Una historia de alianzas, peleas y curiosos olvidos en el discurso oficialista.
Anoche, en el programa televisivo "Intratables", Luis D'Elía habló del "zabeca de Banfield", en clara referencia al expresidente Eduardo Duhalde, a quien otra vez acusó por "traer el negocio de la droga". El expresidente no contestó los llamados que se le realizaron para saber qué opinaba de los dichos de Luis D'Elía, que son similares a los que efectuó hace poco menos de una década, y por los cuáles D'Elía fue absuelto en sede penal, pero obligado a pagar 150 mil pesos en concepto de daños y perjuicios.
Sin embargo, en sus acusaciones Luis D'Elía omite buena parte de la histórica relación que llevó a Néstor Kirchner al poder y que no se remonta sólo a los primeros meses de 2003.
Corría el año 1999 y el entonces gobernador Eduardo Duhalde competía por la Presidencia de la Nación con el padrinazgo de buena parte del oficialismo, pero sin el apoyo concreto del entonces presidente Carlos Saúl Menem. En las caravanas por el país, la fórmula Eduardo Duhalde-Ramón "Palito" Ortega era acompañada por el vicepresidente Carlos Ruckauf -candidato a Gobernador de la provincia de Buenos Aires- y por el mandatario de la provincia de Santa Cruz que iba en busca de su tercer mandato consecutivo: Néstor Carlos Kirchner.
De aquel grupo ganaron todos, menos Eduardo Duhalde, quien esperaría a las elecciones legislativas de 2001 para ingresar al Senado de la Nación por el Partido Justicialista. En aquellas elecciones, compartió su ingreso con su "compañera" santacruceña, Cristina Fernández de Kirchner.
Desatada la crisis económica, social y política que signaron los días de diciembre de 2001, el Partido Justicialista logró imponerse en la Asamblea Legislativa dos veces. Primero fue el turno de Adolfo Rodríguez Saá, quien duró una semana entre nombramientos polémicos y el vacío provocado por el resto del arco político. Finalmente, le llegó el turno a Eduardo Duhalde.
La conflictividad social hacía mella en la imagen de Duhalde, quien veía como se escurría su intención primaria de presentarse nuevamente a elecciones finalizado su mandato. El llamado a comicios anticipados determinaría el resto: el futuro Presidente asumiría el 25 de mayo de 2003, y no el 10 de diciembre.
Duhalde se negó a dirimir puertas para adentro el infierno que se vivía en el Partido Justicialista. Carlos Menem anunció que se presentaría en las elecciones, al igual que Adolfo Rodríguez Saá. Ante la negativa de Carlos Reutemann de acceder a ser el candidato del oficialismo, la situación se resolvió sobre un escritorio en la Casa Rosada a favor del candidato menos esperado, pero el único que contaba -tal como aseguraron dos testigos de lujo- con los recursos para bancar buena parte de la campaña.
La fugaz carrera por la presidencia tuvo todos los condimentos. El sindicalismo jugó dividido -como corresponde y para variar- y así fue que Hugo Moyano apoyó la campaña de Adolfo Rodríguez Saá, mientras que Gerónimo Venegas -por pedido expreso de Eduardo Duhalde- puso su gente al servicio de Néstor Kirchner en un territorio en el que contaba con el 8% de conocimiento por parte del electorado. Ni siquiera los encargados de realizar las pintadas sabían como se escribía el apellido del "pingüino".
En aquellos meses surgió una idea de parte del FTV-CTA: impulsar la candidatura de Luis D'Elía para la Gobernación de la provincia de Buenos Aires, como lista colgada de la candidatura de Néstor Kirchner, el candidato de Duhalde. La idea de ser oficialismo del candidato apadrinado por el presidente a quien acusaban por los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, podía sonar descabellada, pero Kirchner tampoco hablaba al respecto.
Luis D'Elía no era nuevo en la política. De temprana militancia en la Democracia Cristiana, en 1997 fue electo para ocupar una banca en el Consejo Deliberante de La Matanza por la Alianza, espacio en el que permaneció por años. Así fue que las elecciones de 1999 encontró a Kirchner y D'Elía enfrentados en las urnas. El santacruceño apoyando a Duhalde-Ortega y el matancero militando para De La Rúa-Álvarez.
Luego de que Carlos Menem se bajara de la segunda vuelta, Kirchner asumió la Presidencia el 25 de mayo de 2003. La banda y el bastón de mando no fue lo único que le traspasó Eduardo Duhalde y muchos de los nombres que integraron la gestión del "zabeca de Banfield" aún gozan de buena salud dentro del espectro kirchnerista. Roberto Lavagna permaneció en su cargo de ministro de Economía un par de años, Daniel Scioli pasó de ser Secretario de Turismo a Vicepresidente, y Aníbal Fernández no tuvo mayores problemas en ocupar el ministerio del Interior. Previo a ello, el quilmeño fue Secretario de Gobierno de la provincia de Buenos Aires durante la gestión de Duhalde, Ministro de Trabajo en los tiempos de Ruckauf y Secretario General de la presidencia, también con Duhalde. Incluso Jorge Capitanich hoy ocupa por segunda vez la Jefatura de Gabinete de la Nación. La primera, fue con Duhalde.
Todos los vínculos del duhaldismo se hicieron cargo del país en 2003, pero Luis D'Elía supo adaptarse. Al igual que varios de sus excompañeros de la Alianza, pronto se convirtió en un aliado incondicional de Néstor Kirchner y hasta ocupó el cargo de Secretario de Tierras y Viviendas.
No fue el único de la Alianza que se sumó al gobierno de los herederos duhaldistas: durante el gobierno de De La Rúa, Débora Giorgi fue secretaria de Industria y secretaria de Energía, Juan Manuel Abal Medina ocupó la dirección ejecutiva del Instituto Nacional de la Administración Pública, María José Lubertino fue asesora en la Jefatura de Gabinete, Nilda Garré ocupó el viceministerio del Interior, Martín Sabbatella fue Concejal en Morón y Eugenio Zaffaroni se desempeñó como interventor en el Inadi.
La ruptura entre los Duhalde y los Kirchner quedó consumada recién en 2005, cuando Kirchner decidió disputar el liderazgo del peronismo bonaerense de un modo un tanto particular: Cristina Fernández, que había sido legisladora nacional desde 1991 por la provincia de Santa Cruz y era, en ese momento, Senadora por dicha provincia, compitió por la renovación de su banca, pero por la provincia de Buenos Aires, donde no vivía -según sus propias palabras- desde la década del ´70. La candidata a enfrentar era Hilda "Chiche" González de Duhalde.
Paradójicamente, tan sólo dos años después de haber apadrinado la campaña de Néstor Kirchner, Cristina tildaba a Duhalde de "El Padrino" y acusaba a "Chiche" de ser "portadora de apellido". Desde entonces, Duhalde fue acusado de estar siempre a la sombra de cualquier evento que, según el kirchnerismo, pretendiera "desestabilizar" al gobierno, desde los saqueos de los últimos diciembres, hasta cualquier candidato del amplio espectro peronista que dispute el poder. En 2009 fue Francisco De Narváez, ahora le llegó el turno a Sergio Massa.
(*) De la redacción de Perfil.com