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jueves, 21 de agosto de 2014

Cifra: el FA cae dos puntos y queda con 41%, blancos con 32% y colorados con 15%

Hay 7% de indecisos

La República

Encuesta

El Frente Amplio obtendría el 41% de los votos si las elecciones fueran ahora, mientras que el Partido Nacional lograría el 32%, según la última encuesta de la consultora Cifra. El Partido Independiente obtiene 4% y Unidad Popular 1%.
El director de Cifra, Luis Eduardo González, dijo ayer en Telemundo, que con este panorama, muy difícil de cambiar para octubre, Tabaré Vázquez ganaría las elecciones, sin mayorías parlamentarias, y debería ir a un balotaje, con Luis Lacalle Pou, “de resultado incierto”.
La encuesta reveló una caída de dos puntos del Frente Amplio entre julio y agosto, y un aumento también de dos puntos para el candidato del Partido Nacional. El Partido Colorado cayó un punto, de 16 a 15%, mientras que el Partido Independiente se mantuvo en 4%.
El porcentaje de indecisos o que no sabe o no contesta quedó en 7%, mientras que Unidad Popular recogió 1%.
El Frente Amplio cerró el 2013 con una intención de voto del 44%, según Cifra, y desde entonces ha venido reduciendo ese porcentaje hasta el 41% de agosto, mientras que el Partido Nacional tenía un 25% a fines del año pasado, y llegó al 32% en junio, cayó a 30 en julio y volvió al 32% en agosto. El Partido Colorado se mantiene en la misma intención de voto que a fines de 2013, en 15%.
Los indecisos o que no saben o no contestan cayeron de 14% a fines del 2013 a 7% en agosto de este año. Mientras que el Partido Independiente duplicó su caudal en el mismo período, de 2 a 4%.
González consideró que la modificación de julio a agosto no es significante, pero sí lo es en la tendencia de los últimos meses. “El panorama parece cada vez más complicado para el partido de gobierno, con esta tendencia”, aseveró González.
De todas maneras dijo que es difícil que el FA sea superado en estos dos meses, pero que “no es realista” plantearse ganar en primera vuelta ni tener mayoría parlamentaria.
El director de Cifra atribuyó estos cambios a la figura de Lacalle Pou que apareció en el escenario político electoral como algo nuevo, como lo fue Tabaré Vázquez en 2004, Pedro Bordaberry en las elecciones pasadas, o el propio presidente José Mujica en 2009.
“Todo eso se condensa en la figura de Lacalle, eso descoloca a todo el mundo”, subrayó. “Fue el motor que hizo cambiar la elección”, añadió.
“En problemas”
González dijo que el FA venía con problemas desde antes de las elecciones internas y que eso se profundizó desde el primero de julio. Aseveró que si el FA no logra dar marcha atrás este proceso o frenarlo, “está en problemas”.

miércoles, 20 de agosto de 2014

"La estrategia del salmón" por Constanza Moreira


Las últimas encuestas de opinión pública y el rumbo que está tomando la campaña electoral.
En estos días, nos hemos visto sacudidos por la encuestas de opinión pública: que el Frente baja, que el No a la Baja sube. ¡Qué panorama dispar! Pareceríamos estar ganando unas luchas (la cultural, la simbólica, la comunicacional del “no a la baja”), pero perdiendo terreno en una batalla crucial: la del gobierno, que es la base y la estructura de muchas otras luchas (la del 6 % para la educación, la de los Consejos de Salarios, la de la agenda de derechos).
El Frente Amplio (FA) se declara en estado de “admirable alarma”, como ha señalado el periodista Ricardo Scagliola desde el Semanario Brecha. Y hace muy bien. Cuando se es de izquierda, cuando se lucha contra el poder económico, mediático, financiero, cuando se libra una batalla comunicacional todos los días, se debe estar siempre en estado de “admirable alarma”. No creo que podamos estar de otra manera.
Ahora bien, las encuestas de hoy, como las de ayer, no pueden reemplazar a la reflexión política. Y la pregunta ya célebre de “qué hacer”, pergeñada por Lenin, viene después, y sólo después de conocer “qué pasa”. Sobre todo, es necesario saber “leer” las encuestas, porque todas las lecturas son políticas, y porque la lectura del “qué pasa” será la que determinará el “qué hacer” después.
La historia de las encuestas de opinión pública es relativamente reciente en nuestro país, ya que data de los últimos treinta años. Bienvenidas las encuestas: son un instrumento particularmente útil. Pero son eso: un instrumento. Lleno de complejidades y muy utilizable políticamente, a pesar de que todos los encuestadores muestran “cautela” y “prevenciones” en relación a sus números, como forma de impedir que una tendencia registrada en una encuesta se transforme en un hecho político sin más.
Las encuestas son parte de la construcción política, primero, porque señalan cuáles son los problemas que debieran ser considerados prioritarios, y cuáles debieran ser considerados secundarios, en función de la perspectiva de la ciudadanía. Así, desde hace un tiempo, las encuestas vienen registrando que la seguridad ciudadana se ha transformado en el principal tema del país. Sin embargo, esto no significa que para las personas el asunto más importante sea la seguridad, ya que las encuestas consultan a los entrevistados y entrevistadas “cuáles creen, a su juicio, que son los principales problemas del país”, no cuáles son “sus problemas”. Cada uno conocerá cuáles son sus problemas, pero ¿los problemas de todo un país?
¿Qué responderá alguien sensato, sin demasiada información, y tratando de salir del paso a una situación incómoda? (si no contesta la pregunta, podría parecer un ignorante). Contesta lo que “cree” que es el problema del país: o, peor aún, lo que “le dicen” que es. Y esta respuesta la encuentra a mano: los medios masivos de comunicación le dicen a la población qué es importante y qué no, así como le dicen que la inseguridad es un problema central, que la educación anda mal o que el gobierno gestiona peor.
Cuando nos abocamos a la inseguridad como la prioridad de un país que aún no encuentra su senda de desarrollo y debiera dedicarle a eso toda su energía, cuando construimos gobierno tratando de “darle” a la opinión pública lo que necesita, cuando intentamos comprar amigabilidad en los grandes constructores de opinión pública, renunciamos a hacer política.
Es necesario dar cuenta de los problemas de inseguridad, sí, pero esa no puede ser la principal prioridad del Uruguay, no debemos caer en la trampa represiva de la derecha, con su demanda infinita de control policial y militar sobre la ciudadanía. Los problemas de inseguridad, han de atenderse realizando una gestión eficiente, reconociendo las dificultades, y sobre todo, evitando que la inseguridad sea la gran mancha de opinión sobre la que se cimentan las preocupaciones del planeta.
Hasta no hace mucho, las encuestas pronosticaban al FA como seguro ganador de la próxima elección nacional. Sin embargo, hoy, los logros de una década de progresismo –la política material, la del bolsillo- no nos permitirán sin más ganar la batalla simbólica con una derecha que aparece casi impoluta, predicando “por la positiva” por un lado, mientras por el otro, siembra el negativismo contra el país y su futuro todos los días del año, de todos los años.
Los números nos están diciendo que el FA no crece, y que el Partido Nacional (PN) sí lo hace. No obstante, desde una perspectiva politológica, resulta muy improbable que los votos frenteamplistas se estén volcando hacia el PN. ¿Debiera el FA cambiar la estrategia de su campaña? Yo diría que mucho más que hacer campaña, hay que hacer política. No una política para ganar las elecciones, y menos aún para intentar seducir a la “escurridiza” opinión pública. Hay que hacer política con nuestras convicciones y nuestras ideas. Y esa es, hoy y siempre, nuestra mayor fortaleza.
Cuando las encuestas indicaban que la propuesta para bajar la edad de imputabilidad parecía triunfar, muchas voces se alzaron para sostener que “la baja” había ganado mentes y corazones. La demanda por mano dura que parecía constatarse en las encuestas, llegó incluso a encontrar asidero en nuestras filas: “hay que aumentar los controles policiales”; “hay que aumentar las penas”, “hay que ser implacables con el delito porque eso es lo que la sociedad quiere”, se escuchó decir a algunos frenteamplistas. Sin embargo, hoy las encuestas registran un declive en la intención de apoyo al plebiscito por la baja, y sus principales impulsores, con el Senador Bordaberry a la cabeza, miran estos nuevos números con suma atención, tomando recaudos ante la eventualidad de que el plebiscito se termine transformado en algo antipático y ocasione una pérdida de votos para los dirigentes tradicionales que lo promovieron.
El “No a la Baja” sube y el “Sí a la Baja” cae. ¿Cómo sucedió esto, cuando lo que más le preocupa a la gente, dicen las mismas encuestas, es la inseguridad?
Desde hace mucho (la política se hace con paciencia, todos los días, durante mucho tiempo), se fue instalando entre la juventud, la política del resistir al “No a la baja”. Tímidamente primero, un poco más ardientemente en los últimos meses, la “Comisión Nacional del No a la Baja” fue conquistando adeptos. Son, en su mayoría jóvenes. Hacen política en todo el país. Y ahora ven sus primeros frutos.
Si esos jóvenes hubieran tomado interpretado las encuestas como si éstas fueran el oráculo de Delfos, jamás se hubieran comprometido por el “No a la Baja”. Y si los cientos de miles de frenteamplistas nos hubiéramos dejado llevar por el canto de sirenas de “ir a favor” de la corriente, hubiéramos dejado de hacer política y de construir izquierda. Porque el “ir a favor” de la corriente, diría un marxista, siempre es ir a favor de la ideología dominante, que es la ideología de la clase dominante. No es necesario ser marxistas ni realizar un razonamiento tan sofisticado para entender que ser de izquierda implica ir “contra” la corriente.
Hemos titulado esta columna “La estrategia del salmón”, en homenaje a nuestro entrañable amigo Marcelo Jelen, a quien extrañamos todos los días. Marcelo escribió una vez sobre nuestro movimiento por la “candidatura alternativa” aludiendo a que nadábamos contra la corriente. La juventud que milita por el “No a la baja” nada contra corriente como el salmón. Y contra corriente nadamos quienes defendemos los derechos humanos, la memoria, la búsqueda de verdad y justicia, cuando “el sentido común” dice que esos temas están irremediablemente en el pasado.
Si las encuestas no nos dan con viento a favor, tal vez sea un buen momento para que los salmones recuperen su audacia, porque en esta elección hay más cosas que un gobierno en disputa: está en disputa, nuestra visión del mundo.



COLUMNA ADOLFO GARCÉ ¿Hacia el fin de la era progresista?

Cada vez es más evidente que el tercer mandato consecutivo del Frente Amplio (FA) está en peligro

                                                                         Salvatore

 Adolfo Garcé  El Observador

Cada vez es más evidente que el tercer mandato consecutivo del Frente Amplio (FA) está en peligro. Hace un año el favoritismo del partido de gobierno era abrumador. Después de las sorpresas del 1º de junio quedó claro que el partido de gobierno podía perder. Cada día que pasa es más evidente que la era progresista podría tener un final abrupto. Me quiero detener a analizar posibles razones de este inesperado cambio de clima.

El primer factor a tomar en cuenta es el desgaste del gobierno (el mentado “costo de gobernar”). Una década en el poder es mucho tiempo. Produce fatiga en gobernantes y gobernados. La fricción que se genera cuando se mueve el statu quo desgasta. Los Consejos de Salarios, el IRPF y la reforma de la salud, durante la presidencia de Vázquez; el matrimonio igualitario, la interrupción voluntaria del embarazo o la ley sobre marihuana, durante la de Mujica, generaron ruido, encendieron la polémica, despertaron la crítica.

Desgasta mover el statu quo. Pero también desgasta no hacerlo. La dinámica de la economía hizo posible que, después de muchas décadas, desapareciera el tema del desempleo de la lista de las principales demandas ciudadanas insatisfechas. Sin embargo, muy rápidamente quedó claro que había otros temas (como la inseguridad o la educación) que también irritaban (y mucho) a la opinión pública.

El segundo factor a tomar en cuenta para entender el cambio de clima es el desempeño del candidato frenteamplista. Desde que en enero de este año comenzó su campaña electoral, ha puesto más énfasis en defender los logros del FA que en intentar sintonizar con las expectativas frustradas. Después de muchas décadas de “sensación térmica” de estancamiento o retroceso, en Uruguay se respira un clima de optimismo. En ese contexto, la gente construye proyectos y mira hacia adelante. Mientras tanto, Vázquez mira para atrás.

Desde la noche del 1º de junio, el FA viene intentando poner énfasis en sus nuevos planes (los tiene y están lejos de ser triviales). Todo indica que durante lo que queda de la campaña, la fórmula presidencial hará un esfuerzo especial por comunicar que el partido de gobierno todavía tiene una agenda pertinente para proponerle al país. El gran desafío del FA es prometer más cambio y menos continuidad. Sin embargo, inexorablemente, la reelección de Vázquez suena a restauración.

El tercer factor es que la izquierda ha perdido punch. En una campaña esto es muy grave. Hace cinco años atrás, como ahora, el principal rival del FA era el Partido Nacional (PN). Después de la primaria, una vez que cerraron la fórmula Mujica-Astori y se decidieron a ganar la elección, lograron muy rápidamente demoler la imagen del expresidente Luis Alberto Lacalle. Se dirá que el candidato nacionalista cometió errores. Es posible. En todo caso, fue impactante ver la velocidad y la contundencia con la que la izquierda los ponía en evidencia. Esa misma “fuerza política” hoy luce lenta y sin imaginación. Luis Lacalle Pou, evidentemente, tiene mucho que ver con este desconcierto.

No hay manera de explicar por qué cambió tanto el escenario electoral en tan poco tiempo sin la irrupción de Lacalle Pou. Mientras al FA lo invaden las dudas, el PN derrocha convicción. Gracias a su candidato, los blancos se adueñaron de la alegría y “privatizaron” la emoción.

A diferencia del FA, que no sabe cómo manejar el nuevo escenario, el PN tiene un libreto muy claro. Lacalle Pou va moviendo las piezas una por una como si fuera un jugador experimentado. Muchas de sus definiciones han enviado señales muy importantes. Menciono algunas. Primera señal: la jerarquización del Ministerio de Educación, el “más importante” según Lacalle Pou. Segunda: la incorporación de Larrañaga a la fórmula presidencial. Además de todo lo más obvio (suma experiencia, arraigo en el interior, “tonos” wilsonistas), proyectó al propio Lacalle Pou como un líder capacitado para manejar situaciones críticas. Tercera señal: Azucena Arbeleche en el Ministerio de Economía. Este gesto también es muy importante. Es realmente innovador apelar a una mujer joven para ocupar un cargo que, desde 1985, los uruguayos reconocen como uno de los más importantes del gobierno. Además, en la medida en que formó parte del equipo económico del astorismo será muy difícil para el FA acusarla de ser partidaria del “neoliberalismo”.

Los blancos tienen dos grandes desafíos todavía. En primer lugar, seguir demostrando que pueden “gobernar bien y gobernar ahora”. Parecía imposible hace solamente unos meses. La transformación de la imagen Lacalle Pou de diputado poco conocido a presidenciable creíble ha sido hasta ahora muy rápida y exitosa. Le queda tiempo y cartas para jugar. Por ejemplo, casi no apeló al clásico recurso de los viajes al exterior. En segundo lugar, tiene que construir puentes que aseguren que todos los electores colorados, llegada la instancia del balotaje, voten por el candidato del PN. También para esto está a tiempo.

La campaña sigue girando en torno a Lacalle Pou y sus piruetas políticas. No es una conspiración de los medios. Como Tabaré Vázquez en 1994, como Jorge Larrañaga 10 años después, como Pedro Bordaberry hasta hace muy poco, como José Mujica desde que apareció montado en su Vespa, el candidato del PN, en este momento, encarna lo nuevo y, por eso mismo, atrapa inexorablemente el interés del público y de los comunicadores.

Adolfo Garcé- Doctor en Ciencia Política, docente e investigador en el Instituto de Ciencia Política, Facultad de Ciencias Sociales, Udelar- adolfogarce@gmail.com

sábado, 29 de marzo de 2014

Luis Lacalle Pou cantó "Las 40" Por GERARDO TAGLIAFERRO Marzo de 2014

El candidato sub 50

"No fui del todo bueno con mis padres, pero siempre estuve en la periferia del poder y lo pude mirar con ojo crítico"
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Fotos: Juan Manuel López / Montevideo Portal

Es daltónico, tomador de mate, surfista e hincha de Nacional. Además de Luis Alberto tiene otros dos nombres: Aparicio y Alejandro. Su discurso político inaugural lo pronunció a los 5 años, en el umbral del salón de clase de su primer año en el British School. Se quitó la boina escocesa que llevaba y dijo: "Me llamo Luis Alberto Aparicio, pero no por el Aparicio de ahora, por el de antes". Fue en plena dictadura y "el Aparicio de ahora" era Méndez, que entonces hacía las veces de presidente.
Lo entrevisté en tres oportunidades: la primera en diciembre de 1999, cuando me contó esa anécdota. La segunda en 2012 y la tercera ayer nomás, en la sede de su comando de campaña, en el Cordón. En 1999 era un joven de 26 años, recién electo diputado por Canelones en una lista liderada por su madre. Confió entonces que siempre andaba con un revólver encima y que tuvo una adolescencia, si no difícil, al menos "con A mayúscula". No fue un gran estudiante y su prontuario registra alguna reyerta callejera que culminó en la comisaría y con cuatro dientes menos. Años después asumiría, sin ruborizarse, haber consumido en esas épocas marihuana y cocaína.

En 2012 el tiempo y la política habían hecho su obra. Su protagonismo ya tenía motor propio y el discurso no era entonces el de un jovencito impetuoso, hijo del ex presidente, sino el de un político con pretensiones, más allá de que aún estaba fresco algún incidente en el propio Legislativo que quedó en la pequeña historia como el del "oligarca puto". No ocultó en esa oportunidad su vocación de candidato, aunque tuvo la necesaria cautela al manejar los plazos. Igualmente, entre líneas se podía leer que no demoraría mucho en ponerse el traje.

Dos años después está en plena campaña y para algunos sigue siendo muy joven, una calificación que ya no es un atenuante que justifica excesos sino más bien una lupa para examinar cómo es eso de andar peleando por el sillón presidencial, en un país donde la renovación política está encarnada por cincuentones.

El local en el que estamos es el mismo que utilizó su padre como centro de operaciones cuando fue electo presidente, en 1989. Se para al lado de la ventana que da a 18 de Julio y recuerda: "Hay una foto sacada desde allá (señala a la calle) en que está toda mi familia de ese lado y yo de este, adolescente rebelde". Tenía 16 años aquella noche, ahora tiene 40 y el sueño de la foto propia.

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1) La última vez que te entrevisté, en 2012, te pregunté si ibas a ser candidato para la próxima y me dijiste: "en principio no". ¿Qué sucedió?
 
Yo me empecé a dar cuenta que quizás había que dar un paso más del estipulado, en abril del 2012. Empecé a ver el territorio, pero la decisión formal, que me llevó mucho tiempo, mucha autocrítica, mucho espejo, fue en noviembre de ese año. Y lo comuniqué el 9 de enero del 2013.

2) ¿A quién consultaste para tomar esa decisión?
 
A mí. A mi interior. Lo hablé con mi mujer, pero por una cuestión de que compartimos las vidas, y sobre todo ella llena las ausencias y es a la única persona que yo entendí que tenía que consultar.

3) ¿Y a tu padre no?
 
Me imaginé que la pregunta venía por ahí. No. No. En abril del 2012 le dije lo que podía pasar, en una charla que tuvimos de 47 minutos. Fue la primera vez en mi vida que hablé 43 yo, y 4 él. Pero la decisión la tomé yo, que me demandó mucho trabajo interior. No fue fácil, fue tipo electrocardiograma, subidas y bajadas, propias de la tensión de entender el desafío, que no es de la candidatura: cuando tomo la decisión, tomo la decisión de ser presidente de la República. Y esto no es pizarrear ni agrandarse. Si pasás por todos los filtros democráticos y llegás a ser presidente... ¿podés ser un buen presidente? La consulta fue a mi mujer. La comunicación fue a ella, después a mis padres y después a Luis Alberto Heber.

4) ¿Hace mucho que tu padre no te da consejos?
 
Hablamos dos o tres veces por semana, seguro, y como yo ando por todo el Uruguay, increíblemente a mis padres hace como tres semanas que no los veo. Por una cuestión de que estoy a full, pero hablamos día por medio. Cuando tiene algún aporte, como dirigente político que es, me lo manda por mail. Es la forma de comunicación más eficaz que encontramos para ideas políticas o algún comentario.


"Cuando decidí ser candidato lo hablé con mi mujer, es a la única persona que entendí que tenía que consultar"
 
5) ¿Para qué querés el poder?

Para empezar, para hacer. Para tratar de ser justos, tratar desigual a los desiguales, unir, descentralizar efectivamente, que el país tenga una evolución en desarrollo humano... Vas a ver que todas nuestras agendas están íntimamente vinculadas al desarrollo individual. Ojo que no se confunda con individualista, egoísta, pero no hay sociedad feliz si no hay una suma de individuos felices. Y después hay una dimensión de que entrás a un país que está andando, por suerte. Que tiene mucho años, que tiene cosas buenas y malas y allí no hay un complejo refundacional como tiene algunos, que dicen "está todo mal". No, nosotros vamos a mantener lo que está bien y lo que está mal, que son muchas cosas, o por lo menos que no se han aprovechado en su debido término, lo vamos a cambiar. Y después está lo más estimulante, que es ver qué es lo que no se hizo. Qué hay para hacer. Y allí la función de un gobernante es generar alas, impulso para que la gente se pueda desarrollar.
 
6) "Al alcahuete tenele miedo porque siempre es el primero en llegar y también el primero en irse". Esto lo dijiste hace dos años. Ahora que sos candidato, ¿se te han arrimado más alcahuetes?

No, que yo me dé cuenta no. Lo que tenés que saber en la vida es con quién tratás, y en la medida en que conozcas al interlocutor, es saber qué tan presente pueda estar en determinadas cosas. Soy un candidato bastante sui géneris, no soy muy estridente ni de grandes risas ni grandes aplausos, no me gustan los cortejos... El dirigente político, si realmente tiene éxito, tiene más trabajo, más responsabilidades, tiene que levantarse primero e irse a dormir último, tiene que saber más, aprender más, trabajar más. No lo quiero comparar con un apostolado o un sacerdocio, pero esto tiene una carga muy fuerte sobre la tensión del individuo, sobre la preparación, no es para andar jactándose ni para euforias, es una alegría controlada, que es la alegría de crecer y la responsabilidad de ser.
 
7) ¿Y el ego? ¿Qué papel juega?

El ego hay que cuidarlo todo el tiempo, hay que tenerlo pero no mimarlo mucho. Más bien cortarlo, que no se confunda el ego con la seguridad en uno mismo. Lo que tenés que tener es seguridad en ti mismo. A todo el mundo le gusta el piropo, a mí me gusta, un piropito de vez en cuando no viene mal, pero el exceso de piropos ya no lo creo.
 
8) El poder te acerca cosas que deseás.

No, yo tengo desprecio por la utilización del poder.
 
9) ¿Nunca lo utilizaste? Vos fuiste un hijo de presidente. 

No, nunca lo usé. Quizás porque en mí estuvo muy marcado el momento en que Lacalle fue presidente. Yo era adolescente, adolescente con A mayúscula, el hijo del medio, bastante conflictivo. Quizás no fui... sin el quizás, no fui del todo bueno con mis padres, con mis hermanos, era muy refractario... Esa es la parte negativa de la que uno se arrepiente, porque no lo podés volver a vivir. Ahora, la parte positiva es que siempre estuve en la periferia del poder y lo pude mirar con ojo crítico. ¿Sabés cuál es el día que yo quiero vivir, el día más importante de todos? El último día de un gobierno. Ese es el más importante: el día que abriste la mano a un poder que lo sujetabas firme e hiciste así (abre la mano) y no se te pegó nada. Y que volviste hacia ti mismo y sos el mismo tipo. Con más experiencia, con algún cascotazo, con más patas de gallo, más pelado, pero la esencia tuya es la misma. La misma en el relacionamiento con tu familia, con tus amigos, con la gente. Y trabajar sobre el vacío de poder, porque obviamente se debe sentir, pero que no te afecte. Ese es el día que me gustaría vivir. Ese es el día que podré decir: ta, yo soy esto, reafirmo mi esencia. (Piensa) Mirá que es importante esto eh... para mí es fundamental, describe el fin de un ciclo importante de vida.
 
10) ¿El hecho de haber vivido la presidencia de tu padre siendo adolescente, es lo que te hace querer estar cerca de tus hijos cuando ellos transcurran su propia adolescencia?

No, no, porque en realidad lo mío no fue por acción de mis padres, fue por acción mía.
"(Mi padre) cuando tiene algún aporte, como dirigente político que es, me lo manda por mail"
11) Se supone que si tu padre era presidente, tal vez no estaba todo lo cerca que vos hubieras querido.

Sí, estaba. Estaba más cerca que en campaña, no te quepa la menor duda. Con mis hermanos cultivó una relación estrechísima en aquellos momentos.
 
12) ¿Y qué tenías vos de particular? ¿Eras el típico adolescente rebelde?

Sí, te diría que la definición cuasi patológica de adolescente, la de manual.
 
13) ¿Has hecho terapia?

No. Cuando era chico, a los diez años, tuve un brevísimo pasaje por un psicólogo. Entré con dos problemas y me fui con cinco. Creo que a cada uno le hace bien determinadas terapias. Mi mujer es terapeuta de flores de Bach, y es iniciada en reiki y yo también. Trato de tener un tiempo conmigo, para mí el silencio y hablar conmigo mismo es una terapia importante.
 
14) ¿Sos revanchista?

No. Me enojo mucho pero se me va, lo que no quiere decir que tenga la capacidad del perdón total como tiene alguna gente. Trato de perdonar pero obviamente no olvidarme. Creo que perdonar es un acto de generosidad, de humanismo, muy lindo para el ser humano, pero olvidar es otra cosa.
 
15) ¿Te has visto en la necesidad de pedir perdón muchas veces?

No, muchas no, pero alguna vez sí, y cuesta. Pero es como que te liberás de un peso, cuando lo creés. Está el que te pide perdón porque es un formulismo, eso a mí no me convence. Si te pido perdón es porque lo siento, si no, no lo hago.
 
16) ¿Creés que un presidente debe pedir perdón cuando se equivoca? ¿O es un signo de debilidad?

Hay dos cosas: el pedir perdón por pedirlo, sin consecuencias, no me parece correcto. Cuando sos gobernante tus acciones no determinan solo tu futuro: determinan el futuro de la gente que gobernás, por ende las consecuencias son mucho más profundas. Entre otras cosas porque guiás los destinos de un país, de la gente de ese país y utilizás recursos que no son propios. No vale decir "perdí 300 millones de dólares en Pluna, pido perdón". Tiene que haber consecuencias políticas y consecuencias económicas, dentro de la ley por supuesto. Creo que la posibilidad de equivocarse la tiene todo el mundo, de rectificar también. Pero no creo mucho en el pedir perdón y no rectificar.
 
17) Hace un tiempo se dijo que la Phillips Morris iba a poner dinero en tu campaña.

Lo dijo una revista sin ningún fundamento. De hecho es un disparate. ¿Tengo que andar defendiéndome de las estupideces que se dicen por ahí? No puedo, no sé quiénes son. Aparte me parece increíble que me lo preguntes porque es como que a mí me hayan dicho en un boliche una cosa tuya y yo te lo pregunte si no hay un mínimo sustento.

18) Pero lo que te digo está publicado.

Pero es una mentira. No sé quiénes son la Phillips Morris. Hay que lidiar con la mentira a veces.
 
19) ¿Qué espera un empresario de un político al que apoya económicamente? Me vas a decir: preguntale al empresario.

No, no te voy a decir eso. No sé qué espera, yo sé lo que le puedo dar: condiciones de certeza en la inversión, condiciones de certeza jurídica, un país mejor, más tranquilo, más seguro. Acá somos pocos y nos conocemos, si un empresario cree que va a aportar porque va a tener una puerta distinta de ingreso, es que no conoce al Uruguay. Si acá nos cruzamos en todos lados con todos, y por suerte nos conocemos.
"A todo el mundo le gusta el piropo, a mí me gusta, un piropito de vez en cuando no viene mal, pero el exceso de piropos ya no lo creo"
20) ¿Qué te genera la repercusión que a nivel internacional tiene la figura de Mujica?

Obviamente no me convence la forma de ser de Mujica, ni la apelación a determinada forma de conducirse, ni eso de no elevar a la sociedad ni ser mejor en determinadas cosas. Creo que lo que él hace es achatar determinadas cosas, reducirlas, minimizarlas, y me parece que no genera un estímulo a ser mejor, porque uno no solo predica con el verbo. El único que construye con el pico es el hornero. Uno también predica con el ejemplo, y no creo que él sea un ejemplo para muchas cosas en nuestro país. Sin perjuicio de eso, si hablan de nuestro país y hablan bien, sea cual sea el motivo, yo no me puedo oponer.
 
21) ¿Y qué te causa que se hable de él como "el presidente más pobre del mundo"?

Es que no creo que la pobreza sea una condición de la cual haya que jactarse. En realidad él tiene la opción, hay gente que no tiene otra opción que ser pobre, ésa es la que me preocupa. El que opta por vivir de determinada manera, que opte. La que me preocupa es la otra.
 
22) ¿Vas a vivir en Suárez si sos presidente?

Sí.
 
23) Uno de los eslóganes que manejás en tu campaña es "Un país que cuide a su gente". Suena muy batllista eso.

No, no. Yo creo que el Estado tiene que querer a la gente, el gobierno tiene que quererla. Somos una comunidad espiritual, una nación con sentimientos, con historia, con tradiciones y sobre todo con futuro. Si no nos queremos, nadie cambia ni incide sobre lo que uno quiere. El que cuida es porque quiere, porque entiende que hay determinados elementos que hacen a la paz, a la certidumbre, a la tranquilidad, al sistema de cuidados y nosotros creemos en eso. La intervención del Estado es distinta. Cuidarlo no significa abrazarlo y que nadie lo toque y coartarle la libertad de expresión o de movimiento o de impulso o de trabajo. El cuidado significa darle alas. Cuidar un hijo no significa hacerlo dependiente, al contrario.
 
24) Hace un tiempo dijiste algo sobre las investigaciones sobre los desaparecidos que después tuviste que salir a aclarar.

Es que realmente no reflejaba lo que sentía. Cuando me sacan apurado contesto una cosa que no siento, lo saben hijos de detenidos desaparecidos que me conocen, a los cuales me sentí en la obligación de llamar y ambos me dijeron: "Luis, sabemos qué pensás y qué sentís". Sin perjuicio de aquellos que siempre van a seguir buscando porque siempre van a querer saber qué pasó, y eso no se los puede quitar ningún gobernante porque es un tema interno, yo creo que el Uruguay tiene que dar vuelta la página. No me cabe la menor duda de que la sociedad tiene que hacerlo. Entonces hay como dos caminos paralelos: el de la búsqueda de los familiares, que al amparo de la ley, la Constitución, los tratados, va a seguir en ese sentido, y el país que tiene que dar vuelta la página. Eso que dice el presidente de la República de que tienen que reventar todos los que fueron protagonistas... no me parece, es lo que hablábamos antes de la incapacidad de perdonar. ¿Hay que morirse antes que perdonar? No me parece.
"A los diez años tuve un brevísimo pasaje por un psicólogo. Entré con dos problemas y me fui con cinco"
25) Has dicho que sos partidario de que en lo que hace al esclarecimiento de las desapariciones actúe la justicia. Ahora, lo que haga el gobierno tiene influencia, quedó demostrado.

Yo creo que el espíritu inicial de la trilogía de leyes, ley de amnistía, de restitución de funcionarios públicos y ley de Caducidad, es el que hay que seguir. Entonces, cuando hay determinados crímenes con determinado sentido, perfectamente hay que avanzar. Estaremos a lo que diga cada denuncia, cada investigación y también a lo que dicten los tribunales internacionales a los que se ha recurrido. Obstruir no vamos a obstruir.
 
26) ¿Cuál de las principales reformas del Frente Amplio desmontarías si pudieras?

La ley de Educación, no te quepa la menor duda. No creo que en la política educativa, como en ninguna otra, haya que darle intervención en la dirección a los sindicatos. Los sindicatos tienen un rol importante para jugar en nuestro país pero no es gobernar, y menos gobernar la educación. Si podemos y tenemos los votos vamos a ir a una derogación parcial de la ley de Educación. El Sistema Nacional de Salud vamos a integrarlo. Hoy no está integrado, la única integración que conozco real es en la ciudad de Palmitas, en Soriano, donde los propios agentes sociales se juntaron para integrarlo. Hay que cumplir con determinadas pautas o metas que hoy se solicitan por ley y no se cumplen, como el tiempo que puede demorar el acceso a un especialista. Hay que evaluar la vuelta de muchos ciudadanos a la salud pública: hay casi 200 mil que decidieron ir de Salud Pública a las mutualistas y hoy están mirando con añoranza la policlínica de antes. Hoy sienten que en la mutualista el pago de órdenes, o de tiques les complica. No se trata de dirigir a nadie, pero si fortalecés la policlínica, la red primaria de salud, las ambulancias públicas, construís el hospital del Cerro, hacés un IMAE al norte del Río Negro, fortalecés los médicos de familia, traés tecnología de primer nivel, creo que se equipara la salud pública con la privada.
 
27) ¿La reforma impositiva?

Vamos a derogar el IASS, no por una cuestión económica sino porque es inconstitucional. Sobre el IRPF vamos a hacer que sea un impuesto a la renta. Hay deducciones que estamos estableciendo, vamos a aumentar el mínimo no imponible, esa franja bajarla del 10 al 5% de imposición.
 
28) Todo eso cuesta dinero.

Sí, por supuesto, y está financiado. Si tenés un rato o estás muy aburrido entrá a nuestra página web y allí vas a tener, por ejemplo, en un país productivo, la resignación fiscal que va a tener el gobierno, de dónde la va a sacar, dónde la va a invertir y en qué la va a ahorrar. Dólar por dólar, peso por peso.
 
29) ¿Qué vas a hacer con la política anti tabaco que aplicaron los dos últimos gobiernos?

Yo creo que fue un éxito. Al principio no lo creí porque lo decretó, incluso intervine en la media hora previa sobre ese tema, creía que era materia legal. Pero tuvo un efecto sorpresivo y positivo, sobre la tolerancia y el respeto de los que fuman y no fuman.

30) ¿Vas a mantener la ley que legaliza el aborto?

Yo fui contrario tres veces a la ley del aborto. Uno gobierna un país y tiene que estar sometido a las mayorías sociales y tiene que interpretar la voluntad nacional. Y aquí hubo una cachetada muy grande para aquellos que iniciamos un proceso de consulta popular: la opinión pública, claramente, opinó distinto. Si fuera solo mi interés yo la derogaría, pero yo voy a gobernar una nación que tiene determinado sentido. Yo trataría de pensar en un proceso de convicción sobre lo inconveniente de los abortos y si el día de mañana hay una convicción social de que son nocivos, que se necesitan más nacimientos, que se termina con una vida que es un derecho fundamental, tendría toda la voluntad de hacerlo. Pero yo voy a gobernar una nación con sus intereses y sus determinaciones.
 
31) Hace poco dijiste, o al menos así lo recogió la prensa, que Cristina Fernández es "desequilibrada" y que "nos la vamos a tener que fumar un año más"...

(Interrumpe) Que Cristina Fernández va a gobernar un año más después de que pase el cambio de gobierno nacional. Y a nadie le cabe la menor duda de que ha tenido desequilibrios con respecto a la relación con Uruguay y con otras figuras públicas. Es público y notorio. El periodista citó: "Vamos a tener que fumarnos un año más de Cristina Fernández. Quizás como es tan desequilibrada se pelea con Mujica y no se pelea con nosotros". O sea, fue por la positiva.
 
32) Convengamos esto: que un aspirante a presidente llame "desequilibrada" a la presidente de un país vecino, es fuerte.

Puede ser sí.


"(Sobre los desaparecidos) estaremos a lo que diga cada investigación y también a lo que dicten los tribunales internacionales. Obstruir no vamos a obstruir"
33) La primera vez que te entrevisté, en 1999, dijiste que siempre andabas con revólver. ¿Hoy andás armado?

No. A veces sí, pero no es una herramienta que utilice. Jamás la usé.
 
34) ¿Para qué lo usarías?

Si de su uso depende mi vida en una situación, creo que la reacción normal es defenderla. Y ni te digo la de mis hijos. Pero nunca estuve ni cerca de una situación así.
 
35) ¿Qué cosas que tu padre hizo como presidente vos nunca harías?

Algunas cosas, seguramente. No importa cuáles, pero algunas cosas no haría. Aparte son otros tiempos: Lacalle gobernó hace un cuarto de siglo, no había Internet, no había celulares. La ley de Empresas Públicas, por ejemplo... los consejos de salarios...
 
36) Los consejos de salarios los vas a mantener.

Sí.
 
37) ¿No te gusta que te pregunte de tu padre?

No, no me molesta. Lo que pasa es que estoy cansado, hace quince años que contesto lo mismo. A mí me gusta evolucionar.
 
38) ¿Qué pensaste cuando él, siendo candidato y compitiendo con Mujica en la segunda vuelta de 2009, tuvo aquellas expresiones que muchos coincidieron no fueron felices? Hablo de la motosierra en el gasto público, del "sucucho" donde vive Mujica, de los "atorrantes" que cobraban subsidios del Mides.

¿Vos sabés que vendí la motosierra? La vendí sin uso, compré fertilizantes para hacer crecer las cosas. Yo creo que en el mundo moderno hay que cuidar mucho los términos y hay que tener muy presente que se le habla a la totalidad de la opinión pública y que hay palabras que son muy fuertes sacadas de contexto y no son bienvenidas ni oportunas.


"Aquí hubo una cachetada muy grande para aquellos que iniciamos un proceso de consulta popular (sobre el aborto): la opinión pública, claramente, opinó distinto"
 
39) En 1999 rezabas todas las noches.

Estoy un poco en falta. Quizás mis convicciones mutaron, están más en la práctica diaria que en el rezo. Creo que hay que hacer lo que uno siente y no lo que a uno le establecen en determinadas pautas. Trato de vivir de acuerdo a determinados principios y valores diariamente, quizás el rezo me ayudaba para otras cosas. Aparte cuando rezaba nunca pedía por mí, esa era una máxima que tenía: nunca reces y pidas por ti. Pedí por los demás. Estoy convencido de que hay un ser superior al cual le estoy muy agradecido, pero no comparto esa frase de que el hombre propone y Dios dispone. Creo que es al revés: Dios propone y el hombre dispone. Y después nos van a pasar raya, van a hacer el balance.

40) ¿Vas a seguir surfeando si sos presidente?

Ya hace tiempo que no puedo hacerlo. Entre otras cosas porque tengo un ranchito de madera en La Paloma y me lo desvalijaron, literalmente. Lo que pasa es que como es de madera lo abren enseguida y no me dejaron nada. Y se llevaron mis tablas de surf. Pero me encantaría seguir surfeando, es una forma de sentirme pleno y recargar las baterías. Todo el mundo necesita su resguardo físico, espiritual, anímico, conectar las baterías a lo que nos carga de vida y nos da la fuerza. Entre otras cosas, la endorfina es muy importante en el cuerpo del ser humano.


Montevideo Portal / Gerardo Tagliaferro
Fotos: Juan Manuel López
Por comentarios: tagliaferro@montevideo.com.uy