Dicen
que el mundo sin las mujeres no existiría, cosa cierta, pero tampoco
el fútbol, tan varonil él, sin las mujeres no sería lo mismo.
Ellas
al igual que los hombres gritan, alientan a sus jugadores, insultan a
los señores árbitros, a los contrarios, a la policía, y hasta se
cuelgan del alambrado, siempre estuvieron en la mejor historia de
nuestro balompié rochense.
Y
ahora también lo practican, son árbitros, médicas dentro de los
vestuarios y las canchas, y por supuesto dirigentes y también
periodistas.
También
son las que nos contienen cuando nos pasamos de revoluciones y las
que nos dan aliento y consuelo cuando nuestro equipo no gana.
De
esa estirpe de mujer de ir de frente en defensa de sus queridos
colores, la tricolor de la Avenida Ituzaingó, la del linajudo
Palermo campeón del Interior, es Graciela Pereyra, fiel
representante de todas las generaciones de mujeres rochenses que
siempre estuvieron en el centenario y glorioso fútbol celeste
esteño.
Con
ella conversamos en una típica tarde de este verano lluvioso y
caluroso, en su casa, mientras mimaba a su pequeña nieta y de la
misma salió esta semblanza.
Graciela
nació el 15 de enero del año 1959, en el Barrio Francisco López,
fue a la Escuela del Barrio, la No. 44, Felicia Banat y al Liceo No.
1 Cora Vigliola.
Casada
con el conocido dirigente de Palermo y del fútbol rochense Jorge
Molina, dos hijos Cristian que jugó entre otros en el Palermo y el
fútbol sala y Laura, casada con un “albi verde”; dos hermosas
nietas, Milagros y la recién llegada Alfonsina.
Funcionaria
municipal en comisión en la Junta Departamental de Rocha, hincha de
Peñarol capitalino y del Palermo, por aquello de vivir en el barrio,
por vecina del recordado “Cholo” Pérez, y de sus hijas las que
son como sus hermanas, siendo compañera de Graciela en el Liceo.
“Quiero
mucho a la familia de Yolanda y el Cholo” nos dice Graciela, de
ahí su amor, su cariño inmensurable por los colores palermitanos.
Integró
la directiva del Palermo, organizó fiestas, como la recordada que se
realizara en el Hotel Trocadero, tarea que hiciera junto al “Conejo”
Martínez.
También
integró la Comisión de Damas, junto a Rayito Iroldi, la maestra
Nahir Pérez, Shirley Huelmo, la doctora María de los Ángeles
Delgado, Nelly Rivero, la maestra Pura Rivero, Sandra Antúnez entre
otras muchas más.
Palermo
le ha dejado muchas alegrías, la mayor el triunfo frente a
Lavalleja, aquel día famoso que lo empatan sobre la hora y en el
alargue lo ganan y comienza la campaña que los lleva al primer
título de campeones del interior, pero también las derrotas duelen,
y la que sufrieran frente al Porongos de Trinidad en la semifinal del
88 acá en el Sobrero es la peor.
Para
Graciela, el minuano Andrés Berrueta ha sido el más grande jugador
con la casaca tricolor y Andrés Muniz uno que recuerda por su
entrega, su calidad y su don de buena persona.
Es
hincha de la selección y también del Rocha Fútbol Club, pero si
tiene que elegir se queda con la celeste del combinado, tiene otra
atracción, otra mística.
Para
ella los partidos frente al tradicional rival, el Club Lavalleja son
lo más grande, le encantan, le gustan, no pueden dejar de existir,
son más emocionantes y atractivos que los propios partidos de la
selección. Son únicos.
Es
partidaria de que la mujer practique el fútbol en forma oficial,
aunque ella nunca lo practicó, el único deporte que realizó fue en
su etapa liceal y no le gustaría haberlo hecho.
Jugando
la selección o Palermo siempre se le verá en la cancha que estos lo
hagan, aunque ahora la llegada de Alfonsina la ha atrapado y no hay
babero que le alcance, aunque capaz que la nieta luzca los colores
albi verdes del tradicional rival, Lavalleja, cuyo escudo está
pegado en su termo, por aquello que los nietos son únicos y los
adoramos por sobre la casaca que ellos prefieran.
A
Graciela Pereyra, palermitana de ley, en el mes del 61 aniversario de
la Institución de la avenida Ituzaingó, nuestra semblanza del día
de hoy como homenaje a todas las mujeres, madres, socias, hinchas,
hermanas, hijas, de quienes han defendido esa inmensa casaca.
Febrero/14
Oscar
Bruno Cedrés