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viernes, 8 de abril de 2016

Los gastos de la CIPAP UN COSTOSO PUERTO EN EL AIRE


 
Sin contar con las evaluaciones ni los acuerdos regionales requeridos, el ex presidente Mujica creyó que la inversión de Aratirí era suficiente para lanzar el puerto de aguas profundas en Rocha. El voluntarismo y la improvisación política hicieron fracasar la aventura, pero no fue gratuita para muchas personas ni para el erario público.

Por Víctor L. Bacchetta (Observatorio Minero del Uruguay)



La Comisión Interministerial del Puerto de Aguas Profundas (CIPAP) fue creada el 15 de noviembre de 2011 por el ex presidente José Mujica con el fin de “analizar las opciones para la instalación de un puerto de aguas profundas” en la costa de Rocha. El 14 de junio de 2012, cuando el informe final de la CIPAP recomendó hacerlo en el sitio de El Palenque, Mujica aprobó sus conclusiones y extendió la actuación de esa comisión “por todo el plazo que dure la implementación” del PAP.

Tras haber pretendido imponerlo por decreto presidencial, la habilitación del puerto de aguas profundas fue aprobada por el Parlamento, como exige la Constitución, el 20 de diciembre de 2012. Simultáneamente, el Poder Ejecutivo decidió la expropiación por “causa de utilidad pública” y declaró urgente la ocupación de centenares de predios en el área de emplazamiento del PAP. Desde entonces, la CIPAP desplegó una actividad febril de contrataciones, estudios y presentaciones de la obra.

Para sorpresa de muchos, no hubo realmente capitales ni países interesados en ese proyecto y la CIPAP no llegó a ningún resultado. En diciembre de 2014, durante la 47ª. Reunión Cumbre realizada en Paraná, el presidente Mujica propuso la construcción de “un puerto de aguas profundas propiedad de los gobiernos del Mercosur” (sic). Fue la manera elegante, si cabe, de reconocer el fracaso de lo que el ex mandatario definió como “la jugada de política exterior más importante” de su gobierno.

La transparencia en juego

Se había informado que la CIPAP disponía de 700.000 dólares para los estudios que pretendía realizar, pero existían indicios de que se habría pasado fácilmente de un millón de dólares. En marzo de 2015, al amparo de la ley de Derecho de Acceso a la Información Pública (Ley 18.381), solicitamos la información de los gastos realizados por la comisión por concepto de contrataciones, viajes y viáticos, con el propósito de conocer los montos y hasta qué punto habían estado justificados.

Hicimos la solicitud a Presidencia de la República, el Ministerio de Transporte y Obras Públicas (MTOP) y la Corporación Nacional para el Desarrollo (CND). Presidencia entregó la información dentro del plazo fijado por la ley, pero la CND y el MTOP no lo hicieron alegando que un convenio firmado entre ambos organismos había dispuesto que la información referida era confidencial. Por esta vía, la administración actuaba como juez y parte en el ocultamiento de una información al público.

Además, la negativa no contenía una justificación de la confidencialidad como exige la ley 18.381. Con el apoyo del Centro de Archivos y Acceso a la Información (CAinfo) a través del abogado Martín Prats, iniciamos una acción judicial al amparo de esa ley. El 21 de diciembre tuvo lugar una audiencia donde las partes solo reafirmaron su postura anterior. Al día siguiente, el juez Alejandro Martínez de las Heras falló dando un plazo de 15 días para que los demandados entregaran la información.

A comienzos de enero de 2016, el MTOP anunció que apelaría la decisión judicial, pero en febrero comunicó que cumpliría el fallo, lo que hizo efectivo el 15 de este mes. Saludamos este desenlace porque reafirma la transparencia que debe caracterizar a la administración del estado. El 31 de marzo, en una conferencia de prensa de Uruguay Libre, presentamos esa información al público. A continuación, resumiremos los aspectos centrales de la documentación entregada y nuestro análisis.

Lo primero son las cargas
La audiencia judicial del 21 de diciembre permitió conocer el convenio entre el MTOP y la CND, así como un decreto del presidente Mujica elevando a dos millones de dólares estadounidenses los recursos de la CIPAP. Pero la revisión final de las resoluciones y contrataciones realizadas por el gobierno más que triplicó esa cifra.

En efecto, las contrataciones totalizaron 6:620.176 dólares. Empresas y consultores independientes, nacionales e internacionales, realizaron estudios económicos, de ingeniería, ambientales y de ordenamiento territorial, entre otros. Casi la mitad se gastó en cuatro empresas internacionales: Acciona, Planave, Esgemar y Seaforth. Diez empresas privadas nacionales recibieron U$S 1,5 millones, cinco estatales U$S 1,8 millones y los profesionales particulares U$S 235.000 (ver cuadro y listado adjuntos).

Naturalmente que esos estudios deben hacerse para emprender una obra como esta, pero primero es necesario saber si existen los fundamentos para tomar tal decisión. El ex presidente de la Administración Nacional de Puertos (ANP), Alberto Díaz, afirmó que incluso la definición del lugar no es tan relevante: “Primero, hay que saber qué se pretende, para qué, y luego buscar el lugar físico para el puerto de aguas profundas” (1). En el qué y para qué de un puerto lo fundamental son las cargas.

Los análisis de la CIPAP sobre la demanda proyectada del PAP sufrieron sucesivas alteraciones. En 2012, los técnicos del MTOP y el presidente de la comisión, Pedro Buonomo, proyectaban una demanda superior a 50 millones de toneladas anuales. En 2013, los cálculos del MTOP estimaron que el PAP en 10 años atendería a unos 87,5 millones de toneladas anuales. Curiosamente, un nuevo estudio del Equipo del MTOP en 2014 redujo la estimación a 40 millones de toneladas anuales.
 

Aunque el proyecto de Aratirí no estaba aprobado, los estudios de la CIPAP contaron desde el comienzo con el hierro uruguayo y la inversión de la minera en el PAP. Pero los 18 millones de toneladas previstos por Aratirí no eran suficientes para sustentar al puerto y, con el paso del tiempo, su aporte se hizo cada vez más inseguro. Mientras tanto, los cambios en las cifras de las cargas que provendrían de los países vecinos fortalecían la sospecha de que se trataba solo de especulaciones.
En 2014, la firma brasileña PLANAVE y la catalana Port Insight Consulting llamaron la atención sobre “una serie de incertidumbres” en el proyecto. Según estas consultoras, la posibilidad de atraer cargas de granos de Brasil era nula, no había una demanda concreta e inmediata de servicios portuarios, así como tampoco “ningún tipo de acuerdo o mecanismo participativo de los países de la región en relación al PAP”. A esa altura ya estaban hechas por la CIPAP todas las contrataciones.

Caro voluntarismo político

Al mismo tiempo que se especulaba con las cargas del PAP, desde la Presidencia de la República se anunciaba como seguro el interés en la obra de varios países. Un día era el “interés estratégico” de Brasil, otro día era el de los gobiernos de China, Rusia y Paraguay o de inversionistas españoles y empresas coreanas. En concordancia con esos anuncios, los integrantes de la CIPAP realizaron varios viajes a las capitales de estos países con el fin de presentar el proyecto uruguayo del PAP.

El ex subsecretario de Cancillería, Luis Porto, viajó a Seúl en 2012, a Brasilia y Río de Janeiro, a Asunción, Moscú y Beijing en 2014. El ex ministro de Transporte y Obras Públicas, Enrique Pintado, viajó a Asunción en 2013. Su subsecretario, Pablo Genta, fue a Brasilia en 2013 y a Rio de Janeiro y Asunción en 2014. La ex subsecretaria del Ministerio de Vivienda, Raquel Lejtreger, viajó a Río de Janeiro en 2013, funcionarios de Cancillería fueron con el mismo fin a Asunción y Moscú en 2014.

Los documentos también muestran que en esos viajes y viáticos se gastaron alrededor de 35.000 dólares estadounidenses (ver adjunto). Es una cifra menor comparada con las contrataciones a empresas y consultores independientes, pero igualmente inútil en la medida que partían de la decisión uruguaya como un hecho consumado. Al final de todas las gestiones, no se confirmó el compromiso de ninguno de los países aludidos ni el aporte de los inversionistas mencionados, incluido el de Aratirí.

El ofrecimiento del presidente Mujica, en la Reunión Cumbre de diciembre de 2014, de construir un PAP con los gobiernos del Mercosur debió ser, en todo caso, el comienzo y no el desenlace fatal de esta iniciativa, encubierto bajo una retórica integracionista. Conociendo la historia y la realidad política actual, nadie puede considerar seriamente que Uruguay posea el peso suficiente como para arrastrar a Argentina y Brasil a un proyecto portuario de esas dimensiones sin su consentimiento previo.
 

Se habilitó por el Parlamento un puerto de aguas profundas en Rocha, se anunció la expropiación de miles de hectáreas en la zona cambiándole la vida a centenares de ciudadanos y se gastaron ingentes recursos del erario público sin resultados acordes con tales decisiones.Inclusive la mayoría de la oposición partidaria, temerosa de aparecer enfrentada a una promesa de desarrollo extraordinario, se abstuvo de exigir los estudios de rigor necesarios para justificar esa propuesta.

Las autoridades ignoraron además a las comunidades de la costa rochense que, al conocer el proyecto del PAP y sus posibles impactos, pasaron a cuestionar la validez económica, social y ambiental de esa obra. En ese contexto, ciudadanos de varias localidades crearon la Confederación de los Pueblos Costeros, exigiendo el derecho a ser informados y a participar en las decisiones sobre sus formas de vida.
El 12 de mayo de 2015, el presidente Tabaré Vázquez disolvió la CIPAP y, ya sin la calificación de prioridad absoluta dada por su predecesor, retornó la responsabilidad del proyecto de puerto de aguas profundas a la órbita del MTOP.
 

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(1) Noticias de Presidencia de la República, 17/2/2011 (www.presidencia.gub.uy).

http://www.uruguaylibre.org/
 @UruguayLibre  |  UySinMegamineria   
  Uruguay Libre     Comunidad
Se agradece la difusión de los siguientes videos de la campaña
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JOSE MANUEL ACOSTA. UN CREADOR MUSICAL EN LA FRONTERA. Por Julio Dornel.



                 Escritor y periodista Julio Dornel

Hace algunos años señalábamos en las páginas de CHUYNET que un nuevo grupo musical de esta ciudad estaba transitando por  distintos escenarios del país, superando las expectativas de sus integrantes. Todo había comenzado con la desaparición de ECOS DEL PUEBLO en noviembre del 2003. Allí estuvieron para integrar el grupo inicial de “PALOS CONTRA” José Manuel Acosta en voz, charango y guitarra, Paolo Bueno, en bajo, acordeón y coros, Martín Acosta, voz, guitarra, bajo, Loli Pereyra primera guitarra y Diego Acosta en batería. La dirección estaba  a cargo de José Manuel un “veterano” de la música fronteriza y creador de varios conjuntos entre los que podemos señalar a “Cantos del Sur”, “Los Indianos” y “Ecos del Pueblo”. Al evocar sus inicios nos señala que “todo comenzó en la época del liceo integrando un trío denominado VOCES DEL MARCO con el “Gordo” Rosso y el “Cali” San Martín, bajo la dirección del profesor Jesús Perdomo. Luego surge el Coro municipal de Chuy bajo la dirección del maestro Juan Carlos Leiva y meses más tarde los conjuntos señalados. Fueron años sensacionales señala hoy José Manuel  “con actuaciones y grabaciones que en algunas oportunidades complicaron la agenda y el tiempo que todos dedicamos a nuestras actividades particulares. Con mucho sacrificio logramos grabar nuestro primer CD que al margen de las dificultades económicas debimos superar muchos meses de ensayos y elección de temas y autores. Hay que amalgamar la parte musical, hay que cuidar de no copiar la música de otro o la letra. Por suerte hemos tenido buenos maestros y referentes cuyos consejos tenemos en cuenta; Eduardo Larbanois, Mario Carrero Julio Victor González, Fernando Rótulo, Nelson Pereyra y el “Pico” Decuadra. Entre las presentaciones de aquellos años  podemos señalar el balneario Aguas Dulces, casino de La Paloma, Festival del Club de Leones en Castillos, balneario La Coronilla, giras por el departamento de Canelones, Club Social Chuy, Cena Show A.P.A.L. balneario Costa Azul, Club Deportivo EL FOGON de Lascano y eventos realizados en Cebollatí.” No deja de ser un verdadero autodidacta de la música al manifestar que “nunca estudié guitarra, ni charango que es lo que estoy ejecutando en la actualidad, siempre toqué de oído. Queremos que la gente escuche nuestra música y nos reconozca, cosa que no es fácil y somos conscientes de que tenemos todavía un largo camino para recorrer”. En el momento de la evocación van desfilando con dificultad los nombres de algunos conjuntos que marcaron una época del canto popular; Ecos del Pueblo, Los Indianos, Cantos del Sur, y Pa los Contra, entre los que alternaron Martín Acosta, Alicia Ferreira, José Terra, Carlos Pereyra, Eduardo Cabrera, Ruben Coduri, Fabián Rodriguez, Lister Pereyra, Lucita Amorín, Fabián Lasalt, Leonardo Acosta, Hugo Da Costa, David López, Leticia Méndez y Oscar Nieves entre otros. En nota que le realizaran los periodistas de ZONA CHUY, señalaba que “nunca estudié guitarra ni charango, mi historia musical comienza en el año 1986, cuando se forma el coro municipal de Chuy, bajo la conducción del profesor Juan Carlos Leivas”. No podía faltar el reconocimiento para los autores de los primeros temas entre los que se encontraban Alcides Romero, Pico Decuadra, Tabaré Eguren, Duberly Rodriguez, Jorge Rodriguez Benitez, Nelson Pindingo Pereyra y Rúl Antunez.  Para José Manuel la música “es la mejor terapia, por ese motivo hay que apoyar todas iniciativas juveniles que apuntan a incentivarla. Los eventos realizados en los últimos años están demostrando que el canto popular está regresando de la mano de los festivales, como sucediera con en las últimas décadas del siglo pasado con los que organizaba el Club de Leones  y el Sol Naciente en el centro de la avenida Internacional y el estadio SAMUEL PRILIAC”.

jueves, 7 de abril de 2016

Bailarines del Sodre acusan a Bocca de malos tratos






Bailarines del Sodre acusan a Bocca de malos tratos

Discusiones con los
integrantes del ballet, problemas técnicos y otros proyectos laborales
alejaron al destacado maestro argentino del Sodre.
Fecha: 06/04/2016 |
Categoría: Cultura
Luego del distanciamiento de Julio
Bocca de la dirección del Ballet Nacional del Sodre (BNS), surgieron
numerosos rumores sobre las causas de su decisión.

En
comunicación con un integrante del BNS, InfoTNU pudo confirmar que el
alejamiento tuvo lugar luego de una discusión con una de las integrantes
del equipo. A ello se le suman diversos problemas técnicos que
dificultaban el trabajo de Bocca, y sus deseos de llevar a cabo otros
proyectos en América Latina.

Numerosas fuentes consultadas sobre
el trato humano del director argentino hacia el cuerpo de baile,
coinciden en que era habitual que corrigiera el desempeño de sus
bailarines de una manera rígida, o incluso agresiva. Por ello, ya
existían denuncias y cartas reclamando un mejor relacionamiento.

 Clic en este enlace

Portal TNU - Bailarines del Sodre acusan a Bocca de malos tratos

La mejor selfi del mundo es uruguaya | YouTube




Más de 80.000 personas ya vieron cómo un grupo de señoras uruguayas intentan tomarse una autofoto

"Apretá Susana porque no tengo dedo" y "¿Y por qué querés una selfi? Sacá una foto" son apenas algunas de las entrañables frases de este grupo de señoras uruguayas que protagonizan uno de los videos más vistos de estos días. Las señoras discuten y se ríen entre sí de su experimento fallido a la hora de intentar tomarse una autofoto.

El video, que ya supera las 80.000 vistas en Youtube, es sin dudas el fenómeno uruguayo de la semana en cuanto a videos virales. Véalo y disfrute, sí, pero pregúntese si usted es realmente mucho más ducho que estas geniales uruguayas para tomarse una "selfi" con los suyos


 Clic en este enlace
La mejor selfi del mundo es uruguaya | YouTube

EL PECADO MORTAL DE LA NOSTALGIA ALEJANDRO MICHELENA




En las imágenes:

El hoy poco recordado Billy Cafaro, auténtico precursor del rock nacional en el Río de la Plata.
Uno de los más populares LP de ese grupo legendario que fue Los Plateros.

“... porque los verdaderos paraísos
son los paraísos que hemos perdido”.

MARCEL PROUST - En busca del tiempo perdido

Aquellos redondeados automóviles se colocaron en línea una vez más, jadeando al toque nervioso en los aceleradores, mientras los dos muchachos se miraban, con fuego en los ojos, desafiantes, serenos apenas, apenas aguantando con el otro pie en el freno a las máquinas con ansia de abismo, esperando la señal de la bella en litigio que iría acompañada como siempre con un agitarse de la pollera debido al viento producido por el pasaje raudo de los bólidos hacia un destino desparejo. Como todas las veces, Jimmy sería el triunfador, y de ahí en más comenzaría la parte más grave, seria, melancólica tal vez de la película.

Apagó el aparato de video. De cualquier modo, ya lo sabía todo de memoria. Uno de los móviles que lo llevó a entrar en ese gasto, aparte del bien intencionado pretexto de que los chicos se acostumbraran al buen cine, fue el inconfesado deseo de ver una y otra vez películas como ésa, lo que hizo hasta el cansancio en los primeros meses, encontrándose de golpe y a destiempo con lo más fabuloso y lo más angustiante de su lejana adolescencia.
Se desprendió el nudo de la corbata, tiró hacia atrás con la mano su escaso pelo, se recostó en el plastificado sillón del angosto living, miró por entre las hendijas de la cortina veneciana el comienzo del atardecer; dio gracias que su mujer y sus hijos estuvieran pasando unos días afuera, en casa de sus padres. Con los ojos entrecerrados, percibiendo el murmullo monótono del ventilador y los ruidos intermitentes de la calle, comenzó a evocar, sin quererlo —asociación libre, pensó que llamaría a eso el siquiatra— las circunstancias de su primera admirada visión de “Rebelde sin causa”.

Era entonces un teenager (recordó la expresión, que en aquella época se aplicaba con la ingenuidad de lo novedoso; sin el posterior síndrome culpable que para toda palabra proveniente del norte introdujeran, en él como en tantos, los años sesenta en general). Era un teenager. Musitó en voz alta la expresión, con ese regodeo sólo privativo del reencuentro con algo de uno mismo perdido en el oscuro bosque del pasado. Se vio de pantalones vaqueros —los primeros— con el cabello entero todavía y peinado a la gomina con un jopo, saliendo del cine Rex con dos amigos y entrando a la vecina Vascongada. Vio también a Matilde en una mesa cercana —de las del rincón, que parecían de ferrocarril— y esa vez se animó a sonreírle. Luego sonó en la máquina de discos “Remember when”, mientras él ni oía a sus amigos y ni siquiera miraba a la muchacha; se imaginaba siendo tan arrojado, melancólico y atractivo, como el mismísimo James Dean.
Días después se animó a invitarla a salir. Vivían en la misma cuadra de Malvín, y para lucirse sustrajo del garage familiar el casi flamante Chevrolet Bel Air de su tío en el que llevó a Matilde a dar unas vueltas por las calles del barrio para culminar en el Rodelú, cuyo enorme salón ella cruzó como si fuera una imagen inquietante de la sensualidad, con sus pantalones pescador, sus elásticas ballerinas y su larga cola de caballo. No fue más allá el acercamiento. Salieron otra vez, pero a caminar, y al poco tiempo supo que se había arreglado con Lito, justamente lo más parecido a muchacho de película en la zona.

Sintiendo calor y amparándose en la momentánea soledad, tomó el saco y salió a la calle. Siguió hasta el bar más próximo, donde se atrevió con un medio y medio, y luego otro, y otro más, mientras seguía soñando con el cincuenta y tantos. Y fue de ese modo —rodeado por los dos costados de borrachos alegres— que se decidió a la insensatez y sucumbió a la tentación.
Pidió la guía telefónica, buscó con mano temblorosa, se dirigió al aparato, discó.

—Buenas noches, disculpe, quisiera hablar con Matilde... Sí, Matilde Pérez... Ella vivía allí, hace muchos, muchos años... Quería desearle un feliz año 1990...
—........................
— ¿Que tu mamá no se encuentra? Entonces dame con Lito...
—........................
— ¿Qué decís? ¿Que no se llama Lito tu padre...?
—.......................

Dejó el tubo descolgado, y anduvo titubeante y pálido hasta el mostrador. Pidió ahora whisky, dispuesto a gastarse todo el dinero, no preocupándole ya las previsibles recriminaciones de su mujer cuando volviera. La cabeza le daba vueltas, y las imágenes de Natalie Wood y de Matilde se le aparecían, intermitentes, como luces de neón de aquellos tiempos.

Aunque pretendía a Matilde, sabía que en el fondo no podía aspirar a una chica así. Le bastaba con que le hubiera concedido aquella inolvidable salida de sábado, cuando arrimara despacio y orgulloso el automóvil a la amplia terraza del Rodelú, con todas las miradas y las envidias de la muchachada sobre él, al tiempo que Billy Cafaro cantaba “Marcianita” desde algún lugar. Después, y por unos años, mientras su familia vivió en Malvín, vio él también con cierta envidia a la pareja ideal que hacían Lito y Matilde: eran poderosa, casi diabólicamente atractivos, cuando caminaba ella con sus vestidos de vuelos y los zapatos de punta de alfiler, y Lito con el amplio torso y los brazos musculosos (a fuerza de pesas y de tensión dinámica) apretados por el buzo negro de mangas bien cortas.
Todavía recordó cómo una vez el torpe, el pusilánime del barrio, ese bobalicón que nunca falta y del que todos se burlaban, la miró a Matilde un poco más de lo prudente en el cine al aire libre, y cómo recibió su merecido de inmediato de parte de los fuertes puños de Lito. El esmirriado y blancuzco —casi el mitológico alfeñique de cuarenta y cuatro kilos— se llamaba Vicente (lo había olvidado por años, hasta momentos antes, cuando la llamada). Y recordaba también, claramente, cómo después de la paliza, Matilde, riendo, lo trató de imbécil, de guarango.

Cuando llegó de retorno a su casa era tarde y estaba algo mareado, pero tuvo la precaución de llevar consigo una botella de grappa. Quería aturdirse hasta el olvido, que el tiempo retrocediera. Le vino a la memoria aquel bolero de la última noche de sábado, en el baile del club, al que asistió antes de que se mudaran para Canelones...
“...Reloj no marques las horas/ porque mi dicha se acaba...”

Allí estaba todo el mundo, y brillando por encima de la muchedumbre juvenil —como estrellas inigualables de un firmamento en technicolor— los cimbreantes Lito y Matilde, que bailaron como nunca un rato después el “Rock del Reloj”. Escondiéndose en los rincones, maltrecho, recordó que andaba el pobre de Vicente, a quien ni las más feas concedían una pieza.

Cuando luego de bajarse casi de golpe media botella comenzó a dormirse sin remedio sobre el piso sucio de la cocina, empezó a arrepentirse de la llamada, de la curiosidad malsana que lo llevó a cometer el sacrilegio de enterarse que aquella escultural, intocable Matilde, era ahora una apacible, convencional cincuentona, que seguía viviendo en la misma casa que fuera de sus padres, y que el nombre de su marido era nada menos que Vicente.