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martes, 30 de mayo de 2023

CARDIÓLOGA BÁRBARA BARSAGLINI CÓMO PREVENIR Y CONVIVIR CON ENFERMEDADES CARDIOVASCULARES EL PROBLEMA DE LA SALINIDAD DEL AGUA DE OSE.

 

Es argentina, estudió y trabajó en la Clínica Favaloro.

El amor la trajo a vivir a La Paloma donde ejerce la profesión, así como en Rocha.

La especialista explica en profundidad los factores de riesgo,los que se pueden mejorar y los que no y hace especial referencia al problema del agua no potable de Ose que preocupa a la población.

domingo, 28 de mayo de 2023

RICHAR ENRY, CINEASTA, INVESTIGADOR, ESCRITOR.

 

Ha producido dos audiovisuales :"El pobre que va por pan", un estudio a fondo del fenómeno del contrabando.

En estos días está presentando "Doña Chinita la vida de la última lavandera, quien contó su historia a los 106 años.

También ha investigado y escrito dos libros sobre otros temas que comenta en entrevista con Hay otra historia.

lunes, 22 de mayo de 2023

A UN CLICK DE DISTANCIA COLUMNA DE MARCEL LHERMITTE

Mi abuelo demoró meses en llegar desde Francia a América Latina. El viaje en barco era toda una travesía digna de Emilio Salgari. Paraba en África a cargar carbón y desde allí se lanzaba a cruzar el océano Atlántico. Escenario ideal para, muchas décadas después, narrar las aventuras que cualquier nieto de antaño quisiera escuchar. Eran narraciones en vivo que, por mucho, superaban a los libros de aventuras que leíamos en cualquier tarde de vacaciones.

El mundo era grande, inmenso y las historias que esta generación portaba desde una Europa en guerra eran tan difíciles de probar como de negar. La tradición oral contaba con el tiempo y beneplácito de la mayoría. Las actividades eran colectivas, en los bares de las esquinas había tantos parroquianos como debates y en las casas más de un diario para cotejar ideas. Perder el tiempo no era perder el tiempo, sino detenerse un momento para valorar las pequeñas cosas, que finalmente descubrimos que no eran nada pequeñas.

El mundo ahora es chico. El tiempo es más tirano que el de la televisión y alguien nos tiene que decir en qué, cuándo y cómo debemos pensar. Ya no hay dos diarios en la casa, están todos los que quieras en la red, a un clic de distancia. Todos. En cambio, como los animales que han vivido en cautiverio durante años, cuando nos abren las rejas, no nos animamos a salir de la jaula. Decidimos mantenernos en el estrecho recinto que conocemos. Día a día perdemos nuestro sentido de comunidad y apostamos febrilmente al sálvese quien pueda o, mejor dicho, al sálveme a mí, los demás que se arreglen.

Así como perdieron importancia las fabulosas anécdotas de nuestros abuelos hemos olvidado otras historias más viejas aún: las que nos legaron los grandes padres de nuestra América Latina, que galoparon estos terruños con la ambición de la libertad y de tener una patria grande, unida, de todos y para todos.

Poco nos preocupan las otras realidades, las del vecino y mucho menos lo que pasa en el continente, al punto que ni siquiera tenemos conocimiento de lo que se vive más allá de nuestras fronteras, del país que sea. Para muchos América Latina son los países más grandes, los de las economías más fuertes, el resto carece de interés mediático, por lo que nos abocamos a creer, repetir y compartir la información y desinformación que nos llega a través de las redes sociales.

Hace algunos días un periodista señalaba que, a pesar de la nueva ola de gobiernos progresistas, los países de este signo ideológico tenían dificultades enormes en la gobernabilidad, como por ejemplo Chile, debido al fracaso electoral de la administración de Gabriel Boric en el proceso constituyente. Además, Argentina vive uno de sus momentos más difíciles desde el punto de vista económico, al punto que chilenos, brasileños y uruguayos parecen acaudalados turistas que no se privan de nada en el país de los campeones del mundo; y Gustavo Petro en Colombia tiene altos niveles de desaprobación a pesar que debería estar aún en un proceso de luna de miel electoral.

Todo eso es innegable. Pero también hay otra región, de la que no se están ocupando la mayoría de los medios de comunicación. La América Latina del juicio político a Guillermo Lasso en Ecuador, en donde se está apostando a armar a los civiles porque el país está inmerso en una crisis de inseguridad de la que el gobierno no puede dar respuestas.

La violencia y los excesos de Perú, que poco a poco dejan de ser noticia –al igual que la guerra de Ucrania, que para quienes manejan la agenda noticiosa viene perdiendo rating– pero la inestabilidad política se consolida día a día.

En estas latitudes sureñas la agenda nunca la ocupa América Central ni el Caribe, más allá de algún perdido flash de El Salvador con su presidente Nayib Bukele, al que unos cuantos celebran sus políticas violatorias a los derechos humanos, sus declaraciones populistas o su show mediático de gobierno.

Tampoco Guatemala aparece en la agenda, país que está en pleno proceso electoral, en donde el lawfare y la corrupción campea en cada rincón de la nación; donde se violan las libertades más caras. Presos políticos, exiliados, candidatos suspendidos y perseguidos, arbitrariedades del sistema electoral y del Poder Judicial, que se encuentra al servicio del poder de turno, pero para quienes manejan la agenda mediática continental, estos abusos no requieren de la misma atención que Nicaragua, por ejemplo.

También se pasa por alto en la agenda informativa el acontecer de la administración hondureña de Xiomara Castro, la única mujer presidenta en América Latina en estos momentos, que heredó un narco-Estado, cuyo último presidente fue sacado esposado de su país para ser juzgado como narcotraficante en Estados Unidos a pocos días de dejar el poder.

Los blindajes mediáticos están a la orden del poder de ocasión, en los parajes menos pensados incluso. En aquellos en los que otrora considerábamos que podían ser ejemplos de la democracia continental. También allí se cuecen habas. Pero, por suerte, ya no debe ser necesario seguir la información y desinformación que nos llegan por los canales habituales, porque hoy todo puede estar a un clic de distancia, de nosotros depende, de nuestra responsabilidad y de la solidaridad latinoamericana.


Marcel Lhermitte es periodista, licenciado en Ciencias de la Comunicación y magíster en Comunicación Política y Gestión de Campañas Electorales. Ha asesorado a candidatos y colectivos progresistas en varios países de América Latina, el Caribe y Europa. Director de la revista latinoamericana de comunicación política Relato. Coordinador del Diplomado en Comunicación Política de la Universidad Claeh.



 

COALICIÓN ABIERTA, CABILDO ENCERRADO COLUMNA DE GONZALO PERERA

 

Recientemente algunos análisis políticos que considero serios revelaban un dato interesante. Ante la clásica pregunta de qué se votaría si las elecciones fueran el domingo que viene, se observa un fuerte descenso en las respuestas que se inclinan por el Partido Nacional (PN, de aquí en más) y un amento de quienes se inclinan hacia el Frente Amplio (FA, de aquí en más). Sin embargo el aumento de apoyo al FA es de menor magnitud que el descenso del apoyo al PN. La explicación que se da es que hay quienes votaron al PN que hoy se declaran indecisos y también quienes ahora muestran preferencia por otros partidos de la coalición multicolor.


La coalición multicolor ha mostrado carecer de lazos de cohesión mínimos en sus posiciones, así como en su funcionamiento (sin instancias de coordinación), como en la toma de decisiones, que las toma sistemáticamente el herrerismo, de manera frecuentemente inconsulta o no contemplativa de otras opiniones No es ninguna exageración decir que el único punto en común entre todos los integrantes de la coalición de gobierno es no ser el FA y oponerse al FA.


Ante tal panorama, es de esperar que los partidos de la coalición intenten en la primera vuelta de las próximas elecciones nacionales sumar más votos que sus demás “socios”, para, en caso de haber segunda vuelta, convocar en ella a una nueva coalición, pero donde el eje puede ya no ser el PN, sino otro de los partidos involucrados. No decimos que eso vaya a pasar, sino que es un escenario que seguramente más de uno imagina en su fuero íntimo, y que ello probablemente incida en sus decisiones.


En particular, desde el surgimiento de Cabildo Abierto (CA), parecía evidente que Guido Manini Ríos intentaría ser quien encabezara la coalición en la próxima elección. Su actitud frente al gobierno, de apoyar pero con manifestaciones críticas y en alguna ocasión muy aislada llegando a marcar diferencias en el Parlamento, parece plenamente consistente con esa suposición. CA se ha presentado como una mezcla de votantes (y uno pocos dirigentes) de extracción popular, con votantes y dirigentes de ultraderecha (incluso con cercanías al neofazismo, en particular en su ambigua postura frente a los responsables del Terrorimo de Estado), con votantes y dirigentes de discurso populista de derecha (pero menos radicales que los anteriormente mencionados). Esa composición se ha visto desafiada por distintos problemas. Por ejemplo, las posturas más de derecha le han llevado a votar con las dos manos el ajuste fiscal profundamente regresivo del gobierno, pero sus componentes más populistas exponen luego la necesidad de medidas para atenuar las graves consecuencias de dicho ajuste ( pérdida de salario real, pérdidas de empleo, gran parte de la población endeudada, etc.). No es fácil congeniar esas posturas ante la lógica pregunta de si no sería más simple oponerse a una política económica tan regresiva, pero de alguna manera, CA ha intentado dar un paso en una dirección y en otra, en varias ocasiones.


CA nació además con un discurso de confrontación a los vicios del sistema político y en lo que va de este gobierno, ha reiteradamente incurrido en todos esos mismos vicios: clientelismo, colocación de seguidores en la administración pública, etc. El más reciente episodio que llevó a la destitución (aunque formalmente presentada como renuncia, es claro que fue una remoción decidida por Lacalle Pou) de Irene Moreira de su cargo de ministra, tras haber entregado viviendas de forma directa a allegados, es quizás uno de los ejemplos más claros y que pueden afectar más duramente a CA y a las aspiraciones de Manini. No sólo porque mancha a alguien obviamente cercana, no sólo porque pone en franca cuestión su discurso inicial, sino por cómo afecta su calendario electoral.


En efecto, es obvio que si Manini tiene aspiraciones a ser el nuevo líder de la coalición, tiene que cortar amarras con este gobierno durante el 2023. Sino, arrastrará consigo los descontentos que este gobierno genere, pero sobre todo, no le dará el tiempo para generar una imagen autónoma, creíble y seguirá siendo visualizado por la mayoria de la población como una oferta secundaria frente a la del PN.


Manini necesita “abrirse”. Pero obviamente, hacerlo a raíz de la destitución de su sra. esposa, como amenazó recientemente, es absolutamente inviable, pues es imposible hacer lucir elegante y de principios una salida motivada por la remoción de un familiar del líder.


Por la tanto, en una Coalición que luce muy abierta, con cada partido elaborando sus estrategias, CA luce encerrado. Tiene a lo más 6 meses para mostrase como una opción diferente y autónoma respecto a sus socios de la coalición y sobre todo del PN, saliendo del rincón de los nostálgicos de las botas, con una propuesta que luzca centrada en construir futuro y corregir las enormes desigualdades que las políticas económicas de este gobierno, que CA apoyó, han generado en el Uruguay.




Dr. Gonzalo Perera- Prof. Gr. 5

FORMADOR DE LICENCIADOS EN URUGUAY Y EL EXTERIOR 

HA VIVIDO Y TRABAJADO EN FRANCIA Y VARIOS OTROS PAÍSES. 

ANALISTA POLÍTICO. COLUMNISTA 


jueves, 18 de mayo de 2023

LA OTRA CARA COLUMNA DE ANTONIO PIPPO

Hay una cantidad de características nuevas que ha ido incorporando la sociedad, por cierto a considerable velocidad, durante los últimos años: apuro, prepotencia, tendencia a la ira, intolerancia, falta de respeto por los demás e inmersión frecuente en el individualismo con una grosera, tosca indiferencia por lo que ocurre alrededor, salvo que al “nuevo ciudadano” lo molesten de algún modo, lo roben a plena luz del día o un vehículo lo pase por encima, sin consideración, al cruzar inadvertidamente la calle con una resplandeciente luz roja en el semáforo habilitante.

Estas características afectan con severidad la convivencia, al menos tal como uno –que ya carga quizás demasiados años- la recuerda de décadas anteriores.

Creo que este proceso tiene que ver con la tecnología en continuo avance que ha invadido el planeta, con obvios beneficios para los ciudadanos en múltiples áreas pero también con ciertos defectos que no advierto aún si desaparecerán o empeorarán en un futuro que, por la rapidez con que este fenómeno se desarrolla, está a la vuelta de la esquina.

Para dar un poco de color a la cuestión, y no entrar en una dramatización teatral, excesiva, caeré en la auto referencia. Cada día, salvo los fines de semana, hay un rito sagrado que debo cumplir y he dado en llamar “la vuelta del perro”: caminar una pocas cuadras, a veces más, a veces menos, para comprar la comida, pagar facturas, visitar el quiosco de un amigo y, de tanto en tanto, pasar por la farmacia más cercana o hacer uno que otro trámite de los tantos que acatamos mes a mes. No exagero si confieso que, pese a mis esfuerzos, que la edad limita peersistente, y con plenitud de conciencia de lo que va a ocurrir en los siguientes segundos, me empujan, chocan paquetes contra mi cuerpo, tropiezan conmigo pese a haber espacio para que eso no ocurra y, casi como una regla general, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, cierran la incidencia con un insulto aumentando a cada paso, sin remedio, mi perplejidad y mi apresuramiento a seguir para evitar males mayores.

¿Qué es lo que ocurre en mi entorno, a mi lento pero cuidadoso paso?

Todos mis “contendientes” están fuera de la realidad que compartimos. La razón. El uso de diferentes tipos de celulares e incluso conversaciones usando ese aparatito más sofisticado con micrófono y auriculares. A esto –pura influencia inconveniente de la tecnología- se añade una cultura del “!sal de aquí!” o del “¿por qué no miras donde caminas?” que, de forma muy poco gentil, cuando no suma un insulto soez, la persona que causó el “accidente” me regala sin detener su paso.

No es todo, claro. Esta cultura del encrespamiento emocional agresivo hoy se extiende en los viajes en transporte colectivo, a veces junto a un solitario e incómodo taxista, a la entrada o salida de escuelas y liceos y hasta en la atención al público en variopintos comercios, incluidos bares y restoranes, y qué decir de las mutualistas, sitios adonde el mero sentido común gritaría con un megáfono en la esquina “que algo anda mal”.

Estoy generalizando, es obvio. Aún se nota gente apegada a lo que habría que denominar “viejas (¡y tan sanas!) costumbres de antaño”. Pero es una minoría. El detalle esencial es si esto va a durar y puede soñarse con un cambio a determinado plazo, o si, por el contrario se extenderá sin que haya quien pueda adivinar o intentar una hipótesis que nos dibuje un destino con el que podamos jugar a pura imaginación, como si tuviésemos un mecano del cual ni siquiera una pieza está en nuestras manos.

Me hago cargo de algo: habrá lectores que me endilgarán el adjetivo de exagerado. Y también otros, con más conocimientos sobre tecnología de época y sociología que yo, que me juzgarán de ignorante. Tienen todo su derecho. Hay libertad de pensamiento y expresión. Tal vez aparezcan otros más, que se sientan cercanos a mis sentimientos y reflexiones.

No es lo importante. Lo que vale la pena es observar la cotidianidad, analizarla con un libre juego de ideas crítico y la ética del postulado –que significa tener una convicción pero estar dispuesto a aceptar haber errado si se nos prueba con hechos objetivos, verificables-, y pensar hasta la extenuación en las conductas diarias, comenzando por la de uno mismo.

 

 

Antonio Pippo nació en Argentina y su familia se mudó a San José siendo aún un niño. Viene ejerciendo el periodismo desde hace sesenta y tres años: prensa , radio, televisión. Fu director de informativos de todos los canales de televisión, públicos y privados. Ha escrito y publicado varios libros. Estudioso del tango, es también artista y participa y ha dirigido espectáculos como empresario durante años.

Son clásicas las columnas que publicó durante años en el semanario Búsqueda y aún en la Agencia Mundial de ensa.

Ha sido docente de periodismo de opinión en la Universidad ORT.