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miércoles, 24 de julio de 2013

La imagen que dio el país a la prensa internacional en la Cumbre del Mercosur fue lamentable. Joel Rosenberg

COLUMNAS  Joel Rosenberg

Joel Rosenberg

Uruguay natural y desconectado

La imagen que dio el país a la prensa internacional en la Cumbre del Mercosur fue lamentable.

180.com.uy

 
El viernes 12, en la sede del Parque Hotel, se falló en todos los rubros básicos: conectividad a internet, sistema de audio, cantidad de sillas, cantidad de enchufes, cantidad de baños y limpieza de los mismos.
Los periodistas, que llegaron de casi toda América del Sur y Europa, se fueron con una pésima foto de la capacidad de organización y logística del país. En el país de las ceibalitas no podían conectarse.
En No toquen nada tuvimos el testimonio de la periodista Denise Mota, columnista del programa y de este portal, que trabajó para la BBC Brasil. Denise contó todas las dificultades que sufrió con la mirada de alguien que quiere mucho al país. Pero no todos tienen ese cariño que excede lo profesional. Denise estaba al lado de Monica Yanakiew, periodista de la agencia estatal de Brasil (Agencia Brasil/EBC - Empresa Brasil de Comunicación) que se descompuso porque no podía enviar su trabajo por la lentitud de internet.
Pero la falta de conectividad, que fue lo más grave, no fue lo único. También hubo problemas de audio en momentos claves. Los periodistas abuchearon porque no escuchaban a los mandatarios y se perdieron fragmentos del discurso de los presidentes Nicolás Maduro, Cristina Fernández y Dilma Rousseff.
Muchos periodistas ya estaban molestos antes de la conferencia de los presidentes por todas las carencias que hubo durante el día.
Pablo Delbracio, fotógrafo free lance para agencias internacionales contó a No toquen nada que había menos mesas de trabajo que periodistas acreditados y que a la mitad de las mismas le faltaban enchufes. “Sirven solo para apoyar los vasos”, ironizó.
Además, de Denise Mota y de Delbracio, la producción conversó con colegas venezolanos y más versiones.
Todos coincidieron en los problemas, sobre todo en la lentitud de la conexión que les impidió trabajar normalmente.
Además, agregaron un aspecto higiénico: había sólo seis baños químicos para 100 periodistas y no se los limpió en todo el día. La maraña de papel y el olor nauseabundo seguramente acompañó a los periodistas a sus países de origen.
Como una ironía, además, los periodistas soportaron durante horas imágenes en la pantalla de la sala de prensa que promocionaba las bondades del país con palabras como “cultura” y “desarrollo” que resonaban una y otra vez; repitieron el video tantas veces que fue intolerable, en una pantalla destinada a noticias de la cumbre (que no aparecían) no a promociones turísticas.
Lo que pasó fue grave, la atención a la prensa internacional es clave para dar una imagen del país. Y ningún yerro de los que hubo se justifica por falta de recursos, el problema fue de organización, de trabajo y de sentido común.



Informe de Insulza y OEA ayuda a cambiar paradigma del debate sobre drogas

Drogas y narcotráfico  
                                                               Economista Luis Porto

"Hace tiempo que no se discutía el paradigma vigente con un informe que no genera respuestas sino la necesidad de un nuevo diálogo. Eso es movilizar recursos hacia una escala de valores superior, que países tan diferentes comencemos a dialogar sobre problemas comunes y la búsqueda de soluciones conjuntas", subrayó.


MONTEVIDEO (Uypress) - El informe se presentó en la tarde del lunes en el Salón de Actos de Cancillería, con la presencia de representantes diplomáticos y de organizaciones de la sociedad civil. Estuvieron presentes el secretario general de OEA, José Miguel Insulza y el subsecretario de Relaciones Exteriores, Luis Porto.

Porto subrayó el liderazgo que ejerció José Miguel Insulza en el desarrollo del informe "Escenarios para el problema de drogas en las Américas 2013-2025", presentado este lunes en Uruguay.  Afirmó que este informe coloca a la OEA en el tratamiento de problemas hemisféricos que competen a todos y proponen la discusión para problemas comunes con el objetivo de articular estrategias en conjunto.
"Hace tiempo que no se discutía el paradigma vigente con un informe que no genera respuestas sino la necesidad de un nuevo diálogo. Eso es movilizar recursos hacia una escala de valores superior, que países tan diferentes comencemos a dialogar sobre problemas comunes y la búsqueda de soluciones conjuntas", subrayó.
Asimismo señaló que esto tiene directa relación con la política exterior que lleva adelante Uruguay, que promueve la defensa de los derechos humanos y la búsqueda del acceso al ejercicio de los derechos humanos por parte de todos.

Lula: 'Lo peor que puede pasar es que la gente acepte la negación de la política'

El ex presidente brasileño Luis Inacio Lula Da Silva expresó en distintos medios de comunicación su apoyo a las manifestaciones contra la corrupción en su país y llamó al Partido de los Trabajadores y a la presidenta Dilma Rousseff, a una 'renovación profunda'.

24.07.2013

MONTEVIDEO (Uypress)

“Incluso cuando se está desanimado
con todo y con todos, no desista
de la política. ¡Participe! Si no encuentra
en otros al político que busca, podrá
encontrarlo en sí mismo”.

Creo que las manifestaciones son el reflejo de éxitos sociales, económicos y políticos", escribió Lula en un artículo titulado El mensaje de la juventud de Brasil, publicado en The International Herald Tribune, edición internacional de The New York Times.

Tambien Lula aprovechó su intervención al cerrar la Conferencia Nacional “2003-2013: Una nueva política externa”, organizado por la universidad en Sao Bernardo do Campo, para pronunciarse sobre los últimos acontecimientos políticos de su país. “Viva las protestas. De protesta en protesta, se construye el tejado”, dijo Lula comparando las manifestaciones que vive su país en las últimas semanas reclamando mejoras sociales y el fin de la corrupción, con su propia trayectoria política.

“De protesta en protesta, un día ustedes pueden llegar a la Presidencia de la República", aseguró, además de afirmar que "en Europa, las protestas son para no perder lo que conquistaron. En Brasil, las protestas son para conquistar más”.

Lula pidió a los jóvenes que no le den la espalda a la política, pese a los incontables casos de corrupción que hay.

“Cuando ustedes estén cabreados con la vida, que no confíen en nadie, no me gusta Lula, no me gusta Dilma (Rousseff), no me gusta (Luiz) Marinho (actual alcalde de Sao Bernardo do Campo y ministro durante el Gobierno de Lula), no me gusta quien sea, aún así, no nieguen la política. Y mucho menos nieguen los partidos políticos. Ustedes pueden hacer otros”, dijo.

“La peor cosa que puede suceder en el mundo es que la gente acepte la negación de la política. No existe ninguna experiencia en el mundo en que la negación de la política tuviera un resultado mejor que el de la putrefacción de la política”, aseguró Lula durante su discurso.

Nuevas voces
“La juventud, conectada a las redes sociales y con los dedos ágiles en sus celulares, ha salido a las calles para protestar en diversas regiones del mundo.

Parecía más fácil explicar las razones de tales protestas cuando acontecían en países sin democracia, como Egipto y Tunes en 2011, o donde la crisis económica llevó el desempleo juvenil a niveles aterradores, como en España o en Grecia, por ejemplo. Pero la llegada de esa ola a países con gobiernos democráticos y populares, como Brasil, cuando tenemos las menores tasas de desempleo de nuestra historia y una inédita expansión de derechos económicos y sociales, exige de todos nosotros, líderes políticos, una reflexión más profunda.

Muchos creen que esos movimientos significan la negación de la política. Yo creo justamente que es todo lo contrario: ellos indican la necesidad de ampliar aún más la democracia y la participación ciudadana. De renovar la política, aproximándola a las personas y a sus aspiraciones cotidianas.

Yo solo puedo hablar con propiedad sobre Brasil. Hay una nueva generación ávida en mi país, y creo que los movimientos recientes son, en gran medida, resultado de conquistas sociales, económicas y políticas obtenidas en los últimos años. Brasil consiguió en la última década más que duplicar el número de estudiantes universitarios, muchos de ellos que venían de familias pobres. Redujimos fuertemente la pobreza y la desigualdad. Son grandes hechos, pero también es absolutamente natural que los jóvenes, especialmente aquellos que están obteniendo lo que sus padres nunca tuvieron, deseen más.

Estos jóvenes tenían 8, 10, 12 años cuando el partido que yo ayudé a crear, el PT, junto con sus aliados, llegó al poder. No vivieron la represión de la dictadura en los años 60 y 70. No vivieron la inflación de los años 80, cuando lo primero que hacíamos al recibir el salario era correr a un supermercado y comprar todo lo que fuese posible antes que los precios subiesen al día siguiente. También tienen pocos recuerdos de los años 90, cuando la estancación y el desempleo deprimían nuestro país. Ellos quieren más. Y es comprensible que sea así. Tuvieron acceso a la enseñanza superior, y ahora quieren empleos calificados, donde puedan aplicar lo que aprendieron en las universidades. Pasaron a contar con servicios públicos de los que antes no disponían, y ahora quieren mejorar su calidad. Millones de brasileros, inclusive de las clases populares, pudieron comprar su primer auto y hoy también viajan en avión. La contrapartida, en tanto, debe ser un transporte público eficiente y digno, que facilite la movilidad urbana, haciendo menos penosa y estresante la vida en las grandes ciudades.

Las ansias de los jóvenes, por otro lado, no son apenas materiales. También quieren mayor acceso al place y la cultura. Y, sobretodo, reclaman instituciones políticas más transparentes y limpias, sin las distoriciones del anacrónico sistema partidario y electoral brasilero, que hasta hoy no se consiguió reformar. Es imposible negar la legitimidad de tales demandas, así no sea viable atenderlas a todas de inmediato. Es preciso encontrar fuentes de financiamiento, establecer metas y planear como ellas serán gradualmente alcanzadas.

La democracia no es un pacto de silencio. Es la sociedad en movimiento, discutiendo y definiendo sus prioridades y desafíos, anhelando siempre nuevas conquistas. Y mi fe es que solamente en democracia, con mucho diálogo y construcción colectiva, esos objetivos pueden ser alcanzados. Solo en democracia un indio podría ser electo Presidente de Bolivia, y un negro Presidente de los Estados Unidos. Solo en democracia un operario y una mujer podrían tornarse Presidentes de Brasil.

La historia muestra que, siempre que se negó a la política y los partidos, y se buscó una solución de fuerza, los resultados fueron desastrosos: guerras, dictaduras y persecución de minorías. Todos sabemos que, sin partidos, no puede haber verdadera democracia. Pero cada vez se hace más evidente que nuestra población no quiere sólo votar cada cuatro años, delegando su destino a los gobernantes. Quieren interactuar en el día a día con los gobiernos, tanto locales como nacionales, participando de la definición de las políticas públicas, opinando sobre las principales decisiones que les afectan.

En suma: no quieren apenas votar, quieren ser escuchados. Y eso constituye un tremendo desafío para los partidos y los líderes políticos. Supone ampliar las formas de escucha y de consulta, y los partidos precisan dialogar permanentemente con la sociedad, en las redes y las calles, en los lugares de trabajo y de estudio, reforzando su interlocución con las organizaciones de los trabajadores, las entidades civiles, los intelectuales y los dirigentes comunitarios, pero también con los sectores llamados desorganizados, que no por eso tienen necesidades y deseos menos respetables.

Y no solo en períodos electorales. Ya se dice, y con razón, que la sociedad entró en la era digital y la política permanece analógica. Si las instituciones democráticas supieran utilizar creativamente las nuevas tecnologías de comunicación, como instrumentos de diálogo y participación, y no de mera propaganda, podrían oxigenar -y mucho- su funcionamiento, sintonizándose de modo más efectivo con la juventud y todos los sectores sociales.

En el caso del PT, que tanto contribuyó para modernizar y democratiza al política brasilera y que hace diez años gobierna mi país, estoy convencido de que el también precisa renovarse profundamente, recuperando su vínculo cotidiano con los movimientos sociales. Dando respuestas nuevas a problemas nuevos. Y sin tratar a los jóvenes con paternalismo.

La buena noticia es que los jóvenes no son conformistas, apáticos, indiferentes a la vida pública. También aquellos que hoy creen que odian la política, están comenzando a hacer política mucho antes de lo que yo comencé. A la edad de ellos, no imaginaba convertirme en un militante político. Y terminamos creando un partido, cuando descubrimos que en el Congreso Nacional prácticamente no había representantes de los trabajadores. Inicialmente no pensaba en candidatearme a nada. Y terminé siendo Presidente de la República. Conseguimos, por la política, reconquistar la democracia, consolidar la estabilidad económica, recuperar el crecimiento, crear millones e nuevos empleos y reducir la desigualdad en mi país. Pero claro aún hay mucho por hacer. Y qué bueno que los jóvenes quieran luchar para que el cambio social continúe y a un ritmo más intenso.

Otra buena noticia es que la Presidenta Dilma Rousseff supo escuchar la voz de las cales y dio respuestas corajudas e innovadoras a sus preocupaciones. Propuso, antes que nada, una convocatoria a un plebiscito popular para hacer la tan necesaria reforma política. Y lanzó un pacto nacional por la educación, la salud y el transporte público, en el cual el gobierno federal dará gran apoyo financiero y técnico a los estados y municipios.

Cuando hablo con la juventud brasilera y de otros países, acostumbro decir a cada joven: así estés irritado con la situación de tu ciudad, de tu estado, de tu país, desanimado de todo y de todos, no niegues la política. Al contrario ¡participá! Porque el político que deseas, sino está en los otros, puede estar dentro tuyo.

Francisco propone un cristianismo alegre, “sin cara de luto perpetuo”

El papa visita el santuario de la patrona de Brasil y pide a los jóvenes no dejarse llevar por "ídolos pasajeros"

El País de España

 
El papa Francisco besa una imagen de la virgen de Aparecida, en el santuario del mismo nombre. / A. LIMA (AFP)

Hace seis años, un cardenal argentino lideró aquí, en el santuario de la virgen de Aparecida, patrona de Brasil, la redacción de un documento que pretendía devolver la Iglesia a la senda de Cristo, despojándola de los oropeles del poder y acercándola a la gente. El llamado documento de Aparecida dice, entre otras cosas, que “la Iglesia debe liberarse de todas las estructuras caducas que no favorecen la transmisión de la fe” y anima a los obispos a ser servidores del pueblo y no al contrario. A través de aquellas ideas reformistas, aquel obispo argentino se convirtió, tras la renuncia de Benedicto XVI, en el papa Francisco y ahora ha querido que su primer acto religioso dentro de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) sea precisamente aquí. “El cristiano no puede ser pesimista”, advirtió Jorge Mario Bergoglio durante la homilía, “no puede tener aspecto de quien está de luto perpetuo”.
El papa Francisco no da puntada sin hilo. Su primera jornada oficial —el martes lo dedicó a reuniones de trabajo con los obispos a los que ha encargado la reforma del Vaticano— estuvo cargada de simbolismo. Tras la misa en el santuario de Aparecida, el Papa tenía previsto visitar en el hospital San Francisco de Asís de Río de Janeiro a jóvenes que reciben tratamiento por su adicción a las drogas. Una jornada, por tanto, dividida entre la oración y el trabajo a favor de los desfavorecidos. Desde el centro de la devoción mariana —donde se venera una pequeña virgen negra que según la leyenda fue encontrada en el siglo XVIII por unos pescadores— a las periferias del mundo, llenas de sufrimiento.
Durante la homilía, Jorge Mario Bergoglio desarrolló una de las bases del documento de Aparecida: la Iglesia debe afrontar los retos del mundo moderno de forma positiva, sin miedo, dejando atrás la amenaza constante del infierno y el fuego eterno. “Nunca perdamos la esperanza. Jamás la apaguemos en nuestro corazón. El dragón, el mal, existe en nuestra historia, pero no es el más fuerte. El más fuerte es Dios, y Dios es nuestra esperanza. Es cierto que hoy en día, todos un poco, y también nuestros jóvenes, sienten la sugestión de tantos ídolos que se ponen en el lugar de Dios y parecen dar esperanza: el éxito, el dinero, el poder, el placer. Con frecuencia se abre camino en el corazón de muchos una sensación de soledad y vacío, y lleva a la búsqueda de compensaciones, de estos ídolos pasajeros. Seamos luces de esperanza. Tengamos una visión positiva de la realidad”.
Al principio de la homilía, que leyó en portugués, Francisco confió a los fieles una anécdota muy querida. En 2007, durante la redacción del documento de Aparecida, los obispos que participaban en la V Conferencia General del Episcopado de América Latina y el Caribe trabajaron en una sala situada bajo el santuario, oyendo los pasos y los rezos de los peregrinos. “Los obispos”, explicó, “se sintieron alentados, acompañados y en cierto sentido inspirados por los miles de peregrinos que acudían cada día a confiar su vida a la Virgen; aquella Conferencia fue un gran momento de la Iglesia”.
Se podría decir que aquel fue el momento en que Jorge Mario Bergoglio empezó a caminar hacia la silla de Pedro. Los obispos llegados de toda América vieron la forma de trabajar del entonces cardenal de Buenos Aires. El documento no se construía a partir de un texto base —confeccionado desde las alturas— sino de las propuestas de cada uno. La obsesión de Bergoglio era sacar a la Iglesia del ambiente viciado de las sacristías, de los lujos del Vaticano a las necesidades de la gente corriente. Aquel documento contiene frases que poseen una música y una letra muy parecida, por no decir idéntica, a los mensajes que Bergoglio lanza un día y otro también desde que fue elegido Papa y que se resumen en un par de frases pronunciadas en la homilía: “Los jóvenes no solo necesitan cosas. Necesitan sobre todo que les propongamos los valores inmateriales que son el corazón espiritual de un pueblo: espiritualidad, generosidad, solidaridad, perseverancia, fraternidad, alegría; son valores que encuentran sus raíces más profundas en la fe cristiana”.

Eligen al primer alcalde "abiertamente gay" en México

“Falta mucho para que los homosexuales tengan igualdad en México”

Benjamín Medrano, de 47 años.

 
El País España
 
 
Benjamín Medrano, al centro. / CEDIDA POR B. M.


El mexicano Benjamín Medrano, de 47 años, es músico y abogado. Emigró a Estados Unidos de niño. “Vengo de una familia muy pobre y éramos 11 hermanos”, explica. Desde hace unas semanas es el presidente municipal electo de Fresnillo, una ciudad de más de 200.000 habitantes situada justo en el ombligo del país, en el Estado de Zacatecas. Y en septiembre se convertirá en el primer alcalde abiertamente gay de México.
No le molesta la atención. “A mí me ha dado mucha fortaleza. Me siento muy bien al saber que la gente que me ha elegido sabe que soy abiertamente gay y además, espero que inspire a muchos otros homosexuales mexicanos para que puedan gobernar”. Medrano (de militancia priista) nunca ha ocultado su orientación sexual. “Saqué el tema porque me dolieron mucho los ataques de mis contrincantes”, subraya.
Pregunta. ¿Sus contendientes usaron su sexualidad para atacarle durante la campaña?
Respuesta. Claro. Fui un blanco perfecto. Pero me ayudó que la gente de Fresnillo reaccionó de manera opuesta a como esperaban. Soy una persona que da la cara. Yo enfrento las situaciones y no juzgo a la gente por lo que tiene en medio de las piernas. Me dolió mucho que usaran eso en mi contra y por eso decidí sacar el tema, aunque nunca lo he ocultado.
P. ¿Su familia era tolerante?
R. Mucho.
P. ¿A qué se dedicaban sus padres?
R. Mi madre era ama de casa y mi padre se dedicaba a varios oficios. Tuvo un taxi, luego una cantina...
P. Usted vivió un tiempo en Estados Unidos...
R. Fui un niño inmigrante. Vengo de una familia pobre, de 11 hermanos. Regresé a Zacatecas para estudiar la secundaria y pude ir a la universidad. Soy licenciado en Derecho y tengo una maestría por la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México).
P. También ha sido cantante.
R. Sí, me dedicaba a cantar en fiestas y de ahí surgió el asunto político, me convertí en líder del sindicato de músicos de Zacatecas.
P. En una entrevista con el periódico El Universal, hizo unas declaraciones muy duras sobre los gays de clóset...
R. Quiero aclarar que no odio a los gays de clóset. Lo único que digo es que muchos de ellos, particularmente los que están en el poder, son los principales enemigos de los que vivimos abiertamente nuestra condición.
P. También le han llamado el alcalde gay antigay en una columna publicada en Reforma porque dijo que su pueblo no estaba preparado para el matrimonio homosexual.
R. Pues sí, y es muy injusto. Yo no dije eso. Sólo expresé que mi pueblo no está preparado para el matrimonio gay, porque el catolicismo está muy arraigado en estos ranchos y la Iglesia no permite que eso pueda pasar.
P. ¿Usted apoya el matrimonio gay?
R. ¡Por supuesto que lo apoyo! Es más, en los Estados mexicanos en los que ya se ha legislado para que se reconozca legalmente las uniones entre personas como yo hay todavía mucho qué hacer. El propio Seguro Social sigue negando a muchas de estas parejas los servicios médicos. Falta mucho para que se pueda hablar en México de una auténtica igualdad ante la ley entre las parejas heterosexuales y las homosexuales. Hace falta reformar el código civil e incluso la constitución. En todo caso, no es responsabilidad de un presidente municipal.
P. ¿Cree que México es más tolerante a lo que era en el pasado?
R. Claro. Fresnillo ha elegido un alcalde gay. Aunque tiene muy poco tiempo. El homosexual en México es el maricón del barrio al que todo mundo critica por amanerado. Y yo estoy en contra de ese trato denigrante. Si fuéramos un pueblo más educado tendríamos menos violencia, porque eso también lo es. La violencia comienza en faltar al respeto a nuestros semejantes. A mí me gustaría que me preguntaran sobre mi agenda política o por los proyectos que tenemos, no solo ser famoso porque tuve la hombría de declararme homosexual.