Don Jose y Anita, socios fundadores del Club, junto a sus hijas María Antonia, Irma y Nahir.
Escritor y periodista Julio Dornel
Fue la primera institución social de nuestra ciudad y cuna de la
cultura popular a partir del año 1928, cuando un grupo de vecinos formó
una comisión destinada a regir todos los eventos que se realizaran en la
frontera. De esta manera las actividades sociales, culturales y
deportivas quedaban centralizadas en el Club Social LUZ Y VIDA que
también recibía la visita de los vecinos
de Santa Vitoria, 18 de Julio, La Coronilla, San Luis y Castillos.
Algunos recuerdan todavía los temas románticos que alegraban las
reuniones bailables de esta institución en la primera mitad del siglo
pasado.
El pueblo comenzaba a demostrar una actividad social en
crecimiento, mientras un grupo de vecinos buscaba un local amplio que
sirviera para las reuniones bailables, juegos y entretenimientos. De
esta manera y por iniciativa de estos visionarios surgió la primera
institución social de la frontera, que se ganó de inmediato un número
importante de asociados que fueron facilitando su crecimiento. El local
elegido fue en territorio brasileño (frente a la Comisaría) en las
proximidades de la chacra de “Quelo” Silveira, los ranchos de doña
Inocencia y el boliche de Juan “Barullo”. A pocos metros la casilla de
madera donde funcionaba la aduana brasileña a cargo del funcionario
“Capiresca” Laerte. El empuje de aquellos hombres no pudo finalmente
contra el progreso y una nueva conciencia urbana que reclamaba otra
institución con más comodidades para sus asociados. De todas maneras el
Club Social LUZ Y VIDA ha quedado como un punto de referencia para los
más veteranos, que todavía recuerdan algunos detalles, vivencias y
circunstancias que rodearon a esta institución.
En los domingos
invernales humeaban sobre sus mesas las tazas de café o chocolate,
acompañadas de tortas fritas o masas para los asociados. Luego se
disfrutaba de la sección vermouth que debía finalizar antes de media
noche.
El amplio salón de un rancho largo y de ventanas pequeñas,
sirvió durante muchos años para que el pueblo festejara desde las
primeras horas del día las festividades patrias, con la presencia de las
bandas musicales de Castillos o Santa Vitoria do Palmar.
En
improvisado mástil (tacuara) ondeaban las banderas de ambos países,
mientras en su interior se destacaba la fotografía de Artigas, entre
guirnaldas multicolores que colgaban de los tirantes y algunos malvones
plantados en latas de aceite Óptimo de cinco litros.
En la
directiva se alternaban Guadil Vitancourt, Querubín Maside, Irineo
Alvez, Cotta de Melho, Mauro Silva, Octavio Pereyra, Carlos Calabuig,
Rúl Decuadra, Mario de San Vicente, Perucho Mello, Silvio Fossati,
Vogler, Fernández, Plá, Ventura, Rodríguez Vigliola, Rotta, Ferreira don
Gregorio Vidal y otros vecinos que se fueron incorporando al pueblo por
distintas razones. Los carnavales y las reuniones bailables
centralizaban las preferencias de los pocos habitantes que se daban cita
en el “social” para disfrutar del romanticismo alegre y natural de
aquellos años.
Con el testimonio de las hermanas Irma y
María Antonia, les ofrecemos a nuestros lectores un acontecimiento
histórico de nuestra sociedad registrado en la década del 30. Flora
Iglesias fue la primera Reina del carnaval y el acontecimiento es
recordado por María Antonia Silva, “fue algo maravilloso, parecía una
emperatriz , con su trono al fondo del salón y una alfombra bordó desde
la puerta. Con un disfraz de lamé plateado , capa de terciopelo bordado
y una flores plateadas sobre el hombro. Cuando ella llegó al trono, la
capa se encontraba junto a la puerta de entrada. Recordamos que por
aquellos años Flora tenía amores con “Manequiña” Varela un brasileño de
Santa Vitoria.” La reina del carnaval ingresó al Club acompañada por el
presidente de la institución Manuel Machado funcionario de la
receptoría de aduanas.” Por allí estaban para disfrutar de la alegría
pueblerina Don José Silva su señora Anita Cotta de Mello y sus hijas
María Antonia, Irma y Nair.
Reinas de Tres Generaciones´.
Por aquellos años dos publicaciones periodísticas circulaban entre los
pocos habitantes del pueblo, uno era manuscrito y tenía el sugestivo
nombre de “JEJEN” mientras el otro se llamaba EL CHUY con textos en
español y portugués. En 1936 el periódico EL CHUY organiza el primer
certamen Internacional denominado MISS CHUY con la participación de un
selecto grupo de jóvenes de la sociedad fronteriza y localidades
adyacentes. Fue en esa oportunidad, el mayor acontecimiento social por
la difusión que se le daba al evento y porque los votos para el
certamen estaban impresos en el periódico.
La circulación
del mismo en las localidades mencionadas aseguró una votación record que
superó lógicamente los habitantes que tenía el pueblo en esa
oportunidad.
La ganadora del concurso resultó Irma Silva con 1389
votos, primera Vice Reina Nilda Ventura con 1074 votos y segunda vice
Reina Aurelia Correa con 905 votos. Cabe destacar que el periódico venía
publicando los votos en sus ediciones dos meses antes de realizarse el
Certamen. A los 85 años de edad Doña Irma Silva de Calabuig rememora con
nitidez estos acontecimientos: “ El presidente del Club era el
funcionario policial Guadil Vitancour, casado con la maestra Delicia
Ramis y también director de un diario local. Recuerdo que el vestido me
lo hizo Ondina Pereyra la señora de Ramiro Núñez que era una de las
pocas costureras del pueblo. Era un vestido de terciopelo blanco muy
largo y una moña “lame” que se destacaba nítidamente. La música vino de
Santa Vitoria como sucedía casi siempre y los temas variaban entre los
pasodobles, tangos, valses y sambas.” Queremos destacar finalmente que
este reinado de la belleza que comenzara con Doña Irma en 1936 continúo
luego con su hija Carmen y su nieta Mónica.
(Publicada el 7 de setiembre de 2002)