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martes, 23 de julio de 2013

Ecuador confirma torturas en centros para "curar" gays


La ministra de Salud reveló la existencia de una "red" de sitios clandestinos donde reprimen actitudes homosexuales con agua helada, golpizas y violaciones. Registran 2 muertes

Infobae

Crédito foto: El Comercio



El Gobierno de Ecuador confirmó este martes la existencia de una red de centros clandestinos en el país para “deshabituación de adicciones y homosexualidad” donde se practican actos de tortura y hasta se han producido dos muertes durante el último año.

La ministra de Salud Pública, Carina Vance, calificó de “absolutamente crítica” la problemática que rodea a estos establecimientos, donde se han descubierto casos de intento de “deshabituación” de la homosexualidad y prácticas como violaciones y agresiones que formarían parte de pretendidas “terapias”.
 
Vance dijo que desde 2012 el departamento ha intervenido ante denuncias de funcionamiento de dieciocho de estos centros, cinco de ellos clausurados de forma definitiva. Afirmó que en quince de los establecimientos se cometían supuestas violaciones de derechos humanos y en tres se denunciaron malas condiciones sanitarias.

En Ecuador se concedió autorización para 123 centros en 2012, pero se estima que entre 70 y 80 más podrían operar de forma ilegal y lucrarse del internamiento de personas que, en muchos casos, han sido llevadas a ellos de manera forzosa.

La Policía busca desde hace un mes a una mujer llamada Sara S., quien efectuó una “llamada desesperada” para denunciar que la iban a internar en uno de estos centros por su orientación sexual, según informó la ministra, quien puso de relieve que no se la ha encontrado, pese a disponer de “todo el poder del Estado”.

En tanto, la titular de salud Pública señaló que el uso de agua helada; agresiones físicas; violaciones en casos de homosexualidad y el dopaje son algunas prácticas utilizadas como “terapia” en los centros. Precisó que estas acciones no pueden formar parte de tratamiento alguno “bajo ninguna mirada”.

Según Vance, el ministerio ha “redoblado los esfuerzos” en el control de estas actividades clandestinas.  “No son casos aislados” sino “una mafia” o “una red nacional” que opera en diferentes provincias y que está “vulnerando derechos humanos” de ciudadanos ecuatorianos, aunque también hay víctimas extranjeras. 


La funcionaria del gobierno de Rafael Correa explicó que en torno a estas clínicas existen “intereses muy fuertes” que incluso “parece que permean las instituciones públicas”.

Otro caso es el de una joven llamada Zulema, quien denunció en junio haber sido internada en un establecimiento de la provincia de Napo por su familia para someterla a un supuesto tratamiento contra su condición de lesbiana y relató que sufrió tortura, agresión física y psicológica.

En la investigación se descubrió que allí estaba implicada, presuntamente, la comisaría provincial de salud, quien presidía una comisión encargada de velar para que no se produzcan este tipo de situaciones y era, precisamente, propietaria del centro.

Vance afirmó que en este lugar había diez personas internadas, tres de ellas por problemas con drogas o alcohol y siete por problemas familiares. Explicó que en este caso fueron apresadas ocho personas a las que se ha acusado de violaciones de derechos humanos y del “delito de odio”.

Estas personas “están en sus casas” porque “no se considera que son un peligro”, mientras que en Ecuador, más de 4.000 personas sufren prisión por poseer una pequeña cantidad de droga, indicó Vance. Y en dos de los dieciocho casos denunciados durante 2012, que han sido sometidos a la Justicia, murieron dos jóvenes internados en centros en Machala y Guayaquil.

El departamento gubernamental, dentro de su combate contra los centros ilegales, ha desplegado un plan de inversión a diez años que incluye la construcción de 950 centros de atención integral con servicios de salud mental por todo el territorio nacional. 



Fuente: EFE

Escándalo:Investigan por qué no se le retiró el auto al exsecretario de la Intendencia


La Policía de Paysandú investiga por qué, pese a retirarle la libreta, se le permitió seguir manejando


La Policía de Paysandú comenzó una investigación administrativa interna contra los funcionarios que dejaron ir al exsecretario de la IMP.

El jefe de Policía de Paysandú, Alberto Camacho, confirmó a El Observador que inició una investigación administrativa para saber por qué motivo cuando detuvieron al secretario general de la Intendencia, Horacio de los Santos, le retiraron la libreta pero lo dejaron seguir conduciendo.

El exjerarca municipal tenía 18,2 decigramos de alcohol en sangre cuando lo permitido es 0,3. Según declaró había tomado en la fiesta unas ocho o diez medidas de whisky. 

La explicación que dieron los policías de Investigaciones que tenían a su cargo el operativo para desbaratar el caso de prostitución de menores fue que de los Santos estaba a una cuadra de su casa y como se estaban retirando los restantes participantes de la fiesta querían "agarrarlos".


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Uruguay tiene su Berlusconi

REPERCUSIONES DEL POLÉMICO CASO

Diario español compara a De los Santos con Berlusconi

El diario El Mundo publicó hoy una nota donde llama “el Berlusconi uruguayo” al exsecretario de la Intendencia de Paysandú, quien se vio involucrado en una fiesta donde participaron menores de edad.

La hija de Horacio de los Santos intenta cubrir su rostro de las cámaras. Foto: El País

“Horacio de los Santos es hoy, por lejos, el nombre más escuchado en Uruguay, tanto en los medios de comunicación como en conversaciones de calle”, comienza la nota del popular diario español, publicada hoy en su sección “América”.
“El motivo no pasa por su condición de (ex) secretario general de la Intendencia Departamental de Paysandú, sino por su decisión de organizar y participar en una fiesta sexual con menores de edad, consumir alcohol en grandes cantidades, y utilizar para ello edificios del gobierno, en este caso un lugar conocido como ´La Casita del Parque´”, continúa la crónica del medio extranjero.
Ayer, como informó El País, la Justicia sanducera definió el procesamiento con prisión del exsecretario y de la funcionaria municipal que estaba a cargo del local, como consecuencia del escandaloso caso descubierto de prostitución de menores, drogas y fiestas privadas que ya había derivado en un procesamiento.
El dictamen de ayer establece los procesamientos por el delito de "abuso de funciones en caso no previsto especialmente por la ley", establecido en el Artículo 162 del Código Penal y que establece pena mínima de tres meses de prisión a tres años de penitenciaría, y que técnicamente no implica en forma obligatoria la prisión.
El delito que funda el procesamiento, no obstante, es distinto a los que alegó la Fiscalía Letrada para solicitar el procesamiento. La solicitud del Ministerio Público se relacionaba a la promesa de retribución a menores a cambio de favores sexuales. La jueza, sin embargo no encontró pruebas suficientes para dar lugar a tal solicitud.
Por tal motivo, la Fiscalía puede apelar la sentencia de la jueza Ramos, con lo que la misma podría ser revocada, o ser modificados los delitos, según el estudio que deberá hacer el Tribunal de Apelaciones.
Por su parte, la defensa a cargo del abogado Gustavo Sabarí, adelantó que seguramente fundará su alegato en que el funcionario no estaba cumpliendo funciones en el momento en que se desarrollaba la fiesta, que el local había sido solicitado lícitamente y contaba con la autorización, y en que nada aventuraba que la reunión se realizaría y culminaría en tales términos

Un martes en Montevideo El País de España


El escritor, mientras se decide a lidiar con su esquiva fantasía, quiere contar la historia como pasó

El País de España

Ilustración: Raquel Marín


Desde hace muchos años quiero escribir un cuento del que ya tengo el título, Los aplausos. El cuento está basado en una historia real que me contó en Montevideo Daniel Corbo, el chófer de la que fuera durante muchos años embajadora de Colombia en Uruguay, Claudia Turbay. Cuando lo escriba cambiaré los nombres reales (no es conveniente que el apellido de la embajadora rime con el país de su destino) y buscaré en la ficción las simetrías que no tiene lo real. Pero mientras me decido a lidiar con mi esquiva fantasía, les quiero contar la historia tal como pasó.
Cuando conocí a Daniel Corbo, este era un señor mayor, de unos 60 años, y en los últimos 10 había conducido el Mercedes negro de la Embajada de Colombia. Daniel era un hombre de un aspecto muy distinguido, con el pelo liso y cándido, siempre de traje oscuro y de corbata. Estando al servicio de la muy hospitalaria embajadora Turbay, en las recepciones, muchas personas llegaron a pensar que él era el marido de la diplomática.
La historia es que antes de ser chófer de la Embajada, el señor Corbo había sido taxista. Y una vez, en su oficio, estando él pasando por un barrio tranquilo de clase media de Montevideo, al final de la tarde, un martes, una señora pidió por teléfono un servicio, que Daniel atendió. La señora parecía más cerca de los 80 que de los 70 años. De aspecto austero y recatado, vestido sastre de paño, cerrado en el cuello, pelo gris anudado en un moño. La señora tomó el taxi con su hijo, un muchacho mayor, de unos 30 años, pero que se portaba como un niño, y babeaba. No era un muchacho normal. La señora, sin explicar por qué, había exigido que su hijo se sentara en el puesto de adelante. Y no había sido fácil acomodarlo allí, pues el muchacho tenía dificultades para moverse.
Para el señor Corbo fue muy molesto que el muchacho se sentara adelante, pues no se estaba quieto y hacía ruidos incomprensibles con la boca. Tenía movimientos espásticos, incontrolados, le abría la guantera, emitía gruñidos guturales que al parecer eran palabras, aunque solamente su madre las entendiera. Tocaba la palanca, le cogía el micrófono del radioteléfono. Daniel trataba de calmarlo, y la señora desde atrás, también, aunque era difícil pues la parte delantera y la trasera del taxi de Daniel estaban separadas por un vidrio de seguridad.
Contrató con ella un precio y le explicó el servicio. La prostituta aceptó y se subió en la silla de atrás
La señora, con una firmeza dulce, le indicó que se dirigiera a una de las calles cercanas al puerto, el Bulevar Artigas, donde al anochecer se pasean y se paran, exhibiendo sus dotes, prostitutas jóvenes y atractivas, con botas altas blancas y senos prominentes. La señora las iba mirando bien hasta que escogió una, y le pidió a Daniel que parara. Sin bajarse del taxi, por la ventanilla, contrató con ella un precio, sin regatear, y le explicó el servicio. La prostituta aceptó y se subió en la silla de atrás, con la madre. Ella le indicó al taxista que se dirigiera a un burdel bastante conocido en Montevideo, el Bellavista. Este era una especie de motel de paso, y el portero miró mal al extraño cuarteto que pedía un cuarto. La madre le pidió al chófer que los esperara un rato y se bajaron los tres: el hijo con problemas, la madre anciana y la prostituta. Subieron a un cuarto y pasaron un rato allá. El señor Corbo esperaba y mientras tanto componía en su mente lo mismo que ustedes se imaginan ahora.
Antes de media hora habían bajado y el muchacho venía muy contento, mucho más tranquilo que antes. Todo el tiempo aplaudía, feliz. La señora le confesó que esa era la mejor manera de calmarlo. Y como le dio la impresión, correcta, de que Daniel era un tipo discreto le preguntó si no sería posible que cada ocho días, los martes a las cinco, fuera por ellos a la casa y los acompañara al mismo bulevar y al mismo motel. Así lo hicieron durante años. El muchacho, desde que se montaba atrás la puta de turno, empezaba a aplaudir, dichoso con lo que sabía que iba a pasar, y había que controlarlo para que no se pasara de inmediato al puesto de atrás.
Ninguna prostituta se negó nunca a hacer el trabajo. Muy profesionales, subían, el muchacho aplaudía, se metían al cuarto con la señora (viuda, angustiada de morirse y dejar sin amparo a un hijo así). Era inteligente y tolerante la madre; a veces bajaba un momento a fumar con el taxista para que su hijo consumara el acto en la intimidad. El final de la historia Daniel no lo sabe, porque empezó a trabajar en la Embajada, un puesto de más prestigio en el que no se lleva a los burdeles muchachos discapacitados, sino a señores de más alcurnia. Pero yo he imaginado que la señora se muere y su hijo queda a cargo de una institución para enfermos con problemas mentales. Allí —en vez del calmante semanal que su madre le daba—, como el muchacho vivía en permanente estado de excitación, acabaron poniéndole una camisa de fuerza, y atiborrándolo de drogas psiquiátricas. Todavía debo imaginar o inventar muchos detalles, pero el esqueleto del cuento Los aplausos es el que les acabo de contar aquí.

Héctor Abad Faciolince, escritor colombiano. Su última obra es Testamento involuntario.

Intendente de Paysandú sobre jerarca envuelto en prostitución infantil: era "uno de los mejores" y lo "traicionó"


La fiscal Estela Long apelará el fallo de la justicia que procesó con prisión al ex secretario general de la Intendencia de Paysandú por abuso de funciones. La fiscal había pedido el procesamiento por "un delito de promesa de retribución a menor de edad para que ejecute actos sexuales o eróticos". El intendente, Bertil Bentos, dijo a No toquen nada que de los Santos era considerado "uno de los mejores profesionales para trabajar en política" y que se sintió traicionado. 
180.com.uy


Por: Emiliano Zecca
 
Bertil Bentos y el secretario general, Horacio de los Santos (Intendencia de Paysandú)
Bertil Bentos y el secretario general, Horacio de los Santos (Intendencia de Paysandú)
La Justicia procesó con prisión al jerarca de la Intendencia de Paysandú que organizó una fiesta donde se constató explotación sexual de menores, actos impúdicos y consumo de cocaína.
Según el fallo de la jueza Karen Ramos, Hugo de los Santos, organizó la fiesta junto a un amigo en un salón de la Intendencia y fue procesado por el delito de abuso de funciones, su amigo había sido procesado el viernes por retribución a menores de edad para que ejecuten actos sexuales.
La fiscal del caso, Estela Long, dijo a No toquen nada que apelará el fallo. Ella había pedido el procesamiento por "un delito de promesa de retribución a menor de edad para que ejecute actos sexuales o eróticos".
El ex secretario general dijo en la Justicia que no se dio cuenta de lo que pasaba porque tomó whisky muy rápido y no podía discernir. Dijo, además, que en la fiesta cantó con una jovencita que tenía linda voz y que le contó que el mes que viene cumplía 18 años. Fue la misma menor que estaba en su auto cuando lo detuvieron borracho.
Según el fallo, en la mesa había cocaína para quien se quisiera servir y el amigo de los Santos, que fue procesado con prisión , tenía “dos menores entre las piernas” y después tuvo un acto impúdico con una de ellas en las afueras del local.
La jueza decidió procesar a de los Santos por abuso de funciones y no por el delito que pidió la fiscal.
El intendente de Paysandú dijo a No toquen nada que de los Santos lo traicionó. "Ha traicionado la confianza que le habíamos depositado, era una persona a la que le teníamos afecto y lo considerábamos uno de los mejores profesionales del medio para trabajar con nosotros en política. Pasó esto y habrá que recomenzar y aprender de los errores. Siempre hay algo para aprender y tendremos que poner la mira en la gestión municipal para que la opinión pública siga creyendo en la clase política", afirmó.
El jerarca procesado era funcionario de carrera en el área de jurídica de la intendencia. Ahora se le inició un sumario a raíz del procesamiento y según el intendente "su cargo está pendiente de un hilo".
Bentos dijo que durante estos días "difíciles" recibió apoyos de su partido y del Colorado. "Hemos recibido manifestaciones de apoyo del directorio, autoridades políticas, jerarquías de gobierno, intendentes en su mayoría del Partido Nacional, pero también del Partido Colorado. Fue mucho afecto que en estos momentos difíciles fortifican", expresó.