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domingo, 14 de julio de 2024

ANOCHE TUVE UN SUEÑO COLUMNA DE CARLOS CASTILLOS

 

Que las elecciones eran una instancia normal. Que no eran un carnaval o el festejo de un título del fútbol. Que se podía votar en dos o tres días, o una semana, incluso por internet. Que alcanzaba con presentar la cédula de identidad que es un documento válido para tantas otras cosas y reconocido en otros países donde no te exigen pasaporte ni visa para visitar. Que no había ese despliegue de cobertura -innecesario- de los medios de difusión, como si fuera la final de un campeonato de fútbol. Que la gente elegía a quienes consideraba las personas más capacitadas para administrar los bienes comunes de su ciudad, departamento y país. Que no había más componendas a espaldas de la gente para armar listas y hacer negocios para beneficio propio y de los “aliados. Que los candidatos a cargos de gobierno eran elegidos o se postulaban después de un sistema donde se probaba la capacidad de cada aspirante. Que no se compraban votos ni cargos. Que estaba prohibido expresamente, con duras sanciones, hacer promesas y después no cumplirlas. Que estaba prohibido también derrochar dinero en pasacalles, pancartas, afiches, volantes, avisos en radio, televisión, internet y prensa. Que se hacía un cálculo de cuántos millones se despilfarraban allí y se disponía, por ley, que ese dinero fuera para servicios de salud, educación, alimentación y vivienda de la gente. Que quienes resultaban electos para cargos ejecutivos, legislativos y hasta judiciales, no tuvieran privilegios y, al terminar sus períodos, en todo caso, tuvieran un “seguro de paro” similar al de cualquier trabajador. Que todos los ciudadanos, especialmente los jóvenes, eran consultados sobre los grandes temas del país y aportaban sus soluciones para enriquecer la acción del gobierno. Y sus opiniones eran tenidas en cuenta, con el mismo respeto de las que aporta un adulto. También soñé que todo ciudadano mayor de edad era capaz de discernir e intervenir directamente en la toma de decisiones, a través de diferentes mecanismos democráticos. Que cualquier persona, hombre o mujer mayor de 18 años, podía cambiar cualquier ley aprobada por el parlamento o, por ejemplo, proponer en cualquier momento una modificación de la Constitución Nacional. Claro que debidamente regulado mediante un sistema de referéndums, plebiscitos y elecciones de manera tal que se podía recurrir a esos mecanismos tres o cuatro veces por año, sin dilapidar los dineros públicos, aprovechando las tecnologías. Y me preguntaba: ¿Por qué si muchísimas operaciones de la vida cotidiana se hacen por internet, usando tecnología segura, porqué no se usa para las elecciones? ¿Por qué, si diariamente circulan millones de dólares por los sistemas electrónicos de bancos y agencias financieras de todo tipo, hay gente que rechaza el voto electrónico con el argumento de que no es seguro?. Soñé también que se había desarrollado de verdad, y funcionaba, el mecanismo de la Iniciativa Popular Nacional que permitía también a los ciudadanos redactar un texto legislativo con el fin de crear o modificar un artículo constitucional. Y que todos firmaban y reconocían porque era un sistema que permitía el ejercicio verdadero de la democracia y que abría espacios de debate sobre grandes temas. Y que nadie se negaba a firmar una iniciativa así ni hacía campaña en contra de la recolección de firmas. Y que después se generaban valiosos debates de los que salía la propuesta que tuviera mayores y mejores argumentos, en beneficio de las mayorías. Soñé que era obligatorio el referéndum para revisar cualquier artículo de la Constitución, todo lo que tuviera que ver con la adhesión del país a organizaciones supranacionales y todas las leyes nacionales declaradas urgentes. Que se prohibían las cláusulas secretas o confidenciales en los contratos de inversión efectuados por el gobierno de turno, con inversores nacionales o extranjeros. ¿Y sabe una cosa?. Antes de despertarme alguien me respondió que eso era un delirio. No, le dije. Es un sueño. Y realizable, como cualquier sueño que se junta con la realidad. Este lunes 5 de julio de 2024, en Inglaterra, Rishi Sunak, el Primer Ministro saliente, del Partido Conservador, vació su oficina en la mañana y al mediodía ingresó el Laborista Keir Starmer, con todos sus colaboradores. No hubo meses de “transición”, ni especulaciones, ni agresiones ni manejos interesados. (Al menos visibles). Y en Suiza el sistema electoral es un trámite. La democracia combina elementos de democracia participativa y otros de la democracia directa. Y funciona bastante bien, a pesar de su sistema financiero.


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