Buscar este blog

sábado, 21 de septiembre de 2024

¿QUÉ HACER POR LA CULTURA DE ROCHA? (Parte 3)

 

“Izquierda sin cultura no es izquierda” (Mariano Arana)


Diseñar un Proyecto de Gestión Cultural comprometido con el desarrollo comunitario del departamento de Rocha es un imperativo que, en las condiciones vigentes, únicamente puede ser planteado como la más efectiva herramienta para el desarrollo y vía de superación colectiva, factible de satisfacer de manera coherente, dinámica y progresiva los intereses de la ciudadanía; provocando modificaciones trascendentes en la disposición y comportamiento ante la creación y consumo de valores culturales reales. Mediante éstos, los individuos acaban insertándose y ejecutando cambios coyunturales en función de mejorar sus propias condiciones de vida y satisfacer sus “necesidades o inquietudes expresivas”; promoviendo la participación y la creatividad colectiva mediante acciones planificadas estratégicamente, derivadas de un diagnóstico comunitario acorde con cada contexto abordado, (o evaluado), y que posicione a los rochenses como verdaderos protagonistas del quehacer cultural.

Se trata, en definitiva, de gestionar de manera decisiva la coparticipación ciudadana, ya que será ella misma, (la comunidad), la beneficiaria de sus propias iniciativas, propuestas y aportes para las mejoras de sus condiciones de vida. A su vez, ello redundará en la promoción de valores como la cooperación, la solidaridad, la apuesta, (y puesta), colectiva, la defensa de los intereses comunes, así como la preservación y fomento de nuestra identidad local-nacional; sin relegar, además, la inclusión de aquellos sujetos portadores de una diversidad cultural,(mayoritaria o minoritaria), y la búsqueda de alternativas por incorporar a todos aquellos “comunitarios”, desde las “infancias” hasta la “tercera edad”, incluida la “diversidad sexogenérica”.

Un requisito imprescindible para la formación y promoción de una cultura participativa que, entre otros rubros lleve a cabo una labor congruente con la equidad y la justicia social, es sin duda la elección oportuna y consensuada de auténticos representantes, (llámese gestor cultural o director de cultura), cuyo conocimiento, experticia y sentido común aboguen por el crecimiento y avance de la comunidad que él mismo conforma; coordinando esfuerzos con cuánta institución, fundación u organismo, (público o privado), propicie aquellas acciones o intervenciones en pro del comunitario cultural.

El impacto de estos Proyectos Culturales se efectivizará en la integración de recursos humanos y materiales, elaborando con objetividad las acciones constitutivas de cada evento, derivadas de un estudio certero de aquellas necesidades e intereses comunitarios, (puesto que un proyecto pensado sin la consulta, al menos, de sus beneficiarios y la revisión de las singularidades de su entorno sólo tenderá a fracasar). En dependencia con el grado de compromiso de los ciudadanos, como del interés por modificar-medrar las condiciones de su contexto, puede hacerse factible elevar las condiciones de vida, como también satisfacer las necesidades culturales existentes, metas y objetivos propuestos, tendientes a alcanzar el mayor desarrollo cultural, cuyo objetivo fundamental incluye la movilización de recursos humanos e instituciones, mediante la participación activa y democrática de la población.


(DARÍO AMARAL-ESPACIO 609-MPP ROCHA)




LA OBJETIVIDAD// COLUMNA DE CARLOS CASTILLOS

 

La objetividad, en el periodismo, suele ser una bandera que se enarbola con entusiasmo, igual que la famosa “Libertad de prensa”. Y yo creo que ni una ni la otra existen, al menos en estado puro, como suelen presentarse, muchas veces. Sobre la objetividad, anda circulando por allí un video en el que una periodista española explica este concepto con mucha claridad. Silvia Intxaurrondo sostuvo, en una entrevista televisiva, que “hay que ser honesta y contarle a la gente lo que está pasando”. “No hay que callar por miedo”. Agregó que en su trayectoria en medios públicos y privados de su país, alguna vez le pidieron que fuera “equidistante” en el manejo de la información. “Ser equidistante es un concepto tan subjetivo que cada quien le da la interpretación que quiere. Y si quien lo plantea es alguien con poder de decisión en el medio para el cual trabajas, en realidad lo que se busca es cortar un poquito las alas del periodista”, agregó. Y puso otro ejemplo bien claro. “Estoy en una habitación con dos personas. Una dice que no llueve y la otra dice que si. El periodista puede ser equidistante. O puede abrir la puerta y ver si llueve”. Generalmente los periodistas suelen tomar posición por una u otra persona, argumentando que es equidistante. Y si es criticado entonces enarbola el derecho a la “libertad de prensa”. Esta disyuntiva se plantea en todos los temas que se manejan en los medios de difusión. Nacionales e internacionales. Por estos días de la primavera del 2024, suele verse, con frecuencia, cómo los medios nacionales “acorralan” a los dirigentes políticos y sindicales de Uruguay para obligarlos a que digan si Venezuela es una dictadura o no. Entonces muchos (creo que la mayoría) se siente “obligado” a fijar una posición tajante, cuando sabe poco y nada de ese país. Quizás nunca viajaron a Venezuela, pero…tal vez piensen que lo “políticamente correcto” es sumarse a las voces “occidentales” que reclaman “mano dura” con Venezuela. Esas figuras públicas, y hasta la gente común, se pronuncia sobre Venezuela, solamente con las informaciones que difunden los medios, que en su mayoría, son tendenciosas. He visto a gente que cuestiona el sistema político de Venezuela, solamente porque el presidente, Nicolás Maduro, no le cae simpático. Como si ese país dependiera solamente de lo que haga o deje de hacer ese hombre, que, como en la mayoría de los países, es apenas un eslabón, importante, pero un eslabón en lo que tiene que ver con la administración de una nación. Y esto pasa, no solamente con Venezuela. Nos acostumbramos a opinar de todo. Y con la misma liviandad y desconocimiento de los hechos, asumimos posiciones sobre la guerra Rusia-Ucrania, sobre el conflicto Israel-Palestina y hasta la realidad de China, Corea del Norte, Bolivia, Ecuador, Francia o lo que sea. Y no hemos aprendido a ser más cautos y hasta más respetuosos de asuntos que desconocemos. Yo iría más lejos y sugeriría ser más desconfiados. Sobre todo ésto: desconfiados. Porque la opinión que nos forjamos de todos estos temas, son como consecuencia de informaciones que nos suministran los grandes medios de difusión. Y esas informaciones suelen estar manipuladas cuidadosamente y, algunas veces, de forma grosera, para generar opiniones convenientes a ciertos intereses, que no tienen por qué coincidir con los nuestros. Así que, retomando la opinión de la colega española Silvia Intxaurrondo “lo correcto y más honesto es abrir la puerta y ver si llueve”.




martes, 27 de agosto de 2024

¿QUÉ HACER POR LA CULTURA DE ROCHA? (Parte 2) DARÍO AMARAL

 


Izquierda sin cultura no es izquierda” (Mariano Arana)

 


 

En convocatoria extendida a instituciones, colectivos y “agentes” partícipes del quehacer cultural en Rocha, la Comisión Nacional de Cultura del Frente Amplio convocó, meses atrás, a una suerte de “plenario-abierto” con la consigna de intercambiar apreciaciones y perspectivas vinculadas a la constante construcción de diseños de políticas culturales integradas y transversales a nivel interinstitucional, departamental y nacional. Posicionados en una concepción de “cultura” entendida como un derecho humano fundamental y en su diversidad, generadora de identidades, pertenencia, arraigo, (esenciales para el desarrollo y bienestar pleno de cada ciudadano); configurada en estrecha relación con las artes, los patrimonios y problemáticas vigentes, denominadas “emergencias culturales”, ligadas a “contextos de violencia”, infancias vulneradas, sanidad mental, coincidentemente con todas las restantes problemáticas sociales, concordamos además, en aquella instancia colectiva, en la estimación de una dimensión de la diversidad y las falencias de aquellos universos que acaban componiendo, sino determinando, a nuestra apaleada cultura local. Entre las falencias, (donde el Frente Amplio es y ha sido un reflejo de la sociedad consciente de las mismas por encima de otros sectores), se arribó a la preocupante conclusión de que el derecho humano a la cultura es un derecho sistemáticamente vulnerado en nuestra sociedad desde hace tiempo. Detectándose un “sesgo” centralista arraigado en nuestra propia cultura, que tiene que ver con el “accionar” de Montevideo en relación a los restantes departamentos, pero que también guarda una estrecha relación con los “interiores profundos” de cada departamento en relación con las capitales departamentales y la asimetría existente entre lo urbano y lo rural, (consecuencia directa, si se medita, de la disolución de los Centros MEC y su labor descentralizadora, la cual constituía un paliativo emancipatorio de acceso a la cultura). Otra falencia remite a la escasa, (casi nula), participación de la “intelectualidad”, referentes culturales, creadores y artistas, a la hora de implementar políticas de impacto y extensivas, que salvaguarden la transversalidad y reivindiquen de alguna manera la accesibilidad a los derechos culturales. Así, como también, una inversión insuficiente, (a nivel nacional-departamental), para instrumentar con seriedad e incidencia real políticas de carácter o naturaleza cultural.

Sobre este escenario, en donde tanto el gobierno nacional como el departamental debieran ser garantes del derecho a la cultura, a su creación y disfrute, asegurando las posibilidades plenas de pensar, elegir, construir y sentir en su amplia y absoluta diversidad; entendemos que para constituir y desarrollar verdaderamente una cultura de impacto y garantizar, al unísono, su derecho humano de accesibilidad, existen, al menos, cuatro aspectos o herramientas a las que, indefectiblemente, suscribimos por concebirlas prioritarias:

  1. Generar una institucionalidad genuina, que logre ejecutar un presupuesto real que consolide una descentralización con un alcance mayor al que, en su momento, tuvieron los Centros MEC.(En Rocha el “interior profundo” tuvo entonces la posibilidad de abrirse, interactuar y darse a conocer al resto de las localidades. Recordemos, además, que la base social del Frente Amplio ha sido la descentralización cultural.)

  2. Generar un sistema nacional de cultura que sea “mapeado” y se retroalimente para la efectividad constante de su funcionamiento, que no se vea menguado, desviado ni detenido por “tecnicismos” de índole partidaria.

  3. Generar una ley nacional de cultura que garantice el derecho a la cultura para todos los habitantes del territorio nacional. (La cultura no debe dejar de ser un pilar esencial para el avance igualitario; los cambios, si no son culturales, por más que modifiquemos las condiciones materiales, no evidenciarán una incidencia real y efectiva a largo plazo en ningún medio.)

  4. Aproximarnos, por último, al 1% del PIB, (que es el piso sugerido por los organismos internacionales), que en la actualidad resulta insuficiente para la instrumentación e incidencia de políticas culturales comprometidas. (La inversión en cultura no se concentra, sino que se expande e irradia a miles de ciudadanos en torno a los eventos y hechos culturales, generando también otro tipo de actividades satélites, representativas de ese otro conglomerado de ciudadanos que necesitan vivir dignamente de su trabajo.)

(DARÍO AMARAL-ESPACIO 609-MPP ROCHA)




lunes, 19 de agosto de 2024

DR DANIEL CLAUDIO MALTZMAN PELTA. SALUD MENTAL Y CALIDAD DE VIDA.

Es profesional de la Salud Mental y la Calidad de Vida desde hace ya 40 años, en forma netamente honoraria, en Uruguay y en otros 40 países, en los 5 Continentes. Se Autodefine como: Un amante de la vida, eterno buscador de la verdad, luchador por la Justicia y la solidaridad en pro de las necesidades de las poblaciones más vulnerables... muchas sin voz...ni voto... Daniel Malztman: Reside en Maldonado, Uruguay En entrevista con Hay otra historia cuenta su forma de ser y entender la vida. Cuenta que sus terapias son "sin reloj" y duran todo lo que deben durar. Una historia de vida apasionante de un médico que, tras recorrer el mundo en varias oportunidades y seguirlo haciendo, vive y sigue trabajando en su país.

martes, 13 de agosto de 2024

¿QUÉ HACER POR LA CULTURA DE ROCHA? (Parte 1)


 

Izquierda sin cultura no es izquierda” (Mariano Arana)

Desvincular lo político de lo que, abreviadamente, denominamos orbe o propuesta cultural, sin que para ello incurramos en un flagrante contrasentido, (puesto que cada cultura se concreta y sustenta mediante prácticas con una determinada orientación ideológica-dialógica que, en los hechos, debiera ser coherente con el “contrato” social ), nos induce a replantear la alternativa de una gestión de cultura, para nuestro departamento, estructurada o instrumentada sobre otras bases o articulaciones que, en consecuencia, den cuenta de una incidencia real y eficiente para la comunidad. Sobre esta premisa es imperativo evaluar, en un principio, la responsabilidad de los “liderazgos” efectivos de aquellos agentes que ostentan un rol o cargo público y que responden a un oficialismo político que, en los hechos, no parece corresponder con las necesidades e intereses genuinos de la ciudadanía rochense. La gestión cultural alude a un conjunto de estrategias e intervenciones articuladas y diseñadas para el logro de ciertos objetivos de desarrollo cultural específicos, en beneficio de una o varias comunidades, a partir de sus propios contextos y participación. Ello implica la creación de flujos y de procesos cuyo resultado no siempre es lo más significativo, pero que, sin excepción, requieren de una dirección de cultura construida en una modalidad de acción horizontal-ascendente,(por no decir paritaria), que parta de la empatía, proximidad y conocimiento intrínseco de aquellos rochenses considerados siempre como pares, no como “alternos” o “subalternos”; es decir, donde la coparticipación sea vista como una estrategia de crecimiento conjunto y la clave de trabajo sea “abierta” a la comunidad y en concordancia con aquellas realidades que nos movilicen y conmuevan al punto de acabar convirtiéndose en necesidades propias. La actuación de un Director de Cultura debe ser proactiva, (actuar, no esperar a ver qué pasa; buscar nuevas oportunidades, anticipar, prevenir y resolver problemas), puesto que este viene siendo un mediador o facilitador, no de actividades aisladas, sino de procesos que conducen hacia un cambio cualitativo en la vida cultural de las personas que integran su comunidad, sea cual sea la naturaleza de ésta y cual la filiación política de sus integrantes. Desde ese perfil no se debe ser ajeno a la comunidad, ni plantearse como un actor externo que “dinamiza” o “anima” a una comunidad, sino que, desde su rol, es y se asume parte de ella y, por tanto, dialoga y construye siempre sus actuaciones en un estrecho ir y venir de ideas creativas, con las que emplea el saber natural que le brindan la experiencia, su formación y la convivencia misma con esa comunidad, al tiempo que recurre a las herramientas que han sido creadas para fortalecer y profesionalizar su trabajo. En mi caso, la posibilidad de militar desde una agrupación que, tras conocer mi vocación, acabó abriéndome sus puertas de par en par ha pasado a ser, también, mi caballito de batalla desde otro estrado.

(DARÍO AMARAL-ESPACIO 609-MPP ROCHA)