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domingo, 15 de abril de 2018

ALEM HERNÁNDEZ “ÑOÑO”CANDIDATO A DIPUTADO DE POR LA PATRIA EN ROCHA “ NO VEO A LOS DIRIGENTES DE LA OPOSICIÓN PATEAR COMO LO HACE EL ÑOÑO. ESTÁN LLAMADOS A SILENCIO COMO SI TUVIERAN ALGO QUE OCULTAR”.




“ESTE GOBIERNO HIZO LOS CAMBIOS QUE DIJO QUE IBA A HACER PERO PA TRAS”

“MI LISTA ES LA DE LA GENTE DE ABAJO”

Escribe Juan José Pereyra Twitter@juano500

AUDIO AL FINAL DE LA NOTA
(SE PUEDE DESCARGAR).


Desde el comienzo del primer gobierno del Frente Amplio se lo ve por la ciudad en su coche al que le puso un cartel que dice “¡Yo sí no los voté ! ¿Festejen !”.
Con el paso de los años el texto varía en algo pero el mensaje es el mismo.
“Mi desconfianza hacia el Frente Amplio es total”, dice a Hay otra Historia de Radio Fortaleza “El Ñoño”, un personaje rochense que, lo dice orgullosamente, viene “de bien abajo y no tengo nada que ver con los doctores que manejan la política en todos los partidos”.
A los cincuenta y seis años es jubilado militar . Agradece al ejército que le permitió aprender el oficio de mecánico, que ha sido su principal medio de vida.
Nació en Cebollatí donde vivió hasta los seis años “en un rancho de terrón. Mi padre era policía, mi madre era ama de casa, no trabajaba”. Asegura: “me crié a lo pobre y estoy muy contento de mi infancia y si tuviera que repetirla me gustaría repetirla de vuelta”.
Hizo la escuela y empezó el primer año del liceo. Empezó a trabajar muy joven. A los catorce años repartía seiscientos diarios La Palabra por día y los fines de semana que no había diario vendía maní en la ONDA. Luego de sus años en el Ejército puso un “humilde tallercito y es de lo que vivo”.
“Siempre me gustó la política y meterme en los comités. Milité mucho con Adrián Sánchez en el Partido Colorado pero no como candidato. Después que Adrián dejó la política quedé afuera y pensé que ya no haría más nada pero en la última elección lo hice en el Partido Nacional invitado por el Dr Tarabocchia como una ayuda para el Partido Nacional pudiera ganar en Rocha no como dicen algunos que me cambio para acomodarme. Tuve mi propia lista, la del Ñoño que tuvo muy buena votación.En solo un mes de campaña, saqué casi 500 votos. Pero pensé en retirarme, veía que era más de lo mismo pero resulta que en noviembre pasado volvió otra propuesta del Partido Nacional y voy a ser candidato a diputado de Por La Patria”.

Antes de su retorno a filas del partido Nacional se reunió con el líder del Partido de la Gente Edgardo Novick .”Tuve una charla extensa con él y me pareció que sus ideas son buenas. Quise insertarme como candidato a algo pero vi, después de alguna reunión con gente de su sector en Rocha que es más de los mismo .Me da la impresión que es un gran empresario y que no va a tirar para el pueblo., va a tirar para las empresas. “Novick lo primero que ha hecho es rodearse de viejos políticos y si hace eso sigues siendo más de lo mismo. Todo esto se lo dije en mi casa la cara ”.

“Mi visión política es diferente a la de los políticos. Es una especie del pensamiento de Wilson a pesar de que vengo de filas del Partido Colorado donde fui un rebelde , siempre luchando por la gente, por el salario de la gente .Yo miro por encima de los partidos .No soy fanático del lema del partido .Yo estoy con la gente y quiero darle un bienestar y no me importa el partido ni los líderes que estén conmigo .Si tengo que luchar contra mi propio líder en favor del ciudadano que tengan seguro que lo voy a hacer. Esto lo agarro no como un trabajo sino como una obsesión de ayudar a la sociedad. Les dije en la cara a los políticos que si entro en el sector es para ayudar a la gente, no a ellos. Yo no conocía las ideas de Wilson pero ahora que las conozco son muy parecidas a las mías, ayudar a la gente y al país.
Los partidos han hecho lo mismo siempre, Los cambios son mínimos y la gente de abajo siempre sigue mal”.
“No veo a ningún político, ni siquiera a los míos dispuestos a cambiar lo que pasa con la inseguridad “.

“Es una gran mentira cuando el gobierno dice que mejoraron los salarios y las jubilaciones desde ellos mandan. Yo hablo con la gente en la calle y eso es mentira. ¿El gobierno va a venir a decirme a mí al Ñoño que la gente gana bien? ¡Mienten! Capaz que ellos allá arriba están bien con los sueldos que ganan .Que los jefes de los entes como el Mides o la Unasev que no sirven para nada porque están para currar vivan bien, claro, si ganan ciento y pico de palos. Esa gente vive bien.
Los del Mides que son votos del Frente Amplio viven bien cobran diez o quince mil pesos y nunca han hecho nada. El vecino de abajo trabaja por quince mil pesos todo el día y es un esclavo .Está bien que ayuden a una mujer con hijos pero no a vados de veinte o treinta años (conozco varios) que no quieren trabajar. En vez de mantener parásitos que abran fuentes de trabajo”.

LES INVITO A ESCUCHAR LA CHARLA ENTREVISTA COMPLETA CON “EL ÑOÑO”.


viernes, 13 de abril de 2018

La aventura del tango / Semanario Búsqueda EL HOMBRE INQUIETO Por Antonio Pippo Pedragosa







-Fue aquí, en Montevideo, donde se radicó un lustro, a los dieciocho años, donde halló su sitio en el mundo.
Aquí soltó el talento musical acumulado desde la niñez, y al más alto nivel, para
convertirse en uno de los grandes innovadores del tango. Aquí se inició como pianista de fantasía y humorista, y hasta clown, bajo el apodo de Rock, en el cine Defensa y en los cafés Victoria y Au bon marché. Aquí compuso su primera obra, El apache oriental,al que siguieron, en explosiva sucesión, entre otros, Bélgica, Sans Souci –con la colaboración de Cobián-, Rancho viejo, Sauce llorón, Fantástico y el tango milonga ReFa-Si,una de sus creaciones más famosas. Aquí conoció a Gardel, quien al paso del tiempo le grabó veintiséis temas. Aquí dio forma a su concepción del tango canción,luego de conocer Mi noche triste, de Contursi, del que tomó distancia pues no admitía incorporar letras a músicas escritas mucho antes y en tres partes: impuso la composición en dos partes con colaboración directa entre músico y poeta, creando, entonces sin saberlo, el que se llamaría luego “tango romanza”, que dio prioridad a la melodía y hasta influyó en el baile, que se hizo más elegante, de salón.
Enrique Pedro Delfino, Delfy para los amigos, pianista e instrumentista, compositor,director de orquesta, actor y humorista, nació en Buenos Aires el 15 de noviembre de 1895. Sus padres fueron dueños del teatro Politeama y allí, desde la niñez, se enamoró de la música, incluyendo la clásica, hasta admirar a Puccini, sobre todo, y a Verdi y a Wagner. Sus padres lo enviaron a estudiar esta disciplina a Italia, al Instituto de Turín,cuando apenas tenía doce años. Pero al regreso, quizás por el barrio, quizás por los amigos, sin dejar de apreciar lo clásico, ingresó a una vida adolescente bohemia y comenzó a gustar del tango. Es por este tiempo que inicia la aventura montevideana contada al comienzo.
De regreso de Uruguay, sus convicciones estilísticas se habían afirmado. En su ciudad,siguió breves meses presentándose como “el humorista del piano”, mientras no dejaba de componer. Muy pronto, junto a Osvaldo Fresedo, David Roccatagliatta y Agesilao Ferrazzano formó el “Cuarteto de Maestros” y al inicio de la década de 1920, época esencial para la evolución del tango, pasó algo inesperado: es contratado, junto a Fresedo y Roccatagliatta para integrar la Orquesta Típica Select, organizada por la RCA Víctor –muy disminuida por la competencia de la Nacional Odeón- para ir a grabar a Estados Unidos. Completaron el grupo el violinista argentino radicado en Nueva York
Alberto Infante Arancibia y el violoncelista alemán Hermann Mayer. Entre el 24 de agosto y el 2 de setiembre de 1920 la orquesta grabó cincuenta y tres placas de partituras ya registradas y una, Calle Corrientes, sobre un manuscrito escrito por Delfino.
Pero ese mismo año, al retorno a Buenos Aires, ocurrió otro hecho singular: Samuel Linnig, letrista y autor teatral, le propuso componer un tema en dos partes que pudiera pelear el rango de primer tango canción –dejando atrás a Contursi- de acuerdo a las nuevas pautas del tango romanza, para ser presentado en el sainete Delikatessen y cantado por la actriz María Esther Podestá.
No se les ocurría el nombre. Caminando una noche, tratando de hallarlo, Linnig vio a una linda morocha que los miraba desde la vereda de enfrente.
-Mirá esa milonguita… –le dijo a Delfino.
Y éste lo palmeó, alegre: -¡Encontraste el nombre…!
Muchos dicen que Milonguita fue, realmente, el primer tango canción. En fin, motivo de debates para otro día. Pero lo cantó y grabó Gardel, ¡y de qué modo!, convirtiéndolo en un éxito internacional, superior a Mi noche triste.
Delfino no paró y el éxito jamás lo abandonó. Escribió más de doscientos tangos, entre los que no se puede ignorar, además de los ya mencionados, Aquel tapado de armiño,Araca corazón, Dicen que dicen, No le digas que la quiero, Otario que andás penando,Padre Nuestro, Talán, talán, Suburbio y Ventanita florida.
Escribió decenas de obras para teatro y guiones de cine, colaboró con Gardel en Luces de Buenos Aires, actuó en Ronda de estrellas, 1938, de Jack Davison y dirigió la música de otros numerosos filmes.
Se le considera un continuador de la renovación iniciada por Arolas, Bardi y Cobián y un precursor de De Caro.
Murió el 10 de enero de 1967. Tristemente, unos años antes la vida, a veces tan injusta,lo había castigado de la peor manera: quedó ciego.

lunes, 9 de abril de 2018

¡Brasil duele! Por Rodrigo Tisnés



Que Lula da Silva es el político más popular de Brasil, y probablemente de Latinoamerica, no quedan dudas. Por algo su reciente reclusión ha despertado tanto fervor, a favor y en contra de su figura, de su inocencia o culpabilidad, e incluso del Juez federal Sergio Moro, quien lidera la descomunal investigación por el “Lava Jato”: en 4 años se han dictado unas 190 condenas contra políticos y empresarios.
Es tan descomunal como las dimensiones del país, un verdadero continente dentro de otro continente en todo sentido: geográfico, demográfico, económico, social, cultural y político. Por eso, lo que sucede en Brasil impacta tanto en el resto de la región, e incluso en el Mundo.
Antecedentes.
Podría decirse que la renuncia de Fernando Collor de Mello, un tecnócrata alineado con las políticas del Consenso de Washington en la oleada liberal de los 90’, para evitar ser destituido por corrupción, fue el primer anuncio hace bastante más de 20 años.
No obstante, el intrincado sistema político brasileño, siguió funcionando sin mayores alteraciones hasta fecha bastante más reciente.
En 2003, cuando el Partido de los Trabajadores triunfa en las elecciones nacionales, y Lula, su histórico líder, llega a la presidencia, se esperaba que generara cambios radicales en la política y la sociedad brasileña.
No obstante, con el pragmatismo propio de su origen humilde, se dio cuenta que si quería generar cambios profundos en la sociedad brasileña, debía –al menos en principio- convivir con la lógica negociadora/dadivosa del sistema de partidos, que presenta una atomización extrema en el Parlamento, en virtud de su sistema de adjudicación de bancas.
De esta forma, mientras cambiaba para bien la realidad de miles de familias pauperizadas a lo largo y ancho del país, mediante la implementación de los planes “Fome Zero” y “Bolsa Familia”, las dos políticas sociales más radicales en la historia de Brasil; por otro lado, comenzaban a llegar las primeras acusaciones por hechos de corrupción contra el gobierno del PT.
Alianzas peligrosas.
En las 4 elecciones ganadas por el PT, la vicepresidencia correspondió a políticos del PMDB: José Alencar y Michel Temer. Este partido, funciona como un típico “catch all”, lo cual le ha permitido jugar un papel estratégico en la política brasileña desde 1985, al punto tal, que se dice que es imposible gobernar sin su apoyo.
Dada la atomización del sistema de partidos brasileño, esta alianza siempre fue de conveniencia para ambos. El carisma de Lula lo hizo más viable entre 2003 y 2010, pero comenzó a resquebrajarse en los siguientes períodos de gobierno.
Y terminó por deteriorarse completamente con la recesión de la economía brasileña y el crecimiento de ciertas bancadas “ad hoc” como la Evangélica y la Ruralista. Ahí surge la figura del ex presidente de Diputados, Eduardo Cunha, precisamente del PMBD, quien usando su poder bloqueaba desde la Cámara los pedidos para iniciar un juicio por destitución a la Presidenta por una maniobra contable, habitual en todos los gobiernos, pero que servía en ese caso como excusa política para desplazarla del cargo.
Cuando el propio Cunha es acusado de corrupción, y la bancada del PT resuelve retirarle el apoyo para que la Justicia le pueda iniciar una investigación, Cunha movió sus fichas y habilitó el proceso del “impreachment” contra Rousseff, que fue simplemente una dantesca farsa, dado que su suerte ya estaba echada con el cambio en las alianzas políticas.
Una vez asumió Michel Temer, realizó un giro de 180º en la política brasileña, especialmente en materia social y económica: recortó políticas sociales, lideró una reforma laboral profundamente conservadora con el argumento de que es necesaria para “flexibilizar la economía y atraer inversiones”, y más recientemente resolvió militarizar la ciudad de Río de Janeiro.
Él también ha sido acusado de corrupción. Incluso hay una grabación bastante comprometedora. Pero, más pragmático que el PT, mediante acuerdo con otras bancadas, ha conseguido “blindarse” (por ahora) de ser investigado.
La situación de Lula.
Así llegamos a Lula, que tiene varias causas en su contra, pero que acaba de ser procesado por la supuesta propiedad de un apartamento, que habría recibido de la empresa Odebrecht a cambio de favorecerla en la licitación de obras públicas.
En realidad, muchos analistas internacionales sostienen que las pruebas por las cuales se ha condenado al ex presidente en este caso, son –en el mejor de los casos- bastante endebles. A esto se suma el hecho de que el proceso contra Lula ha sido por lejos el más rápido: 9 meses, contra 18 en los casos que había actuado con mayor rapidez anteriormente. No sólo eso genera suspicacias: en 2016 el Juez hizo pública la grabación de una charla entre Lula y Dilma Rouseff, que lo hizo merecedor de una observación.
Pero la suerte de Lula había quedado zanjada el martes de la semana pasada, cuando el Tribunal Supremo, en un fallo dividido, había resuelto no hacer lugar a un recurso de “habeas corpus” que hubiera posibilitado que siguiera en libertad.
De todas formas, el episodio más preocupante, ha sido la reaparición del Ejército, en la persona de su Comandante en Jefe, como actor político activo, al señalar que su institución no toleraría una señal de impunidad, en caso de que el Tribunal Supremo hiciera lugar al recurso de “habeas corpus”.
Luego de amenazar con no cumplir la condena, lo cual hubiese significado un grado de irresponsabilidad institucional mayúsculo de su parte, finalmente Lula negoció su entrega y desde el sábado se encuentra recluido en una prisión en Curitiba; mientras sus abogados diseñan nuevas estrategias que le permitan ser candidato de cara las elecciones presidenciales de octubre, en las que aparece como el clarísimo favorito.
En caso de no poder concurrir por encontrarse inhabilitado, las interrogantes sobre las próximas elecciones son mayúsculas, dado que ningún candidato parece reunir demasiadas voluntades.


domingo, 8 de abril de 2018

La noche. Cuento de Antonio Pippo





http://www.delicatessen.uy

Ocurría en Nochebuena, siempre.


Después de las celebraciones familiares, la sidra, los pan dulces, se abría la noche que nos hacía felices. Una noche abarcadora, redonda, libre, con el cielo aguardando quizás el alma de algún amigo, allá arriba, y el aire fresco empujando nuestras ansias locas, acá abajo. Una noche que resumía todas las noches, de las casas a las plazas, de los boliches al quilombo. Una noche que nos proponía otro mundo y otra vida y que, al mismo tiempo, nos empujaba a seguir bebiendo, a imaginar que amábamos y nos amaban y a bailar juntos lo que parecía la danza de nuestra salvación.


Misterio renovado e inexplicable de pueblo chico. Liturgia obedecida por quienes, tantas veces, aunque sólo muchachos, llegamos a querer, apenas, un día más.


¡Qué noche aquella!


Nos introducíamos en ella para devorarla a bocanadas. Lo primero que sentíamos era el olor a menta y a romero y a jazmines tempranos que atravesaba las calles angostas de los barrios más apartados, en ancas de un vientito suave, acariciante, melancólico. Después se nos venía encima la humedad, que se podía ver y rozar mientras caía sobre los focos amarillentos de las esquinas. Y, al rato, el silbato lejano del último tren, cruzando los campos y arrimando a los casas de las afueras –recostadas como oscuros esqueletos a las vías- la respiración asmática de una locomotora negra como la mismísima noche. A esa hora hacía rato que la humilde calesita había detenido sus hierros lacerados y ya no habían carros llevando verduras y frutas, ni niños descalzos y ansiosos, ni madres gordas recogiendo ropas de los alambres.


Cuando empezábamos a caminar, chispeantes por lo bebido, veíamos a gentes sentadas a la vereda, con botellas alrededor y nos sobresaltaban los cohetes baratos que reventaban cerca. Gente común, a la que saludábamos siempre, no faltaba más, porque siempre ofrecían un trago más para dar impulso a la recorrida. Y los otros, hombres y mujeres que hervían de ansias distintas y decían cosas secretas con la mirada; la veterana del marido viajante, al borde la extenuación de insatisfecha; Marisol, la menor de los Pérez, a la que bastaba tocarle una mano para que se le humedecieran los muslos; Fermín, borracho impenitente, que sólo quería hablar de fútbol; Cascarilla Batista, aguardando ese desfile nocturno para insistir en jugar al truco en cualquier parte; y los milicos de la comisaría, claro, esos del sueldo miserable y las caminatas absurdas, tomando dos o tres de arriba y retocando, con meras ojeadas, la lista de cornudos que se habían especializado en crear.


Esa noche, precisamente esa noche, era hermoso andar por el asfalto o por la tierra, yendo de una calle a la otra como si armásemos un imaginario picado en la penumbra. Y también lo era cruzarse con alguna chiquilina anhelante, escapada de una tutela ya hundida en profundo sueño, besándola casi hasta reventar contra las paredes más oscuras, levantándole la pollerita con desesperación, bajándole desprolijamente la bombacha blanca y penetrándola fuertemente hasta que gritara, sofocada de dolor y placer. Y pasar por los boliches de Curbelo o del Chiquito Otegui, que no cerraban, para tomar a las apuradas otro vaso de vino de la casa, ese de la damajuana con telas, y ojear las mesas sobre las que todavía se enredaban naipes y manos mugrientas, escuchando todos los chismes, cuentos, fantasías y mentiras del mundo. Y quedarse quietos, de pronto, al lado de la radio. abrazados por el humo del tabaco, sintiendo que la voz de Gardel se nos metía entre los huesos y nos hacía mejores, creándonos una nueva ilusión. Y escondernos, apretados, a un costado de la casa de Pepe, el rematador – al que el whisky importado hacía dormir temprano-, para ver a Rosita, su mujer, acostarse en el suelo de ladrillo del galpón con Ramiro, el sobrino político. Y correr unas cuadras más abajo, al barrio del Aserradero, sabiendo que podíamos robar alguna gallina a doña Margarita, cortarle el pescuezo y simular un rito satánico, dejándola colgada a la entrada del rancho de esa anciana que, puntualmente, se horrorizaba cada mañana y le rezaba a todos los santos. Y caer por el quilombo de La Mellada, abierto hasta el canto de los pájaros madrugadores, para pagarle una caña al Chiche Meneguzzi y pedirle que tocara “El amanecer”, sabiendo que cada vez lo hacía distinto; medir con fruición la redondez tersa de los culos de La Polaca y María Eugenia y, en una de ésas, hacer cola en el corredor largo iluminado por la luz roja de un farol destartalado para ocuparnos con una y soñar que podía quererte y gozar contigo; o bailar, simplemente bailar con la más pintada, un tango con cortes, sintiendo que el mundo era eso, cuadriculado y macilento, sobre el que danzábamos con encomiable elegancia para nuestro, a esa altura, inestable equilibrio.


Sin embargo... si uno fuese sincero, debería recordar algo más puro que ese universo desmelenado gastado en largas caminatas. Algo que se vivía esa noche de una manera distinta, más íntima, más profunda. Algo que, tal vez, nos permitió estirar la vida y los sueños más allá de los límites de aquel horizonte chico y apretado.


La soledad, buscada como una novia virgen.


El deseo de quedarse solo, pero absolutamente solo, sin compasión ajena, sin mitigaciones, sin amigos, mujeres ni madre, debajo del cielo oscuro e interminable pero con sus estrellas titilando sin cesar. Y mirar mucho más lejos que cada día, cual si la vista se transformase en una alfombra voladora de “Las mil y una noches”, suficiente para alcanzar el infinito, la nada. O el olvido piadoso. Y ahí, sí, volver a caminar, cargando el cuerpo hasta el penúltimo cansancio, deteniéndose, al cabo, en una esquina cualquiera, como si uno hubiese escapado de todas las envidias, de todos los egoísmos, de todos los temores. Y entonces respirar muy hondo, olvidando al alcohol, la fiesta, el vaho nocturnal, para atrapar el aire húmedo hasta el borde del ahogo. Y luego, al final, llorar sin resignación. Por suerte y de una vez, con lágrimas incontenibles y viejísimas, pese a nuestra juventud, lágrimas que –cual una descomunal memoria recuperada de pronto al aplastar al jolgorio embriagador- se convierten en decenas de rostros y nombres y lugares. ¡Y tantas palabras no dichas!


El Coco Luaces y su vieja radio de los galpones, que jamás supo cuánto nos importaba; el Pepe Pintos y la grapa con limón, esperando una despedida que no le dimos; Juan y el violín envuelto en una sonrisa, sin la satisfacción de nuestro respeto; Hugo Ruiz y el sueño de la libertad, creando a cada paso un poema de vida que no entendimos; el Cholo y su alma en una niña, muriéndose lentamente por el dolor de los otros; Blanca Rosa cantando en la cocina “La pulpera de Santa Lucía”, sin saber que su corazón la traicionaría en medio de nuestra ausencia; Nené y aquel poema sobre los muertos solitarios, que se le hizo carne y lo advertimos tarde; Robertito aferrado a las riendas del caballo fatal, demasiado lejos y demasiado solo; Andrés y su pirueta fatal en una calle cualquiera, mientras perdíamos el tiempo llenándonos de estupidez; el vasco Recarte, ensoñado, atropellando la vida con ansias locas porque no supimos detenerlo; y cuántos, cuántos hijos muertos de tantos amigos entrañables.


Y Natalia, que se fue con prisa de la mano del absurdo, buscando las estrellas, caminando entre nubes, bien cerca de eso que hemos llamado Dios. Natalia, que nos dejó con tanto por hablarle, con tanto amor por entregarle, apenas con un guardapolvos blanco y una moña y una cartera de cuero repleta de cuadernos prolijos. Natalia en tres o cuatro fotos, en un mural y en el alma. Natalia convertida en un pájaro azul, en un clavel blanco, en una gota de rocío que desciende del cielo abierto, eternamente.

Desde esa noche y para siempre.

Antonio Pippo, nació en Buenos Aires, pero no dudamos que se considera oriundo de San José de Mayo, pese a vivir desde hace varias décadas en Montevideo. Es periodista, escritor, investigador del lenguaje del tango, narrador oral en lunfardo. Trabajó en televisión, prensa y radio. Es autor de, entre otros libros, El quilombo y otros cuentos de otoño, Obdulio con alma y vida o Jazmín de noviembre. Es autor y recitador en los espectáculos poético-musicales Bien polenta y Tango íntimo. Este cuento, reescrito de forma parcial para Delicatessen.uy, fue inicialmente publicado por el autor en el libro El quilombo y los cuentos del otoño, en noviembre de 1993.


Fotografía http://senderos-musicales.blogspot.com.uy/


La aventura del tango CHAMPÁN PARA TODOS Por Antonio Pippo Pedragosa






Semanario Búsqueda

-Música, poesía, intérpretes.
Pero en el tango siempre hay algo más.
Hubo un lugar donde actuó la espectacular Mistinguette, de cuya visita se cuenta que,tras festejar en un reservado borracha de champán, salió olvidando su pollera, hecho que causó un gran revuelo por el intento de verle, más al natural, sus increíbles piernas.
Ese sitio lo visitaron, en sus treinta y cinco años de reinado en la noche de Buenos Aires, escritores como Pirandello y Albert Camus, nobles como el duque de Windsor y el príncipe Bernardo de Holanda, gente del espectáculo como María Félix, Orson Welles, Vittorio de Sica, Maurice Chevalier y Errol Flynn, músicos, bailarines y cantantes como Malcuzinsky, Stocovsky, Josephine Baker, Tito Schippa –quien cantó una noche, a la entrada, porque se lo pidió una anciana mendiga- y gente tan extraña como Alí Khan o el polígamo marajá de Kapurthala con su séquito de esposas, y tan indefinible como Walt Disney, que cada noche regalaba dibujos, ebrio, de Mickey y Donald a las bailarinas.
Era el Tabarís, el cabaré más famoso de Sud América en su época, al que en París “Le Quotidien” promocionaba así: Si vous allez á Buenos Aires, n´óubliez pas de faire un tour au Ta-Ba-Riz.
Más allá de la resonancia de sus visitantes, y de la actuación de famosos artistas contratados, siempre fue un espacio para el tango: Gardel era habitué y cantó repetidas veces y en su escenario debutaron, muy jóvenes, Troilo y Pugliese. Pichuco le confesó en un reportaje a María Esther Gilio:
-A los catorce años, ya de pantalón largo, empecé a trabajar contratado; ahí conocí a Vardaro, a Contursi, a Osvaldo. Hacíamos tango de vanguardia. Íbamos a trabajar a las seis de la tarde y no parábamos hasta que se iba el último borracho. Había días en que terminábamos tocando con el sol en la cara.
El Tabarís encabezó la belle epoque de la noche y la bohemia locas de los cabarés.
Entre la multitud de tangos que hablan de ese tiempo y esa vida hay que mencionar,cuanto menos, a Zorro gris, Grisetta, Madame Ivonne, Acquaforte, Tal vez será mi alcohol, Che, papusa, oí, Mano cruel, Esclavas blancas, Pucherito de gallina, Pompas,Moneda de cobre y Aquel tapado de armiño.
El Tabarís fue inaugurado el 7 de julio de 1924 en Corrientes 831, en la planta baja del Royal Pigalle, accidentadamente: no funcionó la calefacción y la honorable y nutrida concurrencia debió permanecer, y hasta bailar, con sus abrigos.
Su fascinante historia comenzó en 1905, cuando el local superior lo ocupaba el diario de origen francés “Le Courrier del Plata”; poco después fue adquirido por el teatro Royal, que ubicó en el espacio disponible abajo al cabaré Royal Pigalle, que cerró al poco tiempo. En 1924 Andrés Trillas, francés hijo de españoles que había llegado al Río de la Plata a las catorce años, compró el edificio, reconvirtió en teatro el Royal Pigalle y creó en su antiguo lugar, a todo lujo, el cabaré al que Cadícamo dedicó este verso: -Che bacán de rango misho, te diré algo:/ me alegra relojearte entre toda la mersa que va al Tabarís…
Los hombres entraban de smoking y las damas de vestido largo. Concurrían parejas,pero la mayoría del público eran hombres solos que usaban algunos palcos y reservados,ocultos por espesos cortinados, para caer en la tentación de las llamadas “poupés de importación”: jóvenes francesas y polacas, las primeras en fumar en público, con las que, al menos a partir de la medianoche, había que tomar abundante champán –cada copa costaba la mitad del sueldo de un trabajador común- y luego acordar al precio del encuentro carnal.
Pero a toda fiesta le llega su final.
En la madrugada del 19 de enero de 1959, desbordado por una muchedumbre, discurrió la última noche del mítico Tabarís. Una fortísima crisis financiera impuso el cierre.
Por años alquilado, por años abandonado, a punto de ser demolido, el edificio se salvó porque en 1981 lo compró el empresario teatral Carlos Rottemberg. No obstante, no fue la salvación definitiva: también acuciado por deudas, Rottemberg lo alquiló a una iglesia evangélica –una de tantas paradojas sorprendentes en la aventura del tango y sus lugares-, aunque en 2006 recuperó oxígeno económico, rescindió el contrato y sumó allí dos salas más a su circuito de escenarios.
Dicen que aun hoy por los alrededores hay quienes creen advertir, en una brisa de fiesta,los espíritus de Gardel, la Baker, la Mistinguette, Chevalier, los nobles y, claro, del gordo Pichuco…