Noé Zenón Suárez es escritor, historiador y periodista argentino. Vive en su Dolores natal y tiene una muy estrecha relación con Uruguay.
Agradezco su aporte al blog.
Este relato fue premiado e integrará una antología por lo que felicitamos al amigo Zenón.
EL HOMBRE QUE ME SIGUE…Noé Zenón Suarez
Paso
a relatarles un caso, que se puede catalogar de misterioso y de tener
algo de tétrico, por no hacerlo más catastrófico.
Era
ya tarde, poca gente transitaba por las calles, en sus vehículos y
menos aún lo hacían los caminantes, por las veredas del barrio.
Era
tarde, como les contaba, y salgo a dar una recorrida notambulosa.
Estaba fresco además, el viento se había puesto del Sur, era
domingo y había comenzado ya la Fiesta de la Guitarra en nuestra
querida y hermosa Dolores.
Bueno,
como les contaba, caminaba mirando un poco el suelo, aunque las
veredas del barrio están bastante bien, pero hay que ser advertido
para evitar el tropezón, que puede ser caída, y a mi edad, como
decía mi tía Rosalía, más vale que no aterrice bruscamente.
Ya
llevaba unas cuadras recorridas, cuando veo cerca mío, alguien que
me acompañaba, pero no pasaba, ni se retrasaba.
Ya
me estaba poniendo un poco impaciente, pero seguía mi derrotero. De
repente me digo, voy a ponerme a mirar esa vidriera, para que pase y
veo que pasa. Me detengo como les dije, pero, el tipo también se
para y se pone a mirar la vidriera.
Esto
es el colmo de los colmos, ¿Le pregunto si quiere algo, si está
perdido o qué
diablo le pasa? Pero decido seguir. De repente, salgo con paso
rápido, bastante molesto, pues se me estaba subiendo la mostaza, él
también sale y siempre cerca, sin distanciarlo, ni siquiera un
milímetro, ya me estaba asustando un poquito.
Me
decía a mi mismo, qué querrá este tipo, bastante pesado, ya me
quiere tomar para la risa, es medio tarambana, ¿Qué le sucede?
Ya
no me gustaba nada, decido entonces acelerar el paso y tomo rumbo a
mi casa, me viene siguiendo siempre a la misma distancia, me paro, se
detiene, sigo, sigue, el colmo.
Lo
encaro, le pregunto quñe
quiere o acelero, ya llegaba a casa, decido tratar de distanciarlo
haciendo una carrerita ligerota, ya que he corrido maratones hasta
con zapatos, a sus marcas me estaban llamando.
Cuando
yo rompo en carrera, el parece estar tan entrenado como yo, no le
podía sacar un céntimo de distancia, me dije, parece ser muy buen
maratonista como yo. En un segundo, estuve en casa, y me dispongo a
entrar
para que el señor pase corriendo. Sorpresa,
el
señor quiere entrar también en casa, no, esto es el colmo elevado a
la enésima potencia, entonces ya enojado decidí encararlo y pararle
el carro, en ese momento me percato que era mi sombra, la que me
seguía a luz y a sombra, en ese paseo noctámbulo de siempre, cosa
de mandinga, no les parece queridos lectores, veo duendes donde no
los hay, o la culpa la tiene la luz…
Noé
Zenón Suarez Casielles. 2014.-
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