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jueves, 21 de agosto de 2014

Ancap: colorados amenazan con ir a la Justicia .Rubio: "Ataque a Sendic"

Pasquet reclama al ente contratos con Alur y nota del MEF



El senador colorado Ope Pasquet (Vamos Uruguay) pidió a Ancap que le entregue copia de los contratos de suministros de biocombustibles firmados entre el ente y Alur. También le solicitó una copia de la nota que el Ministerio de Economía y Finanzas envió a Ancap el 29 de julio que establecía que para estabilizar en 15% el margen bruto de su ganancia, el ente debería aumentar este año los combustibles dos puntos por encima de la devaluación prevista para 2014 que es de 10%.

Ope Pasquet.
El País
La ley de Acceso a la Información Pública (18.381) prevé que el organismo al que se le pide información solamente puede negar los datos si los califica como reservados. De lo contrario, dispone de veinte días hábiles contados a partir de la presentación de la solicitud. De no acceder a la entrega de la información, quien la solicita puede reclamarla a través de un planteo ante la Justicia.
Pasquet dijo que por dos veces el ministro de Industria, Energía y Minería, Roberto Kreimerman prometió enviar al senador Pedro Bordaberry los datos de los contratos, lo que nunca ocurrió.
El legislador colorado advirtió que como este año los combustibles subieron solamente 3% cabe suponer que en lo que queda del año subirán 9%, si se pretende cumplir con lo establecido en la nota de Economía que se adjuntó a los estados contables de Ancap. "Está clavado que el aumento viene después de las elecciones". "La nota a los estados contables da la pista de eso", consideró.
Ancap aprobó un cuestionado balance con pérdidas de US$169 millones aunque la oposición considera que la cifra real es mayor.
El oficialismo bloqueó el martes en el Senado la conformación de una comisión investigadora sobre Ancap que había pedido Pasquet. El senador oficialista Enrique Rubio argumentó que la comisión, si se formara, "tiene una foto, y esa foto es la del candidato a vicepresidente del Frente Amplio". "Ese contexto no es el mejor para investigar", sostuvo.
Rubio aludía a Raúl Sendic, candidato a vicepresidente del oficialismo que ocupó la presidencia de Ancap en el período en que se generaron las pérdidas de la empresa. En 2012 las pérdidas habían sido de US$14 millones.
Pasquet respondió a Rubio que "sería bueno que esto se ventilara en la campaña electoral para que la gente evaluara y no escuchara sólo los jingles de los candidatos".

El Frente Amplio y la derrota de la Concertación en Chile

Zoom Politikon

 

Daniel Chasquetti

20.Ago.2014

Hace un tiempo me topé en Chile con el libro del sociólogo Eugenio Tironi, "Radiografía de una derrota" que analiza las causas de la derrota de la Concertación en Chile, en enero de 2010, tras dos décadas de gobierno exitoso. El rumbo que ha asumido la campaña electoral en Uruguay este año me ha hecho volver sobre ese texto con la intención de señalar que lo sucedido en Chile hace cuatro años muy bien puede repetirse en nuestro país dadas las semejanzas estructurales que presentan los acontecimientos en ambos países.
Así como en Chile, la Concertación contaba con una presidenta popular, Michele Bachelet, y resultados económicos positivos, en Uruguay ocurre más o menos lo mismo: el Frente Amplio tiene un presidente con gran aprobación y los resultados económicos y sociales de la administración son igualmente exitosos. Mientras en Chile, la Concertación designó como candidato a Eduardo Frei, que había ejercido la presidencia entre 1994 y 1998, y que para ese entonces contaba con 68 años; en Uruguay, el Frente Amplio eligió a Vázquez que ejerció la presidencia entre 2005 y 2010, y que cuenta con 74 años de edad. En tanto el rival de Frei era el derechista Sebastián Piñera quien desarrolló una inusual campaña basada en las ideas de renovación y cambio; el rival de Vázquez es Lacalle Pou, que también lleva adelante una peculiar campaña basada en las mismas ideas. O sea, pese a las diferencias notables que tienen ambos sistemas políticos, las campañas electorales presentan algunos rasgos llamativamente similares. Vale destacar que el resultado final en Chile fue el que todos conocemos: Piñera ganó la elección en segunda vuelta generando así la primera alternancia en el gobierno desde la recuperación de la democracia en 1990. 
El texto de Tironi señala cinco razones de la derrota de la Concertación: i) la incapacidad de su dirigencia en reconocer que Bachelet introdujo un estilo de liderazgo nuevo y diferente, y que cualquier continuador debía partir de ese estándar; ii) la designación como candidato de un ex presidente, que lucía cansado y sin energía; iii) una campaña errática y pobre en el manejo de la agenda; iv) la irrupción de un tercer candidato en discordia, que dividió votos y que con su discurso renovador favoreció la destrucción mediática de Frei; y v) una presidenta que hizo poco por el candidato oficialista, pues su silencio permanente avaló las críticas de los restantes candidatos.
La explicación del resultado en Chile permite observar el proceso electoral uruguayo desde otro ángulo y preguntarnos si en la presente campaña del Frente Amplio no están ocurriendo fenómenos parecidos. A primera vista y por pura intuición, me inclino a señalar que hay dos factores muy similares, un tercero que podría asemejarse, y otros dos que no guardan ninguna relación con el caso uruguayo.
En primer lugar los factores casi idénticos. Como muchos analistas señalan, la campaña del Frente Amplio ha sido errática y sin capacidad de controlar la agenda. El discurso del candidato se ha ido modificando de acuerdo a lo que dicen sus rivales, los énfasis programáticos fueron variando, e incluso, el slogan principal de la campaña (vamos bien) debió ser sustituido por otro un poco menos condescendiente (Uruguay no se detiene) dados los magros resultados de las primarias de junio. Al mismo tiempo, algunos analistas sostienen que Tabaré Vázquez luce cansado, repetitivo y sin capacidad para despertar fervor entre sus seguidores. El candidato estaría utilizando un arsenal discursivo que fue muy útil hace una década para ganar la elección pero que en el presente carece de impacto y glamour.
El otro factor que podría asemejarse es el del “tercer candidato en discordia”. Si bien en Uruguay no existe un candidato disidente del oficialismo (la legislación electoral no lo permite) que contribuya a dividir votos, en las elecciones primarias surgió Constanza Moreira cuyo discurso cumplió el mismo rol que el desarrollado por Marcos Enriquez Ominami en Chile (1). La precandidata frentista formuló críticas durísimas al establishment de la izquierda y desarrolló algunos argumentos favorables a la renovación que, a mi juicio, calaron hondo en una parte del electorado frentista. Es probable que muchos de los juicios vertidos públicamente por Moreira hayan convencido al equipo de Lacalle Pou de que el rumbo escogido para su campaña era el correcto. Sin embargo, no podemos considerar que Moreira haya contribuido a destruir la imagen de Vázquez como parece haber acontecido en Chile, pues su prédica y su conducta han sido bastante menos beligerantes que las mostradas por Ominami respecto a Frei. No obstante, su prédica parece haber hecho mella en la campaña electoral, generando dudas entre los frentistas y certezas en los seguidores de los candidatos rivales.
Finalmente, no está claro si el cambio que introdujo Mujica en la forma de ejercer el liderazgo presidencial sea tan determinante para los uruguayos como ocurrió en Chile con la innovación que representó el Bachelet style. Es cierto que nuestro actual presidente barrió con muchos formalismos de ese alto cargo y que su estilo se alejó drásticamente del prototipo sobrio de anteriores presidentes. Sin embargo, como muestran algunas encuestas, esa forma de ejercer el cargo divide aguas entre los uruguayos y por ahora no sabemos cuánto puede influir en la evaluación que los ciudadanos realicen de los actuales candidatos. Está claro, que desde esa perspectiva, Lacalle se asemja más a Mujica, en cuanto al desenfado y desacartonamiento, que el propio Tabaré Vázquez. Tampoco encontramos coincidencia en la ausencia de apoyo del presidente al candidato del partido oficialista, pues a diferencia de lo ocurrido en Chile, Mujica se ha mostrado activo en la materia, respondiendo críticas y atacando frontalmente con su natural desparpajo.
Por tanto, si algo enseña la comparación entre los procesos electorales de Chile 2010 y Uruguay 2014, es la importancia y relevancia que tienen la campaña electoral de cada uno de los partidos y los atributos personales de cada candidato. Es cierto que esto funciona sobre una base electoral más o menos estable, tanto en Chile como en Uruguay, pero como demostraré en la próxima columna, estos aspectos pueden hacer una diferencia en un marco de paridad electoral.
Hoy en día, no sabemos si Vázquez será un futuro Frei. Sí sabemos que algunos de los puntos débiles que el Frente Amplio presenta en esta campaña son suficientes como para perder la elección. Hay decisiones que no se pueden revertir (la elección del candidato) pero hay aspectos vinculados a la comunicación y el manejo de la agenda, que pueden ser modificados si se logra combinar autocrítica con sensibilidad. Seguir o no la trayectoria de la Concertación sigue dependiendo del propio Frente Amplio y sobre todo, del candidato y su entorno.
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(1) La designación de Frei generó disidencias en la coalición de gobierno lo cual propició la candidatura independiente del joven diputado socialista, Marcos Enriquez Ominami.

 

Bergara: falta que los blancos digan que Arbeleche pagó la deuda de su bolsillo


El ministro de economía hizo referencia al cargo que ocupará Azucena Arbeleche si el Partido Nacional gana las elecciones



El ministro de Economía, Mario Bergara, se sumó a los comentarios por parte del oficialismo sobre la candidata a ocupar el Ministerio de Economía en un eventual gobierno del Partido Nacional, Azucena Arbeleche.
Bergara dijo a la prensa que es una profesional competente pero que tiene sus dudas sobre su desempeño en el cargo, y dijo que desde el Partido Nacional se "exacerba" su rol en lo que tiene que ver con el manejo de la deuda pública.
“Se ha manifestado que desde el punto de vista profesional y técnico es una profesional  competente.  Se dejó en claro que las definiciones de estrategia, de institucionalidad y las definiciones de la propia administración de la deuda fueron definiciones del gobierno del Frente Amplio, del Poder Ejecutivo y de los ministros del caso; sin perjuicio de reconocer su competencia técnica le damos el lugar que tiene que tener. Fue una funcionaria que colaboró en ese proceso a base de las definiciones políticas del gobierno del Frente Amplio”, expresó el ministro.
Azucena Arbeleche se desempeñó como directora de la unidad referida  al manejo de la deuda en los dos gobiernos del Frente Amplio.
“A veces un poco en la exacerbación que se quiere hacer de ese rol, no sé, falta que digan que pagó la deuda de su bolsillo”, dijo Bergara.
A su vez, se refirió al perfil no político que tiene la candidata al ministerio. “Considerar como una virtud no ser política a alguien que, ojalá que no, pero que pudiera estar conduciendo la política económica, ahí sí es donde tenemos una visión diferente. Porque la política económica no se hace entre cuatro paredes y en base a modelos en una computadora. La política económica tiene dos palabras: política y económica. Hay que sí tener competencias profesionales y técnicas y creo que en ese sentido los equipos económicos de los gobiernos del FA sin duda han demostrado que lo tienen, pero también es política y por lo tanto el proceso político de la política económica es la que legitima en el proceso democrático justamente la implementación de esas políticas no es sólo una cuestión de diseño técnico y en donde en todo caso el peso político está en otro lado”, expresó.

NUESTRO PAPEL: TENDER PUENTES Pablo Mieres


uypress

Las elecciones del próximo 26 de octubre pondrán de manifiesto un cambio político relevante en nuestro país.


Gane quien gane la Presidencia en noviembre, se habrá terminado una época en la que el Frente Amplio gobernó con mayoría absoluta parlamentaria. Podrá ganar nuevamente el Frente, esta sigue siendo la alternativa más probable, o podrán triunfar los partidos tradicionales, pero sea quien sea el presidente que resulte electo en noviembre, no tendrá mayoría propia en el Parlamento y por lo tanto deberá conversar, dialogar y buscar acuerdos que le permitan gobernar.

En ese panorama el papel del Partido Independiente será muy relevante. Somos la izquierda que tiende puentes. Es más, somos el único puente existente entre los dos bloques que dividen al país. Por un lado, el Frente Amplio, y por otro lado los blancos y los colorados. Y va a ser muy necesario que los puentes funcionen con fortaleza y fluidez.

El Partido Independiente es la única alternativa electoral que puede ofrecer a los uruguayos un cambio sin volver atrás. En efecto, nuestra opción implica cambiar muchas de las cosas que se han hecho, aunque sin dejar de valorar todas aquellas cosas que se hicieron bien. Pero, al mismo tiempo, somos la única opción de la oposición que no representa una vuelta atrás hacia el viejo Uruguay de las épocas de blancos y colorados que muchos uruguayos tampoco quieren.

Los nuevos tiempos políticos requerirán de mucho diálogo, de mucha apertura y de una gran capacidad para superar los prejuicios y las descalificaciones recíprocas. La trayectoria y las convicciones del Partido Independiente garantizan nuestra capacidad para articular, coordinar y generar los espacios de encuentro entre los diferentes sectores políticos del país. Vamos a empujar con el hombro izquierdo para que el país salga adelante. Ganen unos o ganen otros.

¿Para qué? Para promover una profunda transformación de nuestra educación que ya no admite más demora. Para recuperar la seguridad perdida, sin caer en falsas soluciones facilistas. Para revertir el grueso deterioro de nuestra infraestructura y de nuestra base física que se va convirtiendo en un freno al crecimiento de nuestra producción. Para transformar radicalmente las estructuras del Estado y ponerlo al servicio de la sociedad. Para abrirnos al mundo y lograr nuevos y mejores mercados para colocar nuestra producción. Para recuperar la competitividad perdida. Para construir un país con mejores ofertas de empleo, más productivo y con mejores niveles salariales. Para que las políticas sociales que el Estado debe seguir implementando para apoyar a los más débiles, sean con contenido promocional, de forma tal que no se conviertan en respuestas asistencialistas que solo promueven la dependencia.

Nosotros somos la alternativa de una izquierda democrática, moderada y republicana. Estuvimos en el Frente Amplio y sabemos sus límites, sus defectos y sus dificultades. Es notorio que los sectores moderados que hoy conviven dentro del Frente Amplio cada vez pesan menos y son desplazados en una conducción partidaria que otorga un peso desproporcionado a la izquierda radical. A diferencia de otras instancias, hoy la garantía de la sensatez de un eventual tercer gobierno del Frente Amplio, no está dentro de ese partido, sino que solo se puede equilibrar con el fortalecimiento de una opción moderada que esté fuera de esa fuerza política y, por tanto, ajena a mandatos imperativos o disciplinas partidarias. La garantía de una izquierda moderada con incidencia hoy está representada en el Partido Independiente.

Pero si le toca gobernar a la opción que hoy representa Luis Lacalle Pou, será fundamental generar un contrabalance que defienda los logros y la sensibilidad social que impida una vuelta atrás que está representada por un conglomerado dominado por las viejas formaciones más representativas y notorias de la derecha uruguaya.

En la definición de octubre se juega el futuro de la distribución de fuerzas que determinarán los pesos políticos del próximo período de gobierno. Nosotros desde el Parlamento o desde donde los ciudadanos nos pongan, vamos a trabajar para poner límites al próximo gobierno a efectos de evitar los abusos del poder; pero también para ayudar, con espíritu constructivo, a que el país salga adelante.

La nueva motosierra Esteban Valenti


Lo que hay que brindarle a los ciudadanos es información de calidad para que puedan decidir y optar en las elecciones de la mejor manera posible, con la mayor libertad. No es una tarea simple, pero es fundamental.


Estas elecciones serán una gran batalla entre dos concepciones políticas y democráticas: por un lado los que creen (no solo nosotros en la izquierda) que aún con visiones parciales e interesadas hay que informar, hablar de la realidad y está la otra concepción, la que conociera que hay que concentrar todo en el mensaje, para simplificar: todo en el marketing.
Este choque de concepciones se manifestó integralmente en las internas, incluso dentro del Partido Nacional. A Jorge Larrañaga le ganaron con ese mecanismo, aplicado en especial en Montevideo y el área metropolitana. Y vaya si a Luis Lacalle le dio resultado.
En general la derecha utiliza ese método para presentar un candidato de afuera del sistema, generalmente un empresario exitoso y dinámico con un razonamiento simple y efectista: lo mismo que logró en sus empresas lo puede lograr en el manejo del país. En Uruguay eso es imposible, por la propia estructura política nacional, su proceso electoral y la propia densidad política de la sociedad. Así que eligieron a Lacalle Pou. En Chile utilizaron a Sebastián Piñera. Al finalizar su mandato la derecha obtuvo el peor resultado de su historia. Todo un balance.
El punto de partida en Uruguay es su juventud, como gran novedad y a partir de eso es instalar la renovación. Para que ese discurso funcione hay que ocultar prolijamente el pasado debajo de toneladas de palabras, videos, slogans, jingle y eventualmente discursos de autoayuda.
"Por la positiva" es el resumen de esa estrategia. Lo insólito es que el candidato de la oposición pudo elegir esa consignar porque el país funciona, avanza, obtiene resultados, como dijo Danilo Astori en una reciente columna. En ninguna elección anterior nadie de la oposición o incluso oficialista hubiera podido utilizar esa consigna. Por la positiva, es el reconocimiento más claro de que lo POSITIVO, es la situación general del país. Es la mayor operación de encubrimiento marketinero electoral que yo haya visto.
Incluso con un giro realmente insólito, el último video elaborado por la campaña de Lacalle se apropia de todo lo que hicieron los gobiernos frenteamplistas, mientras algunos compañeros siguen casi por la misma senda del malhumor. Cuando se despierten del gobierno en disputa, será tarde.
No hablar del pasado, no hablar de economía y hacer gestos. La designación de la contadora Azucena Arbeleche, ex directora de la unidad de deuda del Ministerio de Economía y Finanzas es una de esas movidas-gesto, simbólicas. Si se la analiza en profundidad, el tema asume otras características.
Nadie duda que es una excelente profesional especializada en el manejo de deuda del estado y que demuestra que los dos gobiernos del FA que crearon por primera vez una Oficina profesional de ese tipo tenían una actitud de apertura y de utilización de todas las capacidades nacionales, al servicio de una política económica y social y de un Proyecto Nacional. Es una designación que quiere reforzar la idea de que la conducción económica es una cuestión "técnica" y que en el fondo todos estamos de acuerdo en el manejo "macro económico"
Primero, nunca entendieron ni van a entender que por encima de la macro economía, está el macro país, su sociedad, su estrategia, la relación con la producción y el trabajo. Es la confirmación de una visión supuestamente técnica, pero profundamente política y conservadora. Es la economía desde la óptica de la deuda. Pero no de la deuda social, de la deuda productiva, de la deuda, laboral, de la deuda educativa y de la inversión pública. Es la estrecha visión desde las finanzas.
Una buena funcionaria, sin ningún peso ni experiencia política. Es toda una definición.
La economía, su estrategia y su relación con el Proyecto Nacional, lo hizo el gobierno. Es más se pudo aplicar una política de manejo de deuda que dio muy buenos resultados, porque el macro país funcionó, creció el PBI, creció el consumo porque la gente tuvo más plata y hubo más gente que se incorporó al consumo y al empleo (300.000 personas más).
Es la mejor síntesis de una visión de la política económica y sus prioridades en un hipotético gobierno blanco y colorado. La macro economía por encima e imponiéndose al macro país.
Los gestos de Lacalle, que algunos consideran un error, son parte de la estrategia se lo joven contra el pasado. No hay pasado, no hay responsabilidades, hay "Ahora". Y ese es el mensaje fundamental que transmitirán durante todos los próximos días. El marketing por encima de la política, es más, el marketing  contra la política.
Si alguno en la izquierda considera que nosotros tenemos que chocar en el mismo terreno, está muy equivocado, tenemos que chocar en el terreno de la realidad, no de la ficción y la imagen. Eso no quiere decir que tengamos que hacer una campaña de mala calidad. Al contrario, la realidad permite a hacer cosas mucho más profundas, serias y convincentes. Bien hechas.
Lacalle Jr. Dijo que se vendió la motosierra y compró fertilizante. Podría haber dicho abono...En realidad comienza a aparecer la motosierra rejuvenecida, refulgente. Es una motosierra camuflada de fertilizante, pero tiene hoja de sierra rotativa y corta lo mismo o peor, aso si acompañada de una buena musiquita y de rostros sonrientes porque no saben la que se viene. Y se viene.
Es la motosierra tratando de cortar todo el tema de los derechos humanos, como ya lo hicieron antes. Hay que olvidar, en eso el herrerismo tiene una historia llena de contradicciones para olvidar.
La política económica y social actual se cortará por lo más importante, por lo social y por lo laboral. Porque el costo laboral hay que cortarlo de raíz en el proyecto "Positivo", como hay que cortar las ceibalitas hasta dentro de diez años, o las transferencias para políticas sociales, como buscarán el sistema de debilitar las empresas públicas y hacerlas lo más raquíticas posibles.
Ajustar la economía desde esa visión obliga nuevamente a transformar el empleo, las leyes sociales y por lo tanto salarios y jubilaciones en el factor de ajuste. Ellos, los filósofos del liberalismo proponen reducir el déficit fiscal y reducir impuestos. Y eso no solo es imposible, es falso, esa es edulcorada la receta que nos llevó al desastre.
El gobierno de Jorge Batlle en el 2004, creció el PBI en el 7% por el rebote contra el piso de la crisis y sin embargo, ese mismo año 50 mil uruguayos cayeron en la indigencia y por lo tanto en la pobreza y alcanzamos el 39.6% de pobreza, 4 de cada 10 uruguayos eran pobres y entre los menores de 18 años la pobreza alcanzó el horror de 6 de cada 10 uruguayitos en la pobreza y la indigencia.
Lo que ustedes no verán en la publicidad de Lacalle, es hablar de igualdad, de derechos, de justicia social, de políticas sociales.
Las campañas electorales a veces convocan a la simplificación y a veces hasta la truculencia, pero lo más peligroso es que se transformen en grandes mentiras disfrazadas desde la política con envases engañosos y falsos. Ese es el mayor peligro de estas elecciones.
Lacalle es la vieja tradición conservadora, hasta por su propia experiencia personal, educativa y política empaquetada con un buen envase por la publicidad y la adaptación de todo, del discurso, de las propuestas, de los gestos a ese envase.
Entre otras cosas también van a ocultar el pasado de su propio partido. No hay más herrerismo y wilsonismo, todo es "ahora". Es el relato de un país nacido de un repollo, sin sociedad, sin historia, sin pasado y sin responsabilidades. Un relato falso de un país que no existe y que el 1 de marzo obligatoriamente volverá a la realidad. De nosotros depende que la realidad no sean cinco años de motosierra en nuestras vidas, en nuestros derechos, en la sensibilidad hacia los más débiles y que no vuelva a sobrevolar sobre el Uruguay la oscura nube de la desconfianza y de la duda, la peor de todas: si el país es viable.
Aún las verdades de a puño, necesitan defensores, promotores, luchadores.
PD. La idea de la motosierra no es original, me surgió escuchando a dos vecinas de La Teja. Me comentaron que ellas tenían preocupación por un eventual gobierno de Lacalle por la motosierra, una en su plan social de vivienda y la otra en el aumento constante de su jubilación durante los gobiernos progresistas.