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viernes, 13 de octubre de 2017

COMUNICADOR JORGE LAPLUME “TE LO DIGO COMO ARGENTINO, QUIERO MENOS TINELLI Y MENOS RIAL EN LA CABEZA DE LA GENTE Y MUCHO MÁS CONSUMO DE LOS VALORES LOCALES Y REGIONALES .ES EN ESE ESPEJO EN EL QUE DEBEMOS MIRARNOS COMO SOCIEDAD”.





Escribe Juan José Pereyra Twitter@juao500

AUDIO AL FINAL DE LA NOTA
(SE PUEDE DESCARGAR).


“El miedo no es zonzo decía mi abuela” dice Jorge Laplume al contar lo que significó para él el infarto que lo sorprendió a pocos días de iniciar un viaje a Estados Unidos invitado por uno de sus hijos que reside allí.
“Fue un sacudón. Cuando tenés un poquito de miedo, algunas cosas replanteás, analizás, ves muchos más afectos, te pones mucho más sensible , llorás más, cosa que está genial y ves quién está cerca de verdad. Si bien mucha gente estuvo conmigo, los íntimos te ayudan a salir del paso”, agregó.
Durante los tres meses del viaje que realizó con Delia, su compañera de toda la vida, Jorge desarrolló una faceta que se agrega a todas las anteriores: escribir un diario cotidiano con sus impresiones, vivencias, sus asombros, todo contado desde su simpatía y profesionalidad de comunicador.
Jorge Laplume es Licenciado en Ciencias de la Comunicación Social y Publicidad. Es argentino, y reacaló con Delia por estos pagos de Rocha, La Paloma en especial, hace siete años. Necesitaban un cambio de aire y de vida luego de 25 años en Buenos Aires, donde estudió, y otros 25 en Bariloche donde desarrolló su actividad en la publicidad, la producción de programas de televisión y finalmente también de conductor.
Ya en Rocha , al muy poco tiempo estaba poniendo en el aire de Canal 8 señal Regional su Derrochando, programa que generó un impacto popular importante y ayudó en la promoción de muchos artistas y emprendedores rochenses.
Desde hace cuatro años Derrochando pasó a ser también Derrochando Verano con su muy particular capacidad de comunicación para dar un enfoque y estilo muy original a la cobertura de la temporada de verano en las costas rochenses.
Jorge Laplume estuvo en Hay otra historia, el programa de Radio Fortaleza y habló de todo. De su programa televisivo (“hoy en un impasse, pero que vuelve vuelve”), de su visión del momento de la comunicación, la actividad comercial y de la invasión “lamentable” de programas argentinos que no permiten el mejor desarrollo de lo que la gente, comunicadores y actores sociales, artísticos y culturales, pueden llevar adelante en Rocha y todo el país. “Quiero menos Tinelli y menos Rial en la cabeza de la gente y mucho más consumo de los valores locales, que son muchos y muy valiosos”, dijo.
En la charla, el comunicador contó con gracia y entusiasmo su experiencia de tres meses en Estados Unidos,el asombro y las reflexiones que le disparaba cada visita y la forma en que lo fue contando, no al estilo de los viejos diarios personales, sino como una crónica viva que compartió cada día con miles de personas que lo fueron leyendo desde varios países.
Todas las crónicas están reunidas en el blog


También escribe hoy, cada día, sus Crónicas Jorgeanas (en Homenaje a Jorge Luis Borges) las que comparte en su muro de Facebook.

Laplume es autor de una novela :La clave de la vida y de relatos eróticos que son publicados en varios sitios de Internet.

LES INVITO A ESCUCHAR LA CHARLA COMPLETA CON JORGE LAPLUME EL ARGENTINO QUE INNOVÓ LA PRODUCCIÓN TELEVISIVA EN ROCHA.

LA HISTORIA DE UN FRESNO QUE SE RESISTIÓ A MORIR. Noé Zenón Suárez



Esta es la increíble historia de un freno que se resistió a morir, el pobre, para decirlo de alguna manera, cuando fue trasplantado como todos los de su especie. Lo malo es que no recuerdo el tiempo transcurrido, pero esto debe de hacer no menos de unos quince años o tal vez más.

Todo lo que les relato es casi de no creerlo, resulta que después de de su puesta en tierra como todos los demás, que reverdecieron en su tiempo, él se comenzó a secar inexorablemente, a pesar del riego muy esmerado.

Bueno, los otros compañeros siguieron normalmente con su desarrollo, y fueron cambiando el paisaje de la calle, tanto por Carlos Pellegrini, como por Nicolás Avellanada, lugar de referencia y que hoy se pueden apreciar, regalando una muy esperada sombra.

Continuando con el relato del cual me ocupo, en especial, este ejemplar de fresno, día a día se fue deteriorando, y no tengo respuesta, dado el cuidado especial de riego que se le fue dando, llegando un día a encontrar caída su parte aérea, ya seca totalmente, nada parecía quedar del pobre fresno, pensé que había muerto, pero me resistí a aceptarlo, y seguí regando como de costumbre, a él y a sus hermanos.

Pasa el tiempo, por decirlo de algún modo, y un día, vaya sorpresa, una hojita verde asomaba en la tierra removida y húmeda, me dije, podrá prosperar esto, en la calle, con los animales, y otros peligros, vaya a saber el destino signado en él.

Entonces se me ocurre experimentar una forma de protección, buscar un tarro de los que se envasan duraznos en almíbar o algo así, dejarlo sin el fondo también, y ponerlo de reparo y cuidado, para que fuera creciendo rodeado por la lata, dando un poco de resguardo.

Sigue la historia con viento a favor, y el fresno parece renacer de sus cenizas, o de la muerte. Pero con los días y el tiempo que fue pasando, se hizo cada vez más alto, tuve que poner un tutor para que no lo pisaran y resguardarlo del viento y las tempestades, y también del sol del verano, por sus tiernos brotes, digo bien, sus brotes, separándose el tronquito en dos, y allí se me presentó otro más grave problema a resolver, debía dejar uno solo, o los dos. Sí cortaba uno como debería ser, una vara derecha y única, igual que los otros de su familia; decido que quede con los dos. Pensé, ¿Y si al cortar uno, se afectaba el otro, perdía todo? Opté definitivamente en dejar los dos, si se secaba de nuevo no sería por mi culpa.

Hoy es, uno de los más altos entre sus hermanos, a pesar de haber tenido un retraso, al volver a comenzar de cero, desde que fue puesto en la tierra de la vereda, aquello que parecía un imposible, se transformó en realidad. El secreto es el cuidado, las plantas son seres vivos, debemos plantar y proteger para que den sus frutos, la buena sombra, alimentar a muchas aves, purificar el aire durante toda la vida útil sin cobrar un centavo, darnos la madera, reparo, entre otros tantos beneficios. Sacarles o retacearles su fronda, solo en caso de peligro o necesidad justificada, de lo contrario, es atentar contra nosotros mismos, limitar el flujo diario de aire bien oxigenado, y restar el consumo de dióxido de carbono, más, cuando se vive en una ciudad.

Noé Zenón Suárez Casielles-2017.

¿Yo?... uruguayo (por Rodrigo Tisnés) Buenos Aires y los porteños vistos por un uruguayo recién llegado.





Una de las realidades que me resultan más cómicamente llamativas (y absolutamente incomprensibles) en Buenos Aires, es el tema del cambio de moneda. Cualquier persona que haya tenido una estadía más o menos prolongada acá seguramente pueda intuir a lo que me estoy refiriendo.
Se trata ni más ni menos, que de la convivencia entre armónica y esquizofrénica, existente entre las Casas de Cambio formales, que funcionan con todos los requisitos y procedimientos legales, y por otro la de los famosos “arbolitos”, esas personas (hombres generalmente) que están todo el día parados en calles del Microcentro porteño ofreciendo cambio continuamente a los peatones que circulan, para empresas y oficinas que funcionan como casas de cambio ilegales.
El procedimiento cuando se desea cambiar dinero en el circuito formal es el siguiente: se debe presentar el documento de identidad, brindar una dirección de correo electrónico, domicilio en el que se esté parando (ya sea temporal o permanente), número de teléfono, estado civil y ocupación/profesión. ¡Ah!, además, dependiendo del local, hay algunos Cambios que no aceptan clientes que quieran cambiar menos de 50 dólares, o 100, o “X” cantidad de reales o pesos chilenos o uruguayos. Básicamente, solo falta que pidan muestras de sangre y orina, o un examen de ADN. Desconozco cómo es el procedimiento en otros países de la región, pero en Uruguay, donde para cambiar dinero sólo se precisa ir con el dinero a la Casa de Cambio más cercana, todo este procedimiento de controles aparece como un tanto “orwelliano”…
Especialmente cuando se lo contrapone al sistema informal o para-legal de los “arbolitos”.
Como dije: están en plena vía pública ofreciendo el servicio de cambio. Si bien no lo gritan a viva voz, es un susurro lo suficientemente claro y audible, repetido en forma continua e insistente, que suena a algo así como: “cambiocambiocambio”, aunque algunos, un poco más creativos (o menos repetitivos) dicen “cambiodólareuro”. Como sea, resulta lo suficientemente inteligible como para que cualquiera que pase cerca se pueda detener a consultar. Una vez aceptada la tasa de cambio, el “arbolito” te guía hasta donde funciona una oficina, en la que pasa el dato del negocio, y sin ninguna necesidad de documento de identidad, ni número de teléfono, ni dato ni registro de ningún tipo, se realiza la transacción. Y no se imaginen tugurios oscuros e irrespirables, repletos de facinerosos que harían parecer buenos tipos a Don Corleone o Al Capone. Para nada. Si bien es posible que los haya, la mayoría funcionan en oficinas coquetas, muy bien iluminadas, con personal afable y servicial… y eso sí: una excelente seguridad.
Precisamente en esta enorme contradicción es que está la esquizofrenia. Porque no parece racional ni lógico que los negocios del ámbito formal tengan tantos controles (o les exijan tantos controles), mientras que por otro lado, a la vista pública funciona todo un sistema informal, frente al cual parece existir una permisividad absoluta, o –cuando menos-, una tolerancia manifiesta y tácita. Todo esto en pleno centro de Buenos Aires, no en un barrio lejano, allá por donde sea que el Diablo haya perdido su poncho colorado. La calle Florida es famosa por ser la más densamente “arbolada” de todas, pero no es la única.
En suma: que entre los controles de uno y las facilidades de otro, sumado a tasas de cambio iguales o relativamente mejores en el informal, existe un fuerte desincentivo para que las personas, especialmente las extranjeras, cambien (cambiemos) moneda en el sistema formal.
Por supuesto, se puede alegar que esa misma falta de controles y garantías es su mayor debilidad: si a uno le pasan “gato por liebre”, después no queda otra que llorarle a Magoya.
¿Pero qué incentivo tienen los “arbolitos” en generar desconfianza? Al contrario, la solidez de su negocio está en la agilidad y la confiabilidad de su transacciones.
Intuitivamente podría pensarse que los cambistas formales deben presionar y protestar para que se apliquen controles más rigurosos al sistema informal. Sin embargo, la realidad funciona en forma contra-intuitiva: no solo que no parecen existir presiones y protestas contra la existencia del sistema para-legal… ¡sino que además la fomentan! Alguna vez, especialmente cuando se quiere o precisa cambiar sumas irrisorias, en la misma Casa de Cambio te sugieren, con una guiñada cómplice, que vayas al Microcentro…
Podría seguir extendiendo esta columna un poco más, pero recién me fijé la hora, y recordé que debo salir a hacer una compra por la calle Florida…






lunes, 9 de octubre de 2017

PABLO DÍAZ REFERENTE ROCHENSE EN LA LUCHA CONTRA LAS ADICCIONES “SE PUEDE SALIR DE LA DROGA SOLO CUANDO SE PIDE Y SE RECIBE AYUDA. NADIE PUEDE SALIR SOLO”.




Escribe Juan José Pereyra Twitter@juano500

AUDIO AL FINAL DE LA NOTA
(SE PUEDE DESCARGAR).

Pablo Díaz tiene 37 años y ha vivido más de veinte en situación de dependencia de las drogas. Es muy conocido en Rocha, querido y reconocido por ser un trabajador responsable y buena persona.
En charla con el programa Hay otra historia de Radio Fortaleza, contó su dura experiencia, su tratamiento, sus recaídas y su firme actitud de no bajar los brazos.
Pablo es hoy líder en Beraca y trabaja en un hogar en Piriápolis ayudando a que personas que padecen hoy de dependencia a las drogas puedan superarlo.

“Empecé a experimentar muy chico. Tomaba mucho alcohol y empecé a consumir marihuana. Al principio era los fines de semana. En el 2000 falleció mi padre, eso me golpeó muy fuerte. Arranqué con la cocaína y estuve diez años consumiéndola. Terminé cayendo en la pasta base que fue lo que me llevó a entrar a Beraca”, contó.

“En el 1995 había empezado con la marihuana . Era una cosa más para experimentar en lo que uno es adolescente y rebelde y cree que es mentira que eso genera dependencia . Yo creía que iba a dejar cuando quisiera y no es así. Seguí probando, también consumí LSD. Siempre pensaba que podía controlar la situación”.

“Es lo que le pasa a otra gente con el alcohol o el cigarro que son drogas legales. Uno cree que deja cuando quiera. Y eso no es así. Yo tomaba alcohol y consumía cocaína y también seguía con la marihuana que es sedante. La cocaína es un gran euforizante, uno queda hiper activo y no puedes dormir ni comer. La manera de contrarrestarlo es con un sedante como la marihuana”.

Pablo contó cómo se fue hundiendo en el consumo hasta llegar a la pasta base. Las relaciones laborales que empiezan a complicarse , “uno deja de rendir”, los afectos, la familia, el consumo que lleva al aislamiento.

“Mientras consumía marihuana esos años yo no veía un futuro sin droga, no tenía ganas de dejarla . Para mí lo importante era el placer personal como una cosa cotidiana sin cuestionarme lo que me estaba pasando .Todo eso te lleva a encerrarte más”.

“A los 30 años empecé a consumir pasta base. Todo se agravó. Ya no era si podía controlarla. Yo buscaba cualquier manera para seguir consumiendo. Empezaron a faltar cosas en mi casa donde siempre trataron de ayudarme pero uno tiene que tocar fondo y empezar a perder todo para buscar ayuda . Empecé a vender todo, la ropa, televisor, DVD , computadora. Trabajé en buenos lugares y me había comprado todo eso que después terminé vendiendo para comprar más pasta base”.

“Mi madre, mi hermana y mi padrastro fueron los que me insistieron hasta que al final ingresé a los Hogares Beraca. Yo ya iba a siquiatra y sicólogo . No tenía muchas opciones. No tenía ingreso en el Portal Amarillo, la Fundación Manantiales costaba treinta mil pesos por mes . Ingresé a Beraca porque le dijeron a mi madre que estaba esa posibilidad.
Hasta ese momento no había funcionado con la asistencia de siquiatra y sicólogo en primer lugar porque el adicto es manipulador y miente . Yo iba a la policlínica de adicciones y decía que estaba fenómeno, que estaba limpio, que ya no consumía .Era mentira para que no se revolviera todas las macanas que me había mandado. Y seguía mintiéndome a mí mismo diciéndome que iba a poder solo”.

“Uno empieza a consumir para tapar cosas del pasado , heridas emocionales que tenemos de la infancia y de la adolescencia, cosas que no hemos podido superar .El caso mío es chiquito al lado de otros que he visto en Beraca”.
Informó que en Rocha se puede consultar en Adeom, en la sede del Club Lavalleja y el el Hogar que hay en la ciudad.

“Había perdido casi todo lo material, había perdido mi trabajo y ya iba camino a perder a mi familia.
Cuando me entrevistaron en Beraca lo hice obligado, no estaba en mis cabales todavía, seguía consumiendo. Consumí pasta base hasta el día que entré a Beraca. Me derivaron a Aiguá”.

Pablo Díaz explicó cómo se trabaja en la institución fundada pòr el Pastor Márquez y respondió a las críticas que se han realizado sobre su funcionamiento, las acusaciones de utilizar a jóvenes vulnerables con fines religiosos o político partidarios. (audio)

“A los dos años y medio terminó mi primera internación. Cometí el error de darme de alta solo, sin evaluarlo con nadie. Volví a Rocha, empecé a trabajar de nuevo .Al tiempo volví a caer . No tuve la contención que sí tenía allí, volví a sentirme solo y a aislarme y tuve una recaída.
No esperé a estar tan mal como antes y decidí volver a Beraca e internarme. Hoy ya estoy dado de alta y decidí quedarme trabajando en la institución para ayudar a otros.Es también una forma de ayudarme”.

“En mi caso tener una familia detrás fue fundamental . También entendí que para sanar era muy importante estar bien espiritualmente, que tenía que aceptar que había una fuerza superior y decidí recorrer también un camino espiritual. Nunca se me impuso nada ni se me obligó a nada. Fue una decisión que tomé porque sentí que necesitaba hacerlo. Un día se me cayó la ficha de que tenía que ser así, de que era así. Es necesario para estar bien y soportar las tentaciones”.

LES INVITO A ESCUCHAR LA CHARLA ENTREVISTA COMPLETA CON PABLO DÍAZ.









viernes, 6 de octubre de 2017

Kazuo Ishiguro galardonado con el Nóbel de Literatura. Por Rodrigo Tisnés



Kazuo Ishiguro no parece un nombre muy británico. Sin embargo, pese a haber nacido en Japón en 1954, el autor es considerado británico en toda regla: creció y se educó toda su vida en Inglaterra, tiene pasaporte británico, y escribe en inglés. De hecho, es considerado uno de los autores fundamentales que aportó en la renovación de la literatura británica a mediados de la década del 80’.
Su primera novela, Pálida luz en las colinas, de 1982, era su Tesis de Grado. Desde entonces, ha escrito un total de 7 novelas, incluyendo la más conocida de todas: Lo que queda del día, que fuera llevada a la pantalla grande en 1993, siendo protagonizada por Anthony Hopkins. Su último libro publicado, El gigante enterrado es del año 2015. Además de novelas, ha escrito varios relatos y también guiones cinematográficos.
Con esta distinción, la Academia Sueca premia por segundo año consecutivo a un autor de lengua inglesa, después de haberle concedido el galardón al cantante Bob Dylan el año pasado.
Contrariamente a lo sucedido un año atrás, el premio del 2017 no ha generado (o se espera que no genere) la polémica que tuvo la elección de Dylan, un cantante conocido por el lirismo y las micro-narraciones de sus canciones, pero que nunca ha publicado un libro en calidad de escritor.
No en vano, Ishiguro es un autor largamente establecido en el mundo literario, con más de 30 años de carrera como escritor, integrante de la Royal Society Of Literature, y que anteriormente ha sido reconocido con los premios Booker (1989) y Helmerich (2013)
Las apuestas previas (sí, porque hasta esto se puede apostar) nuevamente volvieron a fallar… y nuevamente, tendrán que volver a la (¿tensa?) espera, autores de la talla y el prestigio de Haruki Murakami, eterno ganador del Nóbel en las casas de apuestas, el keniata Ngugui wa Thiong, la canadiense Margaret Atwood, y el italiano Claudio Magris.
Ishiguro era un “tapado”. No figuraba ni entre los 10 primeros favoritos a recibir el premio este año. Pero la Academia lo reconoció por: “el valor de sus novelas, de gran fuerza emocional, que han descubierto el abismo bajo nuestro ilusorio sentido de conexión con el mundo”.
Tal vez a Murakami le sepa un poco más dulce el sabor este año, debido a que el reconocimiento fue a un autor con raíces japonesas. O tal vez no, y le resulte aún más amargo de probar. En todo caso, supongo que a esta altura, le estará pidiendo a los apostadores, que por favor, ya no pongan tantas expectativas en él.