El arquitecto, el piloto, la
figura clave de la Transición a la democracia en España. Un hito. Una
persona de consenso y diálogo. En la revisión en retrospectiva de la
historia contemporánea de España, esos son los calificativos que suelen
acompañar a Adolfo Suárez.
Ocupó cargos de importancia en los últimos
tiempos del largo régimen militar de Francisco Franco y en el Movimiento
Nacional, la organización que lo sustentaba, pero terminó
convirtiéndose en el primer presidente constitucional electo de la joven
democracia española.Fue considerado hostil para todos a quienes perjudicó con las reformas que comenzaban a desarmar el franquismo, sobre todo el ejército y la iglesia.
No prestó la atención debida a su partido, la Unión de Centro Democrático, un aluvional partido fundado con urgencia con ideologías del espectro político del centro y la derecha, y al final no pudo manejar las contradicciones internas y su desmembramiento.
Legalizó el Partido Comunista y convivió con su militancia, pero el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) pidió una moción de censura en su contra que, si bien no prosperó, atizó su deterioro.
Y hoy, con todo el agua que ha corrido, es uno de los icono mejor comprendidos y casi pontificado cuando se habla de la Transición.
"No sabía funcionar en democracia"
Una figura que solo podía mandar con la brevedad que piden los tránsitos: lo hizo durante cuatro años y siete meses, con cinco cambios de gabinete.Renunció a la presidencia del gobierno el 29 de enero de 1981, con un tremendo desgaste político y personal, en medio de una importante crisis económica y el distanciamiento del rey Juan Carlos, quien lo había designado como presidente de la monarquía.
"Fue un personaje trágico en muchos sentidos. Conocía mejor que nadie los mecanismos políticos de la dictadura y por eso pudo desmontarla; en cambio, no sabía funcionar como político democrático"
Javier Cercas, escritor
"No era un buen parlamentario, no sabía cómo funcionaban los partidos políticos. Destruyó un sistema político que conocía a la perfección y construyó un sistema político que desconocía por completo. Esa es su tragedia. Por eso su carrera como político democrático fue tan breve", añade Cercas.
Pero, valora el escritor, Suárez fue "el fundador de la democracia", porque logró "algo imposible": pasar de un régimen militar a una democracia sin pasar de nuevo por una guerra o un conflicto de gran magnitud.
Para Manuel Campo Vidal, periodista y autor de la biografía Adolfo Suárez, un presidente inesperado de la Transición, Suárez fue el actor principal, el director y el guionista de ese período, como dice a BBC Mundo.
Capacidad de adaptación
Suárez consiguió ascender en el régimen de Franco. Llegó a ser gobernador civil de Segovia y presidente de la estatal Radio Televisión Española. También avanzó en el Movimiento (el partido único del franquismo) hasta la vicesecretaría general.Tenía 43 años cuando el rey Juan Carlos lo designó, en julio de 1976, como jefe del segundo gobierno de su reinado como sucesor de Franco, nombramiento en el que intervino Torcuato Fernández, presidente las Cortes y también procedente del régimen.
"De joven, me lo confirmó su hermano Hipólito, decía: ‘Yo de mayor seré presidente del gobierno’"
Manuel Campo Vidal, autor de la biografía de Adolfo Suárez
Suárez había nacido en Cebreros, una localidad de Ávila, en Castilla y León, en septiembre de 1932. Se licenció en Segovia como abogado y se doctoró en Madrid, donde comenzó a vincularse con la estructura franquista en 1958.
Ese vínculo es, en opinión de Campo Vidal, una respuesta a la "vocación política" de Suárez, que decidió desarrollar dentro del propio régimen "sin ser un falangista". "Era un hombre católico pero abierto, no era un fascista", apunta.
Que el rey lo nombrara como presidente del gobierno obedeció a esa "capacidad de adaptación de Suárez", dice.
"El rey sabía que la monarquía solo podía sobrevivir en democracia y Suárez resultó ser el hombre ideal porque conocía el régimen que debía quedar atrás, porque tenía claras las metas y los objetivos a los que quería llegar y porque tenía capacidad personal de seducción y valentía política", completa con BBC Mundo.
Javier Cercas ajusta: "El rey sabía que (Suárez) era un hombre muy ambicioso y muy obediente y que haría lo que él quisiera. Pero con el tiempo ambos se enfrentaron porque Suarez empezó a ir por su lado y eso al rey no le gustó mucho".
Las reformas
En junio de 1977, ocurrieron las primeras elecciones libres en España desde 1936 y Suárez las ganó con UCD.
El Congreso conformado tras esas votaciones aprobó una nueva Constitución, el 6 de diciembre de 1978, hoy vigente.
Tres meses después, el 3 de marzo siguiente, convocaban nuevas elecciones y Suárez las volvía a ganar, ahora como presidente constitucional de una monarquía parlamentaria, pero ya no con mayoría absoluta. La izquierda ya había ganado espacio en las elecciones municipales del año anterior.
Tres mandatos en menos de cinco años: una Transición.
En ese periodo, comenzaron las reformas importantes que desmontaban el franquismo y le dejaban "muchos frentes abiertos", en palabras de Campo Vidal.
"Un héroe de la traición", agrega Javier Cercas. "Traicionó su propio pasado equivocado para construir un futuro acertado. Sin esa traición virtuosa y el coraje que hace falta para cometerla, la Transición habría sido imposible".
Legalizó el Partido Comunista y otros partidos, promovió la ley del divorcio, se hicieron los Pactos de la Moncloa, acuerdos para la reforma económica y cambios jurídicos como la eliminación de la censura previa, la legalización del derecho de reunión, manifestación, propaganda y asociación y la tipificación de la tortura como delito. Se hizo la Ley para la Reforma Política y se aprobaron los estatutos de autonomía de Cataluña y el País Vasco.
Campo Vidal también recuerda la negativa de Suárez a sumar a España a la OTAN y un abrazo al líder palestino Yasser Arafat, asuntos que disgustaron a Estados Unidos e Israel.
El retiro
Cómo lo recuerdan en la calle
- Carmen Sáez, 69 años, jubilada: "Uno de los políticos más dignos de la Transición. Le voté siempre por sus valores democráticos y por su sentido del Estado. Esa dignidad se expresó cuando renunció como presidente y en los acuerdos para llegar a una unión de todos los partidos. Estuvo por delante de los intereses personales y de partido. No tuvo mucho apoyo, tuvo mucha crítica, sobre todo del Partido Socialista. Creo que no se portaron bien con él".
- Tomás Rosa Tejada, 57 años, portero de un edificio de Madrid: "Lo recuerdo como una buena persona y un buen político, de los mejores que ha habido. Se preocupaba mucho por todo. El cambio se vivió bastante, la tranquilidad en la calle, podías hablar".
- Tomás García Venegas, 76 años, jubilado: "Un tío estupendo, un hombre que trajo la democracia. Un gran político, me parece honrado, no como estos que tenemos ahora que uno roba y el otro también. Suárez dimitió porque la izquierda se ha portado muy mal. También seguramente habría gente de la derecha que no le dejaría seguir".
- José Antonio Ruiz, 46 años, retirado: "Fue una figura importante en el periodo de la Transición. Supo llevar muy bien lo que era el franquismo y toda la represión a la democracia y traspasar una cosa de mucha presión sobre el pueblo a relajarnos más, a saber enseñarnos los primeros pasos de la democracia. No deja de ser el presidente que tuvo que sufrir y padecer todo el proceso de cambio. Tuvo que dimitir porque, al ser de los primeros, se ejercía mucha presión sobre él".
Fue en la sesión de investidura del sucesor de Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, cuando ocurrió el breve intento del golpe de Estado, con el teniente coronel de la Guardia Civil, Antonio Tejero, como cara visible.
El libro de Cercas gira en torno a ese momento en el que Suárez se quedó sentado en su escaño con aparente parsimonia, mientras hubo una balacera en el hemiciclo. Recientemente se supo de una conversación en la que Suárez se enfrentó a Tejero, en medio de la crisis, mientras el militar blandía una pistola.
Ese año, el rey le dio el título de conde de Suárez. Fundó un nuevo partido con viejos compañeros de UCD, el Centro Democrático y Social (CDS), con el que compitió de nuevo a las elecciones, en 1982, votaciones en las que arrasó Felipe González por el PSOE.
Suárez quedó como diputado por Madrid ese y dos periodos más, pero en 1991 renunció al partido y a la política por los malos resultados electorales en las municipales.
Su última aparición pública fue en 2003, cuando acompañó a su hijo en su postulación como candidato a presidir la comunidad autónoma de Castilla La Mancha por el conservador Partido Popular.
Dos años después, sería él quien anunciaría que su padre padecía Alzheimer, la enfermedad neurodegenerativa cuya complicación originó su deceso. La opinión pública lo olvidó bastante. Él mismo también participó del olvido: en los últimos años ya no se acordaba de que había sido presidente.
En 2008, el Partido Popular y el PSOE se peleaban por cómo rendir honores al expresidente en un museo de la Transición que se creaba en su ciudad natal.
"Como ya no competía con nadie desde hace muchos años, ha empezado a ser elogiado por personas que más bien lo denostaron en su momento", dice Campo Vidal.
Javier Cercas no duda en que ahora va a ser "santificado".