. De haber habido una
relación armoniosa entre ambos países se hubiera impedido tanta
distancia y tantos años sin verse los cubanos de aquí y de allá.
Y sobre todo hubiera evitado tantos muertos en el estrecho de la
Florida y en la frontera mexicana. Le pediría a Obama que invalide
la ley de pie seco-pie mojado que, aunque favorece a algunos cubanos
para que alcancen su “sueño americano”, en la misma media los
lleva a perder la vida en el intento de alcanzar suelo
norteamericano. Además de que es muy injusta con el resto de
latinoamericanos que sin embargo, teniendo más necesidad de mejorar
sus vidas que nosotros, no tienen el derecho de acogerse a esta ley.
En cambio mueren masacrados, desaparecidos, de sed y de hambre,
mujeres, hombres y niños que en vez de alcanzar “una vida mejor”
logran una muerte certera. La verdad es que a mí como cubana me da
vergüenza: nosotros sí, y ellos no. ¿Por qué? Obviamente esta ley
no tiene otro motivo que el de incitar a los cubanos, dándoles un
aparente “privilegio” a que se jueguen la vida tratando de llegar
a Estados Unidos, para luego desacreditar con falsa estadística a
nuestro país. Yo le diría a Obama que nos quite el bloqueo, que
termine su mandato dejando al mundo convencido de que ese Nobel de
la Paz que le han otorgado lo tiene bien merecido. Porque como dijera
José Martí: “ El mal es accidental, solo el bien es eterno”
Mi sobrina Mariela:
Tío, a priori, yo
estoy a favor de las buenas relaciones de toda índole entre todos
los seres, naciones, etc., pero en este caso en particular lo que me
pasa es que de ellos desconfío, hasta que no se demuestre lo
contrario. No lo puedo evitar.
Cuando yo vea cambios, como por
ejemplo, que levanten el bloqueo, o que quiten la Base Naval de
Guantánamo, entonces podré seguramente empezar a verlos de otra
forma.
Mi hijo Omar:
Señor Obama: sé
que a veces se le identifica a usted con El Poder sólo por el cargo
que representa. No sólo esa idea es falsa (El Poder, usted lo sabe
bien, tiene muchas raíces, y muchas están en la sombra), sino que
usted mismo se ha visto limitado e impedido en su propio país para
emprender algunas políticas. Además, se acerca el final de su
mandato, y tendrá que pasar el relevo. Teniendo en cuenta todo esto,
y dado que su poder real es limitado pero aun así real y efectivo,
lo que le quiero decir respecto a Cuba son dos cosas.
No soy ingenuo, sé
que existen intereses dentro de Estados Unidos para reabrir las
relaciones con Cuba, y por lo tanto usted no ha estado solo, pero aun
así le reconozco la valentía política para haber dado el paso. Al
fin y al cabo, sí hay sectores en su país que siguen resistiéndose
a cualquier cambio en la política respecto a Cuba, y ha hecho usted
una apuesta decidida y valiente. Las posiciones maniqueístas, el
“estás conmigo o estás contra mí” y otras falsas dicotomías
sólo han fomentado el desconocimiento mutuo. Ya basta de culpar al
otro y no asumir los propios errores. La mayoría de la gente, aquí
y allá, queremos acceso a la sanidad y a la educación de calidad, a
internet y poder ganarnos la vida.
Lo otro que le
quiero decir es que, aun conociendo sus límites, este camino no se
puede quedar a medias. Lo que espero de usted es que consiga que el
retorno a esa vieja política propia de la Guerra Fría tenga un alto
coste político, económico y social para los futuros representantes
de su país. Que esto no tenga marcha atrás. Que a los que vengan
les cueste más regresar que seguir para adelante. Eso me parece que
es lo mejor para los dos pueblos, y lo mejor que usted puede hacer.
El simbolismo de unas fotos y unos titulares es importante, pero lo
es más que se ayude a mejorar la calidad de vida de la gente.
Mi hija Malva:
Opino y reconozco
que la visita del presidente Omaba es un acontecimiento histórico;
pero sinceramente si su visita no hace mejorar la situación en Cuba,
beneficiar a los ciudadanos o no hace nada importante como levantar
el bloqueo o quitar la base de Guantánamo, no le veo sentido.
Simplemente es un acontecimiento simbólico que en mi caso me dará
un receso en la escuela por dos días, pero solo eso y nada más, así
que honestamente me es indiferente.
Mi suegra Mirta:
Hoy llega Obama a
Cuba, estoy plenamente convencida de que es un día que quedará
marcado en la historia de Cuba pero no tengo la certeza de cuál será
la repercusión final de este viaje. Obama ha dicho claramente que la
visita servirá para promover cambios políticos en la isla.
Pienso y recuerdo.
Los que como yo hemos tenido el privilegio de haber vivido y poder
rememorar todo lo sucedido desde aquel día en que nos despertamos en
la mañana con el grito de ¡Batista se fue! este día tiene sin
dudas un significado especial.
Pero las sensaciones
son encontradas, ¿siento que ha ganado Cuba? No puedo afirmar ni lo
uno ni lo otro, es cierto que muchas cosas han cambiado, algunas para
bien y otras para mal, es cierto que mucho hemos dejado a lo largo de
estos años. Recuerdo muchos momentos, las carencias, la beca, las
incertidumbres, los miedos desde adentro y desde afuera, las
amenazas, años en estado permanente de guerra psicológica, el
encierro en la isla “rodeada de aguas por todas partes”, los
entrenamientos militares, el cordón de La Habana, la Crisis de
Octubre y el U-2 con el piloto yanki sobrevolando mi Instituto
Pre-universitario, la homofobia, las concentraciones en la Plaza de
la Revolución, lo tranquila que es La Habana si la comparamos con
otras ciudades del continente, el privilegio de tener una atención
de salud adecuada, las posibilidades de estudios, la libreta de
abastecimiento, el pan nuestro de cada día, los apagones, la mochila
preparada durante muchos por si la familia tenía que evacuar la
capital porque nos atacaban, la pasta perla, la falta de desodorante,
los kikos plásticos, la bicicleta… ¿se pueden borrar todos estos
años con una visita de 2 días de Obama?
Definitivamente mi
sensación es ambivalente, siento júbilo y tristeza, certeza e
incertidumbre, siento seguridad y miedo.
Mi hijo José
Ernesto (el lunes 21)
Wonderfull!!!
Que estas relaciones
estén marcadas por el equinoccio de primavera y el día de la
poesía.
Q’ este poema
bilingüe florezca en una fructífera primavera para que 2 culturas
ansiosas de estrechar sus manos cansadas de tanto mirarse a través
de los lentes envenenados de la política.
Whitman y Martí los
ayuden a encontrar las vías participantes para q’ esta primavera
sea y q' así sea.
Mi hermana Mary (el
martes 22):
Silvio, la visita de
Obama para mi representa la entrada al Paraíso o al Infierno. Al
Paraíso si esta visita es la puerta para finalizar con el bloqueo
que trunca el desarrollo, y si se eliminar ese apéndice humillante
que es la Base de Guantánamo. Eliminando esos dos lastres que nos
han sido impuestos, ya podemos quedar por nuestra cuenta.
La visita de Obama
representaría la entrada al Infierno si en lugar de logros
obtuviéramos la pérdida de lo logrado durante los últimos 50
años.
Si logramos un asomo
al Paraíso, que sea sobre la base del respeto mutuo más exquisito.
Mary
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