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viernes, 14 de abril de 2017

CIUDADANA ILUSTRE. NORA UMPIERREZ: UN CASO DE AMOR CON LA FRONTERA. Por Julio Dornel.



                                 Escritor y periodista,Julio Dornel
Si bien es cierto que existe una tendencia natural para visitar esta frontera, en el caso de NORA podemos señalar sin temor a equivocarnos que fue un flechazo a primera vista, con un amor correspondido desde el primer encuentro. De ese amor compartido con ROQUE, se fue ganando diariamente el título de ciudadana ilustre de la cultura, del arte, y del periodismo fronterizo, participando con generosidad en todos los programas sociales, radiales o televisivos que se realizaban en esta ciudad. Luchadora incansable por las causas justas y nobles que reclamaba la población. Conquistó amistades en todos los niveles. Superó con entereza las dificultades que generaron su traslado a Chuy, entregándose de inmediato al universo local de una frontera que crecía permanentemente. Sin embargo el destino le había reservado momentos inolvidables junto a Roque y una legión de amistades que recibía diariamente en su cabaña brasileña al borde de la planta urbana. Antes de llegar a Chuy transitó por varios escenarios del teatro uruguayo, conquistando un lugar importante entre los “monstruos” sagrados de aquellos años. Resulta imposible acompañar su trayectoria de comienzo escolar hasta su ingreso triunfal al teatro 18 de Julio. Viene luego la escuela de arte dramático con más de 300 aspirantes, siendo seleccionada para interpretar la madre de Romeo y Julieta conjuntamente con China Zorrilla. Tras dejar la Comedia Nacional permaneció al margen por algunos años, volviendo sorpresivamente, pero con gran éxito en MI SUEGRA FUE UNA FIERA, impulsada por su gran amigo Rómulo Boni y cuyo primer personaje lo hacía Cristina Morán. Nos señalaba en aquella oportunidad que el personaje marcante que interpretó en la Comedia Nacional fue sin ninguna duda Bernardina Fragoso de Rivera. Viene luego Punta del Este y la televisión con Cristina Morán y su llegada a esta ciudad donde desarrollo una intensa actividad cultural a partir de la década del 70.

jueves, 13 de abril de 2017

Sobre el cartel del boliche Textos y contextos Jana Rodriguez Hertz



montevideo.com.uy


Hace un par de días la modorra montevideana se vio sacudida por un cartel pintado en tiza por el dueño de un boliche de Pocitos que decía “No dogs or Mexicans allowed”.

La frase, que en la vida real era común de ver en Texas hasta entrados los 1960’s, hacía alusión a la película “The Hateful Eight”, de Tarantino, y para algunos -claramente no para todos- fue evidente desde el vamos que era una broma entre cinéfilos. Yo confieso que a pesar de haber visto la película no recordaba la frase, pero luego que me lo dijeron encontré un gracioso paralelismo con el film, donde a cada instante se va agregando un nuevo elemento, mientras todos van matándose entre todos. Me gustó pensar en este tema, leí las distintas opiniones con atención y creo que, a pesar de que la discusión del cartel en sí parece agotada, no lo está la de los temas de fondo, ya que en ella convergen distintos contextos que siguen y seguirán vigentes por un tiempo y que la hacen muy rica. No llegué a ninguna conclusión, y me gustaría seguir escuchando argumentos sobre el asunto. Acá van algunos posibles contextos del tema.

La literalidad Desde hace un tiempo a esta parte leo enconadas quejas sobre el avance de lo “políticamente correcto”, y el asunto me genera sensaciones encontradas. En su primera novela, La Broma, ya en 1967, Milan Kundera relata el drama de Ludvik cuya vida cae en desgracia por hacer un chiste en un mundo que ha perdido el sentido del humor. En efecto, Ludvik comete el pecado de escribir una esquela a su novia con un chiste por demás liviano, pero ésta es interceptada por el partido, y Ludvik, preso de la literalidad de su entorno, es expulsado de todos los sistemas posibles y esto cambia su vida para siempre, pasando de ser un estudiante prometedor a sucesivamente perder su novia, su lugar en el partido, su capacidad de estudiar en la universidad y terminar trabajando en las minas.

Kundera retoma el tema en su último ensayo-novela “La fiesta de la insignificancia”, sin el ímpetu de sus años mozos, pero con la sabiduría y maestría que dan a algunos los años. En él aparece Stalin contando a sus colaboradores íntimos la anécdota de cuando fue a cazar 24 perdices. Cuenta que mató 12, pero se quedó sin municiones, entonces regresó 13km a buscar cartuchos y al volver mató las 12 restantes, que no se habían movido del lugar. Los funcionarios estalinistas no dicen nada, pero luego se reúnen en el urinal y comentan indignados la anécdota de Stalin despotricando con desprecio e ira sobre la forma en que están siendo engañados. Stalin los espía divertido por un agujero de la pared. Siempre que hablan de corrección política pienso en esta anécdota y me pregunto si, a veces, con la mejor intención, no se cae, y no cae uno mismo también, en el comportamiento de los colaboradores del Stalin de Kundera.

Esto no es sólo una preocupación filosófica. La literalidad ya tiene consecuencias tangibles. En el caso del norteamericano que puso el desgraciado cartel en su café de Pocitos, esto le costó un cedulón de la Intendencia y una avalancha de revisiones negativas a su local, que pueden incidir económicamente en su futuro. No es el único caso. En España, hace aproximadamente dos semanas, la Audiencia Nacional Española condenó a un año de prisión a la tuitera Cassandra Vera, por 13 tuits que escribió entre 2013 y 2016 ironizando sobre la muerte del franquista Carrero Blanco en un atentado de la ETA. Es probable que su delito sea finalmente excarcelable, pero sufrirá también inhabilitación por 7 años lo que la lleve probablemente a perder su beca y afecte su futuro como historiadora. ¿No es desproporcionado el castigo por un par de chistes tomados demasiado literalmente?

La burbuja La literalidad no es el único factor en este enredo. Apenas hubo una reacción al cartel de Pocitos, hubo una contra-reacción. “¡Es de una película de Tarantino, estúpidos!”. Y a partir de allí hubo una lapidación mutua entre quienes llamaban discriminadores a unos y estúpidos a otros. Creo que este es un fenómeno que es cada vez más frecuente. No el obvio de la lapidación, que también existe pero es un tema aparte, sino el de la burbuja. ¿Realmente podemos llamar estúpido a alguien por no saber que una frase es de una película de Tarantino? ¿Cuántas personas pertenecen al círculo de los que saben todas las líneas de Tarantino? El asunto no es que el dueño del boliche sea cultor de Tarantino, el tema es que puso su cartel en la calle. Y la calle puede no compartir su contexto. Cuando uno pone un cartel en la calle, sin más, se expone a todo el universo, y no puede pretender que todos sepan de tu contexto.

Esto no pasa sólo en este tema, es muy frecuente entre nuestros políticos y generadores de opinión. Emiten muchas veces comentarios que afectan sólo a una pequeña burbuja y creen que representan a un universo, o que el universo debe compartir sus particulares códigos. Frases del estilo “todo el mundo me dice” son muy frecuentes, cuando “todo el mundo” a veces se refiere a un pequeñísimo entorno para nada representativo del colectivo. Sobre la base de este sesgado representante de “todo el mundo” se hacen análisis sociológicos, politológicos, económicos. Y a veces marran groseramente sus análisis porque su selección de “universo” se refiere sólo a esta pequeña burbuja. ¿Puede uno indignarse porque el resto de la gente no comparte su contexto?

De quién nos reímos y de quién nos podemos reír Más allá de la burbuja, que lleva a suponer que todos están advertidos de lo que es un código de pocos, hay un importante tema de fondo: ¿es cierto que nos podemos reír de todo? Creo que en lo privado sí, en teoría no hay límites para el humor. Aunque en la práctica sí lo hay. El humor es sublimación, y cuando no tenemos los elementos suficientes para ella, no nos podemos reír. Los elementos pueden faltarnos por muchos factores, no es necesariamente estupidez como soberbiamente afirman algunos, el dolor puede ser uno de ellos.

En lo público, si bien sí se pueden hacer chistes sobre lo que sea, se paga un costo social por hacerlo. Sin embargo pasa algo semejante a lo que pasa en privado. No siempre nos podemos reír de cualquier cosa, es por eso que no oímos chistes sobre el Holocausto. Un tema que hay aquí, me parece, es que estamos en un momento donde está cambiando el costo social de los chistes. Por ejemplo, hasta hace poco era gratis hacer chistes sobre homosexuales, incluso se recibía aprobación social. Ahora ya no lo es. ¿Es bueno? ¿Es malo? Hay gente que lo vive como un retroceso, y otra que lo vive como un avance. A mí personalmente me parece un avance que hacer ciertos chistes tenga un cierto costo social. No quiere decir que ya no se pueda hacer chistes, el universo del humor es infinito, pero tendremos que elegir mejor los contextos en que nuestros chistes son contados, o pagar el costo social de no hacerlo. Si este costo es exagerado es otra pregunta que hay que hacerse.

El costado del dolor no es algo a minimizar tampoco, uno se ríe de algo cuando ya está en condiciones de hacerlo, cuando es algo superado. Como decía Woody Allen, “Comedia es tragedia más tiempo”. En el caso del cartel, puede ser gracioso para un montevideano lejano al tema, o para alguien que puede estar de vuelta de eso, pero no lo es para el embajador de México quien dijo que elevaría una queja. Es que de hecho esos carteles eran puestos en serio hace no más de 50 años atrás. Y en Estados Unidos hay hasta el día de hoy, incluso de parte de su propio presidente, manifestaciones anti-mexicanas. Está claro que no fue esa la intención de quien puso el cartel, sino todo lo contrario. Pero hay que saber que hay temas que son materia sensible.

Uno resigna libertades en pos de la convivencia, y dejar de hacer chistes que pueden lastimar seriamente a otras personas o asumir que éstos tienen un costo social, puede ser uno de ellas. Observo eso como una tendencia en el mundo hoy, y no me parece que sea una tendencia reversible.

La virtualidad y el hacinamiento social Estos tres contextos se potencian con la presencia de las redes. Las redes sociales llegaron a nuestras vidas de repente y llegaron para quedarse, y con ellas se generó un gran hacinamiento social. Nos olemos los pedos mentales entre todos. Eso genera un roce permanente que hace saltar chispas y generar incendios por las cosas más triviales. Como ocurre cuando vivimos muchos en un pequeño espacio.

Hace pocos años atrás, elegíamos el contexto en que veíamos y escuchábamos a nuestros amigos, la información que recibíamos de ellos. Y cuando nos cansábamos, volvíamos a casa, o cortábamos el teléfono. Hoy para empezar, el concepto de amigo ha cambiado. Hay un estatus de amigo virtual que es más que un contacto de agenda, pero menos que un amigo de carne y hueso, y que es mucho más masivo, nuestros amigos virtuales son muchísimos más.

Más generalmente, está la virtualidad, que para mí es un nuevo estado de la mente, así como está el inconsciente, está la virtualidad, que está en un apartado de la consciencia. Hay amigos, realidades, espacios virtuales, que sólo existen en la virtualidad, que tienen dinámica propia. Y que por momento tienen una cierta analogía con los sueños, toman elementos de la realidad, pero no son enteramente “reales”.

Este fenómeno del cartel es para mí un fenómeno típico de la virtualidad, no habría generado lo que generó sin ella. Están quienes linchan, quienes linchan a los que linchan y así sucesivamente. Aparentemente nadie deja de decir algo despreciativo sobre quien ha cometido el pecado de no pensar como uno. Ninguno de los que curtimos los espacios virtuales nos hemos salvado de hacer eso alguna vez. La virtualidad es poderosa porque tiene simultáneamente la volatilidad de lo dicho y la potencia de lo escrito.

La insignificancia Finalmente, es probable que, como miles de veces en las redes hayamos hecho un mundo de nada. En un par de días más no nos acordaremos del bendito cartelito. Pero, como dice Kundera, “Respira, D’Ardelo, amigo mío, respira esta insignificancia que nos rodea, es la clave de la sabiduría, es la clave del buen humor”.

Así se ocultó la relación homosexual de Ben-Hur Juan Sanguino




http://elpais.com

Cómo el guionista y el director se organizaron para que Charlton Heston no se enterara de que su personaje y Messala se amaban





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Así se ocultó la relación homosexual de Ben-Hur | ICON | EL PAÍS

miércoles, 12 de abril de 2017

La muerte de Matías Galíndez, el malabarista uruguayo: la mirada normalizada del arte. Profesora Marisol Cabrera Sosa



Fallece Matías asesinado por otro joven en Brasil y la familia debe trasladar sus restos para proceder a darle sepultura en el territorio uruguayo. En primer término nos enteramos que ninguno de los dos estados se hace responsable: ni el que cometió el delito de darle muerte a un trabajador, ni el estado de donde es originario el asesinado. De acuerdo a lo que publica La Diaria “el asesino recriminó a Matías que lo que hacía no era arte y le dijo “gringo aquí não tem vez”, que sería algo así como “aquí no hay lugar para gringos”.1 Matías era un artista callejero, con un espectáculo itinerante de arte circense. Su espacio de trabajo era la calle, cerca de los semáforos, en las plazas públicas, con un lenguaje corporal y experiencias identitarias que son concebidas como peligrosas para el Estado. La concepción de un cuerpo dócil, que debe convertirse en máquina para adecuarse al estado moderno es interpelado y cuestionado- por estos artistas que trabajan cerca de los semáforos- a través de su corporeidad y gestualidad. El placer y la felicidad que podemos observar en videos que nos recuerdan a Matías vivo, nos hacen reflexionar sobre el ser humano apresado en una oficina, una fábrica, un call center, con prácticas que subordinan el deseo, a una línea de domesticación. Cómo ve el estado en la representación mortal de ese joven brasileño que asesina de forma “impensable” a otro joven uruguayo? Matías representa al extranjero, al enemigo, al lumpen, al delincuente que puede asaltarte en los semáforos, el que no trabaja, el que no cumple las horas dispuestas por el estado y el sistema capitalista - las ocho horas- el vago que no produce, el marginado al que hay que eliminar y cuanto antes, mejor. Hechos de esta dimensión se reproducen en diversos sitios de América Latina y muchos transeúntes observan al artista callejero como el enemigo del sistema al que hay que “enderezar” porque se lo vincula en su mirada al NINI “ni estudia, ni trabaja”, en una suerte de destino que no es productivo ni deseable para ningún joven de la República. Esa mirada recoge la concepción de modelización del cuerpo y también de la resistencia de muchos que no desean el corset de la normalización. “Si bien los antecedentes de las artes circenses comicidad, destreza corporal, desafío y riesgo calan hondo en la historia, el circo como espectáculo artístico surge en la década de 1770 en Londres, adjudicándosele su creación a un jinete, Philip Astley, que sumó a sus destrezas ecuestres elementos característicos de la cultura cómica popular de la Edad Media” (Bajtín, 1985 en Infantino, 2010)2. La historicidad que recogía Matías con su arte callejero como expuse anteriormente estaba en las antípodas de lo que el estado moderno considerable deseable, en la concepción que representa “Thiago Fernandes, un joven de 19 años, empresario e hijo de dos autoridades de la ciudad”3. La xenofobia se conjuga con el desprecio al arte no normalizado ni legitimado por el estado. Thiago en su acción no es solo un delincuente más, o un loco, representa la visión de una sociedad que en todas partes del mundo concibe la necesidad de un cuerpo homogeneizado, apresado en prácticas legitimadas e instituyentes por el Estado como institución. Representa además la mirada del empresario que es interpelado por el arte callejero. Aparecen en la ecuación el empresario, el artista pobre y callejero, el estado y la posibilidad de asesinar al que no tiene sitio en esa ciudad por ser extranjero. Ni Matías es un muerto más- hoy su pueblo, Empalme Olmos en estos momentos está recordándolo con arte circense para recaudar fondos para la familia, ni Thiago es un asesino más. Representan formas de concebir a los seres humanos, en sus prácticas de arte y homicidas.




martes, 11 de abril de 2017

GASTÓN CIARLO “DINO” “LA REALIDAD QUE DENUNCIÓ MILONGA DE PELO LARGO ESTÁ VIGENTE 45 AÑOS DESPUÉS”.





Escribe Juan José Pereyra Twitter@juano500

AUDIO AL FINAL DE LA NOTA

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A los 71 años, y con sesenta de carrera, Dino continúa componiendo y actuando. Se enoja cuando le dicen que es una leyenda del Canto Popular uruguayo: “No soy leyenda ni maestro de nada.Soy una persona común y corriente que puede tener facilidad para hacer canciones. Otras la tienen para arreglar canillas o ser carpintero o lo que sea”, dice con la humildad de los grandes.

“Dino” estuvo en Hay otra historia, el programa de radio Fortaleza.
Dino actúó recientemente en Rocha .Fue telonera la banda de rock La Oveja Sicodélica que lidera Fernando Díaz  la que también lo acompañó cuando cantó Milonga.



Contó sus comienzos , su primera banda, Los Gatos. Contó por qué escribió Milonga de Pelo Largo, cómo era trabajar en la dictadura, su lucha permanente para ganarse el pan.

Cuando el país recuperó la democracia se fue a Suiza buscando un mejor horizonte laboral.

En la charla contó su regreso al país, su radicación en “su Dolores” donde creó una nueva banda que fue mencionada como la mejor del año en su momento. También habló de la dificultad de un artista popular y más si vive en el interior para crecer y desarrollarse. “La Dolorense” no pudo seguir por los costos de traslado a Montevideo y otros lugares del país.

“Hay que trabajar, siempre trabajar. Cuando estás arriba del escenario vives y cuando estás trabajando haciendo una cosa que no te importa, estás sobreviviendo.Estás juntando fuerza y dinero para poder dedicarte a lo que te gusta y sabes hacer. Se trata de sobrevivir trabajando haciendo algo que no te gusta y cuando estás actuando es cuando estás vivo, te sentís bien. Cuando estás haciendo musica con tus amigos, por ejemplo.

Nunca hemos ganado sueldos como la gente porque el país no da .Las empresas siempre recortan sus gastos por los sueldos de los trabajadores nunca por lo que ganan los gerentes”, asegura.

Dino se refirió también a la realidad política y por qué entiende que después de doce años de gobierno de la izquierda, de la que él es parte, siga habiendo personas en situaciones como las que él describe en la canción.

Estas son algunas de sus afirmaciones:

“Empecé a los seis años y a los catorce ya estaba tocando. Me criaron una abuela y una tía porque mis viejos hicieron un saque neutral y caí en otra cancha y a ellas se les antojó que yo tenía que estudiar guitarra. Era cuando se decía la nena estudia pa piano y el nene pa banco. Era ese Uruguay. Empecé con Carlos Echeverría con guitarra española , me enloquecían con el solfeo y la teoría que no me gustaba nada. Escuchaba algunas radios cuando pasaban rock and roll y después aprendí a tocar la guitarra en cuerda de acero y desde ese día no paré”.


“Los Gatos del uruguay nacieron antes que los Gatos Salvajes de Lito Nebbia en Argentina. Éramos amigos con los mismos gustos y un día nos juntamos a ver qué pasaba.

Estábamos en un movimiento que tenía el apoyo de Radio Ariel cuando don Luis Batlle todavía era senador . Empecé de mandadero, después fui discotecario, después operador de mesa.

También fui u tilero en la Comedia Nacional como obrero de servicio sin presupuestar. Trabajé en una automotora, también en La Hora Popular con Jorge Rowinsky. Salí en Parodistas Surcos del Pueblo y después consguí trabajo en el molino San Salvador en Montevideo. Estuve cuatro o cinco años ahí y después resolví irme a Suiza y al volver conseguí trabajo en el molino en Dolores donde estoy hace 23 años”.





“Cometí el error de irme a Suiza.Perdí cinco años de mi vida...uno va como número 9 del equipo y termina en el banco o paseando al perrito del entrenador”.







Al volver a Dolores conocí a Margarita, mi mujer. Nació mi hijo Santiago .Con Walter Alzogaray y otros músicos formamos la Dolorense y en el 97 grabamos un disco que produjo Fernando Cabrera y nos mencionaron como uno de los mejores discos del año”.



En el temporal de 2016 perdió la casa. “Margarita se había acostado a dormir una siesta y diez minutos después que se levantó se vino aquello.No murió de casualidad. Mi hijo de 18 años no quedó manco de los dos brazos de casualidad, hubo muertos, fue un desastre.De mi casa no quedó nada”.



“ Cuando empecé en lo que serían Los Gatos, teníamos una audición en Radio Ariel y los domingos tocábamos en la fonoplatea. Más adelante vinieron los conciertos beat y ahí vi a Mateo en otra tesitura. Lo conocía de la época de la radio cuando se grababa la música de Telecataplum Mateo era el guitarrista. Siempre fue un animal, estuvo adelantado cuarenta o cincuenta años a la época. Lo recuerdo de pelo corto, sin barba, sin bigote, era otro Mateo”.



“En los conciertos beat lo vi en su verdadera dimensión junto con Diane Denoir entre otros . En esa época vi la posibilidad de ser solista porque vi que podía escribir canciones y melodías.”

Versionaban temas de Bob Dylan y cantaban en inglés. “Era fermental . En 1967-68 nos fuimos a Brasil .En dos meses nos ganamos el título de mejor conjunto de Porto Alegre .Nos volvimos porque no se podía más, vivíamos muertos de hambre , yo con mujer embarazada, con niño recién nacido.En ese momento la banda se llamaba Sound Machine” .



“Milonga del Pelo Largo fue naciendo de a poco, como por estratos .Son una cantidad de vivencias que habían pasado conmigo al mismo tiempo que le habían pasado a cien o doscientas mil jóvenes. El Uruguay era una hoguera ,las fábricas cerraban y los muchachos quedaban sin trabajo, algunos como yo con familia. Uno lo primero que notaba era la tristeza y la rabia en los ojos .Ahí entendí algo que después me confirmó Alfredo Zitarrosa : las canciones nacen con el yo porque uno no es ninguna isla. Lo mismo que le pasa al viejo Dino le pasa a muchas otras personas .Las experiencias hay que vivirlas y sacar consecuencias de eso”.

Era el gobierno del expresidente Jorge Pacheco Areco, con un país en tensión política, crisis social, enfrentamientos, represión, estudiantes muertos.

“En ese marco nació Milonga y el grupo Montevideo Blues que fue mítico .Es una milonga con rock and roll , también hacíamos un valsecito con aditamientos de percusión” .



“Una cosa es la realidad y otra la lucha por los ideales .El idealismo y la realidad no se llevan nada bien.

Lo malo es que Milonga sigue teniendo vigencia .Hay que seguir denunciando y diciendo cosas que a muchos no le gusta pero hay que hacerlo porque es cierto.

No sé hasta dónde fue un gran éxito.Sonaba sí,se escuchaba y cantaba pero plata no dejó”



“Vientos del Sur me ha dado sensaciones muy crueles, muy duras por cosas que me pasaron con ella. Esa canción quedó marcada en mi vida”.





“Cuando recidó irme a Suiza buscando mejores horizonrtes económicos , estaba lleno de problemas personales que creí que quedarían acá pero se fueron conmigo en el bolsillo de atrás”.



Habló también de los Kafkarudos la banda que integra junto a Walter Bordoni y Tabaé Rivero entre otros de la que también fur parte Eduardo Darnauchans.

LES INVITO A ESCUCHAR LA CHARLA COMPLETA CON GASTÓN CIARLO,”DINO”.