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viernes, 20 de diciembre de 2024

¿QUÉ HACER POR LA CULTURA DE ROCHA?



Izquierda sin cultura no es izquierda” (Mariano Arana)

Sin ánimo de catequizar, resulta innegable que una gestión de cultura responsable tiene como reto primerizo el concientizar a la población, (empezando por sus mandatarios), sobre el carácter de derecho que ostenta el acceso a la cultura, hasta lograr situarla en el mismo plano de prioridades que la educación, la salud, la economía y la seguridad nacional. Respecto a esto, si se entrecruza la diversidad de realidades y posibilidades de las localidades que conforman nuestro departamento, con las condiciones en las que se ofrecen y administran ciertos bienes culturales de la región, se puede arribar a la inmediata conclusión de que los derechos culturales, en su acepción más humana, acaban siendo vulnerados por los derechos culturales en su construcción y desempeño técnico-operativa. Cabe, asimismo, acotar que no debemos dejar de defender las verdaderas industrias culturales, de la misma manera que se deben abordar, analizar, monitorear y defender la actividad de los creadores, de tal forma que representen una manera digna de subsistencia, (o ingreso), para artistas, gestores, intelectuales y otros productores o “hacedores” de contenidos artísticos, culturales, científicos y educativos en nuestra sociedad. Para ello, los equipos de gobierno, lejos de ser estancos y cerrados, deben priorizar constantemente la integración de personas, instituciones, estudios y proyectos provenientes de diversos ámbitos y sectores partidarios. Y en mayor medida desde el punto de vista cultural, pues las actuales sociedades multiculturales e interculturales de los países, (entre los que constan los más “avanzados”), así lo demandan para su funcionalidad. Un punto de partida fundamental para la viabilidad de todos los proyectos, instituciones gubernamentales, comercios, e inclusive equipos de investigación y trabajo en una comuna, es precisamente su capital humano. Lo interesante de este aspecto es que, independientemente del detalle y especificidad de las áreas de trabajo, existe un plano de horizontalidad en el cual, mediante la conversación como modelo de gestión y el diálogo como mecanismo de construcción de los proyectos, pueden conformarse propuestas de intercambio, diversas y de impacto real conectadas que, al fin y al cabo, deparan contenidos valiosos para el conjunto de los ciudadanos, asociados, clientes y hasta turistas de paso.

Este modelo, marcadamente participativo y horizontal permite una riqueza y diversidad de miradas de “lo cultural”, con un grado de compromiso más elevado, al igual que una despersonalización de las instituciones y sus áreas o direcciones. Los modelos de gestión que prodiguen proyectos heterogéneos y propuestas que pasen por las diversas áreas del trabajo propician, además, otra modalidad de ofrecerles a los ciudadanos actividades de trascendencia para su labor y espacios de revalorización para sus actividades y reflexiones; (los espacios de reflexión y conceptualización son tan valiosos como necesarios). Por otra parte, las estrategias de gestión concreta y los modelos operativos, más allá de su valor para la discusión y las distintas opiniones que generan, son en verdad herramientas muy útiles para enfrentar y articular los desafíos que impone el quehacer cotidiano en una intendencia de proyección progresista y descentralizadora.

Respecto a los consensos que puedan surgir de esa participación plural entre coterráneos, es importante recordar que no se trata de implementar lo que cada uno de los integrantes de una agrupación o sector proponga, sino lo que todos suponen que repercutirá de la mejor forma en la instrumentalización de los objetivos más relevantes de la labor institucional. El consenso no lleva a la coincidencia sino al acuerdo, y sobre ese acuerdo se puede trazar (en términos municipales) un orden de prioridades, y determinar además quién es idóneo o más apto para cada tarea especifica. Por tanto, queda fuera de discusión que las relaciones, tanto generales como interpersonales, resultan de suma utilidad para el desempeño acorde y responsable en cultura. En el contexto ciudad pequeña, país periférico, esta característica es además decisiva, pues no hay diversidad de interlocutores en ninguno de los estratos de relacionamiento diplomático. Por lo común, la comunidad artística e intelectual es acotada, los referentes periodísticos y otros multiplicadores, paradigmáticamente, no se multiplican y los políticos provienen de fuerzas polarizadas y con trayectorias lentas, así como los mandatarios surgen de anteriores gestiones ejecutivas o legislativas. De la misma manera, no hay variedad de empresas nacionales con voluntad de patrocinio o esponsoreo. Con este panorama, vale decir que la agenda de contactos (las relaciones trazadas o consolidadas) es la mayor arma del trabajador de la cultura en una intendencia. Luego de la capacidad relacional, e intrínseca a ella, está la posibilidad de comunicarse, y de hacerlo con eficacia y eficiencia. En este sentido, las propuestas culturales son por definición relacionales y comunicativas; se podría, incluso, afirmar que lo son desde la gestión misma, hasta los efectos o resultados esperados. En resumen, sobre esa voluntad de construir ciudadanía, identidad y civismo, nos encontramos supeditados al diálogo permanente, a ofrecer intercambios y mixturas para, con un poco de suerte, estar en condiciones de recibir lo mismo para nuestro departamento.

Es necesario, como elemento oportuno, referir que el hecho de conocer y reconocer las diferentes producciones de nuestro contexto y poder cotejarlas con atmósferas del plano nacional e internacional es ya una responsabilidad con fines prácticos que jugará un rol decisivo para la gestión cultural. Es decir, hay que saber qué pasa en nuestra localidad y cómo pasa; cuál es la labor de nuestros colegas y con quiénes contamos; con quiénes podemos intercambiar información, estructuras, recursos, así como detectar a tiempo aquellas necesidades o falencias. Del análisis de esta situación, inclusive mediante métodos tan sencillos y al alcance como la observación, surgirán insumos y conclusiones sensibles y de efectiva aplicación: recorrer nuestras localidades, sus ferias, sus teatros, museos, sus paseos, plazas, parques, bibliotecas, cines o salas de proyecciones, centros culturales, centros juveniles, balnearios, corsos y tablados en carnaval, etc, etc, resulta, antes que nada, un compromiso que a menudo despeja o aclara el aire que se respira detrás del escritorio de una oficina o despacho. Porque creemos que la vida transcurre en el seno de los colectivos como la familia, los gremios, el barrio (entendido como un conjunto de calles que delimitan un área), la ciudad, la región, la nación y, hasta un conjunto de países. La construcción de lo propio y lo ajeno media en oposición hacia el nivel de contraste: la matria, la patria y lo glocal son los ámbitos desde los cuales construimos aquello que nos pertenece, que por su valor debemos preservar para que lo podamos heredar e incluir en lo patrimonial.

El patrimonio es entonces, por así decirlo, la objetivación y selección crítica de elementos de la cultura, inscriptos en la identidad y memoria colectiva; se trata de todo aquello que reconocemos, valoramos y deseamos conservar en nuestra comunidad como referente material y/o simbólico que, además, robustece la cohesión social. Desde la Gestión Cultural el patrimonio tiene diversas caras: es contexto, es herramienta, es proceso, es producto, y puede ser más, dependiendo de los abordajes que sobre él se realicen. De esta forma por patrimonio cultural inmaterial, vinculado a las tradiciones y prácticas que enriquecen a las comunidades se entiende a aquellos usos, representaciones, expresiones, conocimientos y técnicas que las comunidades, los grupos y en algunos casos los individuos reconocen como parte integrante de su identidad.

Precisamente, el Carnaval de Rocha se trata de una celebración histórica-patrimonial, con características únicas que retratan esa identidad, esa cultura y conjunto de tradiciones y creencias locales, por más que no posea la masividad que los carnavales de Montevideo o Artigas, si de referentes hablamos. La valorización que de él hagamos dependerá, sin duda alguna, tanto de la predilección como del conocimiento que sobre el mismo tengamos, pero también de una gestión oportuna para conservarlo, promoverlo y difundirlo, refiriéndonos, claro está, a una manifestación cultural integral que combina arte, crítica y celebración, reflejando, además, la diversidad y riqueza cultural de cada localidad; fuente difusora de talentos, de interacciones, de sentidos de pertenencia y hasta de impacto económico.

Diseñar, por lo antes manifiesto, e implementar un proyecto para su revitalización desde nuestro espacio, sería tan pertinente como distintivo por sus afinidades ideológicas con la izquierda uruguaya, así como por su histórico nexo con la expresión de los sectores más populares, la promoción de la justicia social, equidad de género, inclusión de minorías y tantos otros “valores” relacionados con la diversidad cultural.

Esta propuesta puede, sin duda, combinar la valorización de esa identidad local con aquellas estrategias modernas que propendan a posicionar al Carnaval rochense como un referente cultural del este de nuestro país.

Aquí un posible esbozo:

A)- Fortalecimiento Artístico y Cultural

Talleres y capacitaciones:

Capacitar a murgas, comparsas y otros colectivos artísticos locales en aspectos como vestuario, escenografía, canto, baile y dramaturgia.

Incorporación de temáticas locales:

Promover que los espectáculos incluyan, (además de la crítica y sátira característicos), historias, leyendas y temas relevantes de Rocha, como su vínculo con la naturaleza y la vida costera.

Apoyo a nuevos artistas:

Incentivar la formación de nuevos grupos mediante financiamiento inicial y acceso a espacios funcionales de ensayo.

B)- Infraestructura y Escenarios

Tablados modernos:

Renovar la infraestructura de los tablados, asegurando buena iluminación, sonido y comodidades para artistas y espectadores, así como cartelería de sponsors.

Rutas culturales:

Diseñar un recorrido con tablados en varias localidades del departamento, para descentralizar las actividades y atraer más espectadores.

C)- Promoción y Difusión

Campañas publicitarias:

Promocionar campañas en redes sociales, prensa y televisión local y nacional, destacando el Carnaval como un evento “único” en Uruguay.

Colaboración con influencers y medios:

Invitar a figuras conocidas del país y a turistas a compartir su experiencia referida al carnaval y a otros atractivos del departamento.

Alianzas regionales:

Coordinar con otros carnavales del país para generar intercambios de agrupaciones artísticas y atraer turistas interesados en recorridos culturales.

D)- Innovación en el Evento

Categorización de premios:

Introducir más categorías en los concursos (a modo de ejemplo: mejor vestuario, mejor tema original, innovación artística) para incentivar la creatividad.

Desfiles nocturnos temáticos:

Organizar desfiles nocturnos con iluminación especial para generar mayor atractivo visual.

Carnaval infantil:

Ampliación de las actividades y desfiles para niños, promoviendo la participación familiar.

E)- Impacto Social y Económico

Economía local:

Integrar ferias gastronómicas y de artesanías como instancia para que emprendedores locales ofrezcan sus productos.

Programas educativos:

Involucrar escuelas y liceos en la confección de carrozas, diseños de vestuario o investigación de temáticas referidas al carnaval en todas sus manifestaciones.

Formación en gestión:

Capacitar a los organizadores del carnaval en marketing, planificación y financiamiento de eventos culturales.

Evaluación y ajuste:

Estimar o medir el impacto en público, participación artística y economía local, ajustando estrategias según los resultados para próximos eventos.

Escalamiento:

Consolidar el Carnaval como un evento de referencia en la región, buscando apoyo nacional e internacional.

Presupuesto y Financiamiento

Fondos municipales y departamentales.

Aportes de empresas privadas mediante patrocinio.

Subvenciones del Ministerio de Cultura y Turismo.



DARIO AMARAL


domingo, 8 de diciembre de 2024

¿QUÉ HACER POR LA CULTURA DE ROCHA?

 





Izquierda sin cultura no es izquierda” (Mariano Arana)

Desde un punto de vista técnico-organizativo podemos afirmar que la gestión en cultura implica establecer objetivos claros, definir estrategias y políticas oportunas, así como vigilar su realización con miras a producir resultados en un proceso a corto, mediano o largo plazo, supeditados a los objetivos pretendidos para el departamento. Se trata de una intervención compleja y multifacética, no estática y desde un punto de vista más operativo es también una herramienta oportuna para confrontar visiones, enfoques u opiniones, generar intercambios, compromisos, consensos y alianzas sobre la base de generar colectivamente un cambio, (avance o progreso), en cualquier comunidad departamental que lo requiera.

Para nuestro Departamento de Rocha, generar un proyecto de cultura integrador, allegado a los ciudadanos, sustentado en la animación, la mediación, la promoción, la administración, la habilitación y el liderazgo de los procesos culturales sería, ante todo, la satisfacción a una urgencia o demanda postergada. El contexto de la gestión cultural requiere de protagonistas capaces de establecer puntos de diálogo entre la creación artística y el consumo cultural, entre las dinámicas socio-económicas y las dinámicas culturales, entre las exigencias políticas o empresariales y la coherencia del producto compartido comunitariamente.

Dado que el acceso y la participación en la cultural son un derecho inherente de las personas, cada Gobierno encuentra obligado a crear las condiciones necesarias para el pleno goce de este derecho, conservar y propiciar las condiciones del artista-creador en el seno de cada colectividad, en un marco de valores democráticos pluralistas, de equidad socioeconómica y de respeto por la unidad territorial. La defensa de las culturas locales y regionales, amenazadas por las culturas de difusión mundial, no debe transformar a las culturas afectadas en reliquias despojadas de su propio dinamismo, valor y desarrollo. Por ello debemos facultar a cada individuo y a cada localidad para aprovechar su creatividad y para que encuentren y consoliden maneras de convivir con otros, facilitando un desarrollo humano auténtico y la transición hacia una cultura de paz y de no-violencia.

Sobre esta base y en este contexto, el reciente gobierno electo ha delineado una serie de políticas culturales tendientes a fomentar el desarrollo integral del país, inspiradas en una visión renovadora y de creciente corte social. Entre sus enfoques más destacados podemos visualizar:

1)- Acceso a la Cultura y Educación: Orsi ha señalado la importancia de descentralizar las actividades culturales y educativas. Su gestión anterior en Canelones priorizó la creación de centros culturales y espacios renovados para fomentar la identidad y la participación artística, algo que se espera ampliar a nivel nacional.


2)- Impulso al Turismo Cultural: Con un enfoque en actividades culturales y patrimoniales, como la Ruta del Vino y el enoturismo desarrollado en Canelones, Orsi buscará expandir iniciativas similares para dinamizar las economías locales y atraer turismo interno e internacional.


3)- Políticas de Integración Social: Las políticas culturales estarán alineadas con su visión de inclusión social, especialmente a través de proyectos educativos y actividades para jóvenes y adultos mayores. Esto incluye ampliar la cobertura de becas, residencias estudiantiles y programas de acceso a actividades culturales para todos los sectores de la población.


4)- Innovación y Desarrollo Regional: Durante su campaña, Orsi propuso fortalecer polos tecnológicos y culturales en todo el país, integrando innovación con actividades tradicionales para generar empleo y mejorar la calidad de vida de las comunidades de cada departamento.

Estas políticas se integran dentro de un marco más amplio de desarrollo social, económico y ambiental, centrado en la equidad y sostenibilidad.


En convergencia con esta política de corte antropológico y en alusión al fortalecimiento de los polos tecnológicos, resulta inevitable no hacer referencia al potencial albergado en el ex-Polo Tecnológico, (actual Instituto de Alta Especialización, IAEC), de la ciudad de Chuy en nuestro Departamento de Rocha; al igual que a la subestimación de sus posibilidades de formación, perfeccionamiento y desarrollo inclusivo para las jóvenes generaciones de aquella localidad y sus zonas aledañas. La finalidad de este Instituto,(o el objetivo inicial de su creación en el gobierno anterior), consistía, o debió consistir, en la formación académica y profesional integrada con las actividades culturales y el desarrollo sostenible del departamento de Rocha. Su objetivo especifico consiste, en realidad, en el fortalecimiento del vínculo entre la educación especializada y la gestión cultural mediante la formación de profesionales y estudiantes que, al unísono, contribuyan activamente a la preservación, promoción y desarrollo cultural del Departamento. La incorporación del “IAEC” de Chuy al proyecto de una gestión de cultura municipal responsable, empática y comprometida con el medio fortalecerá la conexión entre educación , cultura y desarrollo, convirtiendo a Chuy en un nodo estratégico para el progreso regional; permitiendo consolidar a Rocha como un modelo eficiente y mancomunado de sostenibilidad cultural, educativa y económica.

Algunas, entre la innumerables propuestas o actividades tendientes a la implementación o articulación efectiva de este Instituto, impulsoras para el avance en Chuy, bien podrían tener que ver con: A)- la creación de un programa educativo especifico del “IAEC” habilitado a formar gestores culturales y/ o especialistas en turismo sostenible con enfoque local; B)- organizar actividades formativas abiertas a la comunidad y diseñadas en conjunto con entendidos en cultura; C)- incluir actividades prácticas en proyectos culturales locales, como festivales, restauración patrimonial o diseño de circuitos turísticos; D)- establecer un espacio en el “IAEC” para estudiar, documentar y preservar las tradiciones culturales, así como el patrimonio inmaterial de Rocha; E)- involucrar a estudiantes y docentes en investigaciones sobre temas como el impacto del turismo cultural, la preservación del patrimonio o las dinámicas sociales relacionadas con la cultura; F)- al ser Chuy frontera cultural se hace viable constituirla en sede para la realización de eventos binacionales,(Uruguay-Brasil), que celebren y revaloricen la diversidad cultural de la región; G)- propiciar la participación de estudiantes en ferias que integren artesanos, artistas y productores locales, desarrollando, con ello, habilidades prácticas; H)- diseñar un sitio web o aplicación,(app), que registre los recursos culturales de Rocha, incluyendo planos, mapas interactivos y guías turísticas, como proyecto liderado por el “IAEC”; I)- aprovechar la ubicación fronteriza de Chuy para promover el bilingüismo y multiculturalismo dictando cursos de gestión cultural, turismo, etc, en español y portugués, involucrando actores de Brasil Y Uruguay…etc, etc.

Una valorización de una gestión de cultura departamental familiarizada con las necesidades e intereses de los ciudadanos resulta vital para promover un desarrollo sostenible, preservar el patrimonio cultural, fomentar el turismo y además la identidad local. Este proceso implica reconocer la riqueza cultural del departamento, diseñar políticas efectivas y ejecutar programas o proyectos que beneficien tanto a la comunidad local como a quienes nos visitan en calidad de turistas; ello, en definitiva, tiende además a generar oportunidades económicas y sociales que contribuyen al desarrollo equitativo, igualitario y enriquecedor para todos los rochenses. El primer paso ya fue dado y abalado por la decisión democrática y soberana de la ciudadanía en su conjunto en las pasadas elecciones presidenciales, resta, únicamente, escalar otro peldaño a nivel departamental y consolidar, de esta forma, la unidad nacional.



DARIO AMARAL

sábado, 7 de diciembre de 2024

DEFORMACIONES de la DEMOCRACIA COLUMNA DE CARLOS CASTILLOS. Diciembre de 2024

 





Esta democracia representativa está agotada. No es la primera vez que lo sostengo. Un sistema que nos rige hace casi doscientos años y que consiste en elegir, cada cinco años, a “representantes” del pueblo para que administren los bienes comunes. Esos “representantes” acceden a los cargos administrativos, de gobierno, en base a las promesas pre-electorales que hacen, pero después hacen lo que se les antoje o que les parece más adecuado, o conveniente. “A mi me eligieron para gobernar y gobierno”, repiten muchos gobernantes, dando a entender que el voto los legitima para hacer lo que se les ocurra. Así proceden entregando el puerto de Montevideo por 50 años, o extranjerizando y privatizando tierras para emprendimientos forestales o industriales, construyendo obras faraónicas, cuando hay uruguayos que comen de los contenedores o viven en “chozas” de chapa, cartón o madera. El dinero que nos cuesta esta democracia, a todos los uruguayos, es incalculable. Y está muy mal distribuido. DESPILFARRO INJUSTIFICADO Apenas un ejemplo al que mucha gente no le presta atención. ¿Sabe usted que los partidos políticos cobran por voto obtenido en las elecciones nacionales?. El escrutinio final de la primera vuelta, realizada en octubre de este 2024, determinó que el Frente Amplio (FA), obtuvo 1 millón 071 mil 826 votos, y las disposiciones vigentes disponen que se le debe pagar 533 pesos cada voto, de manera que usted, yo y todos los uruguayos adultos, le tenemos que pagar al FA 571 millones 283 mil 258 pesos, que significan 13 millones 733 mil 649 dólares. El Partido Nacional consiguió finalmente 655.426 votos por lo que cobrará 349 millones 342 mil 058 pesos, unos 8 millones 398 mil 183 dólares americanos. Pero no cobran solamente los dos primeros. Todos los partidos cobran, de manera que la cifra supera ampliamente los aproximadamente 22 millones de dólares que cobrarán el FA y el Partido Nacional. Al Partido Identidad Soberana, de Gustavo Salle, le corresponden 35 millones 069 mil 268 pesos, unos 843 mil 065 dólares. A Cabildo Abierto 32 millones 272 mil 617 pesos, unos 775 mil 833 dólares, al Partido Independiente, de Pablo Mieres, 22 millones 182 mil 394 pesos, unos 533 mil 264 dólares. También corresponde que reciban dinero los partidos que no ingresaron al Parlamento, como el Partido Constitucional Ambientalista, Unidad Popular, el Partido Ecologista Radical Intransigente, el Partido por los Cambios Necesarios y Avanzar Republicano. De dónde sale esa plata?. De su bolsillo y el mío porque quien dispone el pago es el Banco de la República (BROU), el banco de todos. ¿Cómo se justifica ese desembolso millonario?. Porqué razón hay que pagarle a los partidos? Te van a decir que es por los gastos de campaña. Pero los partidos reciben aportes diversos, “casi” sin control, así que ese argumento no es tan válido. Ahora, mientras las elecciones sean lo más parecido a una fiesta de carnaval o a un campeonato de fútbol, van a pasar estas cosas. Si un sistema verdaderamente democrático funcionara con otros mecanismos y votar fuera simplemente un acto administrativo más, capaz que no habría necesidad de tanto despilfarro vergonzoso. En definitiva, tendríamos que tener claro que “DEMOCRACIA” no es votar cada cinco años. Es participar y, especialmente, tener mecanismos para incidir en las decisiones importantes del gobierno de turno. Actualmente, con el desarrollo tecnológico que existe, perfectamente se puede consultar a la gente, las veces que sea necesario, sobre aquellos temas que afectan directamente a la vida cotidiana de cada uno de nosotros. Por eso siguen válidos los versos de la década de 1970, escritos por el español Víctor Manuel: “Que no cese la esperanza acorralada/con un voto no cambiamos casi nada”.