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lunes, 21 de agosto de 2023

DESDE UNA PERSPECTIVA FRONTERIZA, un poco más…/RICHAR ENRY

 

El desempleo y la diferencia cambiaria de moneda suelen ser la variable fundamental. Siguiendo aquel objetivo planteado de dar la discusión histórica sobre un tema tabú, recordando a aquellas personas que han subsistido gracias al contrabando de sobrevivencia y preservando sus memorias de vida -que exponía en la publicación anterior-, en esta oportunidad profundizaré en algunos detalles de la producción independiente vinculados al audiovisual y el libro. La idea de realizar un documental surgió a instancias del reconocido escultor Nicolás Fariña, un joven melense con pasaje por las Fuerzas Armadas, soldador de empresas constructoras de molinos eólicos y hoy funcionario municipal, que dedica gran parte de su vida al reciclaje de hierro considerado “chatarra”, el que con sus manos, intelecto y espíritu creativo, transforma, posiciona y suelda, creando piezas de arte únicas no sólo por lo grandioso de su proporción (con obras que superan los tres metros de altura), sino por su magnífica expresividad, logrando darle una vida a piezas frías de metal herrumbrado que adquieren un significado sin igual para la comunidad local. EL ARTISTA El escultor pensó que para este caso no bastaba la sola presencia de las esculturas (una serie de obras en las que se encontraba trabajando, y que llevarían el nombre EL POBRE QUE VA POR PAN) sino que las mismas deberían ir acompañadas de un audiovisual que revelara otros detalles que la obra por sí misma no podría dejar ver. Así fue como, inspirados en la letra de Osiris Rodríguez Castillos “Camino de los Quileros”, nos pusimos a trabajar, primero para develar el complejo proceso de creación, desde el momento de ir a las chatarreras a recolectar el metal con que el artista dejaría volar su cabeza y esbozaría los bocetos, hasta la etapa del armado y soldado del hierro. Lo trabajoso no era sólo pegar una pieza a la otra, sino hacerlo en dimensiones que oscilan los tres metros de alto y en algún caso los más de cuatro metros de largo por un metro de ancho. Mover una pieza, prender objetos pesados en altura sin la ayuda de otras manos, así como subir y bajar escaleras a buscar herramientas o piezas que podían caer y volver a levantarlas, implicó horas de dedicación y esfuerzo físico puesto a disposición de dichas obras. Esto, sumado al coste de algunos materiales (buena parte de la chatarra fue donada por el hoy extinto “Turco”, de la chatarrera de barrio Soñora de Melo) y parte del tiempo cedido por su empleador, le permitieron finalmente dar forma a cuatro obras espectaculares. EL RODAJE Tema aparte fue la instalación de las esculturas, que permanecieron durante más de un año ya finalizadas y en algunos caos deteriorándose porque no se encontraban un lugar debidamente protegido; el artista sufría el dolor de ver su creación más querida perder su imagen ante las inclemencias del tiempo y el destrato del entorno de trabajo donde se hallaban depositadas, mientras se sucedían las demoras y postergaciones (en parte causadas por trámites burocráticos, y otra parte debidas a cuestiones de políticas gubernamentales). Finalmente, en junio de 2019 las obras y el artista encontraron su lugar de reconocimiento: el conjunto escultórico ocupa hoy el cantero central de la carretera Brig. Juan Antonio Lavalleja (Ruta 8), viniendo desde Aceguá para Melo -o saliendo en sentido contrario-. Allí están, para honrar la memoria de los que hoy ya no cargan más, por la veintena que perdió su vida con la carga y por los centenares de otros y otras que por diversos motivos no pueden volver a bagayear. El punto no es casual, y la posición tampoco: se ubicaron como que vienen de la frontera, y por la tardecita parece que están llegando a escondidas de la “rojita”-tradicional camioneta de Aduanas usada para perseguir y persuadir a los contrabandistas mayormente en la década del ´80-, cortando campo y viendo el caserío del pueblo asomar, dejando las tropas del Ejército atrás y pensando en esos gurises con la panza vacía para alimentar, a sabiendas de que la jornada aún no termina porque el sol caiga a sus espaldas; todavía resta llegar a casa sin ser detenido en la otra cuadra del camino vecinal por la Policía, y peor aún, tener que salir a vender lo traído para asegurar el regreso al día siguiente, ya que el duro camino hay que volverlo a andar porque ese es “el camino del pobre que va por pan”. EL CONTEXTO Para ir reflejando los diálogos internos del artista, así como los efectos que el entorno marcó en su proceso creativo, fue necesario contactar a otras personas que estuvieran dispuestas a hablar del tema “contrabando”, no ya desde una postura acusatoria, castigadora o penalista, sino desde las otras perspectivas que se dan cita en este tema, como los aspectos literarios, históricos y supra- legales, así como también el aporte anecdótico de quienes protagonizaron los modos de contrabando descriptos por el escultor. Conversamos con los profesores Teresita Pirez, Víctor Ganello (hoy fallecido) y Nelcino Mederos; y eso no fue al azar ni por causalidad. Podíamos haber procurado la opinión de algún prestigiado actor judicial, autoridades policiales, militares o de las aduanas; pero la postura profesional, junto con la visión del territorio y conciencia de la situación real del entorno, no la podría expresar nadie mejor que un docente, que día a día ve a sus alumnos desertar en busca de una oportunidad en el mercado laboral, porque necesita afrontar responsabilidades de vida que de otro modo no podía abarcar. Otro aporte invalorable fueron los testimonios de los ex contrabandistas: Arturo Ferreira, quien practicaba el contrabando a caballo en cargueros; Juan Robatti, que bagayeaba en bicicleta; Darly Borges, que fue motoquilero, y Evangelia Olivera, que practico el quileo con bolsitos en ómnibus y “a dedo”, todos ellos testimonios vivientes de una tradición practicada desde los primordios de la Patria, y que hoy forma parte del patrimonio cultural e inmaterial de esas terceras zonas. LA PRÁCTICA Si bien es cierto que la práctica del contrabando se extiende a lo largo y ancho de las fronteras del Uruguay, incluso hoy día (según nuestro estudio bibliográfico y de campo), el mismo no es exclusivo de nuestras entre-regiones. Al parecer es una tradición que se daba ya en la Madre Patria, específicamente de la región norte de España -como La Raia-, donde por su localización geográfica, resultaba más barato comprar lo que ingresaba por el puerto de Porto y las costas portuguesas (café, azúcar y otros), que adquirir los bienes que venían de la costa mediterránea de España a mayor costo. Por su parte, otras regiones de Latinoamérica no son ajenas a este fenómeno: los pasos de frontera entre Argentina y Paraguay viven realidades similares, con lugares de geografía peligrosa donde se pasa mercadería en mano, con botes por los ríos y en vehículos por los caminos, a escondidas de las Fuerzas Públicas, y lo mismo ocurre en Bolivia y otros países, casi siempre motivado por el desempleo y la diferencia cambiaria significativa que abarata y permite la vida un poco más digna si se consumen bienes y servicios del otro lado de la frontera. Es de significar que en este contexto nos estamos refiriendo exclusivamente al contrabando de sobrevivencia, a aquel que se realiza en pequeña y mediana escala, por el que se pagan impuestos (porque los vendedores facturan las cargas impositivas de su respectivo país), pero que no abona las tasas correspondientes por la importación. Y quizás ahí esté “el talón de Aquiles” en el que los gobiernos han fallado; ya que de ser éstas más accesibles, y razonablemente menores las ganancias (algunas veces exorbitantes) de las empresas que importan a gran escala, los productos microimportados serían más baratos, y no sería necesario ir contra una ley que se arrastra desde el período de las colonias imperiales en la región. En próxima entrega revelaré algunos detalles sobre el proceso creativo, recopilación y publicación del libro “QUILEROS-Entre historias y caminos” Richar Enry Ferreira

lunes, 14 de agosto de 2023

Auto de fe (·) Por Antonio Pippo

 

Hay una emoción vieja y querida que ha vuelto a encender su fuego en mi memoria, que es decir mis entrañas.

Siempre se ha dicho que nadie sabe por qué ocurren estos milagros. Pero no es verdad. Yo lo sabía y lo recordé enseguida porque estaba mirando una foto de mi abuela Juanita, la maestra rural.

En mis tiempos de escuela, aquellas dulces mujeres de blancas túnicas y zapatillas solían convocar a recitadores de poesía popular para que nosotros, tiernos niños, iniciáramos el camino hacia el mundo de los sentimientos, que no sabíamos definir.

Entonces puedo decírtelo ahora, Rafael, que he querido darme el gusto de hablar contigo al cabo de tanto tiempo; cierta tarde, un hombre bueno y modesto llamado Miguel de Mozos recitó uno de tus poemas en clase:

-Esta noche de agosto/ he quemado tus cartas…/ ¡Ocho años de vida apasionada! Mi corazón ardía/ en medio de las llamas, rodeado de fechas,/ ¡cenizas de mi alma!

Ah, querido hermano Rafael, tan delicado, tan elegante, tan enamoradizo, nacido en cuna sevillana aristocrática, amante de cafés y teatrillos de poetas, gitanos de guitarra y bailarinas: la libertad republicana te permitió esa bohemia, fuiste amigo de García Lorca, de León Felipe, de Machado y creaste más versos que cualquier otro soldado lírico de la Generación del 27.

-Sí… ¡pero también me llevó a la cárcel y me negaron los críticos y las antologías de mi época y las que vinieron!

¿Ves? Hay milagros pese a quien pese: he sentido tronar tu voz, ardiendo en el enojo. Jamás sabré de donde viene, pero sé que eres tú y que aun te lastima el desprecio con que te insultaron algunos. ¡A ti, Rafael, que además de tus poesías que surcaron el mundo hiciste canciones populares como Tatuaje, Ojos verdes, A ciegas, A la lima y al limón, ¡Ay, pena, penita, pena!, María de la O y Cárcel de oro, con las que ensoñaron a hombres y mujeres durante décadas Carmen Sevilla, Isabel Pantoja, Rocío Jurado, Nino Bravo o Raphael.

-Los abrazos crujían,/ los besos se quejaban,/ y los dulces “te quiero!”/ de tinta y esperanza,/ en una pirueta/ de fuego se rizaban.

Sin verte, siento de pronto tu mirada melancólica. Y me dices: -¿Quizás no me respetaron, aunque mis poemas y canciones se hayan difundido más que cualesquiera, por mis títulos nobiliarios, un seno familiar que no elegí, o porque fui andaluz hasta la médula, romántico y gracioso, apreciado por los simples? Mira, hombre, si hasta me han llamado “folclorista español… ¡Qué desparpajo, que falta de consideración!

No puedo sanar tanta furia, Rafael. Sin embargo…, acaso me encantaría ver vagar tu alma por ahí, para que advirtieras cuánto, tal vez sin saber de ti, ha querido y quiere la gente los cientos de pájaros de luz que liberaste al vuelo.

-Como una serpentina,/ tu nombre se alargaba,/ y era un puente la firma/ sobre un río de brasas/ que, silenciosamente, sin voz,/ se desplomaba.

Presta atención, Rafael: aquí tengo un ejemplar de tu primer libro de poesía, Pena y alegría del amor, de 1941; y otros –Jardín de papel y Amor de cuando en cuando- que publicaste dos años después y que cambiaron mi vida.

Quité la mirada de la foto de mi abuela, que ya no estaba mirando, y entré a un rincón de sombras como caricias. Nada veía, pero retornó tu voz: -¿Es que crees de verdad que no he pasado en vano?

Mi admirado Rafael… ¿quién soy yo, peregrino pobre que deambula por las letras, para decirlo? Sólo sé que te quiero desde que memoricé tu primer verso. Entre dos soledades –la tuya al escribir, la mía al leer- quedó urdida una entrañable complicidad de la que solo sabemos hoy.

¿Qué más pedir?

Ahora, porque te imagino caminar hacia la despedida, puedes decir lo que quieras. Yo entenderé.

-Esta noche de agosto/ he quemado tus cartas…/ ¡Ocho años de vida apasionada!



AUTO DE FE (·) es el título de un conocido poema de Rafael de León, nacido en Sevilla en 1908 y muerto en Madrid en 1982, considerado el más grande poeta popular español, cuya celebridad se empinó, gracias a los humildes y a los sensibles, sobre el talante épico de sus compañeros de la Generación del 27. En su homenaje, esté donde esté.


Antonio Pippo nació en Argentina y su familia se mudó a San José siendo aún un niño. Viene ejerciendo el periodismo desde hace sesenta y tres años: prensa , radio, televisión. Fu director de informativos de todos los canales de televisión, públicos y privados. Ha escrito y publicado varios libros. Estudioso del tango, es también artista y participa y ha dirigido espectáculos como empresario durante años.

Son clásicas las columnas que publicó durante años en el semanario Búsqueda y aún en la Agencia Mundial de ensa.

Ha sido docente de periodismo de opinión en la Universidad ORT.






































































jueves, 10 de agosto de 2023

A LA ESPERA DE LA OSCURIDAD (·) Por Antonio Pippo

 

Mi mente y mi emoción han sido envueltas por una música triste. Estoy ensoñado y se me introduce, imprevista, física como una caricia áspera, la idea de la muerte.

Pero no pienso en Alfonsina, ni en las aguas frías que la engulleron. Pienso en ti, Alejandra y ese pensamiento es como una centella inesperada que me humedece los ojos y me desespera.

-Ese instante que no se olvida/ Tan vacío devuelto por las sombras/ Tan vacío rechazado por los relojes/ Ese pobre instante adoptado por mi ternura/ Desnudo, desnudo de sangre de alas/ Sin ojos para recordar angustias de antaño/ Sin labios para recoger el zumo de las violencias/ perdidas en el canto de los helados campanarios.

Sólo en este primer verso de uno solo de tus poemas se descubre, andando contigo y con tus sentimientos y deseos de aniquilación cual espasmos, toda una vida ensombrecida desde la niñez infeliz, a la adolescencia confundida y a juventud, esa de la creación soberbia de tu arte, esa también que te condujo a una madrugada de suicidio.

Tu padre, al que amaste, fue distante. Tu madre, que te llamaba Buma, sobrenombre que odiaste, y que prefería a tu hermana Miryam, ayudó, ¿sin saberlo?, a tus depresiones y alejamientos. Entonces, ya adolescente, tu refugio fue la lectura y, luego, el primer enamoramiento, el surrealismo y la influencia de Antonin Artaud, Rimbaud, Baudelaire, Mallarmé y Rilke, cuna de tu desprecio por el modelo social de la época.

-Ah, fue mi tiempo de obsesiones en que me introduje a través de la poesía: la búsqueda de mi identidad, la construcción de la subjetividad, la infancia perdida y la muerte. Todo eso ya está en mi primer libro, La tierra más ajena.

Quizás una paradoja. Lo ignoro. Pero me hace feliz que tu voz regrese de quién sabe qué cosmos perdido y resuene en mis oídos. ¿Milagro? No, no. Todo eso también lo has dejado escrito, como tu desesperación por el cuerpo imperfecto, por el asma, al fin por las anfetaminas como pretendido manotón de quien se ahoga. Y la confundida búsqueda del amor.

-Ampáralo niña ciega de alma/ Ponle tus cabellos escarchados por el fuego/ Abrázalo pequeña estatua de terror./ Señálale el mundo convulsionado a tus pies/ A tus pies donde mueren las golondrinas/ Tiritantes de pavor frente al futuro/ Dile que los suspiros del mar/ Humedecen las únicas palabras/ Por las que vale vivir.

Viajaste a París, poetisa ya llamada extraña, maldita, que habías publicado Un signo en tu sombra, La última inocencia y Las aventuras perdidas, ansiando una imposible relación perfecta entre soledad y compañía, impulsada por el ansia de vivir y la certeza de que sólo aguardaba una muerte pronta.

Volviste más rebelde, atrevida, contradictoria, poetisa cabal que conoció a Cortázar y a Octavio Paz, quien te ayudó a obtener más reconocimiento promoviendo tus nuevos libros: Árbol de Diana –Diana, tu compañera hasta el fin-, Los trabajos y las noches, Extracción de la piedra de locura y La condesa sangrienta, entre otros reconocibles, profundos desgarramientos internos. Pero aun así persistió en tu espíritu la idea del suicidio, del dulce árbol que por imperio de la ignorancia debe secarse demasiado temprano, de tu incomodidad ante la vida y los demás.

-Sí. Muerte interminable, olvido del lenguaje y pérdida de imágenes. Cómo me gustaría estar lejos de la locura y la muerte…

Pero no pudiste. La angustia fue más fuerte incluso que tus llamadas de socorro a la madrugada, despertando a Diana o a algún amigo; más que tu frustrada terapia con León Orlov, psiquiatra a quien quisiste y al que dedicaste un conmovedor poema.

Qué hondo dolor, Alejandra. El 25 de setiembre de 1972, a los 36 años, te mataste ingiriendo un frasco de barbitúricos, a las pocas horas de salir de un hospital adonde te habían internado por tu depresión.

¡Qué hondura tiene todavía esa herida en el corazón de cualquiera!

-Pero ese instante sudoroso de nada/ Acurrucado en la cueva del destino/ Sin manos para decir nunca/ Sin manos para regalar mariposas/ A los niños muertos.



A LA ESPERA DE LA OSCURIDAD (·) es el título de uno de los poemas de Alejandra Pizarnik, poetisa nacida en Avellaneda, Buenos Aires, de padres rusos, quien más allá de la brevedad de su vida y obra, tal vez ignorada en su tiempo, generó una impresionante influencia en las generaciones siguientes de la literatura en nuestro idioma. 

 

 

 

Antonio Pippo nació en Argentina y su familia se mudó a San José siendo aún un niño. Viene ejerciendo el periodismo desde hace sesenta y tres años: prensa , radio, televisión. Fu director de informativos de todos los canales de televisión, públicos y privados. Ha escrito y publicado varios libros. Estudioso del tango, es también artista y participa y ha dirigido espectáculos como empresario durante años.

Son clásicas las columnas que publicó durante años en el semanario Búsqueda y aún en la Agencia Mundial de ensa.

Ha sido docente de periodismo de opinión en la Universidad ORT.


























































miércoles, 9 de agosto de 2023

A QUIEN LE IMPORTA LA DEMOCRACIA / *COLUMNA DE CARLOS CASTILLOS

 



La democracia representativa, entendida como el sistema en el cual una mayoría de ciudadanos mayores de edad, elige a un grupo selecto para que administre los bienes comunes, está agotada. No invento nada. Ya lo sostuvieron algunos pensadores e intelectuales hace muchos años. Pero cada vez es más evidente. Y voy a tomar el ejemplo más reciente, más cercano en el tiempo. El 25 de junio de este año 2023 hubo elecciones presidenciales en Guatemala. Estuvieron habilitados para votar 9 millones 361 mil personas mayores de edad. De ese total concurrieron a las urnas el 59,99 por ciento. Podría redondearse en el 60 por ciento. Eso suma aproximadamente unas 5 millones 616 mil personas. Al hecho de que casi la mitad de los habilitados no participó (lo que de por sí debería ser preocupante) se suma que la opción más votada, fue el VOTO NULO. Un 17,39 por ciento, algo así como 1 millón 580 mil personas se inclinaron por la opción de ANULAR su voto. Después de esa opción viene un partido llamado UNE (Unión Nacional de la Esperanza) con el 15 por ciento (1 millón 350 mil votos) y en tercer lugar el Movimiento SEMILLA, que sumó aproximadamente un millón de votos. Este 20 de agosto se realizará la segunda vuelta electoral e irán por la presidencia la UNE y SEMILLA, sectores políticos evidentemente muy minoritarios. Sin embargo, el sistema institucional de ese país impone que ellos decidan quien gobernará. Y el pronunciamiento contundente del 17 por ciento del electorado es tomado como un dato insignificante. Se le ignora olímpicamente. Pero viendo los números, alguien debería replantearse la situación de la “democracia representativa”, porque Guatemala tiene 17 millones de habitantes. Si los habilitados para votar son unos 9 millones, significa que hay muchos indocumentados o casi 8 millones son jóvenes. De ser así, hay un fuerte componente de nuevas generaciones que en unos años tendrán que asumir el protagonismo en la vida cotidiana de ese país. Pero no se escuchan voces de preocupación. Ni en ese país centroamericano y tampoco fuera de ese país. Gobiernos siempre dispuestos a salir a criticar, a cuestionar otros gobiernos, muchas veces por cuestiones menores, ahora se hacen los distraídos. Y Guatemala no concita la atención, no genera comentarios y ni siquiera es noticia en los medios de mayor penetración. No vaya a creer que esta situación es patrimonio de Guatemala. Este panorama se repite en muchos otros países del planeta que tienen “democracia representativa”. Ya es hora de ir replanteándose otro tipo de democracia. Porque quienes asumen el gobierno en una “democracia representativa”, en muchos casos no representan a nadie…o a una ínfima minoría, como en este caso de Guatemala. Entonces se podría intentar una democracia “participativa” o “democracia directa”, como ha sido propuesto alguna vez, aunque sin demasiado éxito. Pero son muchos los intereses y poderosos sectores que se ven beneficiados con este sistema. En definitiva…¿a quien le importa la democracia?...mientras sea un buen negocio.




*Carlos Castillos - Docente y periodista, trabajó en Radio Chuy, Difusora Rochense, El Espectador, Radio Carve, CX 30 La Radio, Emisora del Palacio FM y CX 36 Radio Centenario. Además fue corresponsal de la agencia alemana de prensa dpa en Uruguay, Argentina y Paraguay durante 22 años. Es egresado del Instituto Superior de Educación Física (ISEF) como Entrenador de Fútbol y desde el 2010 impulsa el Movimiento de Cine Con Vecinos-Uruguay que se dedica a producir documentales comunitarios y a talleres básicos en todo el país. Desde el 2011 participa del Movimiento ARA (Artistas Rochenses Amigos) para publicar y difundir obras de creadores de la zona.



lunes, 7 de agosto de 2023

LA MEJOR OBSESION / COLUMNA DE GONZALO PERERA

 

Cualquier aficionado al fútbol sabe muy bien que hay dos maneras casi infalibles de perder un partido: una es darlo por perdido de antemano y la otra, darlo por ganado anticipadamente. Es muy lógico: el que entra a la cancha convencido que va a perder, no confía en sí mismo ni en su equipo y seguramente “no le saldrá una” y perderá. Y el que se siente ganador antes de jugar, entra desconcentrado, displicente y cuando el rival se ponga en ventaja , entrará a desesperar, sintiéndose en una pesadilla, que seguramente culminará en derrota. Por lo tanto, la única manera de ganar un partido es jugando confiando en las propias fuerzas pero no subestimando las del rival, creyendo firmemente “que se puede”, pero sabiendo que, a priori, hay otros resultados posibles y que sólo un par de horas después se sabrá cuál tocó en suerte.


Esta alegoría futbolera viene bien para ubicarse en el plano de la política. Cuando un militante del Frente Amplio (FA) comienza una frase diciendo “Cuando ganemos el próximo gobierno…..”, me parece que se dá por ganado un partido aún no jugado. Una de las razones evidentes de la derrota electoral del FA en 2019 fue que buena parte de nosotros no creía en la derrota, y aunque muchos indicios mostraban que el triunfo estaba en franco riesgo, hasta poco antes de la primera vuelta se tenía como objetivo “triunfar en primera vuelta y con mayorías parlamentarios”. El golpazo con la realidad de octubre de 2019, llevó a despertar a la realidad y la capacidad militante de las bases del FA estuvo a un pelo de cambiar la historia. Pero que el injustificado triunfalismo previo a la primera vuelta, con su consecuente relajamiento y desfocalización, fue una de las causas de la derrota electoral, me parece evidente. Eso, traducido en aprendizaje, debería llevar siempre a decir “SI ganamos el próximo gobierno….” Usar el viejo y querido condicional, que no da por descontado lo que habrá de pasar.


El desgaste del gobierno, su increíble velocidad para abrir frentes de desgaste (Marset, Astesiano, el puerto a Katoen Natie, Proyecto Arazatí, pérdida de salario real y de poder adquisitivo de jubilaciones y pensiones, inseguridad y constantes relevos en jerarquias policiales pero con ministro pegado al sillón negando lo evidente, etc.), sumado a un gradual pero constante crecimiento de adhesión y actividad en el FA, hacen probable que en 2024 sea el FA el que triunfe en las urnas. Probable, pero no seguro, y nada estará seguro hasta que la Corte Electoral proclame los resultados, ni un minuto antes.


Esta aclaración puede parecer de Perogrullo, pero no lo es. Cuando se plantean iniciativas populares, desde las organizaciones sociales, para atenuar el proceso en curso de deterioro muy importante de derechos, hay muy respetables voces dentro del FA que no las apoyan con el argumento de que “esto lo debe arreglar nuestro gobierno”. Ha pasado en más de una ocasión y en algún caso estas posturas luego cambiaron, por lo cual además de respetables no son inmutables, pero llaman la atención. Porque lo que se hace ya, desde la combinación de la militacia política con la militancia social (que en muchos casos no es protagonizada por adherentes al FA), nadie dice que sea fácil, pero es una acumulación que si se tiene la voluntad de hacerla, se hace, no está condicionada a nada. Ahora bien, lo que se posterga para “corregirlo en nuestro gobierno”…..acaso supone que la elección ya se ganó? Porque si el FA no gana las elecciones (e insistimos que la adhesión al FA puede ser menor a la adhesión a una reivindicación social concreta), dónde queda esta promesa?


Pero además, la izquierda, aunque sea amplia y abarque hasta los sectores más al centro de la opinión política, tiene sellos de identidad. Como también los tiene la derecha , que cuenta con el respaldo el poder económico, de los medios hegemónicos de comunicaciones, etc. La identidad de la izquierda es su fuerte vínculo con las organizaciones sociales como la central sindical, el movimiento estudiantil, el cooperativismo, los movimientos feministas y de disidencias de género, las organizaciones ambientalistas, barriales, de productores familiares, etc. La izquierda no puede ni debe temer que las iniciativas concretas de todo ese amplio abanico social le hagan perder elecciones, debe temer que la obsesión por ganar las elecciones ( objetivo obviamente necesario) le haga perder sus lazos con todo esa base social. Y que al llegar al gobierno no cuente con buena conexión con dicha base y no logre marcar su identidad, con todos los medios hegemónicos trabajando “a full” para instalar que “son todos lo mismo”, lo cual puede ser un golpe muy difícil de superar.


No se puede prometer lo que no se sabe si se puede cumplir. No se puede descuidar las bases históricas de alianza o apoyo de la izquierda, por el contrario, el FA debe fomentar y estimular esta vinculación, como lo ha hecho recientemente con el encuentro de feminismos de izquierda, o como lo ha hecho en el ciclo “el Frente te escucha”. Hay que insistir en esa dirección, de manera sostenida.


La izquierda tiene bastante más de un siglo en el Uruguay. No hace aún dos décadas que el FA llegó al gobierno nacional. Ganar elecciones pero sin perder la identidad histórica, debería ser “la mejor obsesión ”. Con todo respeto a otras visiones, como siempre, pero diciendo con claridad lo que se piensa. Sobre todo, porque la identidad histórica se renueva o no todos los días, no en los actos electorales. Y cuando desde las organizaciones sociales surgen iniciativas, estar atentos a ellas para potenciarlas y apoyarlas en el mayor grado posible, es parte de esa renovación cotidiana de la identidad.


Ganar elecciones pero sin perder la identidad histórica es la mejor obsesión, que nos desafía día a día y a cada paso.



Dr. Gonzalo Perera- Prof. Gr. 5


DIRIGENTE POLÍTICO