En la primera parte (1) presentamos a la Sociedad u Orden de los Caballeros Orientales, un grupo de logistas constituido en Montevideo por partidarios de Carlos de Alvear hacia 1819 con el propósito de oponerse al gobierno de Buenos Aires encabezado por Juan Martín de Pueyrredón, de preparar esfuerzos de defensa ante los rumores de una expedición que se aprestaba desde España para reconquistar el Río de la Plata, y de promover el bienestar del territorio oriental “contra la anarquía y la barbarie” (léase, contra José Artigas y lo que su sistema para aquéllos significaba). Conocidos embrionariamente como los “Caballeros Racionales” o “Tercera Lautaro” (1818), ya desde 1819 se les había comenzado a denominar “Caballeros Orientales”, aunque estatutariamente se habían constituido como “Sociedad de Amigos del País” (1820). Los acontecimientos que se suscitaron dirigirían con el devenir su acción hacia otros propósitos. Como veremos.
El panorama político en la Provincia Oriental o Cisplatina hacia 1821. Los Caballeros Orientales prosiguen sus “trabajos”, ahora con un nuevo propósito
Hacia el año 1821, en donde dejamos nuestro anterior relato, el escenario político del Río de la Plata había cambiado drásticamente.
La temida expedición reconquistadora española se había frustrado al haberse desarticulado tras el Pronunciamiento del General Rafael del Riego (Las Cabezas de San Juan, cerca de Sevilla, 1º de enero de 1820). España ya no representaría un peligro para la región.
El Directorio de Buenos Aires (en ese momento bajo José Rondeau -Pueyrredón había renunciado el 1º de junio de 1819-) había caído vencido por los caudillos artiguistas argentinos tras la batalla de Cepeda (1º de febrero de 1820), pero el Pacto o Tratado del Pilar que se firma el 23 de febrero de 1820 entre Manuel de Sarratea, Estanislao López (santafesino) y Francisco Ramírez (entrerriano) desmarcó a estos dos últimos de José Artigas, e inauguraría en las Provincias Unidas una época de anarquía e inestabilidad institucional.
Aprovechando todo ese revuelo, y con sus ambiciones puestas en querer obtener el poder en Buenos Aires y las Provincias argentinas, Carlos María de Alvear cruzó desde Montevideo a Buenos el 25 de marzo de 1820. La Sociedad de los Caballeros Orientales de Montevideo pasaría a quedar desde entonces bajo el liderazgo de Santiago Vázquez.
José Artigas, ya inútiles sus esfuerzos contra los invasores portugueses, derrotado por Francisco Ramírez y traicionado por Estanislao López, se retiraría el 5 de setiembre de 1820 al Paraguay. Los portugueses adquieren así el control sobre la Provincia Oriental.
Bajo la dominación portuguesa, en el Congreso Cisplatino, convocado por el Barón de la Laguna Carlos Federico Lecor (Le-Cor) y que sesionó en Montevideo con una camarilla digitada por él mismo entre el 15 al 31 de julio de 1821, el día 18 de julio de ese año se votó la anexión de la Provincia Oriental al imperio portugués, pasando a denominarse “Provincia Cisplatina”.
A pesar de ello, no se ocultaba que entre las clases dirigentes locales había cierto descontento contra las autoridades portuguesas: se consideraba que su dominio no había logrado traer la paz y la estabilidad que se precisaba para el desarrollo. En realidad, los lusitanos no habían logrado consolidar su poder en el territorio oriental. Controlaban las ciudades de Montevideo, Maldonado, Colonia, San José y Guadalupe (ciudad de Canelones), pero no conseguían imponer su voluntad en la campaña, donde solían suscitarse ciertas resistencias provocadas por rebeldes “tupamaros”, como se les denominaba a esos levantiscos orientales. Los propios militares invasores se sentían extraños en el suelo oriental, además de que sufrían atrasos importantes en el pago de sus salarios.
En este contexto histórico tan complejo y caótico, bajo la dirección de Santiago Vázquez los Caballeros Orientales incrementaron sus articulaciones secretas, y sus aspiraciones comienzan a reperfilarse hacia una meta muy particular: la obtención de la independencia nacional o si se prefiere, de la Provincia Oriental, del dominio portugués, y la asociación a las Provincias argentinas a pesar de su efervescente situación.
Es necesario precisar que los “Caballeros Orientales” fueron una sociedad constituida exclusivamente por varones; como era normal en su época y en estas latitudes, especialmente en grupos que se reunían por la noche (propio de las sociedades secretas o discretas). Dicho sea esto, para desmitificar cierta errónea información de que estaba “integrada por hombres, aunque hubo también algunas mujeres” (2). Cierto es que hubo mujeres patriotas que hicieron mucho por la causa independentista, siendo María Josefa Oribe y Viana de Contucci (conocida en esa época como “Pepita la tupamara”) quien más se destacó por esos tiempos; pero ellas actuaron por su cuenta y esfuerzo, con gran valentía por supuesto, ocasionalmente colaborando con otras personas o requiriendo de ellas, pero jamás formando parte de los Caballeros Orientales ninguna de estas mujeres.
Una de sus primeras acciones fue tratar de enquistarse entre las autoridades del Cabildo de Montevideo, hacia 1821 netamente “pro-portugués”. Lo cual lograrían al año siguiente, 1822, “para emprender la obra de su libertad, poniendose de acuerdo…” (3).
Esta “pequeña facción de anarquistas de Montevideo”, “logia de anarquistas de Montevideo” o “una facción… dueña de los destinos de la Republica” logró colocar a sus miembros en el Cabildo de Montevideo, o en su caso captarlos para secundar los propósitos de los Caballeros Orientales. “La sociedad de Vasquez pudo influir en los Sres. Echevarriarza, Gabriel Pereyra, y Aldecoa…” (4). Los capitulares del Cabildo de Montevideo 1822 y del Cabildo de Montevideo de 1823, este último integrado por Manuel Pérez, Pedro Francisco Berro, Pedro Vidal, Luis Eduardo Pérez, Francisco Plá, Román de Acha, Francisco de las Carreras, Silvestre Blanco, José María Platero, Ramón Castriz y Juan Francisco Giró (5), se encontraban en su mayoría vinculados a los Caballeros Orientales.
En el año 1822 los Caballeros Orientales intensificarán desde Montevideo el esfuerzo independentista, intentando llevarlo hacia toda la Provincia y procurando aliados para su causa.
Data de este año de 1822 un manuscrito, que se conserva incompleto, de la “Constitucion Orgánica del Orden de Caballeros Orientales” (6). Evidencia que esta sociedad, sin ser masónica, tenía una organización parecida a las Logias de la Masonería: “era una sociedad secreta estructurada sobre el modelo de las asociaciones masónicas” (7).
El “Orden de Caballeros Orientales” se organizaba en esta “Constitución…” bajo una “Gran Sala” que reunía a todos los miembros que se conocían como “Compañeros”. La Gran Sala tenía como “Oficiales” a un “Presid.te, Vice Presidente, Orador 1º y 2º, Secretarios 1º y 2º; Tesorero y Ayudante, Archivero, Maestro de Ceremonias, y Supernumerarios, que por su merito ó servicios se crean convenientes” (que si bien se elegían por la Gran Sala, se extraían de las Cámaras), y sesionaba entre “Columnas”. A su vez, la Gran Sala se dividía entre “Jóvenes” y “Cámaras”. La más importante de estas Cámaras era la “Cámara de Ancianos”, que con la “Cámara de Consejeros” formaba la “Cámara de Consejo”. Vale decir que la Sociedad u Orden de los Caballeros Orientales funcionaba bajo un sistema de tres grados: “Jóvenes” o “Caballeros”, “Consejeros” y “Ancianos”, siendo este último el de mayor nivel, con leves diferencias del sistema de tres Grados que ya previa el Estatuto de la “Sociedad Secreta de Amigos del País” de 1820 (8), y de dos Cámaras (la Gran Sala que reunía a todos, y la Cámara de Consejo que reunía a los Ancianos y Consejeros) semejante al esquema de la “pequeña Logia” y “gran Logia” con que actuaba la Logia Lautaro en sus diferentes épocas (9). Los integrantes de los grados inferiores desconocían quiénes integraban los grados mayores.
Repercusiones del Grito de Ipiranga y de la creación del Imperio del Brasil como Estado independiente. Un cambio de rumbo para los Caballeros Orientales, y una oportunidad para activar una Declaración de Independencia en nuestras tierras
Un inesperado evento para estos lares traería nuevos rumbos a la acción de los Caballeros Orientales: la proclamación de la Independencia del Brasil tras el Grito de Ipiranga del 7 de setiembre de 1822 y la entronización de Pedro I como Emperador (12 de octubre de 1822; sería coronado como tal más tarde, el 1º de diciembre de ese año). Ese acontecimiento generó partidarios y resistencias, y ello repercutió en la Provincia Oriental o Cisplatina que ahora pasaba a ser una Provincia del Imperio brasileño, inclusive entre los invasores.
Los militares ocupantes se dividieron en dos facciones, que inclusive llegaron a luchar bélicamente entre sí:
a) por un lado, el grupo de pro-portugueses (partidarios de mantenerse bajo Portugal), liderados por el Brigadeiro Álvaro Da Costa, nucleados bajo la “Logia de los 19” o la “Logia de la Constitución” de la División o Cuerpo de Voluntarios de El Rei (creada por marzo de 1821), con base en Montevideo; y
b) los partidarios del Barón de la Laguna Carlos Lecor (quien optó por el Imperio brasileño), que se nuclearon cívico-militarmente como los “Hombres del Lazo Verde”, “Caballeros Comendadores de la Orden del Lazo Verde” o “los Imperiales” (Fructuoso Rivera, que sería ennoblecido por el Imperio brasileño como “Barón de Tacuarembó”, formaría parte de los militares pertenecientes a estos últimos). Durante estos tiempos Lector debió retirarse a San José y luego a Guadalupe (Canelones), desde donde intentó afianzar el dominio del Imperio.
/1822/
Pero mas tarde cuando el brasil se emancipó, ysobrevino la disidencia entre las tropas brasileras y portuguesas que ocupaban el territorio oriental, la sociedad renovó sus patrioticos trabajos y el Cabildo de Montev.o envió su primer comisionado (Iriarte) cerca del Gob.no de B.s Ayres endemanda de auxilio yproteccion.
El Sor. Vasquez emigro -como otros muchos patriotas- á B.s Ayres cuando los Imperiales ocuparon á Montev.o. Sus talentos y patriotismo acreditados en épocas anteriores desde el principio dela revolución, le proporcionaron en la capital Argentina una posición elevada, ytodo el influjo que da el saber; y tanto en el congreso general como en el Ministerio de la guerra, puso constantemente en acción su zelo patriótico, ysu aventajada capacidad en obsequio delos intereses de su país, con todo el entusiasmo de su alma ardiente y bien templada, y con una actividad y contracción asidua que lo hicieron siempre espectable entre los principales atletas de las dos margenes del Plata (10)
Ante tal división de los militares de la ocupación, los “Caballeros Orientales” encontraron una oportunidad para activar su propósito independentista, e intentaron en los años 1822 y 1823 capitalizar estas desavenencias entre Lecor (quien apoyaba la reciente constitución del Imperio de Brasil y de su soberano don Pedro I, trasladándose a San José y luego a la Villa de Guadalupe -actual ciudad de Canelones-) y Da Costa (quien se mantendría fiel a la Corona portuguesa desde el Conselho Militar y desde la “Divisáo dos Voluntarios Reaes d'ElRei em Montevideo”).
Santiago Vázquez convocará a todos los Caballeros Orientales para pronunciarse contra el Imperio (11), levantándose así una gran efervescencia libertadora. Un suelto del 22 de octubre de 1822 promueve la convocatoria a un Cabildo Abierto en Montevideo para “acordar la forma de gobierno, que afiance la seguridad individual, la de la propiedad, y haga poner en vigor los derechos usurpados á los dignos orientales, por una faccion que dirijió la reunion de un congreso nulisimo en todas sus partes” (12).
Desde Buenos Aires, Alvear formula a Santiago Vázquez en noviembre de 1822 algunas recomendaciones, aconsejándoles pedir ayuda en Argentina a través de Tomás de Iriarte, apoyarse en los españoles montevideanos descontentos, en la División de Voluntarios Reales portugueses y en los elementos de la campaña (13). Había una posibilidad de que el gobierno de Buenos Aires pudiera auxiliar en cuanto no comprometiera su tranquilidad, y esto inspiró aliento a los Caballeros Orientales (14).
Los Caballeros Orientales mantuvieron cordiales contactos y relaciones armónicas con el llamado “Club” o “Logia de los Diecinueve”, el grupo de oficiales portugueses liberales y constitucionalistas de la División de Voluntarios de El Rei (15) liderados por Álvaro Da Costa, contando con que éstos no se opondrían a los trabajos de los Caballeros Orientales (16). A su vez, Da Costa se apoyaba en los Caballeros Orientales. De hecho se sostenían mutua y coyunturalmente atendiendo intereses comunes (Manuel Oribe, integrante de los Caballeros Orientales, había obtenido el grado de Sargento Mayor del Brigadeiro o General Álvaro da Costa, integrante eventual del “Club de los Diecinueve”, y peleó bajo sus órdenes durante los diferendos entre Da Costa y Lecor). Nos cuenta Anaya que:
“El Gral. D. Albaro [Da Costa], no podía expedirse sin la cooperación de los Patriotas Orientales que encerraba Montev.o, y aprovechando la ambicion del nunca olvidado D. Santiago Vazque [sic] que se hallaba allí desterrado de B.s A.s y otros patriotas amigos, apoyados del Cabildo, levantaron su eco de libertad é independencia á la Sombra dela fuerza de D. Albaro da Costa, uniendose á sus resistencias, y que les brindaba la ocacion de ver fraccionada la fuerza Estrangera. Asi fue que abrazaron la grra. contra Lecor p.a luego sacudirse de ambos dominadores, poniendo á su cabeza al Sargento Mayor, entonces, el muy Valiente D.n Man.l Oribe, que hizo progresos con su Espada.” (17).
Paralelamente, procuraron los Caballeros Orientales contactar el apoyo de las provincias argentinas enviando como emisarios a Tomas de Iriarte y a Ventura Vázquez a Buenos Aires, Entre Ríos y Santa Fe, intentando contactos logiales. Nos enseña De la Sota:
“Trascendida la convinacion y aclamación de D. Pedro 1º Emperador y Defensor Perpetuo del Brasil los Caballeros Orientales entraron en correspondencia con el Gob.no de B. Ay.s y en relación con la Lojia Arjentina, tentando los medios de unirse á la Carbonaria á que pertenecía el Consejo Militar, con el objeto de sobreponerse á la influencia de la Brasilera. Fue entonces pronunciada y pública la opinión del Gral. Argentino, que se hallaba emigrado en Montev.o D. Carlos Maria de Alvear…, la de los SS. D.n Santiago y D. Bentura Vazquez, D. Manuel y D. Ignacio Oribe y D. Juan Benito Blanco, Orientales, la de D. Fran.co Aguilar, Canario: la de Ant.o Diaz y de Prudencio Murguiondo Españoles y la de D. Tomas Iriarte: siendo este y D. Bentura Vazquez .con. los que iban y venían de Buenos Ay.s p.a la convinacion delos planes de la sociedad de Orientales.
Ella pudo influir en el Cabildo de Montevideo y hacer que los SS. D. Cristobal de Echevarriarza, D. Gabriel Pereyra y D. Agustin Aldecoa escribiesen un papel contra la conducta del Gral. Lecor que publicado por la prensa fue delatado por alg.os al Intendente D. Juan Jose Durán, como anarquico y capaz de comprometer la seguridad del pueblo. Puesto en conocimiento de Lecor, pidió al Cabildo explicarse el concepto y sentido de sus espresiones. El Cabildo se negó á hacerlo, pues ya se hallaba dispuesto á sacudir la dominacion extranjera”(18).
De este modo, Iriarte se reunió con Bernardino Rivadavia (en aquel momento Ministro de Gobierno y de Relaciones Exteriores), quien tenía vivas simpatías por la causa de la reincorporación oriental; una declaración del gobierno de Buenos Aires de apoyar la independencia oriental había inspirado ánimos al “Club de los Caballeros Orientales” (19). Intentaron también conseguir el apoyo del entonces Gobernador de Entre Ríos Lucio Mansilla (20). Pero Rivadavia ponderaba el riesgo de que apoyar a los orientales era todavía apresurado, y que significaría exponerse a romper con Portugal y el Brasil cuando no estaba aún vencido el poder de los españoles; esta política de prudencia era acompañada por el Ministro de Hacienda Manuel José García y el gobernador de Buenos Aires Manuel Rodríguez.
“Rivadavia mostró al coronel Iriarte sus sentimientos personales, le significó que el Gobierno argentino no podía asumir la responsabilidad de un paso como el que se le pedía mientras los orientales no instituyeran una autoridad con poderes bastantes para proponer y acordar la reincorporación, pues el Cabildo actual no los tenía; y, propendiendo á facilitar el resultado, agregó que si el brigadier da Costa entregaba la plaza al Cabildo y éste se unía á los propósitos de los ‘Caballeros Orientales’, en tal caso tropas argentinas pasarían á ocupar la ciudad de Montevideo. Rivadavia autorizó al coronel Iriarte para que propusiera esto mismo al brigadier da Costa y le ofreciera para él y sus tropas buques de transporte hasta Europa, corriendo los gastos de viaje por cuenta del Gobierno de Buenos Aires.”; “La sociedad secreta y el Cabildo recibieron con desaliento la respuesta de Rivadavia, por lo difícil que creían satisfacerla. Pero intentaron allanar las dificultades. Se dirigieron á varios jefes y otras personas influyentes de la campaña incitándoles á que se rebelaran contra Lecor, y se empeñaron con algunos portugueses de la ciudad porque decidieran á la Junta militar presidida por don Alvaro [da Costa], á verificar la entrega de las llaves como término de la ocupación provisional. Fueron ineficaces estos pasos, no obstante haber motivado la sublevación de Juan Antonio Lavalleja y una parte de las fuerzas que mandaba” (21).
En sendas cartas del 18 de noviembre de 1822 y del 25 de noviembre de 1822 de Iriarte y Alvear a Santiago Vázquez, éstos le hacen saber que Buenos Aires no decidió la prestación de ayuda a la Provincia Oriental atendiendo a que “no havia necesidad de atropellarse con riesgo de correr el albur de una espantosa anarquía” y a que se había actuado precipitadamente (22). Por su parte, Lucio Mansilla entendió que si bien Entre Ríos debía coadyuvar, recomendaba a los orientales por el momento “Dejad llenar la medida; aun no es tiempo de sacar todavía la espada” (23). El Consejo Militar de Montevideo filoportugués presidido por Da Costa consideró la proposición, pero contestó que no podría resolverlo sin consultar a Lisboa y que mantendría la ocupación hasta que llegaran las instrucciones (24). En carta del 25 de enero de 1823, Silvestre Blanco reconocerá a “Gerónimo Alcalá” (Bernardino Rivadavia) su apresuramiento (25).
Fogonear los propósitos de independencia no estaba resultando sencillo, porque no se concretaban apoyos concretos, internos y externos, de importancia. Un escrito satírico de quien se identifica como “El Brujo enemigo de indirectas” festejaba el poco éxito de los Caballeros Orientales:
“Hermano mio ¿tu sabes lo que has hecho? ¿Sabes en que verenjenal te has metido? ¿Dime, eres loco ó diablo? ¿Es posible que aquel tino que has manifestado siempre con el compas en las manos, en todas nuestras reuniones, haya venido abajo con tu disparatado papelucho? Reflexiona, y verás, que has echado por tierra nuestro plan añejo, y gran secreto. Faltastes á la circunspección exterior, tan encargada en nuestro código, y lo peor es, que han pintado tal cual es el carácter de todo nuestro respetable club. ¡Quien al leer tu maldita conversacion no dirá esta es una obra neta y netisima de los pobretones duendes, que handan buscando donde vestirse? Quien viendo el modo bajo con que alabas á la división, y Vicentinos no, exclamará: sape gato, que estas papas queman; que lo diga el Hervidero, nuestras bolsas, y la cárcel (ya tu sabes lo que hemos hecho.)
¿Dime hermano de dos mil demonios, te parece bien esto para la logia? ¿Podria hacer mas un enemigo? No creas que son cavilaciones de tu amigo el brujo, te lo digo por que lo he oído á muchos, y saben que siempre he sido un hermano de los mas zelosos por nuestro proyecto. No es discreción manisfestar las cosas como tu lo haces pan, pan: ya se acabó ese tiempo, es menester hacerlo piar, pianito, con sigilo, y como quien no quiere la cosa, usar con frecuencia de las seductoras palabras, derechos de la Provincia, patriotas, patriotismo, sino todo, todo se lo llevó el diablo; los que tienen, se quedarán con lo que tienen,y nosotros siempre seremos piojosos.
A que viene aquello de dar cruces á troche y moche, sin tener presente dos circunstancias que hai en el caso; la una es, que muchas de las cruces que das por burla, pueden ser deveras, y tu, yo, y toda la logia nos quedarémos con la boca abierta diciendo, a-ma-laya, y teniendo que sufrir nos las refreguen por nuestros redondos hocicos. Es menester que hablemos en plata, esto es derecho viejo, como dicen los paisanos; para tocar estas materias debemos tener presente que también nosotros hemos sido dados por titulos y cruces; que hai hermanos que la lograron, y sino las hubiéramos perdido en puertas, la logia se hubiera vuelto calvario: acuérdate de nuestro siglo de oro, cuando pensó coronarse el nuestro nunca bien ponderado Maestre del general Orian, que hubo uno de los hermanos, que aspiró á ser duque y por eso le quitaron aquel maldito baston que siempre entraba á vanguardia por las cajas; la segunda parte que siempre es la mas lastimosa, es que estoi viendo que de resultas de tu cruzamiento nos pueden cruzar el cuerpo, y hacernos decir, tio yo no he sido, y nos quitarán las ganas de conversar.
Estos son los sentimientos de un amigo que te estima, que tiene tus mismas ideas, pero que quiere nos las traslusca el público como son, sino como queremos las crea. Todavia me acuerdo que por algunos hermanos como tu de poca espera, y poco seso, tuvimos que salir matando de Buenos Aires: estos malditos manifestaron antes de tiempo nuestro gran secreto cometiendo muchachadas, y aquel pueblo que no aguanta pulgas, y ha amado siempre sus derechos nos echó rodando: ahora que hemos tenido la suerte de llegar á uno que en la tolerancia se asemeja á el marido de la cabra, no debemos abusar, porque también estos animalitos, topan cuando se les hostiga.
El Gran Maestre [Santiago Vázquez] ha recibido noticias de oficio del encargado de negocios, que despachamos á Buenos Aires y parece que nada sacamos, por ella veremos lo que resulta de lo que remitimos por el despacho: Duende, Duende más te vale estar duermes; hai ciertas cosas como tu bien sabes que cuanto más se revuelben, más hieden, ya has visto á el rolliso como nos ha sacado nuestras primeras camisetas á el viento; todo por tu imprudente y frio insulto: hai muchos hermanos que no han podido chupar el tabaco de puro fuerte; toda la lógia está contra ti, y sino todos te lo dicen, es, porque no te aman con la ternura del brujo: este quiere que allá entre tu levita, conoscas, que has hecho mal, y no vuelvas á conversar porque no lo entiendes; mira, para escribir en nuestras cacas, porque hai gente que nos conocen, y al pasar se tapan las narices.
Yo espero, que pesando bien mis razones no me vuelvas á dar el trabajo de otro sermon, pues entonces no me subscribiré como ahora tu hermano y amigo.- El Brujo enemigo de indirectas” (26).
Esto no desanimó a los Caballeros Orientales y al Cabildo de Montevideo (cuyos más influyentes miembros pertenecían a los Caballeros Orientales). Y continuaron con sus articulaciones en pro de lograr la Independencia del suelo oriental.
(Continuará)
1 ETTLIN Edgardo, “Una Declaración de Independencia olvidada: 29 de octubre de 1823 - Primera parte”, en “El Blog de Juanjo Pereyra”, “https://elblogdejuanjopereyra.blogspot.com/2023/09/una-declaracion-de-independencia.html” (consultado el 4.10.2023).
2 Contra “http://contenidoseducativosdigitales.edu.uy/files/052-los-caballeros-orientales.pdf” (consultado el 3.10.2023).
3 DÍAZ Antonio “Memorias”; cit. por CAMPOS THEVENIN DE GARABELLI Martha, “La Revolución Oriental de 1822-1823. Su génesis” Tomo Segundo, Junta de Vecinos de Montevideo - Biblioteca José Artigas, 1978, p. 6.
4 ARCOS FERRAND Luis, “La Cruzada de los Treinta y Tres”, Imprenta Nacional Colorada, Montevideo, ¿1925?, pp. 68-70. Archivo General de la Nación, “Archivo de Lucas José Obes. Correspondencia con Nicolás Herrera 1814-1822”, Caja 16 Carpetas 2 y 3, correspondencias del 19.10.1822, 24.12.1822, 27.12.1822 y 25.12.1823. GARCÍA DE ZÚÑIGA Tomás, “Circulares del Sindico Procurador á los Cabildos”, s/e, Montevideo, 1822.
5 “La Aurora”, Montevideo - Enero 4 de 1823, p. 13. El Secretario del Cabildo montevideano de 1823, Francisco Solano de Acuña, también habría estado vinculado a los Caballeros Orientales..
6 “Constitucion Orgánica del Orden de Caballeros Orientales”, Archivo y Biblioteca Pablo Blanco Acevedo Tomo 132, fs. 78-79 v., Museo Histórico Nacional, Montevideo. El mismo se transcribe completo en MONDINE Jean-Marie, “Bajo la Escuadra y el Compás. Mitos y Verdades sobre la Masonería”, Ediciones de la Plaza, Montevideo 2016, pp. 388-392.
7 CAMPOS THEVENIN DE GARABELLI, “La Revolución Oriental…” Tomo Segundo cit., p. 18.
8 MONDINE, “Bajo la Escuadra…” cit., p. 363. ETTLIN Edgardo, “Una Declaración de Independencia olvidada: 29 de octubre de 1823 - Primera parte”, en “El Blog de Juanjo Pereyra”, “https://elblogdejuanjopereyra.blogspot.com/2023/09/una-declaracion-de-independencia.html” (consultado el 4.10.2023).
9 MONDINE, “Bajo la Escuadra…” cit., pp. 234 y 243-252.
10 Archivo Histórico Museo Mitre (Buenos Aires), “Colección correspondencia hombres públicos argentinos. Noticias sobre la fundación patriótica de Caballeros Orientales y su fundador Santiago Vázquez”, AR MM COHPA / A1 C0 No. 1383 (antes A1 C23 C4 No. 1).
11 DE LA SOTA Juan Manuel, “Cuadros Históricos escritos por Juan Manuel de la Sota”, año 1849, manuscrito inédito existente en el Museo Histórico Nacional, Cuadro XII, p. 571.
12 “El Argos de Buenos Aires” Num. 81, Sabado 26 Octubre 1822, Tom 1.º, pp. 2-3.
13 “Documentos para la historia política del Río de la Plata (1820-1824)” en “Revista Histórica” Año LI T. XXVII Montevideo, enero de 1957, Montevideo A. Monteverde y Cia., 1957, pp. 357-360 y 374-376.
14 DE LA SOTA, “Cuadros Históricos…” cit., Cuadro IX, p. 427.
15 Esto queda evidente en las crónicas del periódico “La Aurora”, en que incluso aparecen artículos en portugués del banco antilecorista. En “La Aurora” Num. 2., Montevideo - 28 de diciembre de 1822 p. 7, aparece un elogio del Cuerpo de Voluntarios de El Rei, mostrando las simpatías entre Caballeros Orientales y el bando de Da Costa. También en las cartas de Nicolás Herrera a Lucas Obes del 16 y 19 de octubre de 1822, del 27 de diciembre de 1822 y del 16 de diciembre de 1823 (“Juan Benito, Lorencito Perez, Muñocito, Consejo y facción que los sostiene”), en Archivo General de la Nación, “Archivo de Lucas José Obes. Correspondencia con Nicolás Herrera 1814-1822”, Caja 16 Carpetas 2 y 3.
16 ANÓNIMO (“El Duende de Dia”), “Mas Conversacion”, Montevideo, Imprenta de Torres, 1822.
17 ANAYA Carlos, “Apuntaciones históricas sobre la Revolución Oriental (1811-1851). Publicadas y anotadas por María Julia Ardao (Apartado de la ‘Revista Histórica’ Tomo XX)”, Montevideo, Imprenta Nacional, 1954, pp. 103-104.
18 DE LA SOTA Juan Manuel, “Cuadros Históricos…” cit., Cuadro IX, pp. 411-412. ANÓNIMO (“Un cazador civico”), “Esposicion de los obsequios hechos en Santa Fé a los Señores Diputados del Exmo. Cabildo Representante de la Provincia de Montevideo”, Montevideo, Imprenta de Torres, 1823. ANÓNIMO, “Un oriental á los habitantes de Buenos Aires”, Montevideo, Imprenta de Torres, ¿1822?.
19 DE LA SOTA, “Cuadros Históricos…” cit., Cuadro IX, p. 427. Carta de Silvestre Blanco a Rivadavia de fecha 23 de octubre de 1822. En carta de Alvear a Santiago Vázquez del 5 de noviembre de 1822, aquél aconseja que pidan auxilios por intermedio de Tomas de Iriarte, y le exhorta a que “tenga V. la bondad de saludar en mi nombre atodos los nuevos amigos, ofresiendoles mi persona y sinsera amistad, para lo que quieran ocuparme, desde Buenos Aires”. Al respecto, v. “Documentos para la historia política del Río de la Plata (1820-1824)” en “Revista Histórica” Año LI T. XXVII Montevideo, enero de 1957, Montevideo, A. Monteverde y Cia., 1957, pp. 354, 357-360.
20 DE LA SOTA, “Cuadros Históricos…” cit., Cuadro IX, p. 406.
21 BERRA Francisco A., “Bosquejo histórico de la República Oriental del Uruguay”, Francisco Ybarra, Editor, Montevideo, 1895, pp. 498 y 499.
22 “Documentos para la historia política del Río de la Plata (1820-1824)” en “Revista Histórica” Año LI T. XXVII Montevideo, enero de 1957, Montevideo A. Monteverde y Cia., 1957, pp. 364-366.
23 MANSILLA Lucio, “El oriental á sus compatriotas. Extracto del Manifiesto del Gobernador de Entre Rios á sus habitantes”, Montevideo, Imprenta de Torres, 1822. Mansilla en dos cartas a Lecor del 1º de diciembre de 1822 dio cuenta que había puesto preso al oriental Ramón Cáceres (quien en Montevideo se había contactado con José María Roo, Pedro Berro, Gabriel Pereira y Francisco Muñoz, “en fin todas las personas mas influyentes de aquella epoca”) por “fomentar la anarquía en un país extraño”, y que había tomado medidas para prevenir las agitaciones de los orientales buscando partidarios en Entre Ríos; inclusive Mansilla y Lector acordaron condiciones para evitar tales problemas (FREGEIRO Clemente, “Documentos referentes á la revolucion verificada en Montevideo el 3 de setiembre de 1816, y á las elecciones capitulares para 1817. Es copia de los originales que existen en poder del doctor don Andrés Lamas. Buenos Aires, Noviembre de 1883. C. L. Fregeiro”, en Archivo General de la Nación, “Colección de documentos Clemente L. Fregeiro. Documentos relativos a la dominación Luso-brasileña, Copias 1816-1824”, Caja 327 Carpeta 6, fs. 15 a 23. También CÁCERES Ramón de, “Memoria Postuma ó acontecimientos en la vida publica del Cor. Dn. Ramon de Caceres”, en “Revista Histórica” Tomo XXIX Año LIII, Nos-85-87, pp. 412-417, y CÁCERES Ramón de “Manifiesto, que hace D. Ramon Caceres á sus amigos y Compatriotas”, s/l, s7e, s/f (1828?), en Archivo General de la Nación (Buenos Aires). Documentos Escritos, “Archivo y Colección Andrés Lamas”, Legajo 46. De acuerdo a Lappas, Lucio Mansilla fue “Iniciado en la Logia del Ejército de los Andes en 1822” (LAPPAS Alcibíades, “La Masonería a través de sus hombres”, Buenos Aires, s/e, 1966, p. 271), dato que no parece ser verosímil porque Mansilla regresó de la Campaña de los Andes a Buenos Aires por 1820 y en 1821 fue electo Gobernador de Entre Ríos, permaneciendo en el cargo hasta 1824. Lappas afirma que Mansilla “propició la fundación de la actual Logia Jorge Washington” (loc. cit., p. 271), que según Salsamendi habría levantado Columnas en el año 1822, y en 1857 es regularizada bajo el Supremo Consejo y Gran Oriente del Uruguay con el número 16, hasta que en 1875 se incorpora a la Gran Oriente de la República Argentina (SALSAMENDI Miguel “Crónicas del Levantamiento de Columnas de las Logias nacidas bajo jurisdicción masónica uruguaya y datos biográficos de sus fundadores, desde el 21 de enero de 1830 al 30 de junio de 2000”, s/e, Montevideo, 2001, p. 111) con el No. 44.
24 BERRA, “Bosquejo…” cit., p. 500.
25 “Documentos para la historia política del Río de la Plata (1820-1824)” en “Revista Histórica” Año LI T. XXVII Montevideo, enero de 1957, Montevideo, A. Monteverde y Cia., 1957, p. 383.
ANÓNIMO (“El Brujo enemigo de indirectas”), “El Mas aficionado de los brujos á el Mas amado de los Duendes”, Montevideo, Imprenta de Torres, ¿1822?.
EDGARDO ETTLIN. Investigador en Derecho y en Historia. Publicó entre otros libros: “Zonas Francas” (Fundación de Cultura Universitaria, 1989), “Cómo dirigir y desempeñarse en Audiencias” (Amalio Fernández, 1999), “Procesos de Ejecución de Sentencias a pagar Dinero contra el Estado” (Amalio Fernández, 2008), “Violencia Doméstica. Régimen y abordaje jurídico de la mujer maltratada en ocasión de su vida afectiva” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2009), “Una Justicia Eficiente” (Forvm Orientalis, 2010), “Normativa sobre la Propiedad Intelectual en el Uruguay” (2012), “Ejecución de Sentencias Judiciales contra el Estado” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2014), y “Responsabilidad Patrimonial de los Funcionarios Públicos” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2017), “El Derecho de Resistencia en las Constituciones de las Américas” (Fundación de Cultura Universitaria, 2018), “Responsabilidad Civil por Daños en los Espectáculos Deportivos” (La Ley Uruguay, 2019), y “Estudios sobre Justicia y Propiedad Intelectual” (La Ley Uruguay - Thomson Reuters, 2021). Ha escrito más de doscientos artículos y estudios sobre temas de Derecho, principalmente en Derecho Público, Derecho Procesal y Derecho de la Propiedad Intelectual, publicados en Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Paraguay, Perú, Colombia y España, y a través de Internet. Es referencia de citas por numerosos autores uruguayos y extranjeros, y asiduo colaborador de diversas revistas y publicaciones jurídicas de Uruguay y América Latina. Conferencista en diversos eventos de Derecho en América Latina y Europa. Sentencias y contribuciones jurisprudenciales suyas han sido publicadas y comentadas en prestigiosas publicaciones jurídicas. Historiador y ensayista, ha publicado diversos libros y artículos sobre Cultura e Historia, destacándose: “Bajo la Escuadra y el Compás. Mitos y verdades sobre la Masonería” (bajo el seudónimo de Jean-Marie Mondine, Ediciones de la Plaza, 2016), “Judas Iscariote y otrasincursiones pseudoculturales” (Los Caminos, 2020), y “Qué solos se quedan los muertos. Crónicas sobre Juan Idiarte Borda, 13º Presidente constitucional de la República Oriental del Uruguay, y sobre su agresor criminal Avelino Arredondo” (Fundación de Cultura Universitaria, 2021). Ha participado y es usualmente invitado como ponente sobre diversos temas de Historia y Cultura. Ministro de Tribunal de Apelaciones Civil (Poder Judicial - Uruguay).