Sostiene que aunque él prefiere una candidatura
única y ve a Tabaré Vázquez mejor posicionado, para muchos frentistas
algunas de sus actitudes, como votar en el prerreferéndum para derogar
la ley que permite el aborto, enojan. Por eso, tampoco descarta que
quizá, para evitar la fuga de votos, se deba optar por candidaturas
múltiples. Además, sostiene que le molesta cuando el presidente José
Mujica dispara contra los trabajadores públicos y educadores.
-Planteó que quizá Tabaré Vázquez no debería ser candidato único del FA. ¿Por qué?
-Esto lo dije ante la pregunta de un periodista. No
estoy proponiendo que haya candidaturas múltiples. Eso se decidirá
recién en noviembre. Lo que está pasando es que aparece propuesto por
los grandes medios de comunicación lo previsible de que Vázquez sea el
candidato. Muchos se alinean; pero, también están los que tienen ideas
distintas. Vázquez genera alegrías y enojos, felicidad y tristezas con
sus apariciones y sus declaraciones. Me consta como dirigente del FA que
cuando salgo a los comités de base algún compañero se preocupa por
alguna decisión última que ha tomado.
-¿Por estar en contra de la ley que permite el aborto?
-Sí, por ejemplo por ir a votar el día 23. Ante tal
situación, creo que en su momento el FA va a tener que evaluar que si
hay un porcentaje de compañeras y de compañeros que enojados con Tabaré
puedan no votar en nuestra fuerza política; tal vez el instrumento que
se tenga para ser el gran paraguas que nos cobije a todos es que
aparezca algún o algunas figuras alternativas. Ojo, yo no estoy
promoviendo esto. Soy comunista y mi partido tiene una concepción de
candidaturas únicas.
-¿Y para usted el mejor candidato único es Vázquez?
-Las encuestas marcan dos escenarios. Si las
elecciones fueran el domingo que viene el FA tiene tal porcentaje de
votos, pero si Vázquez fuera el candidato la cifra es mayor. En política
nadie juega para perder, yo tampoco.
-¿Qué opina del reclamo de los últimos días de los sindicatos de la educación?
-Me parecen justos. Cuando se está decidiendo la
Rendición de Cuentas es cuando los gremios de la actividad pública
tienen la oportunidad para hacer sentir su reclamo y hacer propuestas.
Hay una primera etapa que es la discusión de la Rendición y otra que es
el debate parlamentario. Así que yo creo que por 90 días más algunos se
considerarán conformes con lo que el Parlamento vaya aprobando y otros
van a seguir. Hay diferencias importantes entre lo que se demanda y lo
que el Poder Ejecutivo envió. Me parece justo, además, porque en algunas
áreas, como en la educación, la salud pública y la construcción de
viviendas, hay demandas que durante muchas décadas estuvieron
estacionadas, no atendidas, algunas veces con recortes financieros. Hay
un retraso tremendo, a pesar de todo lo que se avanzó en los gobiernos
del FA. Todavía dista de ser un presupuesto justo.
-¿En qué consiste su plan de crear un frente sindical dentro del FA?
-Eso no se entendió bien. Lo que hemos creado es un
área sindical. Es una comisión donde participan todos los responsables
políticos de cada uno de los componentes del FA. Ya está funcionando.
Nos reunimos cada 15 días y evaluamos qué es lo que está pasando:
demandas, preocupaciones, índices de conflicto… Se busca que esto sirva
para que nuestros compañeros en el Parlamento vean cuáles de esas
demandas pueden ser correspondidas desde allí. Les soplamos lo que se
reclama. Y, al mismo tiempo, sirve para que las corrientes sindicales
afines al FA tengan un punto común de discusión. A mediano plazo también
vamos a intentar reproducir eso en cada centro de concentración de
trabajadores. O sea, que haya comités funcionales del FA en cada lugar
de trabajo donde tengamos un número importante. Esto es para identificar
claramente que no todos los trabajadores son frenteamplistas y, por
esto mismo, no todos los dirigentes sindicales lo son.
-La creación de esa área implica un cambio, pues los
sindicatos, históricamente, estuvieron vinculados al FA. ¿La necesidad
de crearla tiene que ver con que estos ya no responden como antes al FA?
-Nada que ver. Eso no está medido. Las mayorías y
las minorías en las internas de los sindicatos son circunstanciales. Eso
ha quedado más que claro en las últimas elecciones de los sindicatos.
Ninguna concepción política gana un sindicato una vez y para siempre.
Hay veces que se les coloca motes a los sindicatos. Que son ultras. Que
son radicales. Que son modelados. Y no. Los sindicatos son tan radicales
como el momento se lo exija y tan moderados a la hora de aprobar un
convenio que demanden sus trabajadores. La soberanía de los sindicatos,
su forma, su democracia interna, hacen que como máximo tiempo posible
cada dos años todos los sindicatos tengan elecciones. Algunas listas
ganan, otras pierden.
-¿Nota una suerte de radicalización de los sindicatos?
-Creo que estas cosas corresponden a momentos
políticos. Hoy estamos en una coyuntura de aumento de demandas, que
encuentra justo a determinadas mayorías al frente de algunos sindicatos.
Capaz que dentro de dos años repetimos la entrevista y la foto es otra.
-Se llegó a decir que aquí podría pasar "lo de
Brasil". ¿Cree que un panorama de esas características puede presentarse
en Uruguay?
-No me consta que ningún dirigente haya dicho eso,
porque no estuve en las reuniones. Son anécdotas y comentarios de una
reunión que era de seis. Y ojo, estoy hablando de compañeros con los que
he tenido varias polémicas. Tengo diferencias con ellos. Por otro lado:
¿existen condiciones para que pase lo de Brasil? La verdad es que nadie
tiene comprado el cielo. En las grandes acciones de masa, el detonante
social siempre aparece por el lado menos previsto.
-Es notorio que el FA les ha dado a los trabajadores
de la educación aumentos de sueldos, sin embargo, este es el principal
reclamo que ellos hacen. ¿Por qué?
-Porque el 100% de nada es poco. Y el 100% de poco
es algo. Y ni con nada, ni poco, ni algo se vive dignamente. Nosotros
vamos a tener una discusión distinta cuando la distribución de la
riqueza tenga un peso al menos equitativo entre lo que percibamos el
conjunto de las trabajadoras y los trabajadores y lo que perciba el gran
capital, la renta queperciben los capitalistas. Hoy en día eso es
desigual. Alrededor de 400.000 compatriotas no perciben más de 12.000
pesos por mes, lo que equivale a que en una pareja uno de los dos
trabaja solo para pagar el alquiler, y lo que gana el otro es para pagar
las tarifas públicas, para alimentarse, para vestirse, para hacer todo
lo demás. Entonces, todavía falta.
-Para muchos analistas, el gobierno del FA a veces
se ve perjudicado por la relación que mantiene con los sindicatos. ¿Qué
opina de esto?
-Rechazo esta opinión. El FA tiene un primer gran
cometido que es cambiar la sociedad. Transformarla de cómo la había
dejado la derecha, los gobiernos neoliberales, y construir una sociedad
más equitativa, más igualitaria. Lo que queremos es legislar para que la
democracia se profundice. Que los ciudadanos, expresados en diferencias
sexuales, de género, y sociales, tengamos instrumentos de derecho.
Nosotros no asumimos a un gobierno para gobernar a los trabajadores,
estamos construyendo un gobierno con los trabajadores. Por lo tanto,
lejos de molestarnos, lo que nosotros queremos es un proceso de
transformación con los trabajadores como el primero de los aliados.
-En varias oportunidades el presidente José Mujica ha criticado a los empleados públicos. ¿Qué opina de esto?
-Me dolió cada vez que lo ha hecho. Cada vez que ha
salido, una vez en Ancap, otra vez en la propia central sindical... No
sé por qué se extralimitó y cargó demasiado las pilas contra los
trabajadores públicos o contra los educadores de nuestro país. Eso
molesta, molesta mucho. No sé si se da cuenta de lo que genera. Ahora
hace tiempo que no lo hace. Y cuando estuvo en España incluso dijo
entender los reclamos.
-Usted empezó a militar de muy joven. ¿Este es el gobierno del FA que se había imaginado?
-No. Yo tenía otro ideal. Creía que con la llegada
del FA las cosas iban a ser más fáciles, más rápidas. Todavía no tenemos
una fuerza política del tamaño que nuestro país necesita para cambiar
efectivamente esta sociedad. Para cambiarla de raíz, radicalmente…
Radicales no son los que escriben con alquitrán letras grandes en los
muros o gritan consignas contra compañeros; radical es el que quiere
cambiar de raíz la sociedad. De todos modos sé que si el año que viene
no gana el FA sería trágico para el pueblo uruguayo. Porque aún, con
todas las contradicciones, con todas las carencias que tenemos, con
todas las necesidades que hay que satisfacer, siempre va a ser más
factible, más posible, que las cosas las concrete un gobierno del FA a
que lo hagan los gobiernos blancos y colorados que hundieron al país.
PERFIL
Nombre: Juan Castillo
Nació: Canelones
Edad: 55 años
Cargo: Vicepresidente del FA.
Una vida de militancia
Nació en La Paz, Canelones, en 1957. Es mecánico y
maquinista naval, trabaja en la Administración Nacional de Puertos, está
casado, tiene tres hijos y hasta convertirse, el año pasado, en el
vicepresidente del FA, era dirigente sindical. En 1978 se mudó al Cerro y
allí comenzó su vida política en una cooperativa que reclamaba
vivienda. En el 84 ya se adhiere al Comité de Base "El Cerro no olvida" y
se convierte en miembro del Partido Comunista. En 1993 empezó a
participar, como representante de los portuarios, en el Pit-Cnt. Fue, en
varias oportunidades, su Secretario General. También desempeñó cargos
de: Secretario de Organización, de Propaganda y de Relaciones
Internacionales.