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miércoles, 21 de octubre de 2015
Van 29 muertes por violencia doméstica en el año; 25 eran mujeres - Subrayado
Los datos corresponden al colectivo Mujeres de Negro. Destacan la
efectividad del sistema de tobilleras ya que ninguno de los homicidas
llevaba una.
Clic en este enlace
Van 29 muertes por violencia doméstica en el año; 25 eran mujeres - Subrayado
Trasladan a Viana, el fiscal "verde": "no tiene idoneidad"
Lo investigarán
Remueven por "ineptitud" a Viana el fiscal"verde"La Fiscalía General de la Nación dispuso el traslado del fiscal Enrique Viana, que adquirió notoriedad por planteos de inconstitucionalidad
vinculados a normativas sobre diversos temas ambientales (como la ley de
minería de gran porte), en una resolución que no ahorra comentarios negativos sobre la actuación del funcionario que, se señala, ha generado
costos innecesarios al Estado y que es indicativa de falta de
idoneidad.
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Trasladan a Viana, el fiscal "verde": no tiene idoneidad | Noticias Uruguay y el Mundo actualizadas - Diario EL PAIS Uruguay
martes, 20 de octubre de 2015
EN ROCHA.Vice presidente de Junta Departamental niega discrepancias con el intendente Aníbal Pereyra.
JAIME PÍRIZ DECLARÓ
AL BLOG QUE NO INGRESA A LA JUNTA DEPARTAMENTAL “POR UN PROBLEMA INTERNO”
DE LA 711.
Escribe Juan José Pereyra Twitter@juano500
Escribe Juan José Pereyra Twitter@juano500
Desde hace varias
semanas se comenta en medios políticos de Rocha que el edil Jaime
Píriz, de la 711 (el sector que a nivel nacional lidera el vice
presidente ,Raúl Sendic), había tenido “un enfrentamiento” con
el intendente de Rocha por “la destitución” de la Directora de
Género y Equidad, la maestra Susana Araceli Acuña, su esposa.
El diario El Este
publicó este lunes 19;
“El Intendente
de Rocha, Aníbal Pereyra, no tendría mayoría en la Junta
Departamental, trascendió por fuentes políticas a El Este”.
“Se indicó,
que desde hace dos reuniones no ingresa al plenario el edil, Jaime
Píriz, de la lista 711, generándose la situación donde la bancada
oficialista está con idéntico número que la oposición”.
El Blog habló este
martes 20 con el edil Píriz , primer vicepresidente de la Junta
Departamental ,quien dijo que lo que publicó el matutino “no se
ajusta a la verdad.Afirman además que hace dos sesiones que no
concurro a la Junta y no es así. Hace cinco sesiones que no entro al
Plenario”, aseguró.
“Esta no es una
decisión de Jaime Píriz , es una decisión de la bancada de la 711
que está compuesta por mí que soy el edil titular pero además la
integran tres ediles suplentes. Nadie de la bancada de la 711 está
ingresando a sala pero no por discrepancias con el Frente Amplio.
Estamos trabajando en la Junta en todas las comisiones, en todas que
fueron asignadas que son trece.No estamos entrando al Plenario por un
tema interno de las 711 , un problema interno que no hemos podido
solucionar. Estamos esperando a ver si este fin de semana , la
dirección de la 711 a nivel nacional junto con los compañeros de
Rocha nos podemos sentar en una mesa a conversar sobre esta situación
que está planteada y cómo la resolvemos y salimos de ella para en
seguida poder estar entrando a sala y ponernos a trabajar en la
defensa del gobierno del Frente Amplio y aportar para lo que fuimos
electos.Esa esla realidad, es un problema interno de la organización
polítuca 711”, sostuvo el edil.
Píriz agregó: “Tengo un buen relacionamiento con el ejecutivo departamental, con el intendente Aníbal Pereyra con quien milité casi 17 años, nos conocemos bien los dos. Todos los martes por ejemplo, después de la coordinación de bancada nosotros hemos estado reunidos, hemos estado reunidos entre semana ante cualquier cosa que se esté tratando en temas de comisiones de la Junta o cualquier cosa que yo le tengo que plantear o que él me tiene que plantear a mí.”
Píriz agregó: “Tengo un buen relacionamiento con el ejecutivo departamental, con el intendente Aníbal Pereyra con quien milité casi 17 años, nos conocemos bien los dos. Todos los martes por ejemplo, después de la coordinación de bancada nosotros hemos estado reunidos, hemos estado reunidos entre semana ante cualquier cosa que se esté tratando en temas de comisiones de la Junta o cualquier cosa que yo le tengo que plantear o que él me tiene que plantear a mí.”
El edil Jaime Píriz
aseguró que tambien “la relación con la fuerza política Frente
Amplio es buena, yo voy a la Mesa Poltica y participo en ella.
Esto es un problema interno, nuestro, de la 711 que estamos esperando resolver en horas”, concluyó.
Esto es un problema interno, nuestro, de la 711 que estamos esperando resolver en horas”, concluyó.
domingo, 18 de octubre de 2015
LA PROPUESTA VOTADA EN DIPUTADOS PARA LIMITAR EL ACCESO A MEDICAMENTOS ES INCONSTITUCIONAL Y CONTRARIA AL BIEN COMÚN
El ex senador frenteamplista Oscar López Goldaracena escribió en su perfil de Facebok y en un blog que el artículo votado en Diputados sobre restricciones en el acceso a los medicamentos "es inconstitucional y contrario al bien público".
Esta es la publicación del dirigente político y abogado defensor de víctimas de la dictadura.
El proyecto de ley de presupuesto recientemente aprobado por la Cámara de Diputados que, de votarse en el Senado, limitará el acceso a los medicamentos de alto costo, es una opción política inconstitucional además de ser contraria al bien común.
Es inconstitucional porque atenta contra una norma jurídica constitucional concreta, completa y autosuficiente que no puede ser modificada en su contenido substantivo por ninguna norma jurídica inferior.
En efecto, el art. 44 de la Constitución consagra el derecho a la salud y en su parte final dispone expresamente: “El Estado proporcionará gratuitamente los medios de prevención y de asistencia tan sólo a los indigentes o carentes de recursos suficientes.”
La disposición constitucional transcripta mandata y obliga de forma directa sin ningún tipo de condicionamientos.
Es una norma completa y sabia.
No necesita ningún aditivo para poder ser cumplida y, en los hechos, cuando no se la respeta, son los jueces quienes la hacen respetar haciendo lugar a las acciones de amparo y, si hay muchas acciones judiciales es porque el Estado no está cumpliendo con la Constitución.
El precepto constitucional contenido en el art. 44 no deja ninguna posibilidad de que una norma inferior a la Constitución (leyes o reglamentos) pueda alterar o restringir su contenido, el que es claro y preciso. El objeto está bien determinado tanto respecto de qué es lo que se debe suministrar (medios de prevención de asistencia en salud: medicamentos y procedimientos médicos) como a quién (indigentes o quienes carezcan de recursos para adquirirlos).
La Constitución ordena que sea el Estado quien los proporcione gratuitamente. Lo dice la Constitución, que al respecto no dice nada más. No agrega, como ahora quiere agregar inconstitucionalmente la ley que se votó, que solamente serán proporcionados gratuitamente los medicamentos o dispositivos terapeúticos que estén “taxativamente enumerados en la normativa vigente…”.
La ley que se proyecta, que ya tiene media sanción, limitaría lo que la Constitución no limita.
Va de suyo que viola la Constitución y los derechos de todo un universo de personas a quienes la norma constitucional ampara.
Si lo que se pretende es no suministrar gratuitamente todos los medicamentos y tratamientos que se deberían dar a quienes lo necesitan, pues bien, hay que reformar la Constitución, pero mientras el artículo 44 de la Constitución esté vigente el Estado no puede desligarse del pacto fundacional de nuestra convivencia.
***
Más allá de razones jurídicas que podría seguir desarrollando, hay también profundas razones morales y políticas por las cuales también me opongo a lo que se aprobó en la Cámara de Diputados.
***
El fin último de la sociedad, del Estado y del derecho es lograr el bien común, que no es otra cosa que el desarrollo integral del ser humano durante su cortito tiempo vital.
Si una persona requiere de un tratamiento médico del cual depende su vida o su muerte pero no lo puede pagar porque sus recursos económicos no se lo permiten, debe ser un imperativo ético de todos que la persona no muera.
Nos hemos organizado en sociedad porque somos animales cívicos por naturaleza; no solamente para sobrevivir sino para vivir dignamente, ayudarnos entre todos y gobernarnos hacia el bien común.
Aquí se trata de la vida o de la muerte y es una opción política contra el bien común limitar el acceso a la salud para quien lo necesita y no lo puede costear.
***
Es indudable que la norma legal que se proyecta tiene como indisimulable objetivo político económico que el Estado no siga siendo condenado en las acciones judiciales de amparo cuando el FNR niega un tratamiento o un medicamento que no está comprendido en su normativa o respecto del cual el paciente no califica en la reglamentación.
Se transita hacia una opción política profundamente equivocada.
En lugar de instalar un debate profundo, en todos los niveles de nuestra sociedad, sobre como generar una política pública de accesibilidad universal a medicamentos y tratamiento que hoy son de alto costo para la mayoría de los uruguayos, manteniendo la norma matriz y constitucional vigente que obliga al Estado a proporcionarlos gratuitamente a quienes no puedan pagarlos, se opta por querer cerrar la única puerta que sigue entreabierta: el iniciar una acción judicial de amparo contra el Estado.
Tengamos presente que la solución ni siquiera debería ser tener que recurrir como ahora al Poder Judicial.
Sucede que los juicios de amparo se inician y se ganan porque el Estado no cumple con la Constitución en un tema que no es menor: cuando una persona se puede morir si el Estado no le proporciona lo que está obligado a darle.
No olvidemos que todo derecho tiene un correlato de deberes y aquí lo que se debería discutir es como se cumple con el derecho a la salud consagrado en la Constitución. Es este, para el caso, el imperativo del bien común.
***
Como frenteamplista no puedo legitimar la opción política economicista que se tomó en la Cámara de Diputados.
Aspiro a que en algún momento se terminen los divorcios entre lo que proyecta el gobierno y lo que sostenemos buena parte de los frenteamplistas que no participamos en el gobierno.
Algunas opciones que se han tomado (y otras que no se toman) obligan a llamar la atención para corregir rumbos.
Deseo, sinceramente, que el Senado no apruebe la norma que se votó en la Cámara de Diputados y que los senadores del Frente Amplio se ubiquen en el lugar del otro; se coloquen en el lugar de quien no tiene recursos para costear un medicamento que puede salvarle la vida.
***
Seguro estoy que la gran mayoría de los frenteamplistas, militantes y votantes, como la gran mayoría de todos los uruguayos, estamos en desacuerdo con la propuesta que se votó en diputados
DON ROGELIO HERNANDEZ. UN CARROCERO DEL SIGLO PASADO. Por Julio Dornel.
Escritor y periodista Julio Dornel
Mientras la pantalla de la computadora, nos ofrece detalles sobre las
posibilidades de que el hombre pueda llegar a Marte en el año 2017,
surge repentinamente en nuestra memoria la figura de don Rogelio
Hernández y su viejo carromato en dirección a La Barra en la década del
40 y poco.
Nadie hubiera imaginado en aquella oportunidad un viaje espacial para llegar a Marte luego de tres años de vuelo. Señalan los técnicos que un viaje tan rutinario podría generar algunas dificultades entre las que destacan problemas de relacionamiento, alteraciones motrices, atrofia muscular y cansancio. Cuanta similitud con los viajes de don Rogelio que también nos dejaba con los huesos deshechos de tantos sacudones y algún problema de relación entre los pasajeros que viajaban en el pescante del carro y los que iban en el fondo junto a las gallinas embolsadas y el resto de la mudada. Entre las costumbres regionales de la primera mitad del siglo pasado se encontraban los viajes en carro al balneario LA BARRA. El vehículo de don Rogelio no tenía documentación ni certificado de propiedad donde constaran los kilos y pasajeros que podía transportar. Sin embargo siempre se las ingeniaba para realizar una buena distribución de bultos y personas, lo que siempre le permitió llegar a destino sin mayores inconvenientes.
Entre aquellos carroceros que iniciaron la “colonización” de la costa atlántica rochense se encuentraba don Rogelio Hernández, uno de los primeros que se atrevió a desafiar los médanos que nos separan de La Barra.
Como símbolo de sus tradiciones camperas don Rogelio gustaba vestirse a la vieja usanza; bota y bombacha. Para los viajes lagos que podían superar las dos leguas, manoteaba el poncho y la “fariñera” para protegerse del frío y de algún imprevisto.
La bombacha era una de las prendas preferidas de los gauchos, existiendo por aquel entonces varias costureras que se anticiparon a los sastres en la difícil tarea de confeccionar esta indumentaria campera. Así era don Rogelio Hernández y así vestía. Por aquellos años cuando llegaba el verano la mayoría de los habitantes del pueblo se trasladaban al balneario en la primera quincena de diciembre y regresaban en mazo para el comienzo de las clases. Pocas familias tenían sus casas amuebladas permanentemente, lo que significaba una verdadera odisea la mudanza veraniega que se convertía en un ritual sin modificaciones. Había que arreglarlo todo de una forma muy especial para que el carro de don Rogelio pudiera trasladarlo en un solo viaje.
Pequeñas y grandes cosas que en el pueblo descansaban en el galpón del fondo, siempre servían para facilitar los imprevistos de la temporada, rodeándola de cosas que nunca se utilizaban. Se arreglaban con tiempo las bolsas con la ropa y en algunos casos viejos baúles o valijas de cartón. Las herramientas obligatorias que pasaban por los martillos, tenazas, destornilladores, palas, serruchos, el primus y algunas lámparas a queroseno. Todavía lo vemos a don Rogelio con sus bombachas negras remangadas durante el verano o con las botas de goma durante el invierno, sentado en el pescante del carro dirigiendo con habilidad a sus caballos para que treparan los médanos, echando un vapor por las narices y que hoy a la distancia nos parece que fumaban. Había comenzado con una carreta tirada por bueyes, la que fue sustituida por el carro de tres caballos cuyos nombres pasaban por el Chongo, Precioso y Gasolina. Integrado durante muchos años a las tareas camperas, manejaba con habilidad las herramientas utilizadas en el viaje. Los años que don Rogelio mantuvo su “línea particular” se perdieron entre los extensos arenales, pero han quedado en la memoria de algunos vecinos los detalles de los mismos y la importancia que tuvieron en aquellos años para concretar negocios y comenzar el desarrollo del balneario.
Resuenan todavía los ruidos metálicos de una caldera de hierro que colgaba del eje trasero. Recordamos además una jaula hecha de tacuaras para llevar las gallinas de los veraneantes. Fue sin ninguna duda uno de los primeros y también de los últimos carroceros que realizó la travesía hasta el balneario, señalando en varias oportunidades que había aprendido a caminar con los caballos. Mirada austera, barba castaña y buena disposición para cargar el carro con sandías, lechones, gallinas y todos los pertrechos para la temporada.
Don Rogelio miraba los paisajes en cámara lenta, sin apuro, pero llegando siempre hasta los ranchos del balneario. Los viajes se iniciaban sin horario fijo, tras levantar los pasajeros y sus pertenencias que pasaban por el azúcar, yerba, arroz, charque, galleta dura, los ponchos tradicionales, ropa de abrigo, algún revólver y la “fariñera”. Nunca supo de apuros, el trote lento de sus caballos siempre lo llevaron a destino, sin que nadie protestara por las incomodidades del viaje. Una campanilla de bronce “tintineaba” en el pescuezo de un caballo, mientras el perro Falucho acompañaba el viaje a la sombra del carro. Don Rogelio Hernández, uno de los primeros carroceros que realizo el transporte de personas y equipaje entre esta frontera y el balneario La Barra. Los carroceros del siglo pasado seguirán siendo un tema apasionante, que mirado a la distancia pueden perder su perspectiva pero que fueron durante muchos años la palanca generadora del desarrollo zonal.
La soledad se veía interrumpida por algunas casas que se destacaban entre los médanos del incipiente balneario. Algunos vecinos todavía lo recuerdan junto a su señora Eduviges acompañado de familiares y el constructor Florencio Resquín uno de sus amigos de la juventud. Fue sin ninguna duda una de las construcciones más antiguas del balneario, y pese a la remodelación que ha sufrido, mantiene aún el valor simbólico que nos permite hoy estas evocaciones. Allí estaba invadiendo la naturaleza agreste el rancho de don Rogelio con una personalidad muy propia, para destacarse ante un panorama marcado por la soledad.
Don Rogelio nació en las proximidades de Lascano en el año 1897, radicándose en La Barra en enero de 1941. Cuando llegó por primera vez al balneario el tiempo estaba suspendido entre los pocos ranchos y las extensas dunas que sujetaban el mar. Terrenos “casi” regalados, no tenían compradores que se detuvieran a valorar las bellezas naturales de una zona todavía primitiva. Sin luz, agua, escuela, comisaría ni comunicaciones el panorama era poco alentador. Por las noches farol y luna para la iluminación, lo que despertaba el asombro de los pocos turistas que llegaban a la zona. Don Rogelio Hernández, uno de los primeros carroceros del balneario.
Nadie hubiera imaginado en aquella oportunidad un viaje espacial para llegar a Marte luego de tres años de vuelo. Señalan los técnicos que un viaje tan rutinario podría generar algunas dificultades entre las que destacan problemas de relacionamiento, alteraciones motrices, atrofia muscular y cansancio. Cuanta similitud con los viajes de don Rogelio que también nos dejaba con los huesos deshechos de tantos sacudones y algún problema de relación entre los pasajeros que viajaban en el pescante del carro y los que iban en el fondo junto a las gallinas embolsadas y el resto de la mudada. Entre las costumbres regionales de la primera mitad del siglo pasado se encontraban los viajes en carro al balneario LA BARRA. El vehículo de don Rogelio no tenía documentación ni certificado de propiedad donde constaran los kilos y pasajeros que podía transportar. Sin embargo siempre se las ingeniaba para realizar una buena distribución de bultos y personas, lo que siempre le permitió llegar a destino sin mayores inconvenientes.
Entre aquellos carroceros que iniciaron la “colonización” de la costa atlántica rochense se encuentraba don Rogelio Hernández, uno de los primeros que se atrevió a desafiar los médanos que nos separan de La Barra.
Como símbolo de sus tradiciones camperas don Rogelio gustaba vestirse a la vieja usanza; bota y bombacha. Para los viajes lagos que podían superar las dos leguas, manoteaba el poncho y la “fariñera” para protegerse del frío y de algún imprevisto.
La bombacha era una de las prendas preferidas de los gauchos, existiendo por aquel entonces varias costureras que se anticiparon a los sastres en la difícil tarea de confeccionar esta indumentaria campera. Así era don Rogelio Hernández y así vestía. Por aquellos años cuando llegaba el verano la mayoría de los habitantes del pueblo se trasladaban al balneario en la primera quincena de diciembre y regresaban en mazo para el comienzo de las clases. Pocas familias tenían sus casas amuebladas permanentemente, lo que significaba una verdadera odisea la mudanza veraniega que se convertía en un ritual sin modificaciones. Había que arreglarlo todo de una forma muy especial para que el carro de don Rogelio pudiera trasladarlo en un solo viaje.
Pequeñas y grandes cosas que en el pueblo descansaban en el galpón del fondo, siempre servían para facilitar los imprevistos de la temporada, rodeándola de cosas que nunca se utilizaban. Se arreglaban con tiempo las bolsas con la ropa y en algunos casos viejos baúles o valijas de cartón. Las herramientas obligatorias que pasaban por los martillos, tenazas, destornilladores, palas, serruchos, el primus y algunas lámparas a queroseno. Todavía lo vemos a don Rogelio con sus bombachas negras remangadas durante el verano o con las botas de goma durante el invierno, sentado en el pescante del carro dirigiendo con habilidad a sus caballos para que treparan los médanos, echando un vapor por las narices y que hoy a la distancia nos parece que fumaban. Había comenzado con una carreta tirada por bueyes, la que fue sustituida por el carro de tres caballos cuyos nombres pasaban por el Chongo, Precioso y Gasolina. Integrado durante muchos años a las tareas camperas, manejaba con habilidad las herramientas utilizadas en el viaje. Los años que don Rogelio mantuvo su “línea particular” se perdieron entre los extensos arenales, pero han quedado en la memoria de algunos vecinos los detalles de los mismos y la importancia que tuvieron en aquellos años para concretar negocios y comenzar el desarrollo del balneario.
Resuenan todavía los ruidos metálicos de una caldera de hierro que colgaba del eje trasero. Recordamos además una jaula hecha de tacuaras para llevar las gallinas de los veraneantes. Fue sin ninguna duda uno de los primeros y también de los últimos carroceros que realizó la travesía hasta el balneario, señalando en varias oportunidades que había aprendido a caminar con los caballos. Mirada austera, barba castaña y buena disposición para cargar el carro con sandías, lechones, gallinas y todos los pertrechos para la temporada.
Don Rogelio miraba los paisajes en cámara lenta, sin apuro, pero llegando siempre hasta los ranchos del balneario. Los viajes se iniciaban sin horario fijo, tras levantar los pasajeros y sus pertenencias que pasaban por el azúcar, yerba, arroz, charque, galleta dura, los ponchos tradicionales, ropa de abrigo, algún revólver y la “fariñera”. Nunca supo de apuros, el trote lento de sus caballos siempre lo llevaron a destino, sin que nadie protestara por las incomodidades del viaje. Una campanilla de bronce “tintineaba” en el pescuezo de un caballo, mientras el perro Falucho acompañaba el viaje a la sombra del carro. Don Rogelio Hernández, uno de los primeros carroceros que realizo el transporte de personas y equipaje entre esta frontera y el balneario La Barra. Los carroceros del siglo pasado seguirán siendo un tema apasionante, que mirado a la distancia pueden perder su perspectiva pero que fueron durante muchos años la palanca generadora del desarrollo zonal.
La soledad se veía interrumpida por algunas casas que se destacaban entre los médanos del incipiente balneario. Algunos vecinos todavía lo recuerdan junto a su señora Eduviges acompañado de familiares y el constructor Florencio Resquín uno de sus amigos de la juventud. Fue sin ninguna duda una de las construcciones más antiguas del balneario, y pese a la remodelación que ha sufrido, mantiene aún el valor simbólico que nos permite hoy estas evocaciones. Allí estaba invadiendo la naturaleza agreste el rancho de don Rogelio con una personalidad muy propia, para destacarse ante un panorama marcado por la soledad.
Don Rogelio nació en las proximidades de Lascano en el año 1897, radicándose en La Barra en enero de 1941. Cuando llegó por primera vez al balneario el tiempo estaba suspendido entre los pocos ranchos y las extensas dunas que sujetaban el mar. Terrenos “casi” regalados, no tenían compradores que se detuvieran a valorar las bellezas naturales de una zona todavía primitiva. Sin luz, agua, escuela, comisaría ni comunicaciones el panorama era poco alentador. Por las noches farol y luna para la iluminación, lo que despertaba el asombro de los pocos turistas que llegaban a la zona. Don Rogelio Hernández, uno de los primeros carroceros del balneario.
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