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martes, 2 de julio de 2013

“El alzhéimer amenaza con aplastar materialmente la civilización occidental”

Salud - ENTREVISTA

“El alzhéimer amenaza con aplastar materialmente la civilización occidental”

Después de décadas investigando la enfermedad, Samuel Gandy, una ‘estrella del rock de la ciencia’, ha observado que la única forma de combatirla con eficacia es predecirla con precisión y atacarla antes de que se manifieste



Samuel Gandy lleva desde mediados de los años 80 del siglo pasado luchando contra el alzhéimer, una enfermedad que, según sus propias palabras, “amenaza con aplastar la civilización occidental”. Solo en España, los cuidados a los enfermos suponen, según las asociaciones de afectados, 24.000 millones de euros, una cifra que se duplicará en 20 años. Y eso sin valorar el incalculable sufrimiento humano de un mal que va borrando a quien lo padece.

El investigador del Hospital Monte Sinaí de Nueva York descubrió en 1989 los primeros fármacos para combatir las placas de amiloide, una pegajosa proteína asociada al alzhéimer que se acumula en el cerebro y lo devora poco a poco. Hallazgos como aquellos le han convertido en uno de los grandes expertos del mundo en la enfermedad de Alzheimer y por esos triunfos ha llegado a ser incluido entre las “Estrellas del rock de la Ciencia” de la revista GQ. La semana pasada visitó Madrid para participar en unas jornadas organizadas por el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC) sobre enfermedades asociadas al envejecimiento, un problema que crece al mismo ritmo que la media de edad en los países desarrollados.

Samuel Gandy lleva más de 25 años estudiando la enfermedad de Alzheimer. Ya en 1989, junto a su equipo descubrió los primeros fármacos capaces de reducir la formación de amiloide en el cerebro, una proteína asociada a la aparición del alzhéimer. Ha publicado más de 150 artículos científicos sobre esta enfermedad, en la que es uno de los principales expertos del mundo.
Usted lleva investigando el alzhéimer durante unos 25 años.¿Se ha avanzado tanto como esperaba cuando comenzó?
Se progresa más despacio de lo que nos gustaría o de lo que esperábamos, pero ha habido una gran reformulación de lo que es la enfermedad en los últimos años y sobre cómo tenemos que afrontarla. Ahora está claro que la patología empieza 20 o 25 años antes de los primeros síntomas así que nos hemos dado cuenta de que estábamos empezando a probar medicamentos experimentales demasiado tarde. Tenemos que empezar a observar a la gente de mediana edad, al menos hacia los 55 años, y tratar de controlar sus factores de riesgo y utilizarlos para organizar ensayos clínicos. Porque una vez que la patología se ha acumulado es mucho más difícil eliminarla o reducirla que prevenir esa acumulación desde un principio.

¿Qué tipo de tests serían útiles para poder averiguar quién va a desarrollar esta enfermedad? ¿Test genéticos, por ejemplo?
Hay tests genéticos para algunas variedades de la enfermedad. Para el alzhéimer temprano hay unos tests genéticos muy fiables, pero ese tipo solo supone el 3% de los casos. Más o menos la mitad de los pacientes con alzhéimer tienen un gen que indica un factor de riesgo, el APOE4, pero eso no garantiza que tendrán la enfermedad. Luego hay otra tecnología que se ha desarrollado desde hace tiempo pero que hemos empezado a utilizar bien hace un año y consiste en visualizar la acumulación de la proteína beta amiloide [la que se considera la causa más probable del alzhéimer] en el cerebro con tomografía por emisión de positrones. Ahora podemos ver que hay un periodo en el que el amiloide está ahí, pero el cerebro lo tolera bien y la persona no tiene síntomas. Pero a partir de ese periodo hay una segunda parte de la patología en la que algo desencadena la formación de unos nudos en las células y es entonces cuando la demencia y los problemas de memoria aparecen.

“Se dedica poco dinero a esta enfermedad porque ni los enfermos ni sus familias pueden hacer presión”

¿Este momento en el que aparecen esos nudos sería interesante como punto de referencia para desarrollar un fármaco que detuviese ese proceso tomándolo antes de que aparezcan los síntomas?
Las medicinas que están aprobadas para tratar el alzhéimer ayudan con los síntomas en algunas personas, pero no detienen el avance de la enfermedad ni afectan a sus causas, y por eso, después de unos años, dejan de tener efecto. Esos fármacos no cambiarían el rumbo de la enfermedad incluso si se empezasen a tomar antes de la aparición de los síntomas. Hay dos formas en las que podemos intervenir si encontramos este punto en el que los nudos comienzan a aparecer. Podrías intervenir con alguna medicina que bloquee la formación de nudos. Este tipo de fármacos se han desarrollado muy lentamente, probablemente porque la principal proteína que forma los nudos es una proteína con una función importante en nuestro cerebro al mantener las neuronas en una especie de forma triangular. Es difícil bloquear la función patológica sin interferir sobre la función normal, pero hay algunos fármacos que están avanzando en esa dirección. Por otro lado, sería posible dar drogas que reduzcan el amiloide, que ya existen y vemos como funcionan en el escáner, cuando se empieza a acumular o incluso antes de que comience a acumularse.

¿Hay mecanismos comunes a distintas enfermedades relacionadas con el envejecimiento, cardiovasculares, alzhéimer y cáncer?
Los procesos comunes a estos tres grupos de enfermedades incluyen la inflamación y cambios en el metabolismo, especialmente sensibilidad a la insulina como la relacionada con la diabetes, y también tienen en común la posibilidad de paliarlas con un estilo de vida que incluya actividad física, actividad mental y reducir factores de riesgo que tradicionalmente asociábamos a factores de riesgo para enfermedades del corazón y que ahora sabemos que también lo son para el alzhéimer. Hipertensión, diabetes, obesidad, alto colesterol, todos estos problemas se pueden controlar y cuentan con drogas para tratarlos de manera efectiva. Así que es posible que utilizando esos mismos compuestos podamos reducir el riesgo de alzhéimer.

“El ejercicio o una dieta baja en grasa y azucar pueden ayudar a prevenir el alzhéimer”

La relación entre actividades de riesgo para la salud del corazón, como fumar o tomar comidas con mucho azúcar o mucha grasa, ¿está tan clara para el alzhéimer?
El vínculo epidemiológico es claro, aunque no se sabe cómo afectan esas acciones exactamente a la aparición del alzhéimer. En la enfermedad del corazón sabemos que todo está relacionado con el metabolismo del colesterol en los vasos sanguíneos. En el alzhéimer hablamos de la formación de estas placas de proteínas en el cerebro entre las neuronas. Y aunque el colesterol alto, altos niveles de azúcar o tensión elevada hacen más fácil la formación de esas placas, no sabemos exactamente cómo sucede. Uno de los objetivos de los investigadores es tratar de averiguarlo para poder diseñar fármacos específicos contra esos problemas cuando afectan al cerebro.

¿Hay algunos factores del entorno que incrementen el riesgo de tener alzhéimer, como el aluminio?
El alumnio no ha demostrado ser un problema, no creo que la gente tenga que tirar sus sartenes y sus cazuelas. Uno de los factores de riesgo más sólidos es haber tenido lesiones en la cabeza serias, que hayan hecho perder el conocimiento. Hemos mirado otros factores como la contaminación del aire y ha habido algunos registros de pérdida cognitiva en las cercanías de plantas químicas que producen mucha polución. Se ha probado a exponer a ratones a aire contaminado para ver cuál es el efecto sobre la formación de placas de amiloide y se vio que se doblaba. Es posible que esté relacionado con que la parte del cerebro donde comienza el alzhéimer está muy cerca de la región donde se localiza el sentido del olfato y la inhalación de toxinas esté relacionada con la aparición de la enfermedad.

“Ha habido registros de pérdida cognitiva cerca de plantas químicas que producen mucha polución”

Muchas veces se piensa en la cura del alzhéimer en forma de fármaco, pero ¿hay otros enfoques para tratar de acabar con la enfermedad?
Hay un par de nuevos enfoques, hay cosas que han estado ahí durante los últimos 25 años centrándose en el amiloide o en los nudos de proteínas, pero hay un nuevo interés en tratar de activar las células madre dentro del cerebro. Solíamos pensar que naces con todas las células nerviosas que vas a tener en tu vida, pero no es así. Hay células madre que están en un estado durmiente en el cerebro pero que pueden despertarse y formar nuevas células nerviosas y es posible que esas nuevas células se podrían integrar en el cerebro y reparar el daño provocado por el alzhéimer en etapas muy tempranas. No creo que eso será una cura, porque según progresa la enfermedad la devastación es tal que se pierde el 50% de las células, millones de neuronas, y no creo que las células madre puedan sustituirlas. En otras enfermedades neurodegenerativas, como el parkinson, las células que mueren están en un área mucho más restringida, y ahí sería posible tomar células madre y hacer un injerto y reparar ese daño.

Dado el impacto del alzhéimer en nuestra sociedad, ¿crees que se le dedican los recursos necesarios?
Puedo hablar por EEUU y la respuesta es no. El apoyo del Gobierno para la investigación en EEUU es a través de los Institutos Nacionales de Salud [NIH, en sus siglas en inglés] y allí el alzhéimer recibe aproximadamente 400 millones de dólares al año, que puede sonar como mucho, pero el VIH, las enfermedades cardiovasculares o el cáncer reciben miles de millones de dólares anuales, diez veces más que el alzhéimer o más. Hay inversión, pero no está a la par con el impacto de la enfermedad. El alzhéimer amenaza con aplastar materialmente a la civilización occidental. Estas otras enfermedades también son una carga improtante, pero creo que debería haber un sentido de la proporción.

“Para tener éxito contra el alzhéimer debemos intervenir 20 años antes de lo que lo estamos haciendo”


¿A qué se debe que no exista esa atención proporcional a la carga que supone la enfermedad?
Hay un par de razones. Una es que cuando miras al cáncer o la enfermedad cardiovascular, son enfermedades de gente más joven. El alzhéimer lo sufre gente mayor y hay gente que puede decir, bueno, ya tuvieron una buena vida. Y por qué no invertir en gente que aún tiene más tiempo por delante. Hay un poco de discriminación por la edad. Otro factor es que estas otras enfermedades y en particular el VIH cuentan con grupos de apoyo a la causa muy importantes, gente manifestándose en la calle para que se investigue. Los enfermos de alzhéimer no pueden hacer eso y la gente que les cuida, sus familiares, muchas veces están agotados, así que tampoco pueden hacerlo. Así que suele ser la generación más joven, los nietos, los que hacen esa labor para tener más atención, pero eso va despacio.

¿Cree que hay esperanza para encontrar una cura de la enfermedad en los próximos años?
Creo que la clave es la prevención y creo que la prevención acabará teniendo éxito. Está claro que ya podemos tener un impacto sobre la patología pero aún no hemos tenido éxito porque no estamos interviniendo en una etapa lo bastante temprana. Mi predicción es que estos escáneres cerebrales para buscar amiloide pueden ser algo así para la gente que cumpla 50 años como las mamografías ahora o las colonoscopias. Si se encuentran placas de amiloide formándose, entonces esas personas serán candidatas a tomar fármacos que reduzcan el amiloide o al menos pueden empezar a controlar los factores de riesgo como el peso, comenzar a hacer ejercicio… Creo que ese es el futuro. Prevenir e intervenir veinte años antes de lo que lo estamos haciendo ahora.

 “Los escáneres para prevenir el alzhéimer pueden ser como las mamografías con el cáncer”


¿Ya se están empezando a aplicar este tipo de políticas de prevención?
Hay experimentos para ver si este planteamiento es correcto. No podemos empezar a aplicar esas políticas hasta que sepamos que van a funcionar. Hay varios ensayos en este sentido centrados principalmente en estas formas raras de alzhéimer temprano y más predecible porque en esas formas es posible no solo predecir quién va a tener la enfermedad sino exactamente cuándo. En la misma familia, la edad de aparición es la misma en todas las generaciones así que si sabes a qué edad tuvieron los abuelos la enfermedad, sabes a qué edad van a tener los nietos la enfermedad. En estos casos tan predecibles es posible que la gente esté deseando tomar esos anticuerpos o esos fármacos que puedan prevenir la enfermedad cinco o diez años antes de la edad a la que suele aparecer el alzhéimer en sus familias. Lo que esperamos es que los participantes en estos experimentos lleguen hasta esa edad y la pasen y no tengan la enfermedad.

Fuente: Esmateria.com

El Gobierno de Mursi rechaza el ultimátum lanzado por el ejército egipcio

El Gobierno de Mursi rechaza el ultimátum lanzado por el ejército egipcio

El Mundo.es

Simpatizantes del presidente Mursi con palos y cascos en El Cairo. | AfpSimpatizantes del presidente Mursi con palos y cascos en El Cairo. | Afp
Las Fuerzas Armadas toman cartas en el asunto. Los militares dan un ultimátum de 48 horas a los políticos egipcios para cumplir con las demandas del pueblo y sacar al país del atolladero.
Si los líderes de las fuerzas islamistas y opositoras no llegan a un acuerdo en ese plazo, el Ejército anunciará una nueva hoja de ruta e impondrá ciertas medidas con la ayuda de todas las facciones en liza, con los jóvenes y sin excluir a nadie. Así lo ha anunciado este lunes la autoridad castrense en un comunicado leído por un portavoz del Ejército en la televisión estatal.
A medianoche, los islamistas han roto horas de mutismo tras el ultimátum lanzado por el ejército. En una rueda de prensa, la Coalición en apoyo de la legitimidad -un paraguas que reúne a una docena de partidos islamistas- ha censurado el paso dado por los militares y ha rechazado su participación en la arena política. "Las fuerzas armadas de Egipto pertenecen a todos los egipcios y rechazamos firmemente cualquier intento de golpe de estado en favor de unos pocos", ha subrayado el comunicado.
Por su parte, la presidencia egipcia ha emitido otro comunicado dejando claro que el presidente Mursi "no ha sido informado" del 'órdago' lanzado por el ejército y advierte que el mensaje de las fuerzas armadas "puede llevar a una confusión". Además, Mursi ha reiterado que "seguirá hacia delante en su plan para la reconciliación nacional".
A pesar de la llamada a la calma desde el gobierno egipcio, se ha producido una nueva dimisión en el gabinete de Mursi. El ministro de Asuntos Exteriores, Mohamed Kamel Amr, ha presentado su renuncia según ha confirmado la agencia estatal Mena. Se trata de la quinta salida del Ejecutivo desde las masivas protestas de este domingo.
Los islamistas han insistido que cualquier solución a la crisis que atraviesa el país debe realizar "dentro de la legitimidad constitucional". El bloque ha llamado además a sus seguidores a tomar las calles para proteger la legitimidad de Mursi. "El pueblo saldrá a las calles de todo el país para rechazar cualquier tentativa de golpe", ha agregado.
Tras una tarde marcada por los miles de personas que han festejado en Tahrir el regreso del ejército, violentos choques entre partidarios y detractores de Mursi han estallado en varias ciudades del país, entre ellas Suez y Fayum.

"No habrá un golpe de Estado"

Minutos después de hacerse público el ultimátum, los Hermanos Musulmanes reaccionaron al comunicado del ejército: "No habrá un golpe contra Mursi". Un político de la Hermandad ha dicho que ninguna institución del estado llevará a cabo un golpe de Estado contra el presidente electo, el islamista Mohamed Mursi, y ha advertido contra una mala interpretación de un comunicado del Ejército.
"Cuanquier acto de fuerza que vaya contra la Constitución es una llamada al sabotaje y la anarquía", aseguró a Reuters Yasir Hamsa, un líder del Partido por la Libertad y la Justicia de los Hermanos Musulmanes.
"Todo el mundo rechaza el comunicado del ejército", ha dicho a Al Jazeera Hamsa, que también miembro del comité legal de la formación. "La solución estará en el marco que establece la Constitución", ha añadido porque "la era de los golpes militares ha terminado", concluyé.

Arresto de los guardaespaldas

Minutos después las fuerzas de seguridad egipcias arrestaron a 15 guardaespaldas del 'número dos' y factotum de los Hermanos Musulmanes Jairat el Shater , después de que los escoltas abrieron fuego sobre los militares.
La familia de Shater ha llamado por teléfono a la cadena Al Jazeera para avisar de que su casa estaba siendo atacada.
Shater es reconocido como una de las mayores personalidades del movimiento islamista, pero fue barrido de la carrera presidencial el pasado año porque había sido encarcelado bajo el Gobierno de Mubarak.
El terremoto de las protestas callejeras empieza a sentirse en el Gobierno de Mohamed Mursi. Cuatro ministros egipcios, del ala tecnócrata del Gabinete, han presentado este lunes su dimisión en apoyo a los manifestantes que, por cientos de miles, tomaron ayer las calles de varias provincias del país exigiendo la renuncia de Mursi.
Los titulares de Turismo, Medio Ambiente, Telecomunicaciones y Asuntos Jurídicos y Parlamentarios han enviado sus cartas de renuncia al primer ministro Hisham Qandil. El ministro de Turismo Hisham Zaazou ya amagó con marcharse hace unas semanas tras el fallido nombramiento de un miembro de la ex organización terrorista Al Gama al Islamiya como gobernador de Luxor. El islamista terminó renunciando al cargo ante el escándalo que ocasionó su llegada a la principal ciudad turística del sur del país.
Según el ministerio de Sanidad, los choques entre partidarios y detractores de Mursi han dejado al menos 16 muertos y 781 heridos en todo el país en el primer aniversario de la investidura del presidente. En El Cairo han fallecido nueve personas. Y el resto en siete provincias del país, entre ellos, Alejandría y Beni Suef, Fayum y Asiut (sur del país). La oposición ha convocado para mañana nuevas protestas masivas exigiendo la marcha del islamista.

Documental sobre futbolista Alberto Spencer

Productores alistan documental sobre futbolista Alberto Spencer

El Universo.com

Juan Pablo de la Roche y Geovanny Pozo, dos productores audiovisuales guayaquileños, se apasionaron con la historia del mítico futbolista ecuatoriano Alberto Spencer y decidieron llevar la leyenda de Cabeza Mágica, el máximo goleador de la Copa Libertadores con 54 tantos, a la gran pantalla en un documental de 92 minutos.
Actualmente están en la etapa de posproducción, pero este proyecto independiente se inició hace dos años y medio, con grabaciones en Montevideo, donde Spencer (fallecido en el 2006) se convirtió en el ídolo del equipo de Peñarol. Incluso tres partes de adelantos las difunde la barra Amsterdam del club charrúa, en YouTube.
“Reunimos un primer material, que lo editamos y lo difundimos por Internet; luego por un contacto de un correo de una prima de los hijos de Alberto (Walter, Alberto y Jacqueline) contactamos al hijo mayor, a quien le encantó el video y de allí tuvimos comunicación directa con ellos”, cuenta Pozo, quien junto a De la Roche hicieron amistad con los Spencer y obtuvieron fotos de sus álbumes particulares.
De allí, viajaron en el 2011 y en el 2012 a la capital uruguaya y entrevistaron a los hijos, exjugadores, excompañeros de Spencer, y a gente de fútbol que resaltó la vida de Cabeza Mágica, entre ellos Óscar Tabárez, actual seleccionador de la celeste; y Julio María Sanguinetti, ex presidente uruguayo, hincha de Peñarol.
En Ecuador, De la Roche y Pozo, quienes estudiaron cine en Argentina, recopilaron testimonios de personas que conocieron a Spencer, como Moacyr Pinto, Juan Ramón Silva, Galo Roggiero, Washington Muñoz y otros.
Otras escenas fueron grabadas en Ancón, tierra natal del Cabeza de Oro, mayor artillero en la historia de la Libertadores.
Los cineastas están actualmente en negociaciones con una estación de TV como coproductora para proyectar el documental en el cine, en noviembre.

54
GOLES

Como jugador de Peñarol y Barcelona (de 1960 a 1972), Spencer marcó 54 tantos en la Libertadores: 48 con el club uruguayo –el equipo de casi toda su vida– y 6 con los toreros.

130
MIL DÓLARES

Es el presupuesto total de la producción audiovisual de la vida de Alberto Spencer. Hasta el momento los productores han invertido de su bolsillo 69 mil dólares.

lunes, 1 de julio de 2013

Sergio Ramírez: “Parte del ideal de la izquierda es que no haya corrupción; son incompatibles”

Sergio Ramírez: “Parte del ideal de la izquierda es que no haya corrupción; son incompatibles”

El escritor y ex vicepresidente nicaragüense durante la revolución sandinista habla sobre su nuevo libro "Flores oscuras" y se asume desencantado de la política. 


“Siempre vuelvo”, dice Sergio Ramírez. Se refiere, en este caso, al cuento, el primer género que exploró en su carrera de escritor, hace ya medio siglo, cuando decidió autoeditarse en Managua. Pero bien podría aludir a la política de Nicaragua o a la Argentina, adonde semanas atrás volvió para presentar su nuevo libro de relatos Flores oscuras, en el que retrata la resaca de la Revolución Sandinista, la que terminó con la dictadura de Anastasio Somoza y de la que fue vicepresidente, ni más ni menos. Los doce cuentos completan un itinerario duro a través de personajes sombríos, que sirven como la parábola de un país: un juez corrupto, un boxeador anónimo, un ex guerrillero que ha perdido todo menos la sed. Para el libro –repite Ramírez– en ésta y en otras entrevistas, se ha servido del método periodístico. Algunas historias son verídicas. “Los hechos son como se presentan, sin ninguna clase de intervención. Siempre he sabido que una regla esencial del cuento es tomar distancia. Y yo narro como un forense, que está describiendo lo que dicen los médicos, el juez, los testigos”, explica en el último piso de la editorial Alfaguara en Buenos Aires, siempre con el mismo tono cordial. Lo fascina, advierte, cómo algunos de sus personajes se desarrollan y otros, en iguales circunstancias, quedan en el camino “porque primer concertista hay uno solo”.
¿Y usted a esta altura se siente como un primer concertista de la literatura iberoamericana?
Sería muy pretencioso de mi parte decirlo. Yo he tenido una lucha muy sorda en Nicaragua para que se me reconozca como escritor y no como político. Porque yo tengo una carga muy pesada atrás en mi vida, la de alguien que estuvo en la política, en la revolución. Y esa batalla la sigo dando. Yo no puedo borrar esa parte de mi vida, ni pretendo, pero no me siento cómodo cuando alguien me busca para preguntarme algo y me hace cuatro preguntas rápidas de literatura, cuando lo que le interesa es la política.
Cuando era vicepresidente, de hecho, les pidió a las editoriales que no mencionaran su cargo.
En los 80, no quería que dijeran que yo era vicepresidente. Yo era parte de una revolución, pero el vicepresidente escritor , ¿qué quiere decir eso?
¿Y por qué cree que los medios se interesan tanto todavía en su faceta política?
Interesa por ese fenómeno que fue la Revolución y que todavía tiene secuelas en América Latina, no sé si para los más jóvenes, creo que no. No tienen memoria de eso, ni creo que les interese. Pero para una generación que todavía sobrevive de aquella época entiendo que es interesante.

(Managua, 1980. Con Fidel Castro, Daniel Ortega y Maurice Bishop).

Y ya que ahora “vuelve” al cuento: ¿cómo fue regresar a la escritura, en pleno ejercicio de la vicepresidencia?
Cuando fui a vivir esa aventura, cuando vino la Revolución, yo lo dejé todo tirado. Luego vino el triunfo de la Revolución, los primeros años en el poder, llegamos al año 85 y fui electo vicepresidente. Entonces yo volví a ver hacia atrás y vi hacia delante, dije: “Bueno, tengo 10 años sin escribir, fui electo por un período de 6 años, son 16 años, yo dejé de ser escritor para siempre”. Entonces para volver a escribir, empecé a levantarme a las 4 de la mañana. Y comencé a probar con un libro breve que escribí sobre Cortázar, se llama Estás en Nicaragua. Acababa de morir Julio y era mi memoria personal.
Pero aquel libro no era del todo ficción.
No, pero era un libro literario. Y luego vino Castigo divino, que es extraño, porque es la novela más larga que he escrito, es la más compleja. Necesitaba mucha investigación, era un caso judicial y quizás me estaba alejando de cualquier tema que tuviera que ver con la Revolución. Estaba consciente de que no tenía las manos libres para escribir sobre nada que tuviera que ver con la Revolución; yo era un agente de relaciones públicas de la Revolución, yo salía por el mundo vendiendo la idea de la Revolución. En ese momento no podía ser un novelista de la Revolución. Construí una novela judicial, política, de costumbre, social, de muchos planos: con ese libro volví a la literatura.
Y después se acabó la política. 




(En campaña. En 1995 , con el Movimiento Renovador Sandinista). 
 
Cuando dejé la política yo ya sabía que volvía a lo mío y me puse a escribir. En medio de un gran desastre, yo había salido del Frente Sandinista, habíamos fundado otro partido, fuimos a las elecciones, nos derrotaron obviamente, en medio de una gran polarización. Quedé lleno de deudas, porque a la hora en que se terminó la campaña electoral sólo teníamos deudas, a los derrotados nadie los vuelve a ver. Todos los que nos habían prometido ayuda se evaporaron, como siempre. En medio de esta pesadumbre, de no tener a donde ir y cómo pagar, me puse a escribir.
¿Y ese desencanto final con la política todavía le dura?
Yo siempre digo que no, pero en un libro como este me doy cuenta que sí, el desencanto es notorio. Quisiera que no, pero lo que tiñe la mente de un escritor no es lo que quiere, sino lo que sale aquí como resultado. Este es un libro muy pesimista, pero bueno, esa es la manera que yo tengo de ver el mundo ahora. Muestro el desamparo de los pequeños seres que en la resaca de una revolución quedan sobre la playa, ahí, como náufragos. Y hay muchos náufragos, también soy uno de ellos.
¿La izquierda y la derecha todavía significan algo?
Yo aprendí que parte del ideal de izquierda es que no haya corrupción, son incompatibles. Ir contra la corrupción, la represión, en contra de cerrar los espacios de libre pensamiento: para mí eso sigue siendo la izquierda.

El “síndrome de Dilma” pone un límite a los ajustes de CFK

El “síndrome de Dilma” pone un límite a los ajustes de CFK

El Observador

El caos brasileño es una advetencia respecto a adoptar medidas de recorte en el gasto público


Una serie de medidas moderadas llevaron a muchos analistas a apuntar que el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner estaba encaminándose a un ajuste más o menos ortodoxo.

Es que la primera mitad del año incluyó una acumulación de señales correctivas, como la férrea intervención gubernamental para que los salarios no aumentaran por encima de la inflación, más una suba de tasas de intereses, una aceleración en la tasa devaluatoria y un aumento en la presión impositiva. Si hasta hubo una moderación en la criticada política de expansión monetaria.

Pero claro, para que el ajuste sea completo, hay que llegar hasta el núcleo duro que todos los economistas señalan como origen de los problemas económicos argentinos: el gasto público, que asciende a 48 % del PBI (es decir, 15 puntos más que el promedio histórico). Y ahí es donde aparece el límite: el gobierno teme a la reacción ante eventuales recortes, y ya se habla el “síndrome de Dilma”.

Es que Cristina Kirchner ha prestado tanta atención a los disturbios en las calles brasileñas como si se tratara de un asunto doméstico. De hecho, su convencimiento es que, de no dar los pasos correctos, la pantalla de la televisión brasileña podría llegar a convertirse, para el gobierno argentino, en “un espejo que adelanta”.

El hecho de que una suba de US$ 0,20 centavos en el boleto del transporte colectivo haya disparado una crisis política es un dato de que el gobierno argentino tomó nota.

“Las protestas en Brasil nos dicen algo de lo que nos espera cuando queramos resolver las enormes distorsiones a las que nos acostumbró la década pasada”, dice Eduardo Levy Yeyati, director de la consultora Elypsis.

También Marcelo Capello, economista de la Fundación Mediterránea, advierte sobre la falta de “timing político” para avanzar con un recorte de subsidios a los servicios públicos o un freno en la obra pública. “Las recientes manifestaciones en Brasil volverán aún más cautelosas las decisiones gobierno a la hora de racionalizar el gasto público”.

Lo difícil de volver a pagar

Hasta los más críticos analistas opositores reconocen que hay un límite para quien esté pensando en un ajuste tradicional.

Es el caso de Ricardo López Murphy, uno de los más connotados defensores de las políticas de equilibrio fiscal, quien en una reciente charla en la Universidad de Montevideo reconoció que el gasto público se ha constituido en un problema difícil de superar.

Especialmente en lo que respecta a los subsidios al sector privado, un rubro que representa casi 20% del presupuesto estatal.

“Siempre me preguntan cómo se va a corregir el problema de las tarifas y la verdad es que no encontré una respuesta satisfactoria. Es muy difícil persuadir en la Argentina de que los costos de los servicios tienen que ser pagados por los usuarios”, reconoce el ex ministro.
Y advierte que “volver a cobrar lo que las cosas cuestan va a ser traumático”.

Los números parecen darle la razón. Un informe de la consultora Abeceb señala que, hasta el año pasado, el “peso” de la electricidad, el gas y el agua en el presupuesto de una familia de clase media equivalía a 2,7%. Es decir, menos de la mitad de lo que implicaba en 2001, cuando el pago de esos servicios representaban el 7,3% de la economía hogareña.

Dicho de otra forma, una familia de clase media disminuyó en dos tercios su “esfuerzo tarifario”, en un mundo donde el costo de los servicios no sólo no ha disminuido sino que se ha incrementado.

La diferencia entre ambos momentos explicó, en buena medida, el boom consumista que favoreció el éxito político del kirchnerismo.

Incentivos al desajuste

Desde ya, este problema había sido diagnosticado hacía tiempo en los debates internos del kirchnerismo. Varios economistas y analistas políticos cercanos al gobierno alertaban contra la tentación de adoptar medidas de ajuste de tipo tradicional, que podrían ser fáciles de diseñar desde los escritorios de los ministerios pero de consecuencias impredecibles en las calles.

El riesgo de un malhumor social se hizo más agudo desde los accidentes ferroviarios, y ahora se agrega el caso brasileño como un recordatorio del riesgo oculto.

Es un momento de disyuntiva para el kirchnerismo, porque al mismo tiempo que el agotamiento del modelo sojero-exportador está obligando a pensar correctivos, hay un contexto político que impide una baja del gasto.

En agosto hay elecciones primarias y en octubre legislativas. En esa instancia se define cuáles serán las chances efectivas de que el kirchnerismo pueda aspirar a un nuevo mandato en 2015.

“Si se sigue la lógica eleccionaria, que busca mostrar al público que ‘se está haciendo algo’, esta tendencia en la obra pública debería corregirse al alza”, explica Ariel Barraud, economista del IARAF.

En ese sentido, Capello, de Fundación Mediterránea, explica que al ser un año de mayores ingresos fiscales y menor pago de intereses se podrá gastar más en infraestructura, aunque recalca que “la cifra dependerá de la contención de otras partidas del gasto”, como pueden ser las transferencias al sector privado.

En definitiva, la expectativa generalizada es que lo que en la primera mitad del año fue visto como un tibio intento de ajuste por parte del gobierno, tendrá una reversión en los próximos meses.

Las elecciones obligan a mostrar “gestión” y las imágenes televisadas desde las agitadas calles brasileñas son un elocuente recordatorio de lo difícil que puede ser desarmar un esquema de gasto público al que la población se ha acostumbrado.


Los antecedentes de las contramarchas

El temor de Cristina Kirchner a las reacciones populares por los ajustes de servicios públicos ha quedado evidenciado al menos dos veces en los últimos años.

La primera en 2008, cuando se produjo un fuerte descontento en sectores de la clase media por el impacto de más de 200% de aumento en las tarifas de gas y electricidad. En aquel momento, el ministro Julio De Vido explicó que la medida sólo afectaría a una minoría de altos ingresos, que el recorte sería gradual y progresivo y que para el Estado implicaría un ahorro de unos US$ 200 millones. Pero el malestar social y las acciones legales de los consumidores obligaron a dar marcha atrás.

Tres años después, a fines de 2011, con el enorme respaldo político del recién logrado triunfo electoral de Cristina Kirchner, se anunció un recorte de subsidios para todos aquellos que no pudieran demostrar una necesidad real de contar con ayuda estatal para pagar los servicios públicos.De hecho, se había presupuestado apenas una suba de 15% en el presupuesto destinado a subsidios, lo cual –descontada la inflación– implicaba una reducción en términos reales.
Varios funcionarios K admitían que eran fundadas las críticas hacia el esquema tarifario que beneficiaba a los sectores de ingresos altos, con acceso al gas por cañería mientras en las zonas suburbanas se debía hacer uso de las garrafas a precio “de mercado”.
Y en cuanto al transporte, los funcionarios admitían que se necesitaba un sistema que discriminara por capacidad de pago de los usuarios, ya que en servicios como el subte –por ese entonces todavía bajo la órbita del gobierno nacional– un amplio 89% de los pasajeros estaba en condiciones de absorber un incremento. En ese momento, el monto total de los subsidios alcanzaba a US$ 16.000 millones, una cifra que se había multiplicado por 32 en 10 años.
Pero, una vez más, la presidenta temió por las consecuencias políticas. Lo que en un comienzo iba a ser una aplicación “casi universal” terminó siendo un plan delimitado a los habitantes de los countries. El accidente ferroviario de Once había cambiado súbitamente el clima social.