Buscar este blog

viernes, 22 de septiembre de 2023

Cuento PRIMAVERA Por Antonio Pippo

PRIMAVERA es el título de uno de los más hermosos poemas escritos por Amanda Berenguer, enorme escritora uruguaya fallecida en 2010, cuatro después de la muerte de su “amor eterno”, Juan Pedro Díaz, otro ilustre integrante de la “Generación del 45” en el Uruguay. Ambos fueron importantes contribuyentes de la literatura nacional y sus obras se publicaron aquí y en muchos otros países, incluyendo traducción a otros idiomas.




Mariposa de sol, amor de un solo hombre, tejedora incansable de palabras y frases que guardaste hasta el fin en tu bitácora, ¿qué oscurecida angustia te llevó a decir un día “sola no soy nada”, como si los otros, tus fieles lectores, fueran la necesaria, única tabla de salvación?

Tú, Amanda, que jugabas con silenciosos objetos como una niña, tú, que reías al ver la sorpresa de quienes te veían escribir con las dos manos al mismo tiempo, algo casi irreal, pero que habías aprendido a hacer en lejanos años cual chiquilina inquieta a la que urge resolver juegos desafiantes. Tú, Amanda, escribiste:

-A veces en que estamos sobre el mundo/ para ver la espantable maravilla,/ en que vemos nacer la primavera/ bajo un grito mortal, como los niños…

Amanda, Amanda, cuán querible fuiste, siempre corriendo a escribir, aun después del doloroso desprendimiento de Juan Pedro, tu enamorado desde la adolescencia, aquel que demoró en besarte y, cuando lo hizo, te despintó los labios.

Una vida sin desunión. Dos fundiéndose en uno, tantas veces apenas tomados de la mano y mirándose, sólo mirándose sobre una mesa con un mantel de girasoles enormes. Amanda, la “digna de ser amada”, y los pájaros. Amanda y el césped que acaricia los pies descalzos y de ahí el cielo, ese cielo que te apasionaba representando el infinito que te cautivó y no alcanzaste.

Mujer dulce, coqueta y fiel a sus admiraciones: Leonardo da Vinci, el único del que Juan Pedro tenía celos porque te conquistó antes, Paul Valèry, Juan Ramón Jiménez y… ¡la Cinta de Moebius! Tanta inspiración, tanta pasión expandida, tanta inquietud que te llevaron, entre hombres enérgicos e inspirados, a la cabeza de la generación del 45, junto a tu amiga Idea y al reconocimiento cariñoso de quienes te leían, premios, homenajes. Y hasta tus pinturas y dibujos, aquellos de años infantiles, también confundidos como un abrazo protector, cálido, querido.

Pero, sin embargo, aquella angustia indefinible, siguió presente Amanda:

-Hay veces tan difíciles, y estamos/ de pie, en la irrespirable tolerancia/ de la tierra, entre luces de peligro/, comiéndonos las uñas, escribiendo/ una letra con tierra sobre el cielo,/ para vernos el hasta dónde, el hasta/ cuándo, y vernos a veces como muertos/ con los huesos floridos,/ así reyes yacientes y enjoyados…

¿Qué escondían esas palabras como puñales? ¿Acaso aquel interés, que sobrellevaste hasta el morir, por el futuro, por lo que cambiarían la técnica y la ciencia, te empujó hacia los experimentos con una poesía que formó un riquísimo paisaje estelar que algunos, espíritus incomprensivos, calificaron de “atrevimiento”.

No, no. ¡Si ahí revolotean la maravilla y la diversidad sobre la planicie de la belleza, cual pureza de una revelación! O un milagro. ¿Por qué, entonces, le confesaste aquella tarde a Tatiana Oroño: “Si, pero vamos hacia otro terreno, todo a nivel de la mente. Yo no creo en brujas…, pero creo en la comunicación cerebral, en esas ondas que hacen que yo pueda hablar contigo, o comunicarme con alguien que no está”.

¿Juan Pedro? ¿Él personificaba esa angustia que no quiso dejarte hasta el definitivo cierre de sus ojos? ¿El amor incorporado, inseparable del padecimiento de ya no verlo, de ya no tocarlo, de cargar con la memoria desvelada, sin sueño posible, sin descanso salvo a través de las palabras, dejando un rastro de pesimismo y certeza?

Ese rastro que, aun en el disfrute de tu esplendorosa poesía, no entendimos:

-…Para vernos./ Y hay veces entre otras, tan serenas,/ en que vamos de sombra, y no se ve.



 

domingo, 17 de septiembre de 2023

Benedetti y un peligro que nos acecha Columna de Marcel Lhermitte


 

Este 2023 nos trajo una conmemoración que debemos grabar a fuego en la memoria y nos lleva a ratificar el compromiso de Nunca Más. El 11 de setiembre se cumplió medio siglo de uno de los hechos más siniestros que ensombreció a nuestra América Latina: el golpe de Estado en Chile y el comienzo de la sangrienta dictadura de Pinochet. Tres meses antes en Uruguay también recordamos las cinco décadas del golpe del 27 de junio y la confirmación de una dictadura cívico-militar que en los papeles ya estaba transcurriendo.

Está claro que el presidente Gabriel Boric no se encuentra en los mejores días de aceptación popular en lo que a su gobierno refiere, pero ello no le impidió liderar una ceremonia cargada de emoción, simbolismo, mensajes, compromisos y valores, que fue observada por el mundo entero y al que se sumaron varios líderes del mundiales.

La lucha sin pausas de Estela de Carlotto enfrentando al silencio cómplice de quienes se niegan a dar la información necesaria para cerrar las heridas, dejó un mensaje. Luego, la hija de Salvador Allende, Isabel, quien recordó la figura de su padre, su legado y citó el poema de Mario Benedetti, Para matar al hombre de la paz, que refiere al magnicidio del ex jefe de Estado chileno.

En primera fila los presidentes Andrés Manuel López Obrador –destacado por el rol que jugó México en abrir sus puertas a los perseguidos políticos de América Latina–, Gustavo Petro de Colombia, Luis Arce de Bolivia, el uruguayo Luis Lacalle Pou, el primer ministro portugués Antonio Costa, el presidente del Consejo Federal de Alemania, Peter Tschentscher, además de exmandatarios como Pepe Mujica –por lejos el más ovacionado de los extranjeros–, Laura Chinchilla de Costa Rica, Ernesto Samper de Colombia, el también colombiano Juan Manuel Santos y Felipe González de España, entre otras figuras destacadas.

Cerrando las oratorias, como era de esperar, el presidente Boric, visiblemente emocionado, reclamando memoria, democracia y futuro, y ratificando el histórico Compromiso: por la democracia, siempre firmado por cuatro exmandatarios: Ricardo Lagos, Eduardo Frei, Michelle Bachelet y Sebastián Piñera, además del actual jefe de Estado.

El acuerdo básicamente propone defender la democracia, atender sus problemas con más democracia, respetar la Constitución, defender los derechos humanos, condenar la violencia y apostar al diálogo, entre otras buenas intenciones que quedaron plasmadas en papel, pero que algunos de los que lo suscribieron cuando tuvieron la oportunidad de hacer avances reales, desperdiciaron la oportunidad.

Rinde y mucho hablar a favor de la democracia y la reconciliación, asistir a homenajes y suscribir compromisos que en algunas ocasiones son una forma elegante de hacer lo políticamente correcto más que un postulado a seguir.

Recitaba Benedetti: para vencer al hombre de la paz tuvieron que congregar todos los odios. Y es que mientras esta emotiva ceremonia se celebraba, con un excelente marco de apoyo popular, en las calles de Santiago –y de todo el país– se respiraba un aire diferente, ya que la derecha reivindicadora de la figura del dictador Augusto Pinochet, que no es un porcentaje para nada menor si tomamos en cuenta el resultado electoral que ha tenido uno de sus principales promotores: José Antonio Kast, decidió no acompañar esta iniciativa, poner en discusión el relato histórico y, a través de la violencia apelar al negacionismo.

Es realmente sorprendente que una investigación de la consultora Mori, presentada en julio de este año, destaca que el 41% de los chilenos afirma que los militares golpistas nunca tuvieron razón mientras que un 36% opina lo contrario. Un 60% cree que Pinochet pasará a la historia como un dictador y un 36% que modernizó e impulsó la economía. Medio siglo después una sociedad dividida en dos, y que defiende relatos diferentes.

Con esos antecedentes fue que algunos grupos de nostálgicos protagonizaron incidentes violentos contra activistas que estaban participando de actos conmemorativos del 50 aniversario del golpe de Estado. Pero debemos tomar en cuenta algo, la nueva derecha ultraconservadora y su reivindicación del relato histórico no es una particularidad de Chile, sino que está creciendo y desarrollándose a nivel de toda América Latina, llevando adelante estrategias de manipulación y, como vemos, también actos de violencia. Y citando nuevamente a Benedetti: “para matar al hombre de la paz tuvieron que desatar la guerra turbia”.

Claro está que para que esta resurgir de fuerzas ultraconservadoras acontezca tiene que haber un escenario propicio, y lo hay. Las investigaciones que realiza el Latinobarómetro nos demuestran que la democracia en el continente está cada vez más débil y que crece a pasos agigantados el porcentaje de población que no le parece molestaría que haya una dictadura en su país siempre y cuando sus necesidades se vean satisfechas.

Aparecen nuevos líderes que prometen lo impracticable y otros que practican lo inconcebible. Nacen los Bukele en El Salvador, que no tiene reparos en violar los derechos humanos, o detenta el poder un Pacto de Corruptos en Guatemala desoyendo el mandato de las urnas, se fortalecen los Kast en Chile reivindicando uno de los períodos más sangrientos de la historia latinoamericana y suben a los escenarios con gran apoyo popular los neopopulistas como Javier Milei, que tanto usan como desprestigian la política en forma simultánea y abonan el terreno para debilitar aún más a la democracia. Decía Benedetti que “para vencer al hombre de la paz tuvieron que afiliarse para siempre a la muerte”.

La defensa de las instituciones es una tarea que nos debe involucrar a todos como sociedad, al igual que el reclamo por memoria, verdad y justicia, algo pendiente en nuestro continente, porque, como dijo Boric, “la democracia no está garantizada y todos los días debemos trabajar transversalmente para defenderla”.





Marcel Lhermitte es periodista, licenciado en Ciencias de la Comunicación y magíster en Comunicación Política y Gestión de Campañas Electorales. Ha asesorado a candidatos y colectivos progresistas en varios países de América Latina, el Caribe y Europa. Director del colectivo latinoamericano de comunicación política Relato. Coordinador del Diplomado en Comunicación Política de la Universidad Claeh.



miércoles, 13 de septiembre de 2023

Proviene de una familia con gran participación en la vida política.
Se crió oyendo hablar de política y siendo parte de las actividades de su padre, Dorbal Seijas líder del Movimiento de Rocha.
"Al gobierno le falta cercanía con la gente tanto a nivel nacional como departamental".
"Sin un ala wilsonista, de izquierda, no será fácil que el Partido Nacional pueda ganar la próxima elección", asegura al explicar su apoyo a la precandidatura presidencial del senador Jorge Gandini.


martes, 12 de septiembre de 2023

LOS GANADORES / *COLUMNA DE CARLOS CASTILLOS

 

Usted se debe acordar de aquellos años cuando cayó el Muro de Berlín. Era diciembre de 1989 y unos tres años después, en 1992, apareció el “famoso” libro del estadounidense (descendiente de asiáticos) Francis Fukuyama. El libro fue tomado como una consigna por muchos que la enarbolaban felices, como si fuera una bandera en un desfile planetario. No se proclamaba en estos términos pero la señal era esa: “ganó el capitalismo y nunca más socialismo ni comunismo ni nada extraño a la civilización, al menos, la occidental y cristiana”. Como si el capitalismo no tuviera ideología que lo sustentara. Pasaron 30 años del libro y algunos más del descalabro de aquel sistema que los soviéticos habían llamado “socialismo” y que habían asumido otros países, sin que cambiaran muchas cosas. Y los hechos han demostrado que todo fue discurso. Sanata, que en castellano significa: “Discurso extenso que resulta tedioso y aburrido debido a su contenido intrascendente, repetitivo e insolvente”. “Chamuyo, biru biru, palabrerío” serían los términos que también se pueden usar en el lenguaje cotidiano. En internet me llegó estos días un video de un “analista” chileno que le echa la culpa de los males actuales a los gobiernos “progresistas” y apunta a Gustavo Petro (Colombia), Manuel López Obrador (México) y hasta al fallecido Hugo Chávez de Venezuela. Todavía hay gente que sigue creyendo que los presidentes de los países son los que mandan. Y, lleguen al gobierno con el cartel de conservadores o progresistas, en el fondo, los presidentes y su equipo de gobierno son apenas “administradores” de un sistema capitalista, que es el origen de todos los padecimientos que sufrimos en estos tiempos. Es eso lo que habrá que cambiar algún día: el sistema capitalista insaciable que nos rige desde hace tantos años. La historia ha demostrado que quienes se proclamaron “ganadores” en los últimos años de la década de 1980 y primeros de la de 1990 siguieron manejando las cuestiones centrales de los países, estuviera quien estuviera en las tareas de gobierno. En estos últimos 50 años han pasado por la función ejecutiva y legislativa en muchos países, gobernantes, movimientos y partidos de todos los colores. Y miremos a nuestro alrededor. Argentina tiene una población de 46 millones de habitantes. El 40 por ciento está sumida en la pobreza, unos 18 millones de personas, y la inflación anda por el 113 por ciento. Brasil llegó a 62,9 millones de pobres, lo que representa el 29,6 por ciento de la población total, que es de 214 millones. En la pobreza se engloban muchas cosas, incluyendo la violencia cotidiana, el narcotráfico y otras pandemias. Estos son apenas ejemplos de los más cercanos. Pero revise usted mismo los datos de cualquier otro país, incluyendo los desarrollados del llamado “primer mundo”. Es escandaloso. En lo que podemos coincidir con el analista chileno citado es que “al sistema le conviene tener pobres”, pero eso no es solamente responsabilidad de un gobierno “progresista”, sino que es así que funciona el sistema capitalista que nos rige. Y si los presidentes no gobiernan, no mandan, entonces lo que hay que cambiar es el sistema. Tampoco alcanzará con modificar las estructuras de funcionamiento institucional de los países, sino que, algún día, habrá que encarar un profundo cambio de cabeza de la gente. Porque si éstos son los ganadores es preferible seguir jugando en el cuadro de los perdedores, por lo menos hasta que un día “algún Quijote desembarque en las costas de Rocha” o cualquier otra playa del planeta dispuesto nuevamente a “desfacer” estos entuertos.



*Carlos Castillos - Docente y periodista, trabajó en Radio Chuy, Difusora Rochense, El Espectador, Radio Carve, CX 30 La Radio, Emisora del Palacio FM y CX 36 Radio Centenario. Además fue corresponsal de la agencia alemana de prensa dpa en Uruguay, Argentina y Paraguay durante 22 años. Es egresado del Instituto Superior de Educación Física (ISEF) como Entrenador de Fútbol y desde el 2010 impulsa el Movimiento de Cine Con Vecinos-Uruguay que se dedica a producir documentales comunitarios y a talleres básicos en todo el país. Desde el 2011 participa del Movimiento ARAS (Artistas Rochenses Amigos) para publicar y difundir obras de creadores de la zona.




domingo, 10 de septiembre de 2023

RAÚL SEIJAS CUARTÍN “SIN UN ALA WILSONISTA FUERTE SERÁ DIFÍCIL GANAR LA PRÓXIMA ELECCIÓN”

 Copie este enlace y péguelo e el navegador pata escuchar el audio

https://podcasters.spotify.com/pod/show/juanjo-pereyra4

Proviene de una familia con gran participación en la vida política.
Se crió oyendo hablar de política y siendo parte de las actividades de su padre, Dorbal Seijas líder del Movimiento de Rocha.
"Al gobierno le falta cercanía con la gente tanto a nivel nacional como departamental".
"Sin un ala wilsonista, de izquierda, no será fácil que el Partido Nacional pueda ganar la próxima elección", asegura al explicar su apoyo a la precandidatura presidencial del senador Jorge Gandini.