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miércoles, 13 de septiembre de 2017

La tumba de los cracks Por Rodrigo Tisnés



En todas las democracias modernas existen determinados cargos públicos que parecen estar marcados de antemano, por algún tipo de maldición egipcia o por el estilo, para liquidar cualquier pretensión o ambición política de desarrollo posterior que tenga esa persona.
Es por ello que a estos cargos se los denomina “la tumba de los cracks”. Suelen ser cargos de alta exposición pública, a la que llegan (mediante el voto o designación) figuras políticas de cierta ascendencia y relevancia, o con serias pretensiones de poder usar dicho cargo como “trampolín” de su carrera; pero debido a las dificultades, desafíos y desgaste que genera ese cargo, casi ninguna de las personas que acceden a los mismos logran después trascender a papeles mayores en el teatro de la política.
En los sistemas presidencialistas, como el nuestro, uno de los cargos con estas características es el de la Vicepresidencia.
En teoría, el Vicepresidente es una figura política de primer nivel, ya se trate de un viejo y avezado político, o de una figura en pleno ascenso. Se trata de quien sirve de nexo para las relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Legislativo, quien preside la Cámara Alta y el Parlamento en general (cuando sesionan ambas cámaras, o en los casos de parlamentos unicamerales), es quien subroga al Presidente cuando sale del país en misión oficial o se toma una merecida licencia o cae enfermo, y –en general- es la figura que asume la Presidencia en caso de fallecimiento o inhabilitación permanente de quien ejerce la Presidencia.
Intuitivamente, todo lleva a suponer que luego de alcanzar la Vicepresidencia, el siguiente paso político sería llegar a la Presidencia.
Sin embargo, la realidad demuestra que son muy pocos los casos de personas que hayan alcanzado la Presidencia de un país luego de haber ejercido la Vicepresidencia. En Argentina, por ejemplo, hasta el 2015 habían sido electos 29 Vicepresidentes. De ellos, ninguno logró ser electo Presidente luego de haber ejercido la Vice. El caso más reciente es el de Daniel Scioli.
Estados Unidos es otro ejemplo: han sido electos 48 vicepresidentes desde 1776. De ese total, apenas 5 llegaron a la Presidencia luego de haber ocupado el cargo de Vicepresidente. El más reciente: George Bush padre, que fue Vice de Reagan. Hubo otros 4 que, por fallecimiento del titular previamente electo, pasaron a ocupar la Presidencia y en las siguientes elecciones resultaron elegidos para el cargo mayor, pero en esos casos se considera que fueron re-electos como Presidentes.
En resumen: parece ser un cargo que no genera gran proyección política.
Uruguay no escapa a esta suerte de regla de “hierro” de los sistemas presidencialistas. De 1985 a hoy, hemos tenido 7 Vicepresidentes electos distintos, y ninguno de ellos logró (o ha logrado) acceder posteriormente a la Presidencia. Han sido: Enrique Tarigo, Gonzalo Aguirre, Hugo Batalla, Luis Hierro López, Rodolfo Nin, Danilo Astori, y Raúl Sendic.
Enrique Tarigo era un prestigioso abogado y constitucionalista, que se hizo conocido durante la Dictadura por ser una de las figuras que lideró el “NO” en el plebiscito de reforma constitucional impulsada por la cúpula militar y sus socios civiles. En el año 89’ intentó ser ungido como el candidato de la Lista 15 para las elecciones, pero fue derrotado por Jorge Batlle en una áspera elección interna, y ese fue el fin de su carrera política.
Gonzalo Aguirre fue el Vicepresidente de Lacalle. Otro prestigioso constitucionalista, reconocido por su gran inteligencia y prodigiosa memoria. A diferencia de Tarigo, aún era relativamente joven cuando asumió el cargo. Intentó ser candidato a la Presidencia de la República en el al año 94’ (cuando aún existían las candidaturas múltiples) pero su candidatura fue impugnada, en razón de haber ejercido la Presidencia, y debió declinar la misma. Su figura y relieve político se fueron diluyendo (como cubos de hielo en un vaso) desde que dejó la Vicepresidencia, hasta convertirse en una figura testimonial en la interna de su partido.
Hugo Batalla es el único Vicepresidente electo fallecido durante el ejercicio de su cargo.
Luis Hierro López, al igual que Gonzalo Aguirre, era una figura relativamente joven y de recambio generacional dentro del coloradismo. Sin embargo, la crisis económica de esos años, el desplome electoral del Partido Colorado, y el surgimiento impetuoso y rutilante de Pedro Bordaberry en la interna partidaria, cortaron de raíz cualquier chance que hubiese podido tener.
Rodolfo Nin fue el primer Vicepresidente electo en un gobierno de izquierda. De origen blanco, fue Intendente de Cerro Largo por dos períodos consecutivos. En 1994 crea una alianza electoral con el Frente Amplio, del que surge el Encuentro Progresista/Frente Amplio. Hombre de plena confianza de Tabaré Vázquez, nunca ha tenido la ascendencia, ni la aceptación suficientes dentro del FA como para ser considerado posible presidenciable.
Danilo Astori, es desde hace al menos 25 años, uno de los principales referentes políticos de su partido. Llegó a la Vicepresidencia luego de ser derrotado electoralmente por el Pepe Mujica en las internas de 2009. Fue esa su segunda derrota en el intento por alcanzar la nominación presidencial, dado que en el 99’ enfrentó a Tabaré Vázquez en la misma instancia. Es de todos quienes integran esta lista, el único que al día de hoy puede tener alguna chance/pretensión de ser llegar a ser Presidente, aunque la biología no parece jugar a su favor (tendría 79 años en caso de ser candidato).
Así llegamos al caso más reciente que engrosa esta lista. Y también, el más atípico, por lo reciente y por como sucedió todo: Raúl Sendic.
El ascenso político de Sendic puede aparecer como meteórico, sin embargo, a poco que se indague un poco, lo meteórico fue su posicionamiento como candidato a la Vicepresidencia y posible presidenciable. En realidad antes tuvo un trabajo de acumulación que se inició, o tuvo su primer impulso, cuando en 1999 accede a la diputación por el Movimiento 26 de Marzo, y se consolida en su paso por la Vicepresidencia y Presidencia de ANCAP, entre 2005 y 2013. Especialmente es desde su última etapa en este Ente, cuando asume la Presidencia del mismo, que comienza a proyectarse con fuerza en el escenario político nacional. Y se concreta en las elecciones internas de junio de 2014, cuando su sector resulta –en forma sorpresiva- uno de los más votados dentro del Frente. De ahí a la nominación para integrar la fórmula presidencial, fue una suerte de paseo triunfal.
En ese momento se presentaba como una figura joven, renovadora y con cierto carisma (dentro de un cuadro dirigencial envejecido), exitoso en la gestión de la mayor empresa del país, y –encima- líder de su propio sector y referente de una de las corrientes de opinión interna del Frente Amplio. Todo ello respaldado por ser portador de un apellido con peso propio en la izquierda uruguaya.
No obstante, este relato comenzó a derrumbarse a poco de comenzado el tercer gobierno del Frente y de asumido su cargo de Vicepresidente. Más allá de las consideraciones que se puedan hacer sobre el rol que jugaron los medios y la oposición, él mismo fue un gran colaborador en la causa con sus dudas, contradicciones, balbuceos y mutismos.
Los problemas financieros de ANCAP generados en su gestión (aun en el caso de inversiones necesarias para la empresa y el país) liquidaron, de una sola vez, esa imagen de administrador exitoso y moderno que tanto se había esmerado en construir.
Al poco tiempo se sumó el bochornoso episodio de su, inexistente, título universitario en Genética Humana, supuestamente obtenido en Cuba; en la que en episodios sucesivos, dignos del Teatro del Absurdo, dio dos, tres y hasta cuatro versiones alternativas al respecto. Para dar cuenta de lo ridícula de toda la situación, se salvó de ser procesado por usurpación de título, en virtud de que la Licenciatura en Genética Humana es una carrera inexistente en Uruguay, por lo que mal podía haber usurpado un título de una carrera inexistente en el país (y en Cuba).
La gota que colmó el vaso, terminó siendo una cuestión que, en términos relativos, es menor: el uso desprolijo de la tarjeta corporativa de ANCAP. Nadie duda de que no se enriqueció por el uso de la misma. Pero el hecho de haberla usado para algunas compras poco claras, que con toda seguridad no tenían que ver con la representación de la empresa; de haber salido con tono desafiante a decir que podía dar cuenta de todas las veces que la había usado y que estaban justificadas, de pedir él mismo que su conducta al respecto fuera analizada por el Tribunal de Conducta Política del FA, y el informe crítico de dicho organismo (producto de sus mismas contradicciones y balbuceos en su declaración al mismo), que hacía altamente probable una sanción hacia su persona, y lo hubiese convertido en el primer Vicepresidente en ejercicio de la Historia sancionado por su propia fuerza política, precipitaron su decisión.
Nadie puede afirmar que este sea el final de su recorrido político. Aun es lo bastante joven como para poder reconstruir, o intentarlo, su carrera política, desde una estrategia distinta a la anterior.
Pero lo que sí parece claro es que nuevamente, sea por la razón y las causas que sean, la Vicepresidencia se ha convertido en la tumba de otro “crack”.
A esta altura, y de cara al 2019, no se la deseo ni a mi peor enemigo.

jueves, 7 de septiembre de 2017

¿Yo?... uruguayo. Por Rodrigo Tisnés



La semana pasada, el martes 29 para ser más exacto, se cumplió el primer mes desde que crucé el “charco” para radicarme en Buenos Aires. Para no hacer tediosa una historia larga: fue el final de una decisión que me tomó bastante tiempo tomar; y ha sido el inicio de una nueva etapa en mi vida, con toda probabilidad, el desafío más ambicioso que he afrontado hasta ahora.
Pero vayamos a lo interesante: ¿cómo ha resultado este primer mes de vida acá?
Como escribí en otro espacio, he descubierto (y sigo descubriendo) una ciudad inmensa,
Es una ciudad tiene un aire de familiar “otredad”. Desde su arquitectura hasta en la forma de ser de su gente se nota la historia que nos une y hermana… no en vano, es bueno tenerlo en cuenta, Buenos Aires es la segunda ciudad uruguaya en el mundo. Incluso la encuentro bastante parecida (salvo por la Rambla) a Montevideo. El barrio de Caballito, por ejemplo, podría perfectamente ser un barrio de nuestra capital. Tal vez esa sea la razón por la que tantos integrantes de nuestra colectividad viven en él.
Claro que es todo a una escala mucho mayor. Al estar acá, uno entiende porque tantos argentinos aman nuestras playas y nos encuentran tan apacibles y tranquilos: comparados con la velocidad de vértigo con que se mueven acá, Montevideo tiene una mansedumbre pueblerina, y Rocha –¡la querida Rochita!- directamente sería algo así como la aldea de los irreductibles galos de Asterix.
La otra cara de la moneda es lo cosmopolita que es: una verdadera ciudad internacional en este rincón al sur del mundo, con actividades y propuestas culturales variadas en calidad, cantidad, diversidad y costo; desde los teatros de calle Corrientes, hasta los teatros del under, pasando por los centros culturales públicos (como el Kirchner, una monstruosidad descomunal; el General San Martín, más chico pero descomunal de todas formas; el Centro Cultural Rojas; y el Recoleta) y los autogestionados por colectivos de artistas y/u organizaciones barriales, los cines, las bibliotecas públicas (acá destaco la del Congreso de la Nación), los bares y pubs culturales, la variedad en cantidad y calidad de Museos, y la enorme oferta de librerías, que van desde el imponente y lujoso Ateneo de Avenida Santa Fe y Callao, hasta las pequeñas librerías casi centenarias, que guardan en sus anaqueles libros polvorientos y llenos de telarañas.
Entre los museos, destaco el Espacio de la Memoria, donde funcionaba la tristemente célebre ESMA (Escuela de Mecánica de la Armada) que sirvió de centro de detención clandestino, torturas y desaparición forzada de personas en la última dictadura argentina. Mientras lo recorría, fue inevitable sentir una mezcla de angustia, oprobio, indefensión, e impotencia. Y, por otro lado, también recomiendo visitar el de Malvinas e Islas del Atlántico Sur, un museo moderno, luminoso y atractivo, de recorrido ágil, del cual salí con ganas de ser un explorador o aventurero de comienzos del siglo XVII.
Para comenzar a terminar, quiero expresar que una vez acá, he podido comprobar que realmente es cierto cuando se dice que los porteños nos quieren y respetan a los uruguayos. Lo he vivido en cada ocasión que he dicho mi nacionalidad. Aunque no todos lo expresen verbalmente, se nota en la actitud, en el trato, en el tono de voz. Algun@s, incluso, me preguntan qué se me dio por venir a vivir acá, precisamente, porque desde su cotiadenidad, han construido una imagen idílica de Uruguay en contraposición a un presente conflictivo/de crisis que tienen de Buenos Aires, o directamente del país.
La parte negativa de este cariño que sienten por nosotros, es que no tienen la misma actitud con otras nacionalidades y/o colectividades, más específicamente, con paraguayos, bolivianos y peruanos, o tengan aspecto. No se trata tanto de algo que se exprese verbalmente; pero si es algo que se expresa en pequeñas actitudes que se pueden percibir: desde cómo se atiende a uno u otro en una oficina pública, hasta el tono de voz con que se dirigen a ellos.
Por último: el pasado viernes 25 tuve la posibilidad de celebrar una nueva Declaratoria de la Independencia en una recepción organizada por la Embajada. Más de 600 compatriotas, de toda edad, pelo y condición social compartimos una reunión cálida y emotiva. No pretendo sacar conclusiones apresuradas, pero acá se genera el mismo efecto, que cuando eres del Interior y te vas a Montevideo: cuando te cruzas con alguien de tu ciudad, no importa si nunca cruzaron ni media palabra, es encontrarse, saludarse como viejos conocidos y decir “¡no sabía que estabas por acá!, ¿que es de tu vida, que haces?”… acá es lo mismo, pero entre compatriotas.
Y no recuerdo el Himno cantado con tanto énfasis y entusiasmo como este 25 pasado en una residencia de Figueroa Alcorta, a 400 kilómetros de Montevideo.







viernes, 14 de julio de 2017

RODRIGO TISNÉS, DIRECTOR DEPARTAMENTAL DE ROCHA DEL MIDES RESPONDIÓ CRÍTICAS OPOSITORAS DE CLIENTELISMO POLÍTICO : “CREE EL LADRÓN QUE TODOS SON DE SU CONDICIÓN”







Escribe Juan José Pereyra Twitter@juano500

AUDIO AL FINAL DE LA NOTA
(SE PUEDE DESCARGAR).


“Cree el ladrón que todos son de su condición”, dijo Rodrigo Tisnés en relación a lo que se dice desde la oposición en el sentido que el gobierno del Frente Amplio, a través del asistencialismo, tiene un botín electoral para mantenerse en el poder.
“Yo no sé a quién vota o no la población que percibe asistencia a través de algunos programas del Mides . No se les pregunta a quien votan . Además, pienso que la de gente que está en situación más vulnerable, muchos son apolíticos , no creen en la política ni creen que la política les vaya a cambiar la vida votando a unos ni a otros .Hay otros que usan muy calculadoramente el voto para obtener prebendas o beneficios de un partido o de otro cuando está la campaña electoral. Esa es mi impresión”, dijo..
Tisnés asumió como Director Departamental del Ministerio de Desarrollo Social a principios de diciembre de 2016. Tiene 38 años, fue electo edil en 2015, es Licenciado en Ciencias Políticas y escritor.
Su libro “Jesús de Valizas” lleva varias ediciones y lo ha presentado en el país y en Argentina. Está escribiendo su segunda novela la que espera mandar a imprenta a fin de año.
En su participación en el programa Hay otra historia de radio Fortaleza, analizó su trabajo en el Mides, respondió todas las preguntas respecto a los planes de asistencia y a las críticas según las cuales el gobierno hace clientelismo político a través de esos planes.
“No es cierto que el Mides regale plata. Esa idea quedó muy asociada a lo que fue el primer plan de emergencia donde estaba sí el Ingreso Ciudadano .Ese plan no existe desde el año 2009 cuando se pasó al Plan de Equidad.
Hoy el Mides tiene varios programas y no se regala plata. La tarjeta Uruguay Social no le cambia la vida a nadie y no es un ingreso que permita vivir de eso porque está en función de la cantidad de hijos que tenga el hogar . Lo que recibe una persona sola o que tenga un hijo es menos de mil pesos por mes y si el núcleo familiar tiene hasta cuatro hijos , lo que recibe está en el entorno de los dos mil y algo, dos mil quinientos pesos . La Tarjeta Uruguay Social de monto duplicado, es para familias que están en situación de vulnerabilidad muy grande .En el caso de familias en esas condiciones que tengan cuatro o más hijos la asistencia anda en los cinco mil pesos. Si una familia tiene ocho hijos va a cobrar lo mismo que si tuviera cuatro, no más”.
“En todo el país, a diciembre de 2016 había 73 mil tarjetas Uruguay Social , tanto las simples como las duplicadas. Son 73 mil núcleos familiares”.

“En relación al tema de las contrapartidas es como aquello de qué está antes, si el huevo o la gallina. Si hay familias en situación de extrema vulnerabilidad que están así desde hace dos o tres generaciones por los contextos críticos en los que viven ¿qué contrapartida se les puede exigir? Es un poco desde la comodidad que tenemos los sectores medios y altos de decir que deben dar algo a cambio de lo que reciben. Está bien, pero ponte en el lugar de quien está desarrapado, en la lona, y en todo caso fortalécelo primero y que después pueda volcar a la sociedad” .

“El programa Uruguay Trabaja atiende a personas con problemas de empleo, con dificultades para encontrar y mantener un empleo . Hacen tareas básicas de mantenimiento de edificios ,albañilería y diferentes actividades . Tienen talleres donde reciben capacitación laboral, de cómo presentarse a una entrevista de trabajo , cómo desempeñarse en el trabajo, el relacionamiento , se les enseña computación y se les atiende la salud bucal. Es un programa que intenta fortalecer a esta población generándole buenos hábitos de trabajo, de presencia, de cumplir normas y horarios. Básicamente es una contraprestación , cumplen tareas que sirven a toda la comunidad mejorando espacios en centros CAIF, en escuelas, instituciones públicas en general”.

“Hay una pobreza estructural que se mantiene en el cuatro o cinco por ciento de la población que es el núcleo más duro. Hay que atacar más profundamente el problema que sufre ese núcleo y el de la indigencia”.

LES INVITO A ESCUCHAR LA CHARLA ENTREVISTA COMPLETA CON RODRIGO TISNÉS,