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jueves, 17 de septiembre de 2015
Fue infiel y aceptó castigo de la novia: quemar el pene con plancha de pelo - Subrayado
El hecho ocurrió en Adelaida, Australia, y llamó especialmente la atención porque el joven aceptó el castigo.
Parker procedió a introducir varias veces el pene de su pareja en el candente aparato provocando quemaduras de tercer grado en el miembro viril.
La mujer fue procesada en diciembre y tras reconocer su culpabilidad tuvo
que ingresar en un programa de buen comportamiento para compensar una
pena de prisión de nueve meses.
Los médicos que atendieron a la víctima destacaron la gravedad de las lesiones producidas, que dejarán cicatrices de por vida.
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Fue infiel y aceptó castigo de la novia: quemar el pene con plancha de pelo - Subrayado
“DIONISIO DIAZ” EL NIÑO HEROICO. Por Julio Dornel.
Escritor y periodista Julio Dornel
Hace algunos años escribiendo para Informe Uruguay, publicamos una nota relacionada con la hazaña realizada por un niño olimareño, salvando de la muerte a su pequeña hermana. La crónica pertenecía a Noeli Arim, oriunda de Chuy y radicada en Minas, que en una excelente recuperación de los antecedentes que rodearon la historia, nos relataba los principales acontecimientos.
“Queremos evocar en esta crónica una de las mayores hazañas realizada por un niño uruguayo de tan solo 9 años en pagos olimareños, al salvar a su pequeña hermana y pagar con su vida en un acto de amor y valentía que se ha mantenido inalterable a través de los años.
Relatos y documentos que llegaron a nuestro poder, nos permiten evocar esta historia de amor y coraje que tuvo como escenario los pagos rurales del arroyo del Oro, donde los pocos ranchos se escondían en la soledad de los campos olimareños”.
Fue allí a orillas del pequeño arroyo del pueblo Mendizábal que nunca hubiera trascendido sin la presencia de Dionisio, donde se consumó una de las mayores tragedias de este departamento y del país. Hablar de Dionisio Díaz, es hablar de heroísmo, de coraje y de amor. En aquél año (1929) la ciudad de de Treinta y Tres se preparaba para festejar el centenario de la patria, mientras a 8 leguas de distancia en un humilde rancho de barro y paja brava el Pequeño Dionisio ofrendaba su vida para salvar a su hermana.
Crónicas de la época señalaban que el 9 de mayo de 1929 los pocos habitantes del poblado del Oro, soportaban una de las mayores heladas del año, la que se fue levantando con un fuerte pampero en las primeras horas de la mañana. Le correspondió al maestro y periodista olimareño Ariel Pinho resumir en una publicación editada en 1987, los principales acontecimientos registrados en la noche fatídica cuando Don Juan Díaz el abuelo de Dionisio en un momento de enajenación mental comete el triple asesinato. En primer término arremete contra su hija aplicándole varias puñaladas, hiriendo a Dionisio que pretendiendo evitar la tragedia se interpuso entre su madre y el abuelo. Posteriormente mató a su yerno Eduardo dirigiéndose al cuarto donde debería estar la pequeña Marina hermana de Dionisio de tan solo once meses de edad.
Sin embargo el Pequeño héroe se había anticipado según lo cuenta Pinho en su libro. “Otra vez la voz del viejo que se acercaba al patio. Dionisio de pie, sintió la fuerza de los guapos y desbordado de coraje se apronto para enfrenar aquella fiera enloquecida. Se inclinó sobre la cama. Cubrió el cuerpo de Marina con el suyo, suavecito muy suavecito para que no despertara. Sus pies desnudos apenas tocaban el suelo. Con sus brazos poco a poco, fue rodeando el cuerpecito tibio de la niña. Apretó el rostro contra su pecho, casi para que no respirara. Sabía también que solo llegando al pueblo podría salvar a su hermana porque todos los vecinos vivían más lejos. Tendría que hacerlo por la costa del arroyo por donde recorrería poquito más de una legua para llegar. Sabía que Marina apenas daba pasitos y que la tendría que llevar en brazos. Habían alambrados y varias cañadas y la oscuridad que hasta ahora lo había ayudado. Podría perderlo en la inmensidad del campo. El niño repasó lugares, distancias, subidas, cañadas... conocía aquellos lugares como sus manos.
Eran nueve años y un día conviviendo con el paisaje que lo rodeaba. La claridad del alba comenzó a penetrar en el rancho. ¡Otra vez había llegado la hora de Dionisio! Se puso de pie. Con él no se levanto el niño de 9 años y un día, se levantó el Hombre, el coraje del Criollo, el Heroísmo del gaucho, el orgullo de la Raza. Durante toda la noche y cada vez más había sentido dolor y molestias en una de aquellas heridas que el acero filoso del abuelo le había abierto en el vientre. Buscó una tijera y apoyándose en la mesa se cortó la grasita que le salía por aquella herida sangrante. Tomó una sábana vieja que estaba al pie de la cama, le sacó una tira larga y con ella se fajó lo más fuerte que pudo. Estaba pronto. Los yuyos de la chacra y las chircas lo esperaban. Tan solo un alambrado y comenzaría su hazaña. ¡Adelante Dionisio, adelante! Para recordar su vida y su heroísmo transcribimos algunas estrofas de la obra literaria de Serafín J. García “ Romance a Dionisio Díaz” :
“Marchaba de cara al alba
con la pequeña en los brazos
para tocarlo estiraban
sus verdes dedos los pastos.”
Llegar era su consiga
Llegar y poner a salvo
Aquel retoño de vida
Que a la muerte había ganado...”
El hombrecito gaucho fue llegando lentamente con su hermana en brazos. Primero el rancho de don Lalo, luego a la comisaría para contar con detalles que el “abuelo se había enloquecido” matando a su madre y a su tío Eduardo. Lo demás es conocido, el Chevrolet de Alfredo Parra conducido por Víctor Prigue lo llevaría a Treinta y Tres en busca de atención médica. La capital del Olimar estaba muy cerca cuando el Escribiente Yelós que llevaba a Dionisio envuelto en una frazada ordenó detener la marcha sentenciando: “!Pará Prigue... creo que murió!
Hace algunos años escribiendo para Informe Uruguay, publicamos una nota relacionada con la hazaña realizada por un niño olimareño, salvando de la muerte a su pequeña hermana. La crónica pertenecía a Noeli Arim, oriunda de Chuy y radicada en Minas, que en una excelente recuperación de los antecedentes que rodearon la historia, nos relataba los principales acontecimientos.
“Queremos evocar en esta crónica una de las mayores hazañas realizada por un niño uruguayo de tan solo 9 años en pagos olimareños, al salvar a su pequeña hermana y pagar con su vida en un acto de amor y valentía que se ha mantenido inalterable a través de los años.
Relatos y documentos que llegaron a nuestro poder, nos permiten evocar esta historia de amor y coraje que tuvo como escenario los pagos rurales del arroyo del Oro, donde los pocos ranchos se escondían en la soledad de los campos olimareños”.
Fue allí a orillas del pequeño arroyo del pueblo Mendizábal que nunca hubiera trascendido sin la presencia de Dionisio, donde se consumó una de las mayores tragedias de este departamento y del país. Hablar de Dionisio Díaz, es hablar de heroísmo, de coraje y de amor. En aquél año (1929) la ciudad de de Treinta y Tres se preparaba para festejar el centenario de la patria, mientras a 8 leguas de distancia en un humilde rancho de barro y paja brava el Pequeño Dionisio ofrendaba su vida para salvar a su hermana.
Crónicas de la época señalaban que el 9 de mayo de 1929 los pocos habitantes del poblado del Oro, soportaban una de las mayores heladas del año, la que se fue levantando con un fuerte pampero en las primeras horas de la mañana. Le correspondió al maestro y periodista olimareño Ariel Pinho resumir en una publicación editada en 1987, los principales acontecimientos registrados en la noche fatídica cuando Don Juan Díaz el abuelo de Dionisio en un momento de enajenación mental comete el triple asesinato. En primer término arremete contra su hija aplicándole varias puñaladas, hiriendo a Dionisio que pretendiendo evitar la tragedia se interpuso entre su madre y el abuelo. Posteriormente mató a su yerno Eduardo dirigiéndose al cuarto donde debería estar la pequeña Marina hermana de Dionisio de tan solo once meses de edad.
Sin embargo el Pequeño héroe se había anticipado según lo cuenta Pinho en su libro. “Otra vez la voz del viejo que se acercaba al patio. Dionisio de pie, sintió la fuerza de los guapos y desbordado de coraje se apronto para enfrenar aquella fiera enloquecida. Se inclinó sobre la cama. Cubrió el cuerpo de Marina con el suyo, suavecito muy suavecito para que no despertara. Sus pies desnudos apenas tocaban el suelo. Con sus brazos poco a poco, fue rodeando el cuerpecito tibio de la niña. Apretó el rostro contra su pecho, casi para que no respirara. Sabía también que solo llegando al pueblo podría salvar a su hermana porque todos los vecinos vivían más lejos. Tendría que hacerlo por la costa del arroyo por donde recorrería poquito más de una legua para llegar. Sabía que Marina apenas daba pasitos y que la tendría que llevar en brazos. Habían alambrados y varias cañadas y la oscuridad que hasta ahora lo había ayudado. Podría perderlo en la inmensidad del campo. El niño repasó lugares, distancias, subidas, cañadas... conocía aquellos lugares como sus manos.
Eran nueve años y un día conviviendo con el paisaje que lo rodeaba. La claridad del alba comenzó a penetrar en el rancho. ¡Otra vez había llegado la hora de Dionisio! Se puso de pie. Con él no se levanto el niño de 9 años y un día, se levantó el Hombre, el coraje del Criollo, el Heroísmo del gaucho, el orgullo de la Raza. Durante toda la noche y cada vez más había sentido dolor y molestias en una de aquellas heridas que el acero filoso del abuelo le había abierto en el vientre. Buscó una tijera y apoyándose en la mesa se cortó la grasita que le salía por aquella herida sangrante. Tomó una sábana vieja que estaba al pie de la cama, le sacó una tira larga y con ella se fajó lo más fuerte que pudo. Estaba pronto. Los yuyos de la chacra y las chircas lo esperaban. Tan solo un alambrado y comenzaría su hazaña. ¡Adelante Dionisio, adelante! Para recordar su vida y su heroísmo transcribimos algunas estrofas de la obra literaria de Serafín J. García “ Romance a Dionisio Díaz” :
“Marchaba de cara al alba
con la pequeña en los brazos
para tocarlo estiraban
sus verdes dedos los pastos.”
Llegar era su consiga
Llegar y poner a salvo
Aquel retoño de vida
Que a la muerte había ganado...”
El hombrecito gaucho fue llegando lentamente con su hermana en brazos. Primero el rancho de don Lalo, luego a la comisaría para contar con detalles que el “abuelo se había enloquecido” matando a su madre y a su tío Eduardo. Lo demás es conocido, el Chevrolet de Alfredo Parra conducido por Víctor Prigue lo llevaría a Treinta y Tres en busca de atención médica. La capital del Olimar estaba muy cerca cuando el Escribiente Yelós que llevaba a Dionisio envuelto en una frazada ordenó detener la marcha sentenciando: “!Pará Prigue... creo que murió!
ALCIDES ROMERO. “L A C A S A D E A G U A Y V I E N T O” Por Julio Dornel.
Una ráfaga poética debe
haber pasado por las sierras petrificadas de San Miguel, dejando una
estela luminosa en dirección al Picudo, haciéndonos pensar en las
misteriosas herramientas que utilizan los artistas de la Villa
Histórica en el momento de su creación. Hoy vuelve nuevamente
Alcides Romero, joven para la poesía, confirmando la vieja sentencia
de que el poeta aguarda en soledad la llegada de la musa, para
verla luego transitar despacio por las calles de la imaginación.
Alguien dijo que el escultor dispone de la piedra y el cincel, el
músico de los instrumentos, mientras la poesía y la pintura
esperan en soledad la inspiración creadora, como sucedió con
Manolo y hace lo propio con Alcides, su alumno preferido. De la mano
de su “compinche” Alexander Cardoso nos llega su último trabajo,
donde el Profesor Néstor de la Llana, nos dice en la presentación
que “la mesa está servida y no para la última cena. Sobre la
mesa ahora, en la casa de tierra, agua, fuego y viento, está la vida
misma”. Trece invitados van llenando las páginas “solidarias”
que Alcides ha querido compartir, con jóvenes y consagrados poetas
que no siempre tienen la posibilidad de publicar. Por allí desfilan
Abel Garcia, Julio Victor González, Alexander Cardoso, Raquel Corbo,
Mariella Huelmo, María de Lourdes Cabrera, Rodrigo Acosta, Julio
“Pico” Decuadra, Bruno San Martín, Ignacio Suarez, Gerardo
Techera, Omar Laso y Carson Mc Cullers. Tampoco faltó la pintura de
Gilson Oliveira y el agradecimiento al periodista chuiense Carlos
Castillos, “zurcidor de quehaceres cotidianos”. Solo nos resta
pregúntanos, de donde le viene a San Miguel ( 18 de Julio) esa vena
cultural que ha parido tantos escritores, poetas, músicos,
historiadores, maestros y profesionales de todas las disciplinas.
LA CASA DE AGUA Y VIENTO.
La casa de agua y viento
No tiene paredes
No tiene cimientos;
Peri palabras
Y sentimientos.
La casa de agua y viento
No tiene cerrojos
Y ninguna llave;
Qué suerte que tiene
Aquel que la halle.
A veces el agua
Que limpia la herida,
A veces el agua
Que te da la vida.
A veces el viento,
Que te lleva lejos,
Más allá del sol
Más allá, ¡ más
lejos!...
Pasando facturas - la diaria. Astori criticó a Sendic en Investigadora de Ancap
Astori reconoció errores en gestión de ANCAP y reavivó vieja pulseada con Sendic.
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Pasando facturas - la diaria
Caso Salomone: jueza pidió que se respeten derechos de presos
Falta de servicios sanitarios y medicamentos, incomunicación con
familiares y abogados defensores, restricciones en el acceso al patio y a
la comida y carencia de ropa. Esas son algunas de las condiciones de
reclusión que los secuestradores de la médica Milvana Salomone, presos en el quinto piso de Cárcel Central, denunciaron
ante la Justicia, la Institución Nacional de Derechos Humanos y el
Comisionado Parlamentario para el Sistema Carcelario, informó ayer el
programa En Perspectiva de radio Oriental.
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Caso Salomone: jueza pidió que se respeten derechos de presos | Milvana Salomone,, Ministerio del Interior, Secuestro
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