Estos días se escuchan muchas voces, oficialistas, de la oposición, que cuestionan el levantamiento de firmas para los plebiscitos, particularmente el de la Seguridad Social, que impulsa la central sindical PITCNT. Ya lo comentamos en alguna columna anterior, pero siempre es importante insistir. Firmar no es votar. Es habilitar la posibilidad de que el ciudadano se exprese. Las firmas deberían ser abrumadoras, porque así usted, yo, la gente común, adulta, tendrá la posibilidad de pronunciarse. O sea, de participar en un acontecimiento político importante. Son pocas las ocasiones que disponemos para intervenir en asuntos públicos. Y eso no debe desconocerse. Además de habilitar una instancia posterior para que la gente se pronuncie, firmar abre un debate. Que siempre es saludable para este sistema democrático (con todas sus falencias). ¿Por qué hay referentes políticos, de todos los partidos, que se niegan a este debate?. ¿Cuál es el problema? ¿Por qué no permitir que la gente se exprese?. Los argumentos que se esgrimen son insostenibles. Que el país entrará en un caos, que se generará un gran problema, que habrá incertidumbre, que “tambalea” la seguridad jurídica, además de los argumentos específicos como que se perderán las jubilaciones, que no se sabe cómo se administrará la plata. Y tantas otras cosas. Algunos capaz que tienen razón, pero el tema no es ese. Hay que dejar que se abra el debate amplio y democrático y que la gente decida. Es un mecanismo de democracia directa, al que casi nunca se recurre en el país. Entonces, firmar es ejercer ese derecho a participar, debatir. Pero decidir, se decidirá en otra instancia, no en ésta, que es apenas de recolección de firmas. ¡No hay que confundir firmar con votar!. Parece increíble que haya connotados dirigentes, del oficialismo y la oposición, que parecen confundir estos conceptos que son básicos para el saludable funcionamiento de una democracia. ¿O son otros los intereses que los mueven? En la trastienda de la política circulan muchos rumores sobre las razones de estas actitudes contrarias a la recolección de firmas. Pero son especulaciones, algunas tal vez interesadas en ensuciar la cancha. Pero no hay que dejarse confundir ni entrar en corrales de rama. Ni campañas de miedo ni declaraciones confusas. Esto es clarito. Firmar para que la gente debata y decida. Todo lo demás es cháchara, que confunde y no conduce a nada. Así que ojalá se reúnan las firmas necesarias, no solamente para el plebiscito que impulsa el PITCNT, sino también para los otros, que van a ser, al menos, dos más. Uno sobre las deudas, promovido por Cabildo Abierto, y otro sobre los allanamientos nocturnos. Usted podrá estar a favor o en contra de cada una de estas iniciativas, pero insisto, pronúnciese con el voto, que es otra instancia. No ésta. Y hágalo con cabeza propia, según lo que usted entienda de cada uno de los temas. Y no se deje llevar por campañas confusas y declaraciones intimidatorias.
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