Crónica
espectador.com
Fue una noche histórica. Lo fue porque Paul
McCartney regresó a Uruguay y lo hizo apenas dos años después de la
primera vez. Lo fue porque, lamentablemente, no volverá más y lo fue,
sobre todo, porque dejó en evidencia al público uruguayo. Sí, el público
fue el gran culpable.
Tuvo la culpa de que regresará,
de que pensara en volver a un país tan insignificante en esto de
organizar grandes eventos internacionales, pero muy educado, apasionado y
entusiasmado. Eso se notó en el show que dio el sábado 19 de abril en
el estadio Centenario.Fue un concierto intenso, inolvidable en el que el McCartney realizó un completo recorrido por la discografía grabada junto a los Beatles, Wings y como solista. Clásicos como "Blackbird", "Let it be" y "Get back", fascinaron a fans de todas las generaciones.
Montevideo town
Sábado de Turismo. Casi nadie en la capital. Una ciudad vacía. Pero, ¿dónde estaba la gente? En el Centenario. El concierto fue un éxito de público teniendo en cuenta la fecha en que se realizó y lo que significa para los uruguayos la Semana Santa: vacaciones.
Una hora antes del show, comenzó a sonar la música a cargo del DJ Chris Holmes que, a través de una mezcla curiosísima, logró juntar y remixar a diferentes artistas cantando sus canciones más famosas.
Mientras, por las pantallas gigantes pasaban una detrás de otra imágenes de su vida. En las tribunas, la gente hacia la ola futbolera. Hasta que las luces se apagaron y lo único que quedó a la vista fue el mítico bajo Höfner reflejado en las pantallas.
Parece mentira, pero en ese momento terminaron nada más que dos años de espera. Paul era nuestro de nuevo. A lo largo de las casi tres horas de concierto, McCartney, que empezó ataviado con un saco negro, vaqueros y zapatos del mismo color y terminó con la camisa blanca remangada, fue dando paso a casi cuarenta temas, que en su mayoría fueron éxitos de los Beatles, de su etapa con los Wings y de su carrera en solitario.
"Bienvenidos uruguayos"
Los primeros acordes de la noche fueron para "Eight days a week". El clásico de los Beatles automáticamente puso a bailar al estadio. Curioso fue ver por las pantallas a jóvenes quinceañeras saltar y gritar igual que aquellas locas muchedumbres de los años de la Beatlemanía.
Tras "Save us", canción incluída en su nuevo disco "NEW" saludó al público con un "Hola Montevideo. Bienvenidos uruguayos. Estoy muy contento de verlos otra vez", y entonó entonces la popular "All my loving", con la que puso otra vez a bailar a todo el estadio.
"Let me roll it" y "Foxy lady" significaron el primer gran desafío vocal de la noche. Lo salvó con creces y mostró su capacidad para crear espectáculo acompañado por una banda perfectamente acoplada que toca casi de memoria.
El mejor ejemplo de eso fue "Paperback writer". Sonó más moderna que muchos hits rockeros de hoy. Cuanto le deben a los Beatles los grupos actuales.
Sentado ya al piano, se despachó con "My Valentine", tema que le escribió a su nueva esposa, Nancy Shevel, que lo acompaña en esta gira; "1985" de los Wings, el clásico "The long and winding road" y la magnífica "Maybe I'm amazed", escrita y dedicada a su fallecida esposa Linda por haberlo ayudado a superar la separación de los Beatles. "You help me sing my song, You right me when I’m wrong…", cantó McCartney y el estadio enmudeció.
Luego dejó el piano y guitarra acústica en mano se mandó con dos clásicos de los Beatles: "I’ve just seen a face" y "We can work it out". En todo momento se lo notó distendido, alegre y muy conversador entre canción y canción. Fue una constante toda la noche los pedidos al público para que cantaran con él al ritmo de "¡oh yeah!".
No faltó el recuerdo a Luis Suárez, "no pudo estar aquí esta noche. El está en Liverpool y yo en Uruguay", dijo con cierta ironía.
Pocos momentos quedan grabados en la memoria para siempre y "And I love her" logró, sin dudas, que muchas historias de amor revivieran en el recuerdo de los asistentes. Su voz sonó igual que cuando la grabó ¡hace 50 años!
Viejos son los trapos
Medio siglo. Para muchos un concierto de McCartney le puede resultar nostálgico, melancólico, viejo… nada de eso. Con la música de artistas como él éstas palabras son insignificantes porque sus melodías (y la de los Beatles, claro) son eternas. Esa es el término correcto.
La sorpresa de la noche vino con "Blackbird" y el homenaje a John Lennon, "Here today", ambas cantadas desde una plataforma que se elevó tres metros sobre el público. Paul también dedicó una canción a George Harrison, "Something", la cual entonó con un ukelele.
El músico guardó para el final del concierto algunos de los mayores éxitos de los "Fab Four" como "Ob-la-di, Ob-la-da", "Back in the U.S.S.R.", "Let it be" y "Live and let die", esta última cantada en medio de un estallido de fuegos artificiales y pirotecnia.
Especial destaque para "Band on the run", ese cuento fantástico sobre una banda que es encarcelada y luego logra huir, que con los años se ha transformado, sino en la mejor, en una de las sobresalientes canciones del McCartney solista. Y lo mejor de todo, cada día se supera en su interpretación.
Otros dos temas de los Beatles fueron las estrellas de la noche, "Yesterday" y "Hey Jude", quizás el primer gran himno de estadios. Son de esas escasas canciones tarareadas por todos sin importar las edades. Pocos cantantes, y menos anglos, pueden jactarse de lograr eso por estas tierras… ni siquiera los Stones.
Band on the run
Mención aparte para el afortunado uruguayo que gritó, gritó y gritó pidiéndo el clásico Beatle "One after 909" hasta que Paul se lo dedicó. Tiene de testigo a más de 40 mil personas de que eso es cierto.
Como viene siendo costumbre desde hace años, Brian Ray, Rusty Anderson, a las guitarras; Wix Wickens, en los teclados, y el carismático Abe Laboriel Jr, en la batería, fueron los "autorizados" de recuperar los sonidos de los Beatles y hacerlos llegar de una forma renovada al público uruguayo.
Paul cantó, bailoteó, tocó su bajo Höfner, sus guitarras eléctricas y acústicas, un ukelele, el piano durante casi tres horas en las cuales ¡no bebió agua!, y sobre todo, logró establecer una comunicación total con la gente. Se fue y volvió dos veces.
Ambos bises fueron un repaso beatlemaniaco que terminó, de manera lógica, con "Golden slumbers", "Carry that weight" y "The end"…. "and in the end, the love you take is equal to the love you make". Y al final, el amor que te llevas es equivalente al amor que das.
Puede que atesore muchos récords en su larga y exitosa carrera, tanto con canciones ("Yesterday", por ejemplo, es la más versionada de la historia) como con conciertos (Maracaná, el de más audiencia), pero seguramente a partir de hoy en su memoria quedará las dos noches que llenó el Centenario de Montevideo y se ganó el cariño eterno de un pequeño país llamado Uruguay. Él y nosotros sabemos que no vendrá más, pero cuando nos recuerde… esbozará una sonrisa cómplice. Y ese récord es nuestro.
J.A.F.