Escritor y periodista Julio Dornel
Resulta muy difícil analizar el desarrollo de un festival cuando nos encontramos a 1.000 kilómetros de distancia, y un pueblo peregrina todavía por sus calles y reductos musicales, empecinado en apagar la última estrella, mientras el sol asoma su perfil tras las sierras cordobesas. Difícil ofrecer una información detallada sobre los acontecimientos que sucedieron en la Plaza Próspero Molina durante el festival. Sin embargo, en nombre de la pregonada libertad de información vamos a recoger algunos testimonios que sirven para ilustrar al lector sobre las irregularidades cometidas en esta nueva edición del festival. Para María Julia Pratt, Lic. en Comunicación (Revista de Letras, Arte y Cultura) “Aunque vivo a dos cuadras de esa plaza, hace años, que lo allí sucede, al menos para mí, es música de fondo”. Señala en la nota publicada en el blog de Juanjo Pereyra, que “escuché algunos comentarios en la radio o de personas amigas, sobre las faltas de respeto al público y a los artistas en esta edición del bendito festival. Es cierto que Cosquin sigue vivo en lo que pasa a sus alrededores, “lo alternativo”, aunque no tanto, porque hace muchos años que reconocidos artistas vienen a instalar sus peñas, y cobrar entrada también, cosa que no sucedía hace más años, cuando el acceso a las peñas era gratuito. Una iba, escuchaba, comía y bebía, o no, y era libre de irse y llegarse a otra peña. O peñas en escuelas, por ejemplo, con una entrada muy económica, destinada, como las ganancias de los buffets, a las cooperadoras de las escuelas. Eso es tiempo pasado. Viví 13 años en un departamento en primer piso, en la calle Obispo Bustos, a metros de la plaza mayor, y aparte del bochinche generalizado, las visitas a la casa en platea preferencial para ver “las bombas” y el espectáculo desde la terraza. Recuerdo el pre-cosquín y sus participantes (¿en cuál te dormiste?)Que se extendió, desde unos cuatro días creo de duración hasta hace un tiempo, creo que más de una semana, y creo que comienza antes de la llegada de los reyes magos. Más inconvenientes con el servicio del agua, (corriente ni imaginar potable), que pisa un turista el pueblo, y ya a los habitantes no nos sube el agua al tanque. Lo que también padecí en mi casa este año, siempre alquilando casas. Las peñas y salones de fiestas también recibieron agua proveniente de los camiones de mantenimiento municipal a veces auxiliados por los bomberos en esos menesteres.
Mantengo intacta mi postura del año pasado, sobre el neto tinte partidario oficialista, que ha tomado, sin escalas, el manejo de las actividades culturales del Festival Nacional de Folklore en Cosquin. Otros medios han evocado las épocas gloriosas del desaparecido maestro Julio Marbis, ovacionado en cada presentación con el grito sagrado de Aquiiii Cosquin, anunciando el derrotero de quienes iban subiendo al escenario. Del blog de Juanjo también podemos recoger sentencias muy duras contra la organización del festival 2.014, con amplia repercusión en los ámbitos artísticos. Polémicas y acusaciones “entre diferentes participantes ya consagrados a los cuales supo apadrinar en muchos casos en el comienzo de sus carreras. Enojo que traspasó el escenario y llegó al público asistente, que fue protagonista del maltrato en vivo a grandes figuras del género y de la invasión de la propaganda proselitista oficial en los alrededores de la Plaza Próspero Molina, eterna sede de las lunas coscoínas.
JUAN FALÚ: “NO DESEO REGRESAR”.
En reportaje difundido por varios medios periodísticos que cubrían el evento, el guitarrista tucumano Juan Falú, que pretendía homenajear entre otros a su tío Eduardo Falú, debió enfrentar serios problemas, subiendo al escenario a las 3 de la madrugada, sin prueba de sonido y retirados finalmente por la organización de manera torpe y violenta del lugar antes de culminar con el repertorio. El enojo no se hizo esperar y se materializó en declaraciones que hizo Falú al diario LA MAÑANA de Neuquén. “El público ovacionó muchas de nuestras expresiones de protesta por la falta de prueba de sonido y la insensatez de dejar a la deriva un homenaje a uno de los más grandes artistas de la historia., por lo cual no volveremos este lugar, por habernos sentido expulsados y censurados. Reprogramaciones, malos tratos, arbitrariedades y acomodos políticos, molestaron también a “Peteco” Carabajal, Teresa Parodi, Paola Bernal y algunas bandas participantes. Señaló Bernal que para ella, “esto es un modelo en decadencia. El festival no es la Plaza Próspero Medina desde hace mucho. En los alrededores, Cosquin está más vivo que nunca, tiene su personalidad y pasan cosas hermosas todas las noches”.
Según psicólogo