En 1999
espectador.com
El director de cine Bryan Singer ("X-Men") se enfrenta
a una acusación por presuntamente abusar sexualmente de un menor en
1999, según una denuncia presentada en Hawai que confirmó la supuesta
víctima en una conferencia de prensa en Los Ángeles.
El denunciante, Michael F. Egan III, declaró ante los medios que fue "violado numerosas veces"
en una mansión de esa ciudad californiana donde se celebraban
habitualmente "sórdidas fiestas" en las que los invitados, relacionados
con la industria de Hollywood, estaban desnudos y mantenían relaciones sexuales con adolescentes.
Egan, que ahora tiene 31 años, contaba 15 cuando en 1998 entró en contacto con los residentes en aquella mansión a través de un compañero de estudios, Scott Shackley, que era el hermano menor de uno de ellos, Chad Shackley.
Los Shackley compartían vivienda con Marc Collins-Rector, quien presidía la empresa Digital Entertainment Network (DEN).
Egan se había mudado a Hollywood desde Nueva York con su familia para conseguir tener una carrera como actor y modelo y a sugerencia de un agente.
Tras entrar en contacto con Collins-Rector y Shackley, Egan fue puesto en nómina de DEN y recibía 2.100 dólares semanales que, según dice la denuncia, servían para "manipular" al joven con fines sexuales.
Egan indica que había otros menores en situación similar a la suya y que no solo recibía dinero, también regalos extravagantes y viajes en aviones privados.
Según el relato del denunciante, Bryan Singer era una de las personalidades del cine que acudían a la fiestas en aquella casa donde en numerosas ocasiones Collins-Rector le forzó para sodomizarlo, incluso a punta de pistola, y le amenazaba con arruinar su futura carrera en el cine.
Egan declaró que Singer también se aprovechó de él y le obligó a practicarle sexo oral en un jacuzzi para después someterlo a un coito anal.
Tras aquel encuentro, la denuncia asegura que los abusos de Singer continuaron durante un tiempo y en diferentes lugares, entre otros en Hawai en 1999 donde Egan dijo que fue drogado y obligado a aceptar los deseos de Singer que, a cambio le prometía papeles en películas como "X-Men" y anuncios.
Egan señala que es heterosexual y que nunca consintió las relaciones sexuales por las que ha estado en terapia durante años hasta que finamente se decidió a hablar, si bien su madre ya puso los supuestos abusos en conocimiento de la policía y el FBI en 2000 pero su testimonio "cayó en oídos sordos", dijo.
Egan, que ahora tiene 31 años, contaba 15 cuando en 1998 entró en contacto con los residentes en aquella mansión a través de un compañero de estudios, Scott Shackley, que era el hermano menor de uno de ellos, Chad Shackley.
Los Shackley compartían vivienda con Marc Collins-Rector, quien presidía la empresa Digital Entertainment Network (DEN).
Egan se había mudado a Hollywood desde Nueva York con su familia para conseguir tener una carrera como actor y modelo y a sugerencia de un agente.
Tras entrar en contacto con Collins-Rector y Shackley, Egan fue puesto en nómina de DEN y recibía 2.100 dólares semanales que, según dice la denuncia, servían para "manipular" al joven con fines sexuales.
Egan indica que había otros menores en situación similar a la suya y que no solo recibía dinero, también regalos extravagantes y viajes en aviones privados.
Según el relato del denunciante, Bryan Singer era una de las personalidades del cine que acudían a la fiestas en aquella casa donde en numerosas ocasiones Collins-Rector le forzó para sodomizarlo, incluso a punta de pistola, y le amenazaba con arruinar su futura carrera en el cine.
Egan declaró que Singer también se aprovechó de él y le obligó a practicarle sexo oral en un jacuzzi para después someterlo a un coito anal.
Tras aquel encuentro, la denuncia asegura que los abusos de Singer continuaron durante un tiempo y en diferentes lugares, entre otros en Hawai en 1999 donde Egan dijo que fue drogado y obligado a aceptar los deseos de Singer que, a cambio le prometía papeles en películas como "X-Men" y anuncios.
Egan señala que es heterosexual y que nunca consintió las relaciones sexuales por las que ha estado en terapia durante años hasta que finamente se decidió a hablar, si bien su madre ya puso los supuestos abusos en conocimiento de la policía y el FBI en 2000 pero su testimonio "cayó en oídos sordos", dijo.