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jueves, 13 de marzo de 2014

"Total indignación" de feministas por archivo de video sexual



Según la organización Mujer y Salud en Uruguay la actitud del Poder Ejecutivo transmite un mensaje que "no aporta en absoluto al abordaje de un problema enorme que hay en este país" y que  "invisibiliza" y justifica "la violencia y el abuso a las mujeres".

Parque Santa Teresa. FOTO: Archivo

 El País

La organización feminista Mujer y Salud en Uruguay manifestó su rechazo a la decisión del Poder Judicial de no dar curso a la denuncia de abuso sexual en el caso del camping de Santa Teresa.

En un comunicado público el colectivo manifestó que no comprende qué pruebas requiere la Justicia para definir cuando hay un delito de abuso sexual y se preguntó si los hombres implicados quedaron exonerados de responsabilidad. "¿Qué requiere la Justicia para identificar un abuso sexual si estando filmado no le alcanza? ¿Qué otras pruebas se necesitan para proceder ante una patota de hombres que gritan, se ríen, se arengan unos a otros para que una mujer sola, desnuda e indefensa les practique sexo oral? La fiscal Sivana Pedulla cuando vio el video ¿no se sintió abusada ella misma ante un hecho como el que estaba viendo?¿A la Justicia no le parece que tiene que dar señales claras para sancionar actos abusivos que día a día en nuestro país impactan sobre la vida de miles de mujeres? Estos hombres que estuvieron implicados ¿quedan exonerados de responsabilidad aunque ella hubiese dado su consentimiento para que abusaran de ella? Que ella estuviese fuera de sí ¿la culpabiliza a ella pero no a ellos? Si alguien está en situación vulnerable ¿no debería ser protegido en lugar de ser abusado?"

MYSU manifestó que "existen pruebas gráficas que documentan el acto protagonizado por la joven y más de 15 varones gritando a su alrededor" y se preguntó si no existen "herramientas legales para que los organismos estatales responsables de velar por las política de combate a la violencia de género actúen de oficio".

Además manifestaron que este accionar de los "Poderes del Estado" a través del Judicial "que no condena", el Ejecutivo "que no actúa" y el Legislativo "que no controla" envía un "mensaje que se trasmite a la sociedad no aporta en absoluto al abordaje de un problema enorme que hay en este país y que sigue invisibilizando, naturalizado o siempre encuentra canales de justificación: la violencia y el abuso a las mujeres".

¿Trancazo a la primera senadora?Vázquez dijo que también hay “otros compañeros” para candidatos a vice


El precandidato por el Frente Amplio aseguró que Topolansky y Sendic son “excelentes compañeros” para integrar una eventual fórmula presidencial, pero aclaró que no son los únicos.
El País

Tabaré Vázquez. Foto: Agustín Martínez

El precandidato por el Frente Amplio, Tabaré Vázquez, afirmó hoy que hay “otros compañeros” que podrían integrar una eventual fórmula presidencial junto a él. Si bien Lucía Topolansky y Raúl Sendic son los nombres que se manejan con más fuerza, Vázquez dijo que no son los únicos.

Topolansky y Sendic son “excelentes compañeros”, dijo el expresidente uruguayo en Salto. “Hay otros compañeros también”, agregó, según informa hoy Subrayado.

Anoche, en el programa Poder Pensar de Canal 20, Topolansky dijo que en la interna del Frente Amplio solo se maneja su nombre y el de Sendic como compañeros de fórmula de Vázquez.

DON ROGELIO HERNANDEZ. UN CARROCERO DEL SIGLO PASADO. Por Julio Dornel.

                                                 Escritor y periodista Julio Dornel



Mientras la pantalla de la computadora, nos ofrece detalles sobre las posibilidades de que el hombre pueda llegar a Marte en el año 2017, surge repentinamente en nuestra memoria la figura de don Rogelio Hernández y su viejo carromato en dirección a La Barra en la década del 40 y poco.
Nadie hubiera imaginado en aquella oportunidad  un viaje espacial para llegar a Marte luego de tres años de vuelo. Señalan los técnicos que un viaje tan rutinario podría generar algunas dificultades entre las que destacan  problemas de relacionamiento, alteraciones motrices, atrofia muscular y cansancio. Cuanta similitud con los viajes de don Rogelio que también nos dejaba con los huesos deshechos de tantos sacudones y algún problema de relación entre los pasajeros que viajaban en el pescante del carro y los que iban en el fondo junto a las gallinas embolsadas y el resto de la  mudada. Entre las costumbres regionales de la primera mitad del siglo pasado se encontraban los viajes en carro al balneario LA BARRA. El vehículo de don Rogelio no tenía documentación ni certificado de propiedad donde constaran los kilos y pasajeros que podía transportar. Sin embargo siempre se las ingeniaba para realizar una buena distribución de bultos y personas, lo que siempre le permitió llegar a destino sin mayores inconvenientes.
Entre  aquellos carroceros que iniciaron la “colonización” de la costa atlántica  rochense se encuentraba don Rogelio Hernández, uno de los primeros que se atrevió a desafiar los médanos que nos separan de La Barra.
Como símbolo de sus tradiciones camperas don Rogelio gustaba vestirse a la vieja usanza; bota y bombacha. Para los viajes lagos que podían superar las dos leguas, manoteaba el poncho y la “fariñera” para protegerse del frío y de algún imprevisto.
La bombacha era una de las prendas preferidas de los gauchos, existiendo por aquel entonces varias costureras que se anticiparon  a los sastres en la difícil tarea de confeccionar esta indumentaria campera. Así era don Rogelio Hernández y así vestía. Por aquellos años cuando llegaba el verano la mayoría de los habitantes del pueblo se trasladaban al balneario en la primera quincena de diciembre y regresaban en mazo para el comienzo de las clases. Pocas familias tenían sus casas  amuebladas  permanentemente, lo que significaba  una verdadera odisea la mudanza veraniega que se convertía en un ritual sin modificaciones. Había que arreglarlo todo de una forma muy especial  para que el carro de don Rogelio pudiera trasladarlo en un solo viaje.
Pequeñas y grandes cosas que en el pueblo descansaban en el galpón del fondo, siempre servían para facilitar los imprevistos de la temporada, rodeándola de cosas que nunca se utilizaban. Se arreglaban con tiempo  las bolsas con la ropa y en algunos casos viejos baúles o valijas de cartón. Las herramientas obligatorias que pasaban por  los martillos, tenazas, destornilladores, palas, serruchos, el primus y algunas lámparas a queroseno. Todavía lo vemos a don Rogelio con sus bombachas negras remangadas durante el verano o con las botas de goma durante el invierno, sentado en el pescante del carro dirigiendo con habilidad a sus caballos para que treparan los médanos,  echando un vapor por las narices y que hoy a la distancia nos parece que fumaban. Había comenzado con una carreta tirada por bueyes, la que fue sustituida por el carro de tres caballos cuyos nombres pasaban por el Chongo, Precioso y Gasolina. Integrado durante muchos años a las tareas camperas, manejaba con habilidad las herramientas utilizadas en el viaje. Los años que don Rogelio mantuvo su “línea particular” se perdieron entre los extensos arenales, pero han quedado en la memoria de algunos vecinos los detalles de los  mismos y la importancia que tuvieron en aquellos años para concretar negocios y comenzar el desarrollo del balneario.
Resuenan todavía los ruidos metálicos de una caldera de hierro que colgaba del eje trasero. Recordamos además una jaula hecha de tacuaras para llevar las gallinas de los veraneantes. Fue sin ninguna duda uno de los primeros y también de los últimos carroceros que realizó la travesía  hasta el balneario, señalando en varias oportunidades que había aprendido a caminar con los caballos.


 Mirada austera, barba castaña y buena disposición para cargar el carro con sandías, gallinas, lechones y todos los pertrechos para pasar la temporada.
Don Rogelio miraba los paisajes en cámara lenta, sin apuro, pero llegando siempre hasta los ranchos del balneario. Los viajes se iniciaban sin horario fijo, tras levantar los pasajeros y sus pertenencias que pasaban por el azúcar, yerba,  arroz, charque, galleta dura, los ponchos tradicionales, ropa de abrigo, algún revólver y la “fariñera”. Nunca supo de apuros, el trote lento de sus caballos siempre lo llevaron a destino, sin que nadie protestara por las incomodidades del viaje. Una campanilla de bronce “tintineaba” en el pescuezo de un caballo, mientras el perro Falucho  acompañaba el viaje a la sombra del carro.  Don Rogelio Hernández, uno de los  primeros carroceros que realizo el transporte de personas y equipaje entre esta frontera y el balneario La Barra. Los carroceros del siglo pasado seguirán siendo un tema apasionante, que mirado a la distancia pueden  perder su perspectiva pero que fueron durante muchos años la palanca generadora del desarrollo zonal. 
La soledad se veía interrumpida por algunas casas que se destacaban  entre los médanos del incipiente balneario. Algunos vecinos todavía lo recuerdan junto a su señora  Eduviges acompañado de familiares y el constructor Florencio Resquín uno de sus amigos de la juventud.  Fue sin ninguna duda una de las construcciones más antiguas del balneario, y pese a la remodelación que ha sufrido, mantiene aún el valor simbólico que nos permite hoy estas evocaciones. Allí estaba invadiendo la naturaleza agreste el rancho de don Rogelio con una personalidad muy propia, para destacarse ante un panorama marcado por la soledad.
Don Rogelio nació en  las proximidades de Lascano en el año 1897, radicándose en La Barra en enero de 1941. Cuando llegó por primera vez al balneario el tiempo estaba suspendido entre los pocos ranchos y las extensas dunas que sujetaban el mar. Terrenos “casi” regalados, no tenían compradores que se detuvieran a valorar las bellezas naturales de una zona todavía primitiva. Sin luz, agua, escuela, comisaría ni comunicaciones el panorama era poco alentador. Por las noches farol y luna para la iluminación, lo que despertaba el asombro de los pocos turistas que llegaban a la zona. Don Rogelio Hernández, uno de los primeros carroceros del balneario.


miércoles, 12 de marzo de 2014

Wilson 15/3/88 Leopoldo Amondarain



Hace 26 años los blancos perdimos a Wilson. Tuvimos el privilegio de conocerlo y participar del Movimiento Por la Patria a los muy pocos días de su primigenia sede de la calle Yí, donde con algunos compañeros de la Juventud Nacionalista de la época fuimos a adherirnos políticamente. Recuerdo su sonrisa amplia y su humor permanente con la facilidad talentosa de plantear soluciones en la situación reinante dentro y fuera del Partido. En el momento en que el Frente Amplio surgía con fuerza y vitalidad, propia de toda cosa nueva, Wilson renovó ideológicamente al Partido Nacional. En un momento muy especial cuando la ciudadanía, particularmente la juventud, estaba superlativamente politizada. Los centros cívicos, clubes, etc. como las ”peñas ideológicas” y los ateneos y los bares incluso del centro, proliferaban siendo verdaderas “pulseadas” donde se discutían las más reformistas y revolucionarias hasta las tesis más conservadoras de los diferentes movimientos políticos. Los blancos veníamos de una derrota manifiesta y con un staff político viejo, demasiado conservador y hasta, en algún caso, decadente. Wilson fue una “pampereada” doctrinaria no sólo renovadora sino revolucionaria. “Nuestro Compromiso Con Usted” base doctrinaria medular es su verbo y se adelantó a todo movimiento de izquierda del momento. Todos los partidos, incluyendo el “pachecato” y demás movimientos colorados, presentaron proyecto de reforma agraria. El único científicamente hecho, realista, posible y racional fue el de Wilson. Los demás fueron en su absoluta mayoría, justificantes circunstanciales de posiciones que no querían quedar en su momento de efervescencia revolucionaria posando de reaccionarios o conservadores.  La nacionalización de la banca tema también vital después de varias y acostumbradas -hasta hace poco- quiebras bancarias, como el comercio exterior, fueron encaradas con valentía, audacia e imaginación. No cabían argumentos progresistas en contra. La oposición conservadora, atrincherada como de costumbre en el coloradismo, en la que tallaba en su apogeo tanto Julio María como Don Jorge, argumentaba y tachaban de comunista a Wilson. Las dos “cavernas” periodísticas de ambos partidos, El Día y El País, directa o subliminalmente insinuaban que de ganar Wilson, poco menos que el “muro de Berlín” se instalaría en 18 de Julio. Tanto fue el odio y temor despertado por sus posiciones reformistas que advenido el golpe, el periódico “caganchero” (El País) publicaba ostentosa y satisfechamente su foto de “requerido” como vulgar delincuente en el gobierno de facto. O sea el quebranto institucional para esa “prensa” y los intereses que representaba fue un verdadero alivio, no solo por la caída de los tupamaros sino por el peligro que representó Wilson con sus ideas. Ideas revolucionarias que atacaban los grandes latifundios improductivos, las multinacionales banqueras, los grandes capitales, la influencia imperial innegable de los EE.UU., representada en lo personal por aquella figura siniestra de su embajador “Siracusa” técnico en los golpes de estado en América Latina. Lo que sobrevino después sería reiterativo señalarlo. Lo que sí no se dice, pues no interesa en la interna señalarlo, es la importancia que tuvo en el Partido Blanco su incidencia. Cuando surge con proyección propia, se venía de una derrota ignominiosa ante el coloradismo que quería representar un cambio que no era tal. Si bien es cierto que la muerte de Gestido, un hombre de derecha manifiesta con imagen autoritaria, hizo agravar la situación con el arribo de Pacheco. El nacionalismo no presentaba ninguna opción de cambio más allá, como pasó con alguna coalición, de la “triste” posición de apoyar el oficialismo pachequista. Wilson en cambio, no solo encaró la crisis con coraje y posiciones distintas y posibles, sino que denunció las corrupciones “tapadas” en sus famosas interpelaciones parlamentarias, fue sin duda el dique de contención de la juventud blanca, que muchos de ellos desilusionados de la dirigencia comenzaban a trasladarse hacia el Frente Amplio, era otra opción de cambio. Wilson recuperó el nacionalismo y supo mantenerlo incluso en el exilio. En la lejanía obligada seguía una opción renovadora. Fallece joven y en momentos que su presencia era vital para su Partido, que sin él estaba anquilosado, en viejas, algunas por edad y otras por ideas, figuras que eran ostensiblemente enemigos en lo interno. Si bien se heredó por unos años su influencia, que fue aprovechada convenientemente, ayudó a un triunfo electoral casi inmediato, la derechización del Partido se volvió notoria. Parecido a lo que sucedió en épocas de Gestido. Figuras de otros sectores en su mayoría gastadas, comprometidas con el establishment clasista político, que eran ideológica y materialmente comunes a los intereses del batllismo, despersonalización notoria partidaria con la mimetización de argumentos con el coloradismo y una falta de esperanza para ser distintos y ofrecer soluciones a la ciudadanía. Lo único de su ideario revolucionario que surgió en el futuro fue el senador Larrañaga. El resto, ya lo he dicho, son variantes de una misma partitura, instrumentación de conservadurismo y algunos malos hábitos batllistas. El término revolución que siempre nos gustó a los blancos y lo sentimos y que Wilson usó con honradez intelectual, hay que reflotarlo para crear aquella mística de esperanza como lo hizo él, continuada en el senador sanducero, debemos cerrar filas todos los nacionalistas radicales de todos los pelos que sientan la Patria como hizo él, o se corre el riesgo real de que oligarquías decadentes vendan el futuro de la Nación al imperialismo. ¡Hay patria para todos o no hay patria para naides! ¡Lo dijo Saravia, lo reafirmó Wilson!


Leopoldo Amondarain
C.I. 950.556-0
Tel: 099 626 573



Escritor colaborador del blog premiado en Argentina

Noé Zenón Suárez es escritor, historiador y periodista argentino. Vive en su Dolores natal y tiene una muy estrecha relación con Uruguay.
Agradezco su aporte al blog.
Este relato fue premiado e integrará una antología por lo que felicitamos al amigo Zenón.





             EL HOMBRE QUE ME SIGUE…Noé Zenón Suarez

Paso a relatarles un caso, que se puede catalogar de misterioso y de tener algo de tétrico, por no hacerlo más catastrófico.
Era ya tarde, poca gente transitaba por las calles, en sus vehículos y menos aún lo hacían los caminantes, por las veredas del barrio.
Era tarde, como les contaba, y salgo a dar una recorrida notambulosa. Estaba fresco además, el viento se había puesto del Sur, era domingo y había comenzado ya la Fiesta de la Guitarra en nuestra querida y hermosa Dolores.
Bueno, como les contaba, caminaba mirando un poco el suelo, aunque las veredas del barrio están bastante bien, pero hay que ser advertido para evitar el tropezón, que puede ser caída, y a mi edad, como decía mi tía Rosalía, más vale que no aterrice bruscamente.
Ya llevaba unas cuadras recorridas, cuando veo cerca mío, alguien que me acompañaba, pero no pasaba, ni se retrasaba.
Ya me estaba poniendo un poco impaciente, pero seguía mi derrotero. De repente me digo, voy a ponerme a mirar esa vidriera, para que pase y veo que pasa. Me detengo como les dije, pero, el tipo también se para y se pone a mirar la vidriera.
Esto es el colmo de los colmos, ¿Le pregunto si quiere algo, si está perdido o qué diablo le pasa? Pero decido seguir. De repente, salgo con paso rápido, bastante molesto, pues se me estaba subiendo la mostaza, él también sale y siempre cerca, sin distanciarlo, ni siquiera un milímetro, ya me estaba asustando un poquito.
Me decía a mi mismo, qué querrá este tipo, bastante pesado, ya me quiere tomar para la risa, es medio tarambana, ¿Qué le sucede?
Ya no me gustaba nada, decido entonces acelerar el paso y tomo rumbo a mi casa, me viene siguiendo siempre a la misma distancia, me paro, se detiene, sigo, sigue, el colmo.
Lo encaro, le pregunto quñe quiere o acelero, ya llegaba a casa, decido tratar de distanciarlo haciendo una carrerita ligerota, ya que he corrido maratones hasta con zapatos, a sus marcas me estaban llamando.
Cuando yo rompo en carrera, el parece estar tan entrenado como yo, no le podía sacar un céntimo de distancia, me dije, parece ser muy buen maratonista como yo. En un segundo, estuve en casa, y me dispongo a entrar para que el señor pase corriendo. Sorpresa,
el señor quiere entrar también en casa, no, esto es el colmo elevado a la enésima potencia, entonces ya enojado decidí encararlo y pararle el carro, en ese momento me percato que era mi sombra, la que me seguía a luz y a sombra, en ese paseo noctámbulo de siempre, cosa de mandinga, no les parece queridos lectores, veo duendes donde no los hay, o la culpa la tiene la luz…

Noé Zenón Suarez Casielles. 2014.-